José Musso
José Musso Pérez-Valiente (n. Lorca; 26 de diciembre de 1785 - f. Madrid; 31 de julio de 1838), humanista, historiador, poeta y traductor español.
Fue miembro de la Real Academia Española de la Historia, de la Grecolatina, de la de Bellas Artes de San Fernando, de la Sociedad Económica de Valencia y de la de Ciencias Naturales. Sus padres fueron José María Musso Alburquerque y Joaquina Pérez-Valiente y Brost. Ella era hija del conde de Casa Valiente, por lo que José Musso recibió las primeras enseñanzas en su propia casa de parte del abate Chevalier, un sacerdote francés emigrado a España a causa de la Revolución francesa, educación reservada a nobles y burgueses acomodados. A los 10 años de edad se trasladó a Madrid para estudiar como alumno interno en el Seminario de las Escuelas Pías de San Fernando. En tres años, y acompañado de Chevalier, estudió humanidades, filosofía, matemáticas, álgebra superior, mecánica, hidráulica y dibujo. En 1797 volvió a Lorca con el fin de ocuparse de la administración de los bienes de la familia. Aunque realizaba esta actividad para no defraudar a sus padres, ansiaba y añoraba los tiempos en los que había estado inmerso en el mundo de la ciencia y el arte. Luchó en la Guerra de la Independencia Española con el grado de capitán; durante el conflicto se casó en Murcia con María de la Concepción Fontes y Reguera (1810) y formó parte de su Junta de defensa, enfrentándose al general Elío que no la acataba. Por entonces escribió unas Reflexiones sobre la naturaleza y último fin del hombre. Al terminar la guerra se dedicó a sus estudios helenísticos, centrados en la poesía de Safo y de Anacreonte, sorprendiéndole la muerte de su padre el 4 de julio de 1815. Favorable al levantamiento liberal de Rafael del Riego, se alistó en la Milicia Nacional en 1820. Nombrado alcalde de Lorca en 1821 e invadida España porlos franceses en 1823, se refugió en Gibraltar. Allí aprendió a la perfección el inglés y publicó en ese idioma una comparación del teatro clásico inglés con el español.
Pudo volver a España y se estableció en Madrid. Por entonces tradujo en verso el Áyax de Sófocles y el Heautontimorúmenos de Terencio, así como algunas Odas de Horacio. Escribió observaciones sobre algunas piezas de los teatros de Calderón, Lope de Vega y Cervantes, y sobre La Celestina, extractó el Itinerario de Alexandre de Laborde y su Viaje pintoresco; hizo también extractos y apuntes de la Historia de España de Juan de Mariana, de la de los árabes por Conde, y de casi lodos los cronistas e historiadores. Se propuso escribir la historia de la Guerra de la Independencia; pero, habiendo solicitado del gobierno que se le facilitasen los documentos que existen en los archivos y secretarías, su solicitud fue denegada desdeñosamente por Calomarde. Leyó once veces el Viejo Testamento, y el Nuevo dieciocho. También hizo versos él mismo y escribió un Diario (1829-1837), participando activamente en las labores lexicográficas de la Real Academia de la Lengua y las de la Real Academia de la Historia, donde se encargó especialmente de preparar la edición de la Crónica de Fernando IV. En 1833 murió su madre y un año después su mujer, ésta última de fiebre amarilla. Emprendió con ardor el estudio de las ciencias naturales, asistiendo diariamente y por varios años consecutivos a las clases de mineralogía, anatomía comparada, zoología, botánica, agricultura y química, como alumno matriculado, pese a su edad y sus honores. En la primera de aquellas ciencias oyó por tres años las explicaciones del profesor Donato García, cuyas explicaciones escribía diariamente. En la clase de química de Antonio Moreno, resolvió los problemas que éste le señaló, y escribió una disertación sobre las presiones y temperaturas de los gases; obtuvo diversos premios académicos. Nicomedes Pastor Díaz escribió su biografía en su Galería de españoles célebres contemporáneos. Madrid: Ignacio Boix, 1845, VII.
Bibliografía del autor
Obras, ed. José Luis Molina Martínez, Ayuntamiento de Lorca, Universidad de Murcia, 2004, 3 tomos.
