Pedro Humire
Pedro Humire Loredo, (Socoroma, XV Región de Arica-Parinacota, Chile, 30 de junio de 1935). Poeta, escritor, músico, artesano, filósofo y profesor. Es uno de los poetas indígenas más importantes de Chile, aunque aún no se le reconoce su trayectoria, legado cultural y contribución al patrimonio chileno e indígena.
Nació el 30 de junio de 1935 en el pueblo precordillerano , en la provincia de monte patria Parinacota, Norte de Chile. Aunque sin dudarlo antepone su identidad a la nacionalidad chilena que posee: “Soy más aimara”, asegura.
Sus padres fueron don Daniel Humire Carrasco y doña Jesusa Loredo Gómez, es el menor de 9 hermanos. Casado con la señora María Isabel Rodríguez Cabrera con quien tuvo 2 hijos, Emilio Felipe Humire Rodríguez y Pedro Kurmi (arcoiris) Humire Rodríguez. Estudió en la Escuela Normal “José Abelardo Núñez”,Santiago y posteriormente estudió lingüística y Literatura en la Universidad de Chile, Santiago.
Escribe con pasión al Tata Inti (padre sol) y Pachamama (madre tierra) desde lo ancestral, al actual sincretismo que ha desbordado el pueblo aimara en la zona andina de Sudamérica, entre Bolivia, sur del Perú, Noroeste Argentino y norte grande de Chile. Ha ganado varios premios de poesía y composición musical aimara. Es autor de varios libro de poesía como Parinacota y Sukurumampi Piñalulina.
Inspiración
Su don para la literatura despertó desde muy temprano, a la misma edad en la que tomó conciencia de la discriminación con la que conviviría el resto de su vida por ser indígena. “Desde pequeño ganaba los concursos literarios, pero ponían a leer mis poemas a niños con aspecto más europeo, de ojo azul, yo sólo los escuchaba, siempre apelaban a la buena presencia”.
Se convirtió en maestro rural, porque inicialmente fracasó en su intento por ingresar a la universidad y, aunque cree que es probable que su obra literaria no sea tan prolífera por los años que pasó enseñando, considera que valió la pena por el respeto al medio ambiente que logró inculcar y por la difusión que ha hecho de la cultura aymara, esta última es su verdadera profesión, a la que entrega sus horas y talentos.
Y es que hacerlo es necesario, está convencido de que sin el pensamiento indígena este continente se viene abajo y agrega con desilusión: “nuestros países no evolucionan porque se mantienen a la copia de Estados Unidos y Europa, todo cambio que se hace en la educación o en la economía no apunta al cambio espiritual e intelectual del hombre”.
Su afán por transmitir esta filosofía le ha traído tanto satisfacciones como sufrimientos: siguiendo el camino de la música y la palabra ha ganado premios universitarios y nacionales de poesía y canción indígena; siguiendo el camino del activismo político, al apoyar al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, obtuvo poco más de un año de detención como preso político al inicio de la dictadura del general Augusto Pinochet, permaneció cautivo en el Estadio Nacional de Santiago por casi dos meses y posteriormente fue trasladado al campo de concentración de Chacabuco (norte de Chile). Al quedar libre permaneció internado por un año en un hospital de la capital gracias a los daños pulmonares causados por los golpes que recibió durante ese periodo.
A pesar de todo no se arrepiente, luchó para evitar lo que hoy es una realidad, que empresas mineras franco-estadounidenses se instalaran en territorio aymara, despojando a este pueblo de sus aguas y tierras. Para que la situación se revierta confía en el de una pequeña parte de los jóvenes, “esos que se han cansado del peso del neoliberalismo y de esta cultura aplastante”.
Actualmente las armas de don Pedro ya son sólo su pluma y papel, y su infaltable quena y charango, instrumentos originarios que parecen ser los únicos elementos que tienen el poder de provocar sonrisas en su rostro fatigado. Además de recordarnos que la valorización y redescubrimientos de los pueblos originarios de américa latina es indispensable para el desarrollo de la sociedad moderna.
Premios y reconocimientos
1960- En la escuela normal “José Abelardo Nuñez" se distinguió ganando un concurso de cuento.
1963-1965 Colaboró acertadamente con Manuel Dannemann y Raquel Barros en el Departamento de Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile. No obstante no fue mencionado por Dannemann en la “Enciclopedia del Folclore de Chile.
