Emilia Pardo Bazán
Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 16 de septiembre de 1851 - Madrid, 12 de mayo de 1921) fue una novelista, periodista, ensayista y crítica literaria española introductora del naturalismo en España.
Emilia Pardo Bazán, era hija de una familia gallega noble y muy pudiente de España: el conde pontificio de Pardo-Bazán, José María Pardo-Bazán y Mosquera,1 título que heredó a la muerte de su padre en 1908, y Amalia María de la Rúa-Figueroa y Somoza. Su padre le proporcionó la mejor educación posible, fomentando su amor por la literatura. Además de la residencia de la calle Tabernas, la familia poseía otras dos casas, una cerca de Sangenjo, y la otra en las afueras de La Coruña, el Pazo de Meirás. A la edad de nueve años ya empezaba a mostrar un gran interés por la escritura. En la biblioteca paterna encontró acceso a una gran variedad de lecturas; declaró que sus libros preferidos entonces fueron Don Quijote de la Mancha, la Biblia y la Ilíada. En la casa de La Coruña leyó además La conquista de México de Antonio de Solís y las Vidas paralelas de Plutarco. Los libros sobre la Revolución francesa la fascinaban. Cuando la familia iba a Madrid durante los inviernos, Emilia asistía a un colegio francés protegido por la Real Casa, donde fue introducida en la obra literaria de La Fontaine y Jean Racine —lo que le será muy útil en sus frecuentes viajes a Francia para conectar con la literatura europea y conocer y tratar a muchos autores importantes, como Victor Hugo—. A los doce años la familia decide quedarse en La Coruña durante los inviernos y allí estudia Emilia con instructores privados. Se sale del ritual de la educación femenina al negarse a tocar el piano y a tomar clases de música. Dedica todo el tiempo posible a su verdadera pasión, la lectura.
Inicios como escritora
En 1868, tras contraer matrimonio con José Quiroga Pérez Deza, se estableció en Madrid. Los padres de ella se le unieron cuando José Pardo fue nombrado diputado, pero éste se desilusionó pronto de la política y en 1872 toda la familia se marchó a Francia. Viajaron por Europa (Inglaterra, Italia, Alemania) y Emilia aprendió además inglés y alemán. Publica las crónicas de este viaje en el diario El Imparcial —recogidas después en uno de sus libros de viajes, Por la Europa católica (1901)—, y en ellas denuncia la necesidad de la europeización de España y recomienda viajar al menos una vez al año como medio para educarse.
Asidua lectora de los clásicos españoles, se interesó también por las novedades literarias extranjeras y se dio a conocer como escritora con un Estudio crítico de las obras del padre Feijoo (1876), con el que ganó un premio, compitiendo en este certamen con Concepción Arenal. Por aquella época, la autora considera al padre Feijoo su ideal literario, posiblemente por su feminismo avant la lettre. Este mismo año nace su primer hijo, a quien le dedicará un libro de poemas titulado Jaime, publicado por Francisco Giner de los Ríos. En 1879, coincidiendo también con el nacimiento de su primera hija, Blanca, publicó su primera novela, Pascual López, autobiografía ficticia de un estudiante de medicina que se halla influida por la lectura de Pedro Antonio de Alarcón y de Juan Valera, y todavía al margen de la orientación que su narrativa tomaría en la década siguiente. El éxito de la novela le lleva a seguir por ese camino, publicando en 1881 Un viaje de novios, una obra curiosamente híbrida, en la que elementos puramente realistas se mezclan con otros propios de la novela de tesis —en este caso, la imprudencia de un matrimonio de conveniencia— y con profusas descripciones de paisajes y personajes, que toma de Balzac y Daudet, y que ya anuncian su próximo interés en el Naturalismo.
