Enriqueta Lozano de Vílchez
Enriqueta Lozano (Granada, 18 de agosto de 1829 – ibídem, 5 de mayo de 1895) fue una escritora, novelista, poeta, autora dramática y publicista española del Romanticismo tardío, con rasgos costumbristas y sensibilidad conservadora, tradicional moralizante y profundamente religiosa.
Hija del teniente de Infantería Francisco Lozano y de Rosario Velázquez, quedó huérfana de madre cuando tenía seis años y con ocho, tras nuevo matrimonio del padre, perdió a su madrastra. Su padre quedó minusválido por heridas de guerra en 1836.
Con siete años, ingresó en el Beaterio de Santo Domingo de Granada, centro en el que se educó la emperatriz Eugenia de Montijo, donde aprendió a leer, escribir y labores domésticas. Hasta los trece años, recibió clases de un profesor particular que le enseñó Gramática, Geografía, Historia, Aritmética y Ciencias Naturales.
Dotada de talento portentoso y de voluntad inquebrantable, continuó aprendiendo de forma autodidacta durante toda su vida. En 1846 publicó su primera poesía titulada «En la tumba de mi madre» en el diario El Capricho. Al año siguiente de 1847 estrenó, interpretando ella misma el papel protagonista, y publicó la obra teatral Una actriz por amor. Ese mismo año fue nombrada Académica-Profesora de Ciencias y Literatura, socia de mérito del Liceo Artístico y Literario de Granada. Fue también miembro de la Sociedad de Amigos del País de la misma ciudad.
Contó con apoyo y amistad de importantes personalidades e instituciones de la cultura local y nacional, como Carolina Coronado, Fernán Caballero, el propio Liceo, el Ayuntamiento de Granada y especialmente del poeta granadino José Salvador de Salvador.
Mantuvo relación sentimental con Pedro Antonio de Alarcón, que quedó rota por incompatibilidad entre su religiosidad y el entonces ateísmo militante del autor accitano. Contrajo matrimonio en 1859 con Antonio Vílchez, firmando desde entonces sus obras como Enriqueta Lozano de Vílchez. Tuvo doce hijos de los que la sobrevivieron sólo tres.
Rehusó la petición de Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero) para participar en la campaña del duque de Montpensier como aspirante a la corona española.
Falleció a los sesenta y seis años, en precaria situación económica, a causa de tuberculosis pulmonar.
Obra
Conocida en su tiempo como la Safo granadina, fue escritora de extraordinaria fecundidad. Escribió más de doscientas obras, todas con sustrato religioso y moral católica, abarcando casi todos los géneros literarios: novelas, cuentos, leyendas, estudios morales, poesías, dramas y comedias, biografías de mujeres célebres, libros de devoción, vidas de santos, ensayos, epístolas, artículos doctrinales y de costumbres y libretos de ópera y zarzuela. Se le atribuye la versificación de los textos de las fiestas de moros y cristianos de Válor. y de Benínar A pesar de la facilidad que mostraba en el uso del lenguaje, el alcance de su obra literaria es limitado. En poesía siempre usó versos octosílabos y endecasílabos. Todas sus obras dramáticas están escritas en verso y, a pesar del instinto teatral subyacente en todas ellas, pueden llegar a parecer artificiosas y más cercanas a la lírica que al teatro. La narrativa, desarrollada en ambientes propios del Romanticismo, tiene características de folletín y novela por entregas, con marcado carácter dualista, fines moralistas, acusado sentimentalismo y finales felices. Fue autora procatólica en contraposición al fuerte anticlericalismo de su época.
Colaboró con asiduidad en publicaciones periódicas locales, regionales y nacionales como El Guadalbullón, (Jaén), El Museo Literario (Sevilla), Ecos del Guadalevín (Ronda), El Ángel del Hogar (Madrid), Revista Compostelana, (Santiago de Compostela), La Ilustración Artística (Barcelona), El Correo (Manila) y localmente Revista Literaria Granadina, El Defensor de Granada, El Eco de Occidente y sobre todo en las revistas La Aurora de María (1868) y La Madre de Familia (1875-1895), fundadas, dirigidas y sostenidas económicamente por ella misma. Sus obras completas fueron publicadas en Granada entre 1865 y 1867, en tres tomos que incluían un retrato y una biografía redactada por María del Pilar Sinués.
