Antonio Lussich
Antonio Dionisio Lussich Griffo (23 de marzo de 1848, Montevideo - 5 de junio de 1928, idem.) fue un armador, arboricultor y hombre de letras uruguayo.
Era hijo de Filip Lukšić, marino mercante croata llegado al Río de la Plata en 1840 de la isla de Brač en la costa dálmata en Croacia, y de la italiana Carmen Griffo. Se educó en el Colegio Alemán de Montevideo. Tuvo varios hermanos, entre ellos, Arturo, quien sería un destacado político blanco.
Afiliado al Partido Nacional, se alistó en 1870 como soldado en el ejército de Timoteo Aparicio contra el gobierno de Lorenzo Batlle, así como en la Revolución Tricolor de 1872.
Cultivó la literatura gauchesca, destacándose su poema "Los Tres Gauchos Orientales" (Coloquio entre los paisanos Julián Giménez, Mauricio Baliente y José Centurión sobre la Revolución Oriental en circunstancias del desarme y pago del ejército) fue considerado por Jorge Luis Borges un antecesor del "Martín Fierro" del argentino José Hernández. Participó junto a Elías Regules, El "Viejo Pancho", Javier de Viana, Juan Escayola, Martiniano Leguizamón y Domingo Lombardi entre otros, de la publicación "El Fogón" más importante que tuvo la región del género gauchesco, que viera la luz en septiembre de 1895 fundada por Orosmán Moratorio y Alcides de María.
El 5 de octubre de 1896 adquirió 1800 hectáreas de terreno virgen en Punta Ballena, en las inmediaciones de la actual Punta del Este casi sobre la costa del Río de la Plata e inicia su gran obra, la creación del Arboretum Lussich, un enorme jardín botánico natural. En 1909 participó, junto al Intendente de Maldonado, Juan Gorlero, en la reforestación con pinos marítimos de la Isla Gorriti, cuya fauna y vegetación original había sido devastada por un incendio en 1894.
En 1917 vendió su participación en la compañía naviera fundada por su padre a la Administración Nacional de Puertos para dedicarse a tiempo completo a su pasión.
Falleció en 1928, y está enterrado en Punta Ballena.
Obras literarias
Los tres gauchos orientales (Imprenta de La Tribuna, 1872)
El matrero Luciano Santos (1873)
Cantalicio Quirós y Miterio Castro (1883)
De El matrero Luciano Santos (1872)
Consejos a Eullari
Y hoy hablo a los orientales,
y también al Presidente,
que se trate sabiamente
de suprimir tantos males;
y tuitos seamos iguales
sin reparar la color,
pa que unidos al reedor
de este pabellón glorioso,
alumbre eterno reposo
su puro y brillante sol.
Te hundes suelo querido
en un cañadón sin fondo,
esto lo dice un redondo
que nunca letrao ha sido.
No es juersa, ser escrebido
para conocer el mal
y veo Patria oriental
que siguiendo en ese rumbo,
como mamao dando tumbos
vas por un caleagüesal.
No hay más remedio a tus penas,
no hay más corte a tus tormentos,
no hay atage a tus lamentos
si no rompes tus cadenas:
hoy te tienen como agena
los hombres sin corazón,
que su sola aspiración
es pegarse donde hay plata,
y te arrastran por la pata.
A tu ruina y destruición.
Yo soy un triste paisano
que pa lay soy gallo ciego,
pero a naide me le ayego
pa que me tienda la mano;
gracias a Dios soy liviano
para poder trabajar.
Y eso no me ha de faltar
por los güesos de mi agüela,
nunca seré sanguijuela
que el oro me haga pegar.
Nunca almita se lo imploro,
don Ellaura, el Presidente,
que lo rodee esa gente
para chuparle el tesoro,
le prosiarán más que loro
para hacerlo convencer,
y si logran otener
lo que piden, ¡Cristo mío!
Me lo sambuyen a un río
o lo cuelgan de un cordel,
Sea güeno, con los güenos,
castigue fiero a los malos,
no sirve atacarlos al palo
cuando el torsal es ageno.
El coraje es el terreno
que usté debe de pisar,
y no se deje atrasar
por gefes, ni por menistros,
sino como a santo cristo
me lo han de crucificar.
Menudee sin compación
al que sea insobordinao,
dende el último soldao
hasta el que lleva galón.
Dé, a quien tenga, la rasón
dejesé de compadradas,
cuando la gente es malvada
caigales por sobre el lomo
ansí como cai a plomo
el agua de una quebrada.