1963- Premio por poema "Parinacota", otorgado por Ateneo e Ilustre Municipalidad de Arica.
1964- Difundió instrumentos musicales como charango y la quena en Santiago de Chile, en el Programa Chile Ríe y Canta, y muchos festivales. Este es el primer acercamiento de la música aymara al folclore urbano, el mismo que dio origen al canto nuevo con Violeta Parra, Víctor Jara y muchos otros.
1966- Es el primero y más joven escritor aymara en aparecer en 1966 en la “Antología de la Poesía del Norte”, libro de la editorial universitaria.
1967- El recordado escritor nortino Mario Bahamonde seleccionó sus poemas: PARINACOTA y ANICETO TABLEDO.
1977- Ganó el concurso de poesía Facultad de Letras, Universidad de Chile con el poema “ Aquí la Gente se Olvidó de los Nombres de los Cerros”.
1983-1985 En la Universidad de Chile ganó dos veces el Festival de la Canción Universitaria. En 1983 con JISKALALA, en 1985 con la canción: EL PEDAGOGICO.
1999-2002 Dos veces obtuvo el premio de poesía Indígena de Chile, versión aymara, en 1999 con AKA JACH’ A PAMPA (Esta larga pampa) y en 2002 con el poema UMA (agua).
2003- Dos veces obtuvo mención honrosa en narrativa. LOS OCULTOS DÍAS DE JULIÁN MAMANI. Universidad Católica del Norte, con el relato de un niño aymara del PACHALLAMPE.
MONTE PATRIA AMADA
un cantar quiero para mi monte patria
con el amor de un campesino
que a la patria, la pachamama
cada mañana saluda
cuando la claridad asoma por el cerro guayaquil,
por el cerro san Juan,
por el cerro de la antena,
que al mirarlos se van de mi las penas
por el rió grande se van mis sufrimientos
cada vez que miro sus aguas al atardecer,
como si en los arreboles de las laderas
y las olas del paloma hacia abajo
estuviese el amor de los indios
que su inmenso corazón nos dejaron
y no nos damos cuenta que aquí vivieron,
dicen que desaparecieron
¡nooooo
Aún existen y ellos le dan la fuerza a nuestro canto
¡canta indio o mestizo monte patrino
aún que la vida te presente los escollos mas difíciles
y las pruebas mas dolorosas del destino
¡ canta al amanecer y en todo momento
canta cuando tu corazón mas flaquee
y asi podamos abrir las melgas
para los sombríos de nuestros hijos
que nos Irán siguiendo en el camino
¡canta monte patrino
hasta que te escuche
la voz de los indios que aquí primero sembraron
y te escuchen los corazones de nuestros hijos
que sembraran mañana y siempre
las semillas eternas de monte patria
HERMANA MAMÁ
hermana mamá, mamá hermana
a dónde quiera que fueras
yo a tu encuentro
iría.
si al cielo vas
allá yo voy.
si al inmenso desierto te vas,
allá yo iré.
si a aquella helada puna fueras
yo a tu encuentro
iría.
si al mank’asaya (1) fueras,
allá yo iré.
si al araxsaya(2) fueras,
allá yo iré.
si al otro lado de la cordillera
a la gran selva,
te vas
yo a encontrarte
iría.
QUENA
Mi tío Bartolomé tocaba quena de metal inca,
cuando todas las casas estaban ya cubiertas
de sombra. Sí,así era,
Sentado en la base de piedra de la puerta de su casa
hacía sonar su quena de bronce aymara.
Tocaba extrañamente lejano en el tiempo.
Mi padre se paraba en el zaguán(l) a oírlo
y luego en la cocina nos decía:
" Tu tío toca bien el único"
Nosotros no entendíamos su forma de tocar
Tocaba extrañamente lejano en el tiempo.
¿Qué forma de tocar sería aquella?
Nosotros, lluq'alias (2) o waynas (3)que habíamos
vivido mirando y midiendo cañas, quebrada
arriba y quebrada abajo Cañas de canutos(4)
argos y sonoros para hacernos una quena.
nosotros que éramos su semilla,
nosotros que veníamos en su mismo río
No podíamos entender el mensaje milenario
de aquel anciano.
¡ Aaah mi pueblo aymara !
(1)Zaguán = Ancha puerta colonial que da al patio interior.