Diario (1827-1838)
Memorial de la vida (1837)
Traducciones de varias obras de Quinto Horacio Flaco y algunas elegías de Publio Ovidio Nasón, Madrid, Imprenta Real, 1798
Extracto de El itinerario de Laborde, Cabrerizo, Valencia, 1817
Discurso gratulatorio al Señor Don Fernando VII, Rey de las Españas, por haber jurado la constitución política de esta monarquía. Premiado por la Academia Española en Junta de 15 de marzo de 1821. Su autor, D. José Musso y Valiente, vecino de la ciudad de Lorca. Madrid, por Ibarra, impresor de Cámara de S. M. 1821
"Noticia biográfica de Don Leandro Fernández de Moratín", en Obras de Moratín, Real Academia de la Historia, Imprenta Real, Madrid, 1830.
Colección litográfica de cuadros del Rey de España el Sr. D. Fernando VII, que se conservan en sus reales palacios, museos y Academia de San Fernando, con inclusión de los del Real Monasterio de El Escorial. Obra dedicada a S. M. y litografiada por hábiles artistas bajo la dirección de D. José de Madrazo, pintor de Cámara de S. M., Director de la Real Academia de San Fernando y académico de mérito de la Insigne de San Lucas de Roma. Con el texto por D. Juan Agustín Ceán-Bermúdez, consiliario de la dicha Real Academia de San Fernando, censor de la de la Historia e individuo de otras Academias, Madrid, 1826. Musso escribió los textos a raíz del fallecimiento de Ceán Bermúdez, libro XII.
"Memoria sobre los riegos de Lorca" (1833), en Tratado sobre el movimiento y aplicación de las aguas, tomo III, de José Mariano Vallejo.
Colaboraciones en La Minerva o El Revisor General (1817-1818), poesías originales y traducciones de los clásicos; El Chismoso (Murcia, 1822), carta sobre las injurias que este periódico vertía sobre él; Semanario Pintoresco (artículos sobre ópera; en 1844 reproduce algunos artículos de los que escribió para la Colección Litográfica, con el título genérico de "Galería de Pinturas"); en La España ("Estudios de la edad media", con motivo de la publicación de Doña María de Molina de Mariano Roca de Togores), en el Liceo Artístico y Literario (1837-1838).
Sermón sobre la Soledad de María Santísima (1838).
"De la certidumbre histórica". Aparecida en Revista de Madrid, 1838, pp. 131-154.
"De la existencia de Dios", en Revista andaluza, Sevilla, 1841, pp. 747-748.
"Discurso en acción de gracias leído en la Real Academia por don José Musso Valiente, al tomar plaza de honorario", en Memorias de la Real Academia Española, III, 1871.
ODA XVIII
A la Sra Da
J. C. de M.
enviándole una escribanía oculta
en un globo
Si más propicia que cuando
dio al Macedón India y Asia,
cumpliendo en mí poderosa
lo que Alejandro anhelaba,
del mundo me diera el cetro
la diosa griega y voltaria,
como hoy ese breve emblema,
pusiera el mundo a tus plantas.
Corto es el don, mas no, cierto,
comprado con sangre humana:
no las lágrimas del triste
verás que su lustre empañan.
¿Qué a ti con el mundo entero?
Del dolor mísera estancia,
presa de ambición y cárcel
de la virtud ultrajada.
Quien le esquivase es dichoso,
no dichoso quien le manda:
si la fortuna le sube,
le despeña la venganza.
¡Pluguiera al cielo que nunca
del hombre se apoderara
la locura de que el hombre
tema temblando su saña!
¡Oh si el tiempo consumiera
esas funestas hazañas!
¡O, justa, el arte de Cadmo
a oprobio las condenara!
No para que inflame el pecho
en ardor de gloria vana,
mas para que viva eterna
la virtud nos fuera dada.
Ministros de ella los vasos
que preparó mano sabia
para ti lleva escondidos
esa esfera en sus entrañas.
Tú, a quien los dioses han dado
impreso en femenil alma
alto ingenio que en varones
ha pregonado la fama,
No de tus hojas ofrenda
harás del vicio en las aras,
a quien el vulgo maligno
laureles dedica y palmas.
Verdad, modestia describe,
piedad materna, fe casta,
pura amistad, fiel desvelo,
y a ti misma te retratas.