Entre fuita aquella gente
que usté sólo es quien elije,
en la openión no se afije
sino que sea entiligente,
honrada, y tan delijente
que haga feliz a esta tierra
tan destruida por la guerra,
y siembra güena semilla
que ansina, se verán trillas
hasta en la cumbre e la sierra.
Castigue de corazón,
al que tenga mucho empeño
ensoliviar a su dueño
lo que es de su posesión
nunca le dé salvación
al que es vorás y cuatrero,
y verá el gran hormiguero
de ladrones acabar.
Y a gritos se oirá alabar
su gobierno justiciero.
A los gefes dé de baja
que a costa de los soldaos,
en poco tiempo han llenao
las maletas y la caja.
Si el pasmo no les ataja
a quien manda batallones,
le han de cobrar las raciones
para gente nunca vista;
pero jamás verá en lista
que por hambre hay reserciones.
Ni con su hermano se case
en custiones de servicio,
pongale freno al desquicio
pa que naide se propase,
y nunca dejo que pasen,
las cuentas sin revisar.
Eso lo debe mirar,
con doble vidro en los ojos,
sino, tal vez que los piojos
por güeyes le hagan pasar.
Larguesé de sopetón
cuando el clarín toque diana,
a la lista de mañana
en cualesquier batallón.
Y allí verá esa ocasión
como el número ha mermao,
de los nombres que le han dao
ni con la mitá se encuentra.
Y el resto en la caja dentra
del que el apunte ha llevao.
Enseñelé como a niño
al gefe más copetudo,
que con la lay nunca pudo
ni la hermandá, ni el cariño.
Tome el ejemplo en Patiño,
que con sueldos y raciones,
aforró bien los riñones
llenó la pansa y belsico.
Mientras tanto sus milicos
finaban de privaciones.
Con albertencia y con maña
escuelas mande poner,
para que pueda aprender
el gaucho de la campaña;
porque es disgracia tamaña
en tiempos tan alentaos,
ver tanto prioyo negao
más duro que una muraya,
que sólo marcan sus rayas
con la hoja del embenao.
Con los pobres no sea duro
cuando le falten razones,
ni largue contribuciones
que los pongan en apuros,
si usté lo hace, yo le juro
en nombre de la gauchada,
que no ha de faltarle nada
para que viva tranquilo,
y siempre hallará un asilo
en medio a la paisanada.
Atráquele a los Pulperos
una multa cada mes,
y descuélguese con tres
a los carros bolicheros,
que son los más pijoteros
y amigos de mogoyar
nunca nos quieren fiar
y son ellos porque lauchas,
hay que pelarles la chancha
pa que apriendan a tratar.
El pingo de la nación
lleveló siempre tranquiando,
sólo vayale aflojando
en busca de la ocasión
no largue de sopetón
pueden cortarse las riendas,
al ñudo es que usté se prienda
si su flete se desboca,
tal vez le raje la coca
ande ni el diantre lo atienda.
Aunque se li haga aparcero
mil alforsas en el cejo,
oiga paciente el consejo
que quiere darle un matrero:
nunca se apegue al dinero
del país; para no pecar,
hagaló siempre tapar
de modo que no se vea,
y el pueblo oriental no crea
que usté es capás de uñatiar.
Pa final de tanta prosa,
al que salga redomón,
mandeló sin compasión
a lo el coronel Mendoza;
que allí con yerbas sabrosas
el genio le domará,
y mansito quedará,
como el humilde cordero.
Esto es lo último aparcero
que le pido y me dará.
Me ha puesto ya ronco el canto
tiro al suelo la guitarra,
si he sido un poco chicharra.
La causa son mis quebrantos,
sepan que Luciano Santos
como pueta y payador,
le ha de correr al mejor
sin mirar tiro ni cancha;
y el que quiera la revancha
se la dará este cantor.
Sólo respeto a un amigo
que le soy lial como un perro,
es el gaucho Martín Fierro
y con orgullo lo digo,
yo cabrestiando lo sigo
y siempre lo he de seguir.
Juntitos hemos de dir
siguiendo el mesmo destino,
que orientales y argentinos
siempre aliaos han de vivir.
Pues luchando como hermanos
en mil combates nos vimos,
y a los tiranos hundimos
y a la patria rescatamos.
Gloriosos lauros ganamos
ande el libre batayó,
Paysandú e Ituzaingó
son recuerdos inmortales.