La cuestión palpitante y el Naturalismo
En 1882 comenzó, en la revista La Época, la publicación de una serie de artículos sobre Émile Zola y la novela experimental, reunidos posteriormente en el volumen La cuestión palpitante (1883), que la acreditaron como uno de los principales impulsores del naturalismo en España. El revuelo que provoca es extraordinario y se ataca la obra como manifiesto en favor de la pornografía francesa y la literatura atea, con más gravedad puesto que la autora es una mujer, esposa y madre. Su marido, horrorizado por la situación, le exigió que cesara de escribir y que se retractase públicamente de sus escritos; no lo hizo, sino que decidió separarse de él un año más tarde, en 1884. En este año publicó La dama joven, que trata precisamente sobre crisis matrimoniales. Benito Pérez Galdós, por entonces cercano también al Naturalismo, inicia una relación amorosa con ella que durará más de veinte años. Ella le engaña sin embargo con amoríos fulminantes con jóvenes como Lázaro Galdiano y Narcís Oller, haciéndose perdonar. En cuanto al Naturalismo practicado por Pardo Bazán, como el de Galdós, frente a los principios ideológicos y literarios de Zola, acentuaba la conexión de la escuela francesa con la tradición realista española y europea, lo que le permitía acercarse a un ideario más conservador y católico en lo que respecta a ella, que nunca abandonó el catolicismo, por más que admitiera las bases ideológicas del determinismo social y darwinista. El método naturalista culmina en Los pazos de Ulloa (1886-1887), su obra maestra, patética pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia, y su continuación La madre naturaleza (1887), fabulación naturalista que, al contrario que en José María de Pereda, demuestra que los instintos conducen al pecado.
Madurez literaria
La separación amistosa de su marido le permite a Pardo Bazán seguir con libertad sus intereses literarios e intelectuales sin obstáculos. Se preocupa ya no sólo de polémicas literarias, sino de intervenir en el periodismo político y de luchar incansablemente por la emancipación social e intelectual de la mujer. Publica ensayos como La revolución y la novela en Rusia (1887) o La mujer española (1890) y sus conferencias en instituciones de renombre tienen tanto éxito que es invitada a repetirlas. Tal popularidad le granjea muchas enemistades entre los escritores de su tiempo, que ven invadido un sector tradicionalmente reservado a los hombres por una mujer más competente que muchos de ellos. Esto le lleva a decir: "Si en mi tarjeta pusiera Emilio, en lugar de Emilia, qué distinta habría sido mi vida...".
En 1888 visitó en Venecia al pretendiente carlista al trono de España; los artículos que escribió al respecto contribuyen a la escisión del Carlismo.
Coincidiendo con la muerte en 1890 de su padre, su obra evolucionó hacia un mayor simbolismo y espiritualismo, patente en Una cristiana (1890), La prueba (1890), La piedra angular (1891), La quimera (1905), La sirena negra (1908) y Dulce dueño (1911). Esta misma evolución se observa en sus más de ciento setenta cuentos y relatos, recogidos en Cuentos de la tierra (1888), Cuentos escogidos (1891), Cuentos de Marineda (1892), Cuentos sacroprofanos (1899), entre otros. Doña Emilia aprovechó la herencia paterna para crear una revista escrita por ella sola, El Nuevo Teatro Crítico, nombre que recuerda la obra de Benito Jerónimo Feijoo.
En Una Cristiana y La Prueba, de 1890, parece trabar polémica a través de la ficción con algunos de sus detractores morales, como el Padre Coloma, Menéndez Pelayo y Pereda. La diferencia de edad entre enamorados, el cruce de afectos o deberes familiares y el remordimiento religioso prueban en ambas novelas que Doña Emilia tenía más en cuenta la opinión de lo que aparentaba. Adán y Eva, que agrupa las novelas Doña Milagros (1894) y Memorias de un solterón (1896), parece la justificación del romance con Galdós. Pero en La Quimera (1895) vuelve al aguafuerte para retratar el Madrid polvoriento y bizcochable.
Activismo por los derechos de la mujer
Funda y dirige en 1892 la publicación La Biblioteca de la mujer. Asiste a congresos como el Congreso Pedagógico, en donde denuncia la desigualdad educativa entre el hombre y la mujer. Aún consciente del sexismo dentro de los círculos intelectuales, propone a Concepción Arenal a la Real Academia de la Lengua, pero es rechazada; tampoco aceptaría ésta a Gertrudis Gómez de Avellaneda ni a ella (fue rechazada tres veces, en 1889, en 1892 y en 1912), por más que en 1906 llegó a ser la primera mujer en presidir la Sección de literatura del Ateneo de Madrid y la primera en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en la Universidad Central de Madrid, aunque solo asistió un estudiante a clase.
La rica obra de Emilia Pardo Bazán incluye también los libros de viajes (Por Francia y por Alemania, 1889; Por la España pintoresca, 1895) y las biografías (San Francisco de Asís, 1882; Hernán Cortés, 1914). El erudito Varela Jácome ha descubierto una novela inédita: Selva
En el año 2012, se publica por primera vez en España su primera novela, escrita con 13 años de edad, Aficiones peligrosas'.
Sus extensísimas Obras completas se imprimieron ya en vida (Obras Completas, Madrid: Imprenta A. Pérez Dubrull, 1891, 43 vols.), por lo que parece la más completa la póstuma de 1924 (Obras Completas, Valladolid: Imprenta Colegio de Santiago, S. A., 1924). Federico Carlos Sainz de Robles hizo otra edición con estudio y notas, pero limitada a su narrativa (Obras Completas (Novelas y Cuentos), Estudio preliminar, notas e prólogo de Federico Carlos Sainz de Robles. Madrid: Aguilar, 1947, 2 vols.) y la misma editorial imprimió una selección con ese título en 1973 encomendada a un hispanista especializado (Obras Completas, introducción bibliográfica, selección de material crítico, prólogo, clasificación de cuentos, notas y apéndices de Harry Kirby. Madrid: Aguilar, 1973 3 vols.) La Biblioteca Antonio de Castro asumió desde 1999 la publicación entera de sus Obras Completas (Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 1999-...) por parte del especialista Darío Villanueva.
Narrativa extensa
Obra
Pascual López: autobiografía de un estudiante de Medicina (1879).
Un viaje de novios (1881).
La tribuna (1883).
El Cisne de Vilamorta (1885)
La dama joven (1885). Novela corta.
Bucólica (1885). Novela corta
Los pazos de Ulloa (1886-1887).
La madre naturaleza (1887).
De mi tierra (1888).
Insolación (Historia amorosa) (1889).
Morriña (Historia amorosa) (1889).
Una cristiana(1890).
La prueba (1890).
La piedra angular (1891).
Memorias de un solterón (1891).
Doña Milagros (1894).
El tesoro de Gastón (1897).
El encaje roto (1897).
La rosa (1899).
El saludo de las brujas (1899).
El niño de Guzmán (1900)
Vampiro (1901).
Misterio (1902)
La quimera (1905).
La sirena negra (1908)
Dulce dueño (1911).
La gota de sangre (1911). Novela corta
Belcebú. Novela corta
La sierpe. Novela corta
Cada uno.... Novela corta
La última fada, novela inédita.
Selva, novela inédita.
Narrativa corta: relatos
La dama joven (colección de leyendas) (1885)
La leyenda de la Pastoriza (1887)
Cuentos escogidos (1891).
Cuentos de Marineda (1892).
Cuentos nuevos (1894).
Cuentos de amor
Cuentos sacroprofanos (1899)
Ensayo y crítica
Estudio crítico de las obras del padre Feijoo (1876).
Los poetas épicos cristianos (1895).
La cuestión palpitante (1883).
La revolución y la novela en Rusia (1887).
Los pedagogos del Renacimiento, Madrid, Fortanet, 1889.
Nuevo Teatro Crítico (1891-1892).
Polémicas y estudios literarios (1892).
Lecciones de literatura (1906)
La literatura francesa moderna (1910-1911).
Tomo I, El Romanticismo, Madrid: V. Prieto, 1910.
Tomo II, La transición, Madrid: V. Prieto, 1911.
Tomo III, El Naturalismo, Madrid: Imp. Prudencio Pérez de Velasco, 1911.
La cocina española antigua (1913).
Porvenir de la literatura después de la guerra (1917).
La mujer española y otros escritos (1916).
El lirismo en la poesía francesa (Obra póstuma), Madrid, Pueyo, [1926].
Conferencias y discursos
Discurso leído por Emilia Pardo Bazán Presidenta de la Junta provisional del Folklore gallego, La Coruña, Fregenal a cargo de Tórrellas y Cía, 1884.
El Folklore gallego en 1884-1885. Sus actas y acuerdos y discursos, por Emilia Pardo Bazán y Memoria por Salvador Golpe. Madrid: Tip. de Ricardo Fé, 1886.
Discurso inaugural del Ateneo de Valencia pronunciado lanoche del 29 de diciembre de 1899, Madrid: Tip. de Idamor Moreno, 1899.
Madrid. La España de ayer y la de hoy (Conferencias de París), MAdrid: A. Avrial, 1901.
Discurso pronunciado en los Juegos Florales de Órense la noche del 7 de junio de 1901. Tema: Los males de la Patria La coruña: Tip. de la Casa de la Misericordia, 1901.
