DANIEL WENCE
(Morelia, Michoacán, México 1984). Estudió la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Publicó los poemarios: Nada de incrustaciones, en la colección La ceibita (Fondo Editorial Tierra Adentro-Conaculta, 2010); Astrolabio de astronauta (Sueño Colectivo, Espacio Libre y la Ciudad de los violines, 2012). Compiló el poemario Notas de Atar, E-book que se presentó en el marco del XI Jazztival de Morelia, Michoacán. Ha colaborado en diversas revistas y periódicos (impresos y digitales) nacionales y extranjeros como Oráculo, Tierra Adentro, Revista Cronopio, Vozquemadura, y más. Fue miembro editorial de la revista contracultural Clarimonda de Morelia, Michoacán. Parte de su obra se encuentra en los libros Olvidados y excéntricos; Estampas mejicanas, de asuntos matriciales y otras celebraciones; 40 barcos de guerra; Anuario de poesía mexicana del Fondo de Cultura Económica, 2008; Turbulencia dosmilonce; Mapa poético de México; Antología del Vértigo de los Aires, Versos di-versos (Venezuela); Caracol Tijuana 2012, entre otros. Actualmente se profesionaliza en educación para la paz y desarrolla actividades literarias en comunidades del Estado de Michoacán.
Racimo de vagabundos
domingo de resaca
los vagabundos duermen en racimo
agua de florero sus babas hacen mares de conquista
barcos de papel barquitos
la niña
la pinta
la santamaría
y las otras
hacen fila de antro y minifaldas
fila de conquista
y yo le pongo un vagabundo más a mi racimo:
duérmete mi niño
duérmete en mis piernas
en mis ojos duérmete
escúrrete pétalo por mis tobillos sube
resbálateme por la espalda niño sin techo
sin techo de cielo negro
vamos a conquistar la tierra prometida
EN LAS MISMAS
qué mismas circunstancias tengo
para melancolar tu vuelo entonces
fue cuando me enamoré
de todos los nombres que tu nombre adopta
si yo pudiera saber de pájaros.
si fuera quién para el propósito
te vestiría de santo de cabeza de madre
y te estaría a todas horas
lo malo es que para escampar en ti
se necesitan flores del desierto
que no nacen ni crecen ni me cuentan
de un jardín que es remolino
para andar vueltas y vueltas cayendo
de trancazo en tu semilla
lo malo es que olvidé cómo sembrar
en tierras áridas baldías
qué misma tu cara se balancea de norte a infierno cansada
cansada de tanto ser. vista por el monitor de mis desórdenes
qué idéntica tu boca muy delgada se presenta nuevamente
matutina para dar los buenos días antes de que amanezca
y uno que esperó uno que escuchar canciones de los gallos
uno va presumiendo agua en el ojo por las calles aledañas
a las circunstancias donde acontece /
compahermano de batalla y fiesta
que me fui desprendiendo poco a poco de su nombre
Poemas del libro Nada de Incrustaciones del autor michoacano Daniel Wence, obra con la que Tierra Adentro inicia la colección "La ceibita" con la que festeja su 20 aniversario.
VAYALCALÚ
I
me preñaron Jaime tus párpados caídos y
desde entonces mastico tu silueta bailando
como tú buceando mediasvueltas cada
resquicio es soledad y me detengo a verla
reclamándole mis pasos derecha –
izquierda la palabra patética que digo a
todos los que no son tú cuando caricias
lágrimas y no estar solo perforan las
baldosas que solías pisar con la mirada en
busca de respuestas dime dime dónde
estás besando a tu mejor amiga mintiendo
mi historia desollándome a gritos me
preñaron tus párpados cañones apuntando
cada uno a alguna arteria
II
Vayalcalú se fue de casa en febrero de
1999 se ató una santavirgen a las pretinas
y mi mano se fue con él con su reloj
tictaqueándome en el paladar miré por la
ventana y lo alcancé otra vez la esquina
diciéndome el lugar perfecto para erigir
mi tierra mítica la de las mieles y las
abundancias enterré tu voz desafinada tu
primer poema y el tesoro que siempre
supe que escondías debajo quién sabe por
qué razones
Vayalcalú se acerca
Vayalcalú/ son las doce/ cuéntame una historia.
había una vez una tu madre
que contaba espinas
era blanca como el adobe
escuchaba caer los árboles
sin ningún asombro
sabía quedarse quieta
silenciarse
sí esconderse
Vayalcalú/ son las doce/ cuéntame una historia.
Esta es la historia de David
llamado Pedro por algunos
que venía a buscar a un hombre
que fue enterrado vivo que
Vayalcalú/ son las doce/ ¿por qué no avanza el tiempo?
Esta es la historia de Vayalcalú
que sabía quedarse quieto.
Que nos dicen que nos lleva el tren
a jugar con las palabras vengo
buscándote bajo la lluvia
ya no estás
caminito de tierra
tren al sur que no tomé
porque no
porque no quise
porque pude tener el miedo
entre los dedos
y escurrirlo por tus sombras
porque no
porque no estabas
de rodillas
imitando mi rezo
porque llueve adentro
como afuera no
tren al centro tuve
una ocasión para abordarte
una canción para llamarte
una erección para dejarme
incrustado en tu cuerpo
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