Ojalá risueñas dichas
escribas en dulce calma,
la tristeza ponzoñosa
de ti por siempre alejada.
Como del amante esposo
premió el cielo la constancia;
vencedor de infame envidia
el que venció con la espada.
Como en valor y en ingenio,
viva de la madre estampa,
fue de todos aplaudida
madura esa tierna planta.
El primero yo, pulsando
ágil las cuerdas doradas
de mi lira, tus loores
diré ledo en canción grata.
32 M
Soneto
Húmida cuna diome el mar salado:
A mi elemento mano robadora
Crüel hurtóme, y nave voladora
Me apartó luego de mi suelo amado.
De aquella antigua forma despojado,
Industria su rigor fabricadora
Probando en mí, la frente brilladora
Ostenté, en nuevo ser mi ser mudado.
De Sena a Manzanares me destina
Fortuna, y más propicia a ti me lleva,
Prenda de puro amor, fiel sino dina.
Así la adversidad en dura prueba
Da resplandor a la Virtud divina
Y al VARÓN FUERTE sobre el cielo eleva.
LOS SUSPIROS DE UN AUSENTE
Vuelve a tu seno,
Vuelve, querida,
Pues no hay veneno
De tal violencia,
Que de la vida
Como tu ausencia
Pueda privar.
(Estribillo)
¡Cómo suspira
Mi pecho ardiente,
Y en su quebranto
Sólo respira
Con un torrente
De amargo llanto
Tierna lealtad.
Ya ni la fuente
Ni la alameda
Tiene aliciente;
Todo me embiste,
Todo remeda
La imagen triste
De mi pesar.
Vuelve a tu seno,
¡Ay!... si a tu lado
Mi pecho ansioso
Siempre gozoso,
Y en mil delicias
Siempre empapado
De tus caricias
Llegue a gozar;
Mi labio amante
Tendrá por tema:
“Ver tu semblante,
Sentir tu aliento
Y oír tu acento
Es mi suprema
Felicidad.
Vuelve a tu seno,
Cuando amanezca
Y resplandezca
Tan fausto día,
¡Con qué alegría
Mis tiernos brazos
En dulces lazos
Te han de estrechar!...
En vano, en vano
La ilusión grata
Que me arrebata
Tanto me halaga
Que en gozo ufano
Mi cruda llaga
Quiere trocar.
Vuelve a tu seno,
A tu presencia
Frutos y flores
En ramillete
Con mil juguetes
A competencia
Brotar amores
Vi sin cesar;
Mas en la pena
Que me enagena,
Luto funesto
Tan sólo miro,
La luz detesto,
Gimo y suspiro
Con loco afán.
Vuelve a tu seno,
Vuelve, querida,
Pues no hay veneno
De tal violencia,
Que de la vida
Como tu ausencia
Pueda privar.
A los españoles en sus discordias civiles
¿Qué insólito furor en vuestras venas
arde, españoles, hoy? Aún humeante
en sangre ajena y vuestra la campaña,
ya os enardece rabia devorante
las fieras alma de piedad ajenas.
!Y el campo en sangre baña,
vuelta contra vosotros vuestra saña!
¿Do vais? ... ¿do vais, frenéticos, airados?
¡Proclamáis libertad y dais la muerte!
¡Oh dura, infanda suerte!
De furias infernales agitados,
volvéis en torno centelleantes ojos,
haciendo muestra del puñal sangriento.
¡Solo se escucha fúnebre lamento,
sólo se miran pálidos despojos!
A UN ARROYO
Vuelve, alegría
del soto hermoso,
ven, y al frondoso
sauce defiende
del estivo fuego
que ya le ofende.
Ven y con juego
gracioso prende
rosal llorido,
o ya escogido
de la marina
Venus divina,
mirto amoroso.
Entre la arena
la faz serena
brilla apacible
Oye quejarse
en fiel lamento
la tortolilla.
Ve en ti mecerse
la simplecilla
linda zagala.
Por ti son gala
a la pradera
las bellas flores:
y sus olores
bálsamo al viento.
De la ladera
baja contento,
y sus ardores
en ti mitiga
el corderino.
Y la fatiga
el pastorcillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario