Leandro Lozano
(Argentina 1983) periodista y escritor, colabora con la página de rock “Al borde del tiempo” -donde mantiene semanalmente la columna “Residuos peligrosos”- y con la revista digital “Indie Hoy”. Varios poemas de él fueron públicos en diferentes blog de España.”Todo es una mierda” es su primer libro de poemas, editado en Chile por la editorial “La polla literaria”.
Todo es una mierda (La Polla Literaria, 2014)
Veo las botellas vacías tiradas
En el piso.
Los cigarros en el borde del cenicero y algunos quemando
La alfombra.
La tele en voz baja, la música al taco y la computadora llena de porno.
Así funciona la libertad.
Vi llorar a mi viejo en dos oportunidades:
Cuando murió su hermano de cáncer y cuando Independiente
Perdió contra boca con un gol que Palermo hizo con la
Nuca.
Me gustaría saber cuál de las dos fue más dolorosa para él.
Ahora estoy sobrio y me aburro.
Ahora estoy borracho y me deprimo.
Ahora quiero ser escritor y no me sale nada.
Ahora pienso que lo mío es la fotografía
y salgo a la calle con una cámara que compré
pero no hay un alma y hace demasiado calor para caminar,
me vuelvo a casa.
Ahora me llaman por teléfono y me dicen que tengo cáncer,
me pongo contento.
Ahora me llaman por teléfono y me dicen que tengo cáncer,
me siento algo triste.
Me parece que tendría que organizarme mejor.
Después de las tres de la tarde el domingo se hace infinito y lánguido. Comí, fume y bebí. Sobre la mesa quedaron restos de comida y vasos a medio terminar. Sin hacer ruido me acerco a mi pieza y me desmayo en la cama. Cierro los ojos para engañar al domingo.
Las sillas patas para arriba sobre la mesa.
Las baldosas mojadas y la botella por la mitad.
El sol reventando el vidrio del bar.
En la esquina la puta especialista en pajas.
Todo lo que abandoné quedó cerca, esperando que me vuelva a
equivocar.
Quemando el paisaje
Nos quedábamos en la terraza fumando y mirando el cielo: las
antenas, los cables negros llenos de electricidad y las
personas que parecían hormigas caminando con su bolsas de
supermercado. Cuando el sol desaparecía y el frío ganaba
lugar, destápabamos una botella y con el primer trago
quemábamos todo el paisaje.
El oficio de los de la esquina
Camino una cuadra entera al lado del pibe de cresta amarilla
y campera de cuero gastada. Se nos unen los pasos y cruzamos
al mismo tiempo la calle. En la esquina están los mismos de
siempre, fumando y bebiendo. Creo que esa forma de
abandonarse ya es un oficio para ellos.
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