Zoé Jiménez Corretjer (1963)
Zoé Jiménez Corretjer (Puerto Rico, 1963). Catedrática en el Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. Estudió su doctorado en Pennsylvania. Ha publicado 13 libros: Lógicas del extravío: Anatomía existencial en la poesía de José María Lima (2010). Un libro reciente de cuentos: Las Camelias de Amelia (2009), su novela Puerto Nube (2008), los poemarios: Rosa Náutica (Madrid, 2008), Sala de espera (2007), Antigua Vía (2007), Cánticos del Lago (2007), el libro de ensayos ganador del Premio Nacional de Ensayo: La mano que escribe: Literatura, arte y pensamiento (2007). Su poemario La boca de la verdad está próximo a salir en Ediciones Puerto. Igualmente, una edición bilingüe en español e italiano titulado: Adagio saldrá este año en Italia.
Otras publicaciones son: una colección de relatos fantásticos: Cuentos de una bruja (2000) y sus primeros poemarios: Poemanaciones (1992), Crónicas Interplanetarias (1991) y Las menos cuarto (1985). Publicó también la investigación titulada El fantástico femenino en España y América: Martín Gaite, Rodoreda, Garro y Peri Rossi. (2001): San Juan, EDUPR, una investigación crítica comparativa sobre escritoras españolas e hispanoamericanas.
POEMAS
LA BUENAVENTURA
Bienaventurados mis enemigos
porque ellos me dan fortaleza.
Bienaventurados los que me odian
porque en ellos está mi premio.
Bienaventurados los que me apuñalan a espaldas
porque ellos confirman que soy sagrada.
Bienaventurados los que critican lo que mejor hago
porque en ellos está mi Confirmación.
Bienaventurados los que rompen la sintaxis
porque en ellos están los adjetivos más hermosos.
Bienaventurados los que no hacen y sufren
porque me dejan crear.
Bienaventurados los que no escriben
porque yo sigo multiplicándome.
Bienaventurados los que no tienen nombre
porque de ellos será el reino del Olvido.
Bienaventurados los que patalean
porque prueban que mi sangre es útil.
Bienaventurados los que tienen la cara roja
porque me dejan ver su maldad.
Bienaventurados los que se retratan
porque me dejan conocer lo débil de sus armas.
Bienaventurados los que me cambian la cara
porque me dan a conocer su temor.
Bienaventurados los que buscan y rebuscan
porque de ellos será el Vertedero Infinito.
Bienaventurados los que infaman
porque así me sobra Principio.
Bienaventurados los cobardes
porque me devuelven la Honra.
Bienaventurados los que pierden su tiempo matando
porque yo doy Vida.
Bienaventurados los estériles de la dignidad
porque en ellos está mi Orgullo.
Bienaventurados los parapléjicos de la conciencia
porque me aclaran el Camino.
Bienaventurados los que abusan del poder
porque hacen que mi presente progrese.
Bienaventurados los que se pudren en vida
porque de ellos es el sarcófago de la carretera.
Bienaventurados los que odian mi nombre
porque me recuerdan quién Soy.
Bienaventurados los que me cortan los pies
porque me enseñan hacia dónde Voy.
Bienaventurados los que tratan de silenciarme
porque afirman mi Procedencia.
Bienaventurados los que no me nombran
porque están escribiendo mi nombre en la Lista de la Eternidad.
Bienaventurados mis enemigos
porque me regalan Sabiduría.
Bienaventurados a todos mis enemigos
porque me permiten estar en el libro de la historia
Bienaventurados a todos los bienaventurados,
porque con su buenaventura Soy, Bienaventurada.
LA MÚSICA DE LAS ESFERAS
Muerdo fósiles debajo del agua.
Me dejo llevar por la cascada de azufre
llena de peces
La tortuga es la balsa de mis ojos
que se adentran en el frío de esta tierra
llena de hormigas
Bebo el agua musical del fondo
la esencia olvidada de las esferas
perdidas
que se enroscan en la cascada
junto a las serpientes dormidas.
EL PASADO
Hoy, la casa pequeña
Habitan los topes
las cabezas tiranas de la guerra
Ruinas que construyen
mi anhelo
un tomate verdaderamente
rojo en el abismo
de mi cielo
El pasado a veces lo miro
y son semillas infértiles
colgadas de la pared
Doy vueltas en la rueda
de los siglos
con el suelo limpio
y nubes vistiéndome rivales
celestes en el pelo
He regresado a mi huerto
he retomado el camino viejo del orégano
la ruta de las hojas perfumadas
Nacen en el agua los espejos
y me asomo
politeísta, inerte
con los brazos en copa
enfrentando el ciclo
llena de fuego
Paz que consumo frente al calendario
Ronronea el cielo
murmura el horizonte
el vaso de hielo
voy despertando y
quiero caminar
cansada de volar
de rebuscar en los ojos
de dios los mil delirios
Algo de estropajo húmedo
me envuelve ya seca
desvestida de hormonas
que me bautizan un nuevo pellejo
Algo de resignación
en la vuelta del círculo
repetición que abre los ojos de la sabiduría
He aprendido a callar
El dolor es rutina en el hueso
tuétano triste en el viento
que me ve la sonrisa tímida
Entre los lagartos y yo
hay secretos
Un pacto que hormiguea la tierra
llena de huevos
La hoja del plátano confisca el sol
y me llama, lenta, cómplice
del entendimiento
Papeles blancos
flor que abona la ventana
y los lirios
Lava que se acumula en mi memoria
Tengo el pecho lleno de inscripciones
amores cuneiformes
diluvios ancestrales
Y es que ha pasado el tiempo en frente de mi puerta
y la mano y el ojo
se han saludado azules
ciclópticos, elípticos, callados.
ANTIGUA VÍA
Yo quería contarte historias
de serpientes y de estrellas
y te vi valiente en tu nube
y solitario de vientos
Quise enseñarte las hebras
de mi voz y mi garganta
de ave
porque me creí de tu especie
y de tu piel
Me vestí de hierbas
y aluciné una espera llena de luz
pero tú reprochas mis palabras
de leche y miel
y no comprendes que estoy hecha
de cíclopes
que soy el eco de un viñedo
en flor
y que añoro corretear en los jardines del fuego
girando en flor entre caminos
y huertos teñidos
No comprendes que miro
el algodón con tristeza en la sangre
y busco piedras que edifiquen mis pisadas
más allá del este
más allá del volcán que nombramos
en el recuerdo
Yo te tomé de la mano sin ortigas en los dedos
para recorrer el hilo
de los cielos desnudos
para pintar rupestres los besos
de una antigua vía
OFRENDA
Te ofrendo leche y manteca
céfiros en la punta de mis dedos
para señalarte
para que no te quedes como estatua
petrificada
en medio del tiempo
en medio de esta isla acongojada
e infértil
Traza, escribe
sobre estos cuadernos de mi isla rota
el legado de tu sonrisa sobre mi cuerpo
y vierte
entre las rocas
el nombre de tu herida.
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