¡Y con sangre las señales
de nuestra unión se marcó!
El matrero Luciano Santos (Fragmento)
Prosecución de los tres gauchos orientales
Antonio D. Lussich
Al señor don Rafael Hernández
[Coloquio entre los paisanos Julián Giménez y Centurión]
Coloquio entre los paisanos Mauricio Baliente y José Centurión
MAURICIO BALIENTE
¿Por acá don Centurión?
Bien haiga con su madrina
¡A que al rastro de una china,
se ha largao esta ocasión!
CENTURIÓN
Ni por pienso dio en el punto,
le diré él porque llegué:
de mi pago me ausenté
por librarme ser dijunto.
BALIENTE
Esa es cosa muy formal
y serio se pone el caso.
CENTURIÓN
Dentro de un rato amigaso
oirá el gran merenjenal.
¿Y a usted que tal le va yendo?
BALIENTE
Medio cordial de salú
pero de riales a flüs
de esta cancha van juyendo.
Pucha que se ha güelto viejo,
tiene la barba y el pelo
como esas nubes del cielo
de un blanco medio azulejo.
CENTURIÓN
¡Que quiere amigo Baliente,
las penurias de esta vida
me han puesto el alma abatida
y el corazón impotente.
Tanto he sufrido cuñao
tan mala ha sido mi suerte,
que muchas veces la muerte
al Cielo se la he clamao.
BALIENTE
Siempre triste don José
porque ingrato es su destino;
corte hermano otro camino.
CENTURIÓN
¡Si el mesmo sino tendré!
BALIENTE
Nunca sea desconfiao,
son cambios que tiene el hombre,
y quien por ellos se asombre
jamás saldrá bien parao.
CENTURIÓN
Quiera oír su voto el Cielo,
y sus palabras de aliento
no se pierdan en el viento,
trocando en suerte mi duelo.
BALIENTE
Suelte a volar su carancho,
y cuente la albersidá
que lo ha traído por acá,
abandonando su rancho.
CENTURIÓN
Para la oreja aparcero,
escuche y no se me asuste,
que tuito el desbarajuste
le contaré por entero.
BALIENTE
Tiene pronta mi atención,
estoy dispuesto a escucharlo,
largue el royo sin cortarlo
de esa fiera rilación.
CENTURIÓN
Mas antes de rilatar
acomodaré a mi obero,
que por él salvé este cuero,
que quisieron ojalar.
BALIENTE
Metaló aquí en la ramada
y tomando un cimarrón
me contará la aflisión
de esa su alma atribulada.
¡Ah! ¡Pingo para un apuro!
Y de yapa que es cruzao.
CENTURIÓN
Montando en él, no hay venao
contra mis bolas siguro.
Esa suerte Dios me dio
ni al más pintao embidéo,
no muento maula ni feo
demasiao maula soy yo.
BALIENTE
No se achique mi aparcero,
como cuadro es de valer,
¡porque sin merma ha de ser
aquel gaucho terutero!
Que otro tiempo jue el primero
pa la guerra y el amor,
pueta de menta y cantor
letrao de labia y de cencia
su nombre siempre en la ausencia
fue alabao como el mejor!
CENTURIÓN
No amigaso, con los años
todo se pierde en la vida,
lo que fue ilusión querida
hoy se cambió en desengaños.
BALIENTE
Boy a prender un tisón
¿Tiene mistos compañero?
CENTURIÓN
¡Cuando le ha faltao yesquero
al que es gaucho de fogón.
BALIENTE
¡Ah terne! Siempre el mesmito,
sólo en el pelo ha cambiao,
y el cuero más chamuscao,
pero en genio, ni un chiquito.
CENTURIÓN
Y usté tamién ño Baliente,
con su peso y con su calma
da caídas que van al alma
¡y queman como aguardiente!
BALIENTE
Alcance de aquel montón
charamujas pa quemar,
verá en un rato chispiar
como yesca este fogón.
Sirba de más, de ahí arriba
descuelgue aquel asador,
tengo un asao de mi flor
para templar la barriga.
¿Su buche ha de andar flacón?
CENTURIÓN
Como maleta vacida.
BALIENTE
Ganelé, pues, la partida
y delé doble ración.
Aura trate de domar
ese vientre tan arisco,
si se amansa del peyisco
nos saldremos a pasiar;
de paso lo he de llevar
a una güena pulpería
y aunque sea con lejía
mamaos hemos de salir;
¡Para que tristes vivir
pudiendo haber alegría!
