MARÍA ESTER CHAPP
Poeta y ensayista argentina, nacida en Buenos Aires. Socióloga. Entre los diversos premios cuenta con el Tercer premio municipal de la Legislatura Porteña, mención en el Concurso Nacional de Tres de Febrero. Desde sus primeros años, casi adolescente, partió a Estados Unidos por intercambio estudiantil. Desde entonces “Hojas de Hierba” de Whitman, en inglés, ocupa un lugar preferencial en su mesa de noche. Su vida reúne magníficas experiencias de viaje por Occidente y Oriente. Todo es sabiduría que apreciamos en sus melodiosos poemas que tienen una raíz espiritual intensa y espontánea. Organizadora de grupos de lectura como el excelente Voces Latinoamericanas. Es un orgullo para nosotros contar con los poemas de María en nuestra ciudad literaria.
“La Sed” por María Ester Chapp (Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires,2004, 72 págs.)
-“El Ojo Peregrino” por MARÍA Ester Chapp ( Ediciones El Mono Armado, Buenos Aires, Argentina, 2008.)
Ojo peregrino
el parpadeo purifica
limpia los ojos del pasado
guía a lo más íntimo
donde alguien espera
en la alta frente un manantial
el parpadeo purifica
sudores confusión
inquietud de los cuerpos
el llanto lava cicatrices
tormentos de la especie
travesía del ojo peregrino
hasta que soporte la luz
Un ojo ve
un ojo ve
el revés de la trama
vislumbra eternos saberes
el oráculo libro
a orillas
del tiempo
irradia en la densidad
terrestre
N A G A S A K I
A Akira Kurosawa
un olor acre despedía el pájaro muerto
tú dijiste
”dad de beber a los sedientos”
antorchas de piel sublevaron el amanecer
nadie gritó sólo gemidos
sólo el deseo de agua
quizás tú sepas cómo es desear agua
mientras
la otra mejilla de Dios
todavía arde
y dice
“lavarás con luz y con silencio”
(La Sed)
LÁZARO
yacer en la sombra
zozobrar
breves pulsos de luz
en lo invisible
Lázaro Lázaro
los sedientos de estrellas
los que tejen solsticios en el fuego
hijos del sollozo
al borde de la copa fisurada
¿jamás morderán aquel manjar?
a pesar de todo yacen
en la huella abierta al infinito
huella que es destino
evocación del nombre sacro
a pesar de nosotros
por nosotros
Lázaro Lázaro
yacemos como vos
en el centro de la noche
cuajados de espanto y luz
(La Sed)
VÉRTIGO AZUL
el alma teje en el cuerpo
un tapiz con hilitos de luz
veloces hebras blanquecinas
casi agua fresca
el vidente ve en el laúd
agua fresca corre entre las piedras
el cuerpo este cuerpo tiembla
los huesos te amarran a la costa
la coronilla duele
un ave escribe alguien le dicta
desde el espacio
vuela hacia el líquido
con tintas de colores dibuja
señales en las manos
ángeles tejen con tu cabellera
ritos del vértigo azul
tejen y tejen con tu respiración
los secretos telares del mundo
O J O M A N S O
a Daniel Baremboim
a Horacio Hidrovo Peñaherrera
I
latitud cero anillo ecuatorial
aquí se puede girar como un derviche
por el vórtice ir hacia la esencia
pasear por los hemisferios
tejer un puente entre las músicas
tramas de brillantes dendritas
me siento en la silla
de la mitad del mundo
pienso en Ramallah Jerusalén
el desierto de Gobi
el verde sur de América
cierro mis ojos blandamente
para que el mundo entero
entre en la mirada
con el ojo manso
veo criaturas
danzar su danza
la delicada membrana
que nos une
(El ojo peregrino)
II
temblar en la mitad del mundo
en la casa de la humanidad
temblar como tembló
Guayasamín
como tembló Nagasaki
como tiemblan Irak y Perú
como temblaron los labios
del crucificado
una oración en el centro del mundo
una flor
en el centro de la capilla
en el centro del corazón
traspasa los abismos
una espada de luz
(El ojo peregrino)
P U E N T E
cada mirada deshoja su objeto
lo curva lo acaricia
devora la lejanía y lo abandona
necesito un puente
entre el ojo
y la flor de mil pétalos
el estrecho canal del río en lo alto
donde el ibis renueva su plumaje
y canta
para encontrar el poema
trazado desde siempre
en el espacio del fruto perfecto
la ribera este del Nilo
donde todo nace
A R G O N A U T A
en el ocaso del sentido
arena manos precarias
oscuridad sin preguntas
donde habito y no
mientras mi río interior baila
vastas coreografías
apenas vislumbro
el gran laberinto
la gran obra
ser a la vez vacío y fuente
ya no ser
y estar a salvo
mientras entrego estallidos
a la esfera azul
eterna balanza
donde todo perece alguien late
central transparente brilla
un sol en el crepúsculo
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