Libros de viajes
Mi romería (recuerdos de viaje) (1887)
Al pie de la torre Eiffel (Crónicas de la Exposición), Madrid, La España Editorial, [1889].
Al pie de la torre Eiffel, Madrid, Est. Tip. Idamor Moreno, [1899].
Por Francia y por Alemania (Crónicas de la Exposición), Madrid, La España Editorial, [1889].
Por la España pintoresca, Barcelona, López editor, [1895].
Cuarenta días en la Exposición, Madrid, V. Prieto y Cía., [1900].
Por la Europa católica, Madrid, Est. Tip. Idamor Moreno, [1902].
Desde la montaña. Ed. de José Manuel González Herrán y José Ramón Saiz Viadero, Santander, Tantín, 1997.
Viajes por Europa, Madrid, Bercimuel, 2003.
Viajes por España, Madrid, Bercimuel, 2006.
Obra periodística
De siglo a siglo, Madrid, Est. Tip. Idamor Moreno, 1902.
Nuevo Teatro Crítico, Madrid, La España Editorial, 1891-1893.
La Revista de Galicia de Emilia Pardo Bazán (1880). Estudio y edición de Ana M.ª Freire López, La Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, Conde de Fenosa, 1999.
La obra periodística completa en La Nación de Buenos Aires (1879-1921). Edición de Juliana Sinovas Maté, A Coruña, Diputación Provincial, 1999, 2 vols.
Cartas de la Condesa en el Diario de la Marina, La Habana (1909-1915). Edición de Cecilia Heydl-Cortínez, Madrid, Pliegos, 2002.
De siglo a siglo (Edición facsímil a partir del volumen de Obras completas), Madrid, Senado, Servicio de Publicaciones del Senado, 2002.
Teatro
Teatro [Verdad. Cuesta abajo. Juventud. Las raíces. El vestido de boda (monólogo). El becerro de metal. La suerte (diálogo dramático)], Madrid, R. Velasco impr., [1909].
Teatro completo. Edición de Montserrat Ribao, Madrid, Akal, 2010.
El vestido de boda. Monólogo, Madrid, Est. Tip. de Idamor Moreno, 1899.
La suerte. Diálogo dramático, Madrid, Est. Tip. de Idamor Moreno, [1904].
Verdad. Drama en cuatro actos, en prosa, Madrid, R. Velasco impr., 1906.
Cuesta abajo. comedia dramática en cinco actos, en prosa, Madrid, R. Velasco impr., 1906.
Las raíces: comedia dramática en tres actos, en prosa
El becerro de metal: comedia dramática en tres actos, en prosa
Juventud: comedia dramática en tres actos, en prosa, original
Biografía
San Francisco de Asís, siglo XIII, Madrid, Librería de Miguel Olamendi, 1882, 2 tomos.
Retratos y apuntes literarios
Hombres y mujeres de antaño (Semblanzas), Barcelona, López, [1896].
Hernán Cortés y sus hazañas, Madrid, La Lectura, 1914.
Francisco Pizarro o Historia de la conquista del Perú, Madrid, Voluntad, 1917.
Cuadros religiosos, Madrid, Pueyo, 1925.
Lírica
Jaime (1876)
Jaime, Madrid, Imprenta de A. J. Alaria, 1881.
Jaime, Nancy, Imp. Berger-Levrault & Cie., 1886.
Jaime, Madrid, Jesús López, 1924.
Poesías inéditas u olvidadas. Ed. de Maurice Hemingway, Exeter, University of Exeter Press, 1996.
Traducciones
John Stuart Mill, La esclavitud femenina; con un prólogo de Emilia Pardo Bazán, Madrid, Administración, [189-?].
POEMAS DE EMILIA PARDO BAZÁN
SONETO (1)
Considera que en humo se convierte
el dulce bien de tu mayor contento,
y apenas vive un rápido momento
la gloria humana y el placer más fuerte.
Tal es del hombre la inmutable suerte:
nunca saciar su ansioso pensamiento,
y al precio de su afán y su tormento
adquirir el descanso de la muerte.
La muerte, triste, pálida y divina,
al fin de nuestros años nos espera
como al esposo infiel la fiel esposa;
y al rayo de la fe que la ilumina,
cuanto al malvado se parece austera,
al varón justo se presenta hermosa.