(2) Lluqallas= Chiquillos, muchachos en aymara.
(3) Waynas= Jovencitos en aymara.
(4) Canutos= El largo entre nudo y nudo de cada caña.
UMIRI - MISTURASKI
En torno a un poema (aymara) de Pedro Umiri [Humire]
por Andrés Ajens
Hay un yarawi - ¿canto y/o poema? - de Rufino Phaxi Limachi, poetamauta del lado de Tiwanaku, incluido en su libro AYMAR YARAWIKU, Inmenaqubol, La Paz, s/d, que comienza catando de frente la cosa e indagando sin ambages:
Preguntas todas para quien viene o lo que viene, para lo que en cualquier caso aún no logramos identificar del todo, y acaso por eso mismo nos resulte de entrada algo extrañante, infamiliar, desazonante; pero la cosa es que viene y desemboca - lengua mediante - de frente o de frentón, al encuentro. Anudar la pregunta por la proveniencia de algo o de alguien a la de su lengua, no sólo conllevara recalar de entrada que toda experiencia de lugar (más o menos habitable) es a la vez experiencia de lengua inscribiéndose, que no hay 'lugar' sin 'lengua' y que un eventual encuentro, de provenires por de pronto, no se diera en la fusión o confusión de lugares o lenguas; se diera, si se da - permítasenos esta económica formulación viejonueva extrema - en una cierta ex-periencia (prueba riesgosa y travesía) marcada antes que nada por el co- y por el entre-: peripecias de un lugar común inidéntico, arrojo copioso de lengua en lengua.
Aka jacha [o jach'a, 'vasto', 'inmenso', 'amplísimo'] pampa - lo que Pedro Umiri traduce por Esta larga pampa - respondiera doblemente a esta interrogación bifronte acerca del lugar de proveniencia como lengua que (se) da lugar.
Alguien - el/la 'hablante' si se quiere, en primerísima persona singular: naya - memora y desea. Memora un tiempo, tiempo de la puna aymara (uka sunir aymar pacha), de las subidas desde la pampa a la puna - una serie de topónimos puntean un cierto itinerario de memoria: Challiri pampa (planicie del challador), Titiri pampa (llano del gato montés), Kuniwa pampa, Sili Sili pampa, Purtisuwilu, Kakina -; un tiempo en que yo era joven (uka pach naya ñapini / waynatatwa), un tiempo de hacer escuela (uka pacha / walpini puritwa / iskuyl lurañatwa: en ese tiempo / bienvenido era / a hacer la escuela), un tiempo de plenilunio (urt'apacha) y de amanecer (qhanatpacha), un tiempo de apacentar (awatiñ pacha) y de sembrar (satanñ pacha), un tiempo que coyunta su multipilicidad de quehaceres y acaeceres en una raíz verbonominal insistente en Aka jacha pampa, raíz que guarda la entrelazadura aymara entre 'tiempo' y 'lugar', para no hablar por ahora de 'mundo': pacha. Pero, anticipáramos, no se trata aquí de un entrelace de una memoria simplemente memoriosa o cognitiva sino de un recuerdo deseante, de una memoria-querencia:
Recuerdo y querencia: un querer de vuelta, de vuelta de y a esa vida y tiempo de la puna como deseo de volver a nacer, de volver a venir como guagua o niño desnudo al mundo en despoblado, transcordilleranos páramos (mayne sunir / wawachañat munstwa). ¿Qué hay de ese deseo de vuelta - esa vuelta del deseo - remarcado en el pasaje citado tanto por las raíces mayni- y kuti- como por el sufijo enfatizante -pini-wa (¡nomás!) y por el verbo munaña (querer, amar)? ¿Un volver, un querer de vuelta simplemente nostálgico? ¿Introyección sin más de la criptácea inscripción de una perdida querencia y agravación de un duelo de veras sin término? ¿Pérdida a pura pérdida? ¿El narcisismo mismo - primario sino primitivo? ¿O hay otra cosa que ya se anuncia, pugna o preanuncia en tal deseo y que él mismo anticipa como venidero o como lo que está en trance de advenir...? Kutinirispawa dice y traduce Pedro Umiri: que volviera no más. Para catar la laya de esta vuelta deseante habríamos de ir, decir romance, a las raíces; a las raíces de la lengua, de (la) otra, por de pronto, de la aymara (aymar sap"a). La raíz kuti tal vez - pero con un tal vez que remacha la conjunción espacio-temporal aymara, tal 'ahoraquí' (aka pacha) - de paso decida algo. Tempraneramente kuti habrá venido siendo traducido al romance migrante en su forma nominal por 'vez' (así, Bertonio, 1612: mäkuti, 'una vez') y en su enraizamiento verbal, en todas su prolíferas derivaciones, por 'regresar' y '(de)volver' (así: kutiña, volver, kutinxaña, volver al sitio de origen, kutisiña, responder, volver sobre lo dicho, kutiyaña, devolver, retribuir; Bertonio, L., De Lucca, M., Yapita, J. de D., et al.). De modo que esta vez la vuelta tendría parte entreverada con tal vez, con las vicisitudes, giros y rodeos temporales (vez emparéntase precisamente con vicisitud... y vice versa). Mayúsculas vicisitudes, de cierto, de y del tiempo: como un temporal, como un invierno boliviano en medio (de un) despoblado pre- o francamente cordillerano, o de nacida - wawachañat munstwa -, desnudas guaguas imberbes, pachakuti y don nadie recién llegando de parte alguna y mutis - despoblados de lengua.