CENTURIÓN
¿Pero digamé cuñao
tan sólo se encuentra aquí?
BALIENTE
Si siempre solo viví,
y solo, el mundo he traquiao.
Pa las hembras soy curao,
pues no me enriedo en sus tientos
soy libre como los vientos,
como en el aire el chajá;
y el amor nunca me hará
salir del pecho un lamento.
CENTURIÓN
De una piscoira me habló
cierta vez, que había tenido,
y siguiendo a su partido
de esa prenda se ausentó,
la que de pena murió
(Dios la tenga en santa gloria),
pero siempre en su memoria
ritratada la tenía;
cuasi lloraba ese día
cuando rilató su historia.
BALIENTE
Olvide ño Centurión
ese recuerdo tan triste,
que mi pecho no resiste
y me parte el corazón;
cuentemé la rilación
de lo que a usté le ha pasao;
qué trifulca lo ha obligao
abandonar la querencia,
tal vez su sola alvertencia
de algún pango lo ha salvao.
[Muerte de un teniente]
CENTURIÓN
Voy a contarle Baliente,
que por poco mi peyejo
en un cañadón lo dejo
dijuntiao por un Teniente,
que sirve con la otra gente
y me quiso madrugar,
saqué el cuerpo, por parar
el golpe y pelé mi corbo,
y en menos que se echa un sorbo
pa el otro mundo jue a dar.
BALIENTE
¿Cómo jue eso don José?
CENTURIÓN
Lo que está oyendo derecho
y en pelea pecho a pecho
contra el hoyo lo largué.
Su gefe me lo mandó,
como güeno yo colijo,
a sorprenderme de fijo
porqué al rancho se dentró;
Y ahí no más me preguntó
si era blanco o colorao;
yo que en la vida he negao
la openión en que nací,
le dije, que blanco fi
dende que el mundo he pisao.
Ya me pretendió atrasar
y quiso cairme de hachasos,
sin recularle ni un paso
esta, le mandé guardar;
y de hay me largué a ensillar
ya una partida venía,
para enterrarme sería
si había estirao la pata.
BALIENTE
El tiro por la culata,
velay les salió ese día.
CENTURIÓN
Cerré piernas al crusao
y él quedó allí pataliando,
su gente estará rezando
que no muera condenao,
intértanto yo he salvao
por no ser tan mal ginete,
y a las patas de su flete
debe este gaucho la vida;
¡Que es cosa muy desabrida
el perderla al santo cuete!
El muerto estará en el cielo
pueda que Dios lo perdone,
mientras yo mil afliciones
voy pasando en este suelo.
BALIENTE
Ansí en el mundo es la suerte;
hoy contento se creerá,
mañana tal vez tendrá
que hacerle frente a la muerte.
[Lamentos]
CENTURIÓN
Con que siguiendo mi cuento,
de mi cancha me ausenté
y en mi crédito yegué
aquí, bebiendo los vientos.
BALIENTE
Sigún oigo en su rilato
¿le caín al blanco sin pena?
CENTURIÓN
Como prendá que es agena...
BALIENTE
¡Pues ese no ha sido el trato!
CENTURIÓN
Otras veces solebaos
cuanti menos lo pensamos
de nuestros pagos templamos
pa puntos no imaginaos.
BALIENTE
En cualquier albersidá
con güena o con fiera suerte,
un rancho de mala muerte
y un amigo, aquí hallará.
CENTURIÓN
Pero lo mesmo que a mí
siguro estoy que algún trance
sin esperarlo lo alcance
haciéndolo juir de aquí.
BALIENTE
Tal vez que tenga razón,
estoy medio maliciando
que esta gente anda buscando
pegarnos algún malón,
con el cual nuestra openión
caiga engüelta en la redota
pa echarnos como pelota
rodando de lao a lao.
Y ellos se pondrán cuñao
hasta el encuentro la bota.
CENTURIÓN
¿Se acuerda cuando el desarme
que en mi fogón nos riunimos
y en plática allí estuvimos?
BALIENTE
¡Cómo no he de recordarme!
Eso no podré olvidarme
lo tengo en mi pensamiento,
y cargo siempre a los tientos
los dichos de ño Julián
que han sido, son y serán
pa mi memoria tormentos.