ALMAS GEMELAS (2)
Mitades de una gota de rocío
con que el mar, al beberla,
en lo profundo de su seno frío
cuaja una sola perla;
átomos del perfume de la rosa
que el viento mece unido;
notas que vibra el arpa melodiosa
iguales en sonido;
estrellas dobles que en el alto cielo
una órbita describen;
almas gemelas que en el triste suelo
de un pensamiento viven;
esto sin duda son los que se quieren
su fe guardando entera,
y acaso pasarán cuando aquí mueran
a amarse en otra esfera.
(1) El Cantábrico, Santander 11/2/1900, p. 1. Según información proporcionada por el profesor González Herrán, este poema ya ha sido recogido en el libro de Maurice Hemingway sobre las poesías inéditas y olvidadas de Emilia Pardo Bazán, localizándolo en las páginas de La Ilustración, Barcelona, enero de 1883.
(2) El Cantábrico, Santander 18/6/1903, p. 1. Con este mismo título, el joven poeta santanderino José de Ciria Escalante (1903-1924) publicó muy posteriormente un poema en el diario La atalaya, Santander 8/6/1919, p. 1.
EMILIA PARDO BAZÁN: cuatro poemas de su libro inédito Himnos y sueños (según transcripción de Ma Sandra Rosendo Fernández, revisada por J.M.G.H.).
Porvenir de la poesía
"La nature est la grande lyre,
le poete l'archet divin."
V. Hugo
I.
¿Por qué profeta triste, me
dices que este siglo mató la
poesía con desterrar el mito?
Aunque ceguéis la fuente no
falta el ancho río; él buscará
otro cauce para su curso
límpido. Si exhausto el
viajero se tiende en el camino
porque llegó la noche y están
sus pies heridos, al despuntar
la aurora con redoblados
bríos emprenderá la ruta que
le marcó el destino. Jamás de
los poetas se extinguirán los
himnos; si hoy enmudece el
pájaro es que prepara trinos.
Y cuando algunas veces su
corazón marchito en vez de
dulces cantos desbórdase en
gemidos,
allá en el horizonte la
sombra de Virgilio le
dice, como a Dante: "
¡Prosigue, amado hijo!"
II.
¡Oh bella poesía!
Mientras exista el hombre
tus frescos manantiales no
temas que se agoten.
Porque el poeta estudia
los mundos interiores;
traduce al luminoso
lenguaje de los dioses del
corazón los gritos, los
ecos de dolores, los
sueños y esperanzas, las
dulces ilusiones, las
dudas, las creencias la
vida y los amores. En esta
eterna lucha que traban
las pasiones con la razón
serena que al fin las vence
noble, como Jacob al
ángel irán los triunfadores
pidiendo a la poesía sus
santas bendiciones.
Al Marqués de S. C. de R.
Sobre el fin de la poesía
Epístola
Amigo: en la jornada de la vida
puede hacer mucho bien el que despierte
la generosa aspiración dormida. Hay
alma que tal vez reposa inerte por
falta de una voz que la conmueva
en la inacción, hermana de la
muerte. Pero aquel que por norte
siempre lleva
los preceptos de Dios, con regocijo
al hermano dirá la buena nueva.
Doctrinará la madre al tierno hijo
mezclando con la leche la enseñanza
con que Jesús la humanidad bendijo.
Y sin vacilación, temor, mudanza,
habitaremos este triste valle, de otra
vida mejor con la esperanza. ¡
Cuánto será egoísta aquel que calle y
no cante su fe, si voz le queda, hasta
que un eco sus cantares halle! ¡ Ay
del que sienta inspiración y pueda
comunicar de su creencia el fuego, si
algún indigno miedo se lo veda! ¡Ay
del que sabe conducir al ciego, y le
deja acercarse al precipicio donde
está expuesto a despeñarse luego!
Ensalzar la Virtud, herir el Vicio: tal
es la misión única que deba llenar la
poesía, en su juicio. ¡El que en el
alma estremecida lleva del poético
numen la raptura, que a profanar sus
aras no se atreva!
Cante en buen hora el genio a la hermosura;
pero no manche la cristiana lira
cínica frase, o teoría impura.
Elévela aquel fuego que la inspira:
tenga un noble entusiasmo, si se inflama;
tenga un santo delirio, si delira.