El término pachakuti se da a leer muy entre líneas en el poema de Pedro Umiri: Uka sunir aymar pacha kutinispiniw. Acaso diríase que tal recolección es incisión de lengua, tal lengua operando una cesárea necesariamente riesgosa, forzando la entendedera - lengua que en la fortaleza castellana se conjuga a ratos (también) en masculino: [un] lengua, esto es, un lenguaraz o traductor (y a su vez una lengua, como lo fuera Malinche o Malintzin, con Cortés, y Anayansi, con Balboa), tal Phelipe o Felipillo y aun don Martinillo con Pizarro. En tal término - que a su vez es un comienzo - confluyen las raíces pacha, 'tiempo-espacio-mundo', y kuti, 'vuelta' o 'torsión de la vez', lo que sugiere la traducción: flexión, torno y/o trastorno epocal (sin necesaria connotación catastrófica, pese a que, lo evidencia el antecitado Bertonio, con la introducción del cristianismo en el Ande haya habido quienes hicieran de pachakuti sinónimo de Juicio final). Aparte del dato consabido de situarnos ante una experiencia temporal cíclica en su torsión, vuelta y vez, antes que creacional-progresista, lo que más ha de pachakuti la propia voz pachakuti es, a mi juicio (provisorio y no Final, se entendiera), que marca meridianamente la intensa vecindancia quechua / aymara. Tanto pacha como kuti forman también parte del léxico quechua y los contemporáneos sapientes (aún) no concuerdan cabalmente si se trata de un préstamo quechua al aymara o vice versa, u, otra vez, si ambos comparten una proveniencia, un mismo léxico o "fondo" común(1). Pues si bien uno de los Incas que conquistaran lo que luego sería el Collasuyo (esto es, el actual occidente de Bolivia más el sur del Perú, el norte de Chile y el noroeste de Argentina) se llamara precisamente Pacha Kuti Inka Yupanki (1438-1471), donde esta vez Pacha Kuti viniera a indicar plausiblemente un tipo de dignidad real, en la medida que la saga incaica retrotrae al lago Titicaca su lugar de proveniencia no sería descabellado suponer una primera influencia o irradiación colla aymara o protoaymara sobre el grupo que luego comandaría el Incario y sobre la lengua de su expansión imperial, vuelta luego por los españoles 'lengua general' de Conquista y de Evangelización, el runa simi o quechua. En cualquier caso, pachakuti da cuenta que el aymara hoy por hoy, más allá de sus variaciones regionales (que en el caso del texto de Pedro Umiri son patentes sobre todo en sus terminaciones verbales), no sólo se nutre de préstamos, imposiciones y/o apropiaciones del y desde el castellano sino también y antes del quechua (tal como, guardando las infranqueables distancias, el castellano, tal engendro de latín vulgar, con respecto al árabe y, de otro modo, al griego en su momento).