Algunas obras:
Teatro
Una actriz por amor (1847);
Dios es el rey de reyes (1852);
La ruina del hogar (1873);
El cáncer social (1876);
Poesía
Poesías de la señorita doña Enriqueta Lozano (1848);
El ramo de violetas (1861);
La lira cristiana (1857);
Novela
Juan, hermano de los pobres (1848);
El secreto de una muerta (1860);
Consuelo y juicio de Dios (1860);
Lágrimas del corazón (1861);
Premios y distinciones
Socia de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País de Granada;
Socia de mérito del Liceo Artístico y Literario de Granada;
Sesión pública en el Liceo de Granada para premiar su talento ofreciéndole una corona poética (1948);
Lujoso álbum para poesías, regalo de Eugenia de Montijo en gratitud por su «acendrado españolismo» mostrado en un ramillete poético escrito con otros autores con motivo de la boda de la Emperatriz (1853);
Regalo de boda de Isabel II de seis mil reales (1856);
Brazalete de oro y brillantes regalo de la reina Isabel II en reconocimiento a su valía como poetisa y oferta —rehusada por Enriqueta— para ocupar en la corte un puesto de Lectora Real (1862);
Apoyo de la Reina Regente en forma de suscripciones a la revista La Madre de Famila;
Cronista de Granada y su provincia, nombrada por el Ayuntamiento de Granada en 1895.
Monumento erigido sobre su tumba en el Cementerio de San José por el Ayuntamiento de Granada (1895).
El Ayuntamiento de Granada acordó dar el nombre «Enriqueta Lozano» a la calle donde nació y había residido (1895).
Nombramiento de su hija María de los Reyes Cronista de Granada con una pensión en honor a los méritos de Enriqueta (1895).
Colocación de un retrato de Enriqueta en la sala de lectura de la Universidad de Granada (1908).
También recibió numerosos premios en certámenes literarios y juegos florales, entre otros: Ayuntamiento de Granada (1859 y 1863); Academia bibliográfico-marina (1865); Granada de oro del Liceo (1880); Juegos Florales de Carcagente (1882); Junta Poética Malacitana (1886); Círculo de Oratoria (Granada) (1886, 1887 y 1889); Juegos Florales de Gerona (1892); Juegos Florales de Zaragoza (1894); Certamen poético a Santa Teresa (Ávila, 1894); Certamen poético, (Jaén, 1894); etcétera.
El género de la virtud: una nueva valoración de lo femenino- En dos obras de Enriqueta Lozano de Vílchez
Yo amo, mas de tal manera
que por el hombre que adoro
pasara una vida entera
de sufrimiento y de lloro;
y aunque de mi se olvidara
siempre, siempre lo amaría.
Yo nunca amé, que hasta ahora
fui de esas almas de nieve
que solo el orgullo mueve...
Yo te vi, y en tu mirada
amor para mi leía
mas que te amaba María
por instinto adiviné;
y al encontrar un obstáculo
de amor al primer arrullo
se rebeló al fin mi orgullo
y a mi pesar te adoré.
Sé que tal vez al impulso
de nuestra mutua ternura
destrozamos la ventura
de otro amante corazón.
Pero, ¿ignorabas, ¡ay! que yo le adoro,
que es suya mi existencia?
¿Y qué me importa
tu amor perdido ni tu débil lloro
si él a otra vida nueva me trasporta
si la abrasada voz de su ternura
el corazón de dicha me enajena…?.
Lejos del mundo educada
de sus leyes ignorante
es sencilla, apasionada
melancólica y amante
De niña se enseñó a amar
y obedecer a su padre;
después… aprendió a llorar
en la tumba de su madre.
…a un corazón tan niño
un viejo entender no sabe.
…Es joven, hermosa y tierna
y al verla día tras día
que era una pasión creía
lo que en el alma sentí;
después a la corte vine
con el doctor y con ella
y al mirarte, Ángela bella,
mi loco error comprendí;
que me extasió tu hermosura
me fascinó tu talento
y otro nuevo sentimiento
agitó mi corazón.
Venía
a implorar perdón de nuevo;
él mi locura corrija,
que [estoy] arrepentida y temblando….
… ese afán de brillar
que hoy a la mujer domina,
es, hija mía, la ruina
de la dicha y del hogar.
Esta mujer, ni siquiera
amor ni piedad merece
que no es el ángel a quien
en su designio divino
puso el cielo, en el camino
del hombre, para su bien
no es la rosa, que en su amor
de Dios el aliento agita;
es solo una flor maldita
sin aroma y sin color:
es la zarza…
De sus padres no hará
la lenta vejez dichosa,
ni podrá ser buena esposa,
ni buena madre será….
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