Lola Martínez
Lola Martínez, nació en Tobarra (Albacete, España) el 16 de marzo de 1957 y reside en Vilamarxant (Valencia). Cursó estudios de Historia y Diplomatura de Enfermería en la Universidad de Valencia. Es cofundadora de la editorial Derzet i Dagó donde dirigió la colección de poesía escrita por mujeres, y también de la Asociación de Escritores en Red Marqués de Bradomín de la que fue vicepresidenta hasta 2011. Perteneció al grupo de poetas “La Literonáutica” y “El Literonauta” desde las cuales difundió la poesía escrita por mujeres y participó en el programa de “poesía en las calles”, auspiciado por los Ayuntamientos de Villena y Burujón.
Participo como poeta y editora en diferentes ferias del libro en España y Europa. Ha participado como invitada en el “XV Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el país de las Nubes” (Oxaca, México), “Encuentro Latinoamericano de Poetas” de la Universidad de Phoenix (Arizona), I Fecuentro Internacional de poetas en Ciudad de México y Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde (Zacatecas, México).
Ha publicado los siguientes libros de poemas: “Bruixes- Brúixoles” (EDT Derzet i Dagó), “La voluptat del groc” (EDT Derzet i Dagó), “Catavientos” (EDT Betania), “Las piernas de la libélula” (EDT Visión Libros, colección Li-poesía) y “Sayal” (EDT La Cuadrilla de la Langosta).
Ha traducido al valenciano la obra “Albricia” de Soledad Fariña con el título de Albíxera.
Sus poemas han aparecido en las revistas españolas Aljamia (Valencia), Ateneo de Almería (Almería), Chiva más viva (Valencia) y Tirano Banderas (Madrid). Tiempos Hispanos de la Universidad de Delaware (EEUU), Solaluna de la Universidad de Phoenix (EEUU).
En cuanto a narrativa, ganó el primer premio en el concurso “Un minuto de amor” de Radio Cinco (RNE) con el cuento “Café del tiempo” y ha publicado cuentos en “Antología de microcontes” (EDT Oikos, Barcelona).
Entre sus publicaciones colectivas destacaremos: “Homenatge als trovadors”, “Homenatge a Joan Brossa” y “Vint-i-una poetes valencianes”en la EDT Forest D’arana; “Doce más uno” EDT Minor Netwok (Toledo); “Mujeres Poetas en el País de las Nubes” EDT Centro de Estudios de la Cultura Mixteca y “La mujer rota” de Literalia Editores (México), entre otras.
Ha dado recitales de sus poemas en diferentes ciudades españolas y en Arequipa, Quito, Buenos Aires, Santiago de Chile, Zacatecas, Oaxaca, México DF, New York, y Phoenix, entre otras.
Té escondí en un poema oriental
con pocos versos, como pinturas de oración
y en una cajita de nácar perfumada de loto.
Te soñé corriendo las calles de Estambul
llenas de gente sin cara
que envidiaban tu risa.
Te perseguí por caminos
cobijada en un tren
donde crujía la madera
imitando el sonido de tu voz.
De repente me despierto
en la mesa de un café
mirando esa foto en la que bailas,
la repaso deteniéndome en los detalles
pensando en como pedir disculpas
por el paseo de mis ojos en tu cuerpo.
-
Aquel último hueco
no conoce su geometría
se sueña entre bautismos
meciéndose en un pulgar
sin percatarse del peldaño
que tiene su garganta
Huele a casualidad
y al llanto que se hunde
cuando cae una libélula
-
Al despertar salta
la arena de las manos
es el instante reticente
que perfuma las canas
de una almohada fresca.
La estrategia de la mañana
huele a secreto de luciérnaga
y a mantel de las visitas
cuando vuela la libélula
sobre tu mano y muere
-
Quién no ha muerto
desde alguna orilla
con la traición del deseo
escondiendo la llave
en el nudo negro
que cierra la puerta
que te aprieta el pecho
DUERMEVELA
-I-
Susurro un vuelo
desde mis ojos
a la orilla de tu cara,
desde lo eterno del labio
a lo peregrino de tu ceja.
Es la inútil fatiga
del colibrí
llorando silencios
en el quicio de una estrella
para acabar en el estanque
del alba sin regreso
- II -
Amiga de las tardes
de las letras oscuras
del trapicheo del viento
amiga de verde chillón
de mis zapatos de nube
de mis versos de espuma
te espero amiga,
sin sabiduría de abrazo
con impaciencia de libélula
-III -
Veo que llora
desde el duermevela
coja de un oído
abierta al viaje
al secreto de ayer
a la encarnada abertura
desde el duermevela
nace la niebla de ángel
la ribera del misterio
y la pena de una estrella
Ni me mires
Los huesos salen por el escote,
comida de perros,
anhelo de Hydra
cayendo entre las grietas de la piel
El agujero de una tarde con truenos
absorbe la malsana idea
de la carne en busca de amor;
la sangre corriendo por la cara
no deja ver que se cierra un ojo
Nada hay tras una mano abierta
el perdón del cuerpo humillado
pasea su tiempo por los brazos
como un cangrejo en marea baja
Si los labios no están pintados
los dientes se verán blancos
si la carne se vuelve débil
es comida de anteayer
A Juana Castro
Sin más, corren los días
por el tamiz del verso
a la espera de un botín
saciante como el pan
Atan una posibilidad
con un cordón de zapato
para que ni una piedra
pueda escoger el dardo
o el grito huésped
que altere lo establecido
La seguridad de lo cierto
la fe que blinda la casa
y el rumor adormecedor
de una hoguera ciega
dan paso al casto sueño
de una sangre vieja
-
Ya sueña mi pestaña
ebria, curva y fuerte
que la mece la luna
en su seno sinuoso
Ya se mueve una rama
desde el azul que corre
hasta la gran cruz del sur
desde el vino que bebí
hasta esa copa de sol
Me agacho ante la puerta
de mi gran mala suerte
suplico cobijo al alba
doblegando la rodilla
y camino entre el ruido
etéreo de rojos efluvios
que entran por mi boca
en un ataúd de llanto
-
Alto es el rumor
del esfuerzo fingido
en un hilo de pena
caído en los huesos
sin enmendar el llanto
-
Decidió volver por no saber
si lo que deseaba era ir
El único movimiento posible
fue caminar sobre sí misma
Las paredes sorteaban límites
la oscuridad era tan alargada
tan compacta, tan insalvable
que las posibles elecciones
parecían muros de pizarra
con los que juega el tiempo
Prendió una barrita de incienso
para envolver el olor del aire
desde un minuto a otro
Nada podía hacer
que le evitara detenerse
en su recorrido previsto
agotando el destino
La soledad fue lo que encontró
-
Sobre la reticencia de la piel
la lengua es como un musgo
que va velando su traje
hasta hincarse de rodillas
sobre los silencios que cuelgan
-
Flotando por la cintura
se escapan los besos
hacia la soledad del cuello
y la noche cavila
sobre sus caderas
cómo sería bailar
de puntillas por tu sueño
-
El hilo de aquel deseo
es débil y amenazante
cauteloso y coloreado
huele a gintonic de jengibre
y perfora como la polilla
el cielo de las palabras
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