Eterna, ardiente, inextinguible llama
en lo bueno y lo justo halla el poeta
que honestas musas a su lado llama.
¿No llenará la mente más inquieta el
contemplar, en éxtasis profundo,
obra de Dios, la creación completa?
Las leyes inefables con que al
mundo rige su sabia mano
omnipotente: su orden maravilloso,
sin segundo. Enciende el volcán la
roja frente, y puebla el hondo
abismo de los mares y la linfa del
río transparente. Los claros rayos
animó solares, y salpicó la
inmensidad el cielo con los nunca
contados luminares. Persistir hace
en el estéril suelo el diario milagro
de la vida, y fecundo calor sucede al
hielo. ¿Quién no siente que el alma
estremecida se abisma en
contemplar grandeza tanta,
de gozo interno y gratitud henchida?
Hay otra fruición no menos santa,
que es atraer al hombre al buen camino
que hasta Dios le conduce y le levanta.
¡Cuán noble del poeta es el destino
si entiende su deber y le da cima
penetrado de espíritu divino! Con el
grato concento de la rima, al remiso,
al cobarde, al negligente,
aguija, da valor, mueve y anima.
Firme en la resistencia inteligente
que opone al mal, ni acepta, ni rechaza
las ideas del vulgo ciegamente. La
recta senda que a sus pasos traza no
se tuerce hacia atrás ni hacia adelante,
y lo pasado al porvenir enlaza. La
moral está escrita en diamante; las
civilizaciones se suceden; inmutable
es el bien, uno y constante. Pero sus
vías adornarse pueden con todo
cuanto hay bello en lo creado
para que en su aridez solas no queden.
Purificar el gusto depravado: dar
magníficos cuadros a la escena
donde aprenda y se forme el pueblo honrado;
esto será la poesía buena: así el arte
renace y cobra vida de la Virtud en
la región serena. No arguyen que la
senda está florida que al error y
extravío nos conduce, y la del bien
de abrojos guarnecida. Que si cantar
lo malo nos seduce, es porque
somos malos, y la tea, no el ara
santa, en nuestros ojos luce. El justo
es como el ciervo que desea las
fuentes de agua viva en el desierto y
no el fétido charco que le asquea.
Sepulcro blanqueado y bien cubierto
es la torpe, inmoral literatura:
gusanos devorando un cuerpo
muerto. Vista, como el guerrero, su
armadura, recta intención el que a
escribir se lanza
y acorde sonará su lira pura.
Que puesta en Dios la noble confianza,
dulces cantares brotará la boca en fe
abrasada, rica en esperanza. El
nunca desampara al que le invoca, y
da al poeta voces y armonías, como
al sediento el agua de la roca. Así el
poeta en nuestros turbios días irá, no
en busca de gloriosa palma, sino
agitando las cenizas frías que guarda
al bien en un rincón del alma.
(1875)
El alma del poeta
"Il est l' home des utopies,
les pieds ici, les yeux ailleurs."
V. Hugo
El alma del poeta, profunda,
triste, grande, desbórdase en sus
himnos, se queja en sus
cantares; a veces sube al cielo
en alas de los ángeles, y a veces
al abismo precipitada cae.
Entre entusiasmo y lágrimas
eternamente flota, como el
esquife frágil, juguete de las
olas. Y como el Galileo a quien
se humilla Roma, si rara vez
sonríe frecuentemente llora.
Heraldo de las crisis que sufren
las naciones,
ensalza a los leales, flagela
a los traidores. Su estrofa,
que se guarda en mármoles
y bronces, eleva, nuevo
Homero los héroes a dioses.
Si agita a los hebreos la voz de
los profetas, Virgilio encanta a
Roma, Homero forma a Grecia.
Siempre que un pueblo marcha
a colosal empresa, sus fastos
eterniza sublime la epopeya.
La forma es del artista que
al mármol la traslada: ¡ tan
sólo los poetas saben copiar
el alma! En vez de la
herramienta emplean la
palabra que presta al dulce
ritmo sus palpitantes alas.
La frase apasionada
que el alma busca en vano,
acude del poeta
a los fecundos labios.
Por eso tanto pecho
al eco de sus cantos
se agita ruboroso
al verse adivinado.
Por eso tantas lágrimas
corrieron sobre el libro do
el soñador encuentra su
pensamiento mismo:
Inclínase su frente
y absorto y conmovido
exclama suspirando:
_¡Quisiera haberlo dicho!