BALIENTE
¡Bien aiga, usté lo decía
que acabarían los males
pa todos los orientales
y el color se olvidaría;
nunca pensarlo debía
tratandosé de un partido
que pa nosotros ha sido
como peste, de corsario,
y ha dejao pior que calvario
a este suelo tan querido!
CENTURIÓN
Yo creíba que aquel tratao
que acabó en sólo un momento
con los muchos sufrimientos
de este pueblo disgraciao,
juese el golpe que había dao
por tierra con la openión.
Pa que tuitos en unión
iguales ante la lay,
no tuvíesemos más ray,
que nuestra constitución.
Pero triste rialidá,
malvao engaño y falsía
del gobierno que aquel día
firmó en la paz la igualdá,
que la mesma libertá
iban todos a tener.
Giménez lo supo ver
y con razón desconfiaba.
Él a esa paz no pasaba
sabiendo lo que iba a ser.
Todo jue un merenjenal,
una embroya, la más fiera,
otra mancha a la bandera
del pobre pueblo oriental.
Mancha de sangre hermanal
que nunca será lavada,
pero siempre recordada
como la infame traición
de los que por su ambición
jamás se han parao en nada.
[La Inscripción electoral]
BALIENTE
Si bochinche jue el tratao
La Inscrición se volvió embuste,
la Elisión un barajuste
y hasta embroya lo arreglao.
Nos hizo pango el Embiao
que de Güenos Aires vino,
¡Mal aiga que en el camino
al barco que aquí lo trujo
lo habiese echao algún brujo
en medio de un remolino!
CENTURIÓN
Sosieguesé don Mauricio
no se caliente al botón;
cuentemé esa rilación
de tan machaso estrupicio.
BALIENTE
Ni ganas me dan cuñao
de hablarle de estos amaños,
porque verá el desengaño
de cuando alabó el tratao.
CENTURIÓN
Deje de andar con rodeos
largue cháguara al rilato
no perdamos tan güen rato
tan sólo en el preludéo.
BALIENTE
El tal bochinche aquí ha andao
como bola sin manija.
Nos han llevao a la fija
de muy lejos atrasaos;
muertos han resucitao
y saliendo de sus hoyos
se han largao a dar apoyo
a la gente del gobierno;
¡Librenós Dios de ese infierno
con semejante tramoyo!
CENTURIÓN
¿Qué dice usté ño Baliente
y eso como podrá ser,
El muerto que ha de volver?
Si compriendo que reviente;
serán brujos esa gente,
haga el sino de la cruz,
de no va a haber repeluz
entre nosotros lueguito.
No le merme ni un chiquito
quiero ver clara la luz.
BALIENTE
Tube que ver al alcalde
para mi nombre inscribir,
y qué me oigo yo decir?
Que tuito va a ser debalde.
El porqué le pregunté,
«No eche pelos, él me dijo,
si en esta cayó de fijo
El partido en que esta usté».
Bide el apunte ¡Dios mío!
Ponga atención por favor.
¿Se acuerda de aquel cantor
muy mentao, ño José Pío,
que de un tajo en el vacío
hace unos años murió?
Ese mesmo apareció
figurando pa votar.
Si es cosa que hace rabiar
¡Cómo esos hombres, canejo
con tan cobardes manejos
nos quieren embozalar!
CENTURIÓN
Si han hecho lo que han querido,
algo ansina me ha pasao,
fi por ver al condenao
del Juez de Paz del Perdido...
¡Jue pucha que gran bandido!
Pare la oreja Baliente
y verá si entre esa gente
hay uno para elijir:
todos son hasta morir
pa que el diantre los avente
BALIENTE
¿Alguna otra del poder?
Caracho que se aprovechan
creen cosa sigura y hecha,
lo que ni está por hacer.
CENTURIÓN
Aura verá, no se apure,
que oirá cosas muy amargas.
BALIENTE
Véngase pues a la carga
no las deje que maduren.
CENTURIÓN
Con Cisneros nos juntamos
por tomar nuestra balota,
y como liales patriotas,
pa la alcaidía rumbiamos.
Cuando a la casa llegamos
había una gran riunión,
de gefes de la nación,
es decir, del presidente,
muy armaos hasta los dientes
pa impedirnos la Inscrición.
Ya no me gustó el pandero,
y medio medio arisquié,
pero sólo reselé
por no meterme al chiquero.
Mi compadre jue el primero
que con ellos retozó,
y a un gefe le preguntó
si firmar le permitía,
que siendo oriental quería
cumplir la lay que se dio.
