FRANKLIN BARRIGA LÓPEZ
Escritor, historiador y poeta nacido en Latacunga, ECUADOR el 10 de junio de 1945, hijo del Sr. Jorge Barriga León y de la Sra. Dolores López.
Ha desarrollado una labor muy importante en el campo de la educación, el periodismo y las letras, y en el desempeño de relevantes cargos en diferentes instituciones culturales.
Durante doce años estuvo vinculado estrechamente con la Casa de la Cultura, núcleo de Cotopaxi, de la que fue Director de Sección, Vocal y Presidente; ha sido Director del Departamento de Cultura del Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas; y pertenece, en calidad de Miembro Correspondiente, de mérito u honorario, a diferentes instituciones literarias del país y del extranjero.
“Barriga López nació para el arte y las letras. Su juventud inquieta está consagrada a las hermosas siembras del talento. Largo quehacer literario, casi una treintena de libros, aplaudido por la crítica contemporánea. Un exponente de excelencias morales que han despertado con justicia el aplauso y la admiración” (Nicolás Rubio Vásquez.- El Comercio, Quito, VII, IV, 79).
Entre sus obras publicadas, en prosa y en verso, se encuentran: “Yermo”, “Canción del Labrador”, “Romería a la Luz”, “Poemas del Camino”, “Israel: consideraciones sobre el pueblo judío”, “Entre la Niebla y el Sol”, “Cantos a la Patria”, “Problemas del Mundo Contemporáneo” y muchas más.
En el campo de la investigación histórica aparecen “Algunas Consideraciones sobre América Precolombina”, “Motivos Latacungueños”, y otras.
Junto con su hermano Leonardo publicó su importantísimo “Diccionario de la Literatura Ecuatoriana”, pero su trabajo más notable es, sin duda, su “Monografía de la Provincia de Cotopaxi”, monumental obra de 1.750 páginas integrada en 10 tomos.
A SANCHO
Qué filosofía más cómoda
la tuya:
quedarte
ya no escudando
el ideal,
convertido
tú
en nuevo rico
ahora.
Qué pueden importarte
el dolor que deambula por las calles,
la falta de hospitales,
la carencia de trigo
y el resplandor de la cadena,
la ausencia del agua,
la no presencia de la balanza,
En tu mundo no hay flores ni gorriones,
ni el mar,
ni el surco,
ni la frescura del rocío.
A ti no llega el clamor de los asilos,
ni la voz del hombre,
ni el hielo de las sociedades.
Qué pueden significarte
un niño residiendo en los portales,
el fantasma de la guerra,
la sonoridad del río.
Alguna vez
una onda
venida de alguna parte
quebrará tu rudeza
y te humanizará,
una onda
dará a tu mente claridad.
Sí,
Sancho,
qué puede importarte
el cohete que va hurgando
moradas siderales
o el artefacto
que escruta
en detalle
los adentros del océano.
Nada los huérfanos sin orfelinato,
nada el soldado
que cayó en su trinchera
queriendo aprisionar su estrella
que no la entregaron,
nada
absolutamente
la suerte del desheredado.
Tú perteneces
a ese marco
que va resquebrajándose.
Sancho:
tu estatura
en realidad
no alcanza la de Rocinante
y crees
al sólo alzarse de tus brazos
que puedes agarrar del cielo
los astros.
Tu estatura no es más grande
que la de un arbusto enano,
guijarro que te crees roca,
muñón que te crees mano.
¿Cuándo decrecerá tu vanidad
y tu torpeza
Sancho?
¿Cuándo
al Quijote
en verdad
le permitirán
conducir la humanidad?
Cuándo,
¡cuándo!
Sancho.
(De Entre la niebla y el sol)
PREGÓN EN EL MUELLE
Ah... esos cantos
de ritmo inescuchado
vengan a cubrir el corazón
de los inválidos,
el paso de los fugitivos,
a iluminar la residencia
de los encarcelados.
Libertad de océano.
Extensa columna de aves agoreras
en la vida.
El poeta inmortaliza el rastro
de la estrella fugaz
y vuela
detenido en la tierra
con la vista hacia arriba.
Mientras tanto
en nombre de la paz
la paz está perdida.
(De Entre la niebla y el sol)
LOS MUERTOS VIVOS
¿Y esos?
¿qué hacen,
qué tratan de hacer,
o qué hicieron?
¿Y esos?
Vuelve el rostro
y mírales
están en tu huerto
queriendo dinamitar los surcos,
enlodar las flores,
podrir los frutos,
destruir
pálido laberinto
la brújula de los veleros.
Son esos
que lanzan la piedra
ocultando la mano,
que quieren hacer de la mañana noche,
esos
que envenenan el aire
y siembran cadenas en el viento.
(De Romería a la luz)
LAS CIRCUNSTANCIAS
De repente
sin saber nadar
nos lanzamos al torrente.
De repente
sin aprender a navegar
queremos conducir la barca.
De repente
nos ahoga la creciente.
Buenos peces,
de repente;
pulpos y tiburones,
casi siempre.
(De Romería a la luz)
LO ETERNO
El principio de todos los principios
y el fin de todos los fines
os dice
este anacoreta del silencio
y pastor de símiles
es lo eterno:
la tea
que no apagarán las ventiscas
ni las lluvias no llamadas,
las cadenas
ni las ergástulas,
ni el tableteo de las metrallas.
Lo eterno es lo que no tiene valla:
el llanto de un niño de brazos,
el resplandor de los ojos
de la mujer amada,
el trigo desbordando parvas.
Lo eterno es el espíritu del agua,
la espontaneidad de un manantial,
la presencia de una campana,
el regreso de las golondrinas
rebeldes de distancias.
Lo eterno es la antorcha
que guía nuestros pasos
hacia el alba.
(De Romería a la luz)
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