Vuelta pues, de vuelta al poema, al poema de vuelta: a un tiempo, tal morenada en la puna, dos giros más - y a marear me comienzo:
De tantas vueltas, de tanto subir dando vueltas, de tanta mistuña (subir, pasar de un lugar a otro más alto), de tanta misturaña (salir, emerger como brotar de renovales de árboles), de tanta mistura, me pierdo. Es como si el voltear en lo enrarecido del aire tuviera a ratos un efecto de veras trastornante, fuertemente alterador y/o enajenante, y el poeta comenzara a hablar (en) lenguas - aquí en romance. Ya lo decía un cronista imperial que pasaba por sobrio: los indios hacen los borrachos más graciosos hablando en lengua española cosas donairosas (NOTICIAS POLÍTICAS DE INDIAS, P. Ramírez de Águila, 1639). Que la inscripción poética pueda dar lugar a efectos encantatorios, embriagantes y/o de trance, a historias vistas y teniendo en cuenta especialmente que el poeta aquí se apellida Umiri ('bebedor'; del verbo umaña), nada tiene de tan raro. No tal, pues, sino: ¿qué hay de esa pérdida de la que, girando, alude Aka jacha pampa? ¿Qué hay? ¿Aún ay? ¡Qué giro! Tal pérdida - temporal: en subiendo - en primerísima y singular persona, de lo llamado 'propio', de la llamada 'lengua materna' - y habremos de recalar de entrada que esa maternidad es cada vez un modo de la urdidura -, no se da como pérdida sin más ni pura pérdida: en medio del temporal, de vuelta del pachakuti de lenguas, otra cosa se entrevera, y aun otra lengua. ¿No ha sido acaso cada vez lo propio de la lengua poética, de la poesía como lengua, un cierto irse de lengua o salirse de sí, de exapropiarse y desquiciarse ella misma como madre o matriz venerable? ¿No habrá sido por demás lo (im)propio de una cierta poesía moderna - entre The Waste Land, de T. S. Eliot, e In eins, de P. Celan, por nombrar sólo a dos - abrir el poema a más de una lengua? (Esto es: remarcar el más de una lengua que se da ya en una misma ya repartida lengua). ¿Y no habrán sido las jarchas, tal inicio o protoinicio de la lírica romance castellana, una decidida mistura, un resuelto paleopalabrear entre lenguas? Y si bien hay pérdida y pérdida o, si se quiere, mezcla y mistura (una que consuma la fusión o confusión pura y simple, si tal hubiera, campo propicio para la reafirmación de todos los poderes preconstituidos, y otra que abre campo, interpelando a una alteridad aún incierta - inapropiable de veras, indomesticable - y a un improbable im/posible encuentro), Aka jacha pampa de Pedro Umiri - mistu misturista mediante - mistura nomás, y en alza...(2)
Lugar de proveniencia como lengua que da lugar: entre lenguas, tal co-
lar y tal . s . a . l . i . v . a . b
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.. . .. .... . . .. . ... . . . .. ..s
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.. . .. .... . . .. ... . o: dado devuelto, 'kutt'ayta' jupa jumar sistam: apuro azar - y entre sístoles y diástoles, akax chuyman aruwa, entrerritmo y corazonada intercordillerana, nomás aire... al paso de las yaretas... - fuera:
naya aymar chuyma
juma aymar chuyma
taxpacha chuymanaxa
kutinirispiniwa
NOTAS
(1) Es lo que sugiere El cantar del Inca Yupanqui y la lengua secreta de los incas, de R. Cerrón-Palomino, revista Andina n° 32, Cuzco, 1998, pero que Idioma de los Andes, Linguística e historia, Lima, 2002, de Alfredo Torero, cuestiona.
(2) La letra chica archidiscrimina. Para decir: cálese el archirriesgo de quien pretendiera sacramentar (esencializar) la llamada 'mezcla' (tal fusión) versus la llamada 'mistura' (interalias, con-veniencia y/o en-cuentro). Y a la vez: sin riesgo de mezcla indiferenciante nada arriesgaría una mistura (y la improbable im/posibilidad de un entrevero se esfumaría, pues entrevero sin riesgo - ¡todo un programa! - ni desencuentro fuera). Mistura también y mucho más es el estilo de Guamán Poma de Ayala consigna J. M. Arguedas, quien retrotrae a Vallejo el punto cimero del conflicto del idioma en el Ande ('Entre el kechwa y el castellano / La angustia del mestizo', in INDIOS, MESTIZOS Y SEÑORES, Horizonte, Lima, 1989).
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