Nos miró de arriba abajo
Y al humo quiso venirse
Diciendo: «Yo haré inscribirse
a estos blancos del barajo;
hay que sacarles el cuajo
si quieren andar maliando.
¡Que pilchas! Di aonde ni cuando
nos han ganao el tirón,
y lo que es esta ocasión
¡ya pueden dirse apretando!».
Dispués de mucho insultar
y tratarnos de palomos,
dijo que a juerza de plomo
él nos había de enseñar;
yo lo quise atropellar
mas la razón me decía,
que darles gusto sería
pues eran muchos pa dos,
¡Tal vez pronto quiera Dios
que le recuerde ese día!
BALIENTE
Ño José, si pretendemos
el tomar güena revancha,
habrá que hacer la pata ancha
que algún día subiremos,
y entonces ya lo veremos
a ese compadre tan quiebra,
que hoy tal vez por la giñebra
la echaba de guapetón,
en infame humillación
arrastrao como culebra.
CENTURIÓN
La sangre quema mi pecho
al recordar ese insulto,
en él está bien oculto
y a su rastro voy derecho,
u juramento yo he hecho
que lo tengo que cumplir,
buscándolo he de vivir
en ranchos, montes, taperas;
si lo encuentro sea ande quiera,
¡lo mato, o he de morir!
BALIENTE
Me gusta ver su valor
la vida poco le importa,
lo mesmo come una torta
que toparselé al mejor.
Pa paquete, es de mi flor,
pa peliar como el primero,
pa cantar como silguero
pa bailarín sin igual:
¡es este gaucho oriental
de güena yerba entrevero!
CENTURIÓN
Dejesé pues de alabar,
ni dé corte a mi prosiada,
eso es poco o cuasi nada
de lo que le he de contar
Algún día ha de venir,
que los que son blancos puros
se encontrarán, le asiguro,
sin tener donde vivir,
y lejos debrán morir
de esta patria ansí esquilmada
que grita desesperada:
«Basta tigres de ambición,
cansada esta la nación
de verse tan esplotada.»
BALIENTE
Yo esa paz no la quería
su resultao desconfiando,
y ya ven si está pasando
lo mesmo que les decía.
¿Ande están las galantías
con que tanto han balaquiao?
Yo nunca habiera tragao,
la carnada de ese ansuelo;
de sonso no tengo un pelo
y es güeno ser desconfiao.
CENTURIÓN
Ya el cimarrón anda mal
y está fieroque da asco.
BALIENTE
Saque del juego el churrasco
y alcanse la guampa e sal,
dispués podremos rumbiar
pa la casa del pulpero
¡jue pucha! Mozo pueblero
de güen modo y agasajo
es un gallego ¡barajo!
Pa amigo como el primero
CENTURIÓN
¿Y cree que en ese letrao
se pueda tener confianza?
BALIENTE
Como en la hoja de mi lanza
que nunca se me ha doblao.
CENTURIÓN
Usté sabe, yo ando mal
y si me tienden el lazo,
les mostraré que ni un paso
recula el güen Oriental.
Si muero, ha de ser legal,
peliando, muere el valiente,
no le importan diez ni veinte
al que ha presentao su pecho
por defender el derecho
atacao injustamente.
BALIENTE
Dios nos dé conformidá
cuando se sabe sufrir.
CENTURIÓN
Quiero mil veces morir
que perder mi libertá. 480
BALIENTE
¡Ah gaucho nunca podrá
negar que viene de raza!
CENTURIÓN
No gringa sino criollasa
y como tape chascudo.
Nunca sé aflojar al ñudo
ni el mejor letrao me pasa.
BALIENTE
Es lindo ño Centurión
ver un hombre ansí resuelto,
y que sepa dar el güelto
si se ofrese la ocasión;
que no se afije en porción.
Y no le importe la vida,
él siempre tendrá salida
ande quiera se presiente;
que el que es gaucho deligente
¡no lo arroya una partida!
CENTURIÓN
No crea que el caldo es grasa
porque la ve por ensima;
cuántas veces se le arrima
un falso amigo y lo atrasa,
si usté con naide se casa
y solebao quiere andar,
dormido lo han de agarrar
aunque sea terutero,
hasta el zorro más matrero
se ve en su nido apretao.
Ha de tener un cigarro
pa poder hacerle gasto,
por qué yo sólo con pasto
lo puedo armar o con barro.
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