La inspiración
Fragmento
¿Do estás, chispa sagrada,
fuerza generadora de lo bello,
que mi alma enervada
no vienes a agitar? ¿Do yace oculta
la trípode del templo?
¿Do vivirá insepulta
la pureza latina y gracia griega
y el numen delirante
de Saffo, de Simónides y Homero,
que sólo prosa y aridez contemplo,
y del carro triunfante
de la industria y progreso devorante
el seco polvo mis pupilas ciega?
¿Qué regiones alegra el claro río
en que saciar mi corazón ansio?
¿Es acaso en el rico coliseo,
de luces chispeantes,
de atmósfera pesada, embriagadora,
donde agitarse veo
blancos senos, cuajados de diamantes
como de estrellas la naciente aurora?
¿Es quizá en el paseo,
donde en muelle carroza reclinada
pasea su indolencia
tanta nula existencia
en espléndido arreo sepultada?
¿O en dorados salones,
cuando al compás de orquesta deliciosa,
del wals entre las mil oscilaciones,
sobre la blanda alfombra
se pierden las parejas a lo lejos
y copian los espejos
el pie gentil y la cintura airosa?
¡Jamás do languidece la pereza
y el hastío bosteza
tiende la inspiración su raudo vuelo;
que no en el erial, ni en el pantano
crece el lirio lozano
cuyo dulce perfume sube al cielo!
Majestuosos montes
poblados de castaños y de encinas,
lejanos horizontes
que disfumáis las áridas colinas;
cantábricas riberas
que besa gemidor el Océano,
cuyas marinas brisas
orean las poéticas laderas,
do más que en todo el bello suelo hispano
mostró Naturaleza sus sonrisas;
vosotras, fuente inagotable y pura
fuerais de inspiración al pecho mío,
mientras que aquí se agota mi fe, y
el arpa rota arrojo con cansancio y
amargura, yerto ya el corazón por el
hastío. En vano quiero concentrar
mi vida que se disipa como aroma al
viento, me faltan la energía y el
aliento, y si con la malsana
calentura del placer caprichoso y
turbulento galvanizó mi musa
decaída, y me invade de nuevo,
lacio y frío, un mortal desaliento. Es
que yace extinguida la creadora
hoguera, es que me faltan vivos
manantiales donde apagar la sed de
lo sublime, y aquí entre el oropel la
musa gime que canta en las bellezas
naturales.
SONETO
Considera que en humo se convierte
el dulce bien de tu mayor contento,
y apenas vive un rápico momento
la gloria humana y elplacer más fuerte.
Tal es del hombre la inmutable suerte:
nunca saciar su ansioso pensamiento,
y al precio de su afán y su tormento
adquirir el descanso de la muerte.
La muerte, triste, pálida y divina,
ala fin de nuestros años nos espera
como al esposo infiel la fiel esposa;
y al rayo de la fe que la ilumina,
cuando al malvado se parece austera,
al varón justo se presenta hermosa.
NOTAS: se actualiza la ortografía según la norma vigente. Se respeta la puntuación pardobazaniana, salvo en caso esporádicos en los que no se
ajustaba al modelo normativo.
BALADA
Entolda el horizonte densa bruma,
montañas hasta el cielo suben de espuma,
encima la tormenta, lejos la orilla,
corriendo de ola en ola va la barquilla.
Del huracán tremendo bajo el empuje
la tablazón delgada retiembla y cruje,
y contrastar no logran su saña fiera
pálidos los remeros como la cera.
Solo el patrón robusto, de pelo cano,
lobo curtido y viejo, de oscura frente,
el timón dirigiendo con fuerte mano,
impasible contempla la mar rugiente.
-¡Orza! ¡de proa! ¡Jala! ¡Remad con brío!
¡Esto es aire y espuma! ¡Jala al avío!
¡Cargad... cargad el peso... por ese lado!
¿Por qué sueltas el remo... di, condenado?
¡No llores tú, grumete, carilla fina!
Estos lances enseñan ciencia marina...
¡Por un huracancillo tan dulce y leve
que amante nuestro barco columpia y mueve!
¡Ira de Dios! Dad gracias a la hija mía,
a las madres que aguardan con pesar hondo;
que si no,juro a Cristo que anhelaría
llevaros -por cobardes-del mar al fondo”.
Sin fuerzas ni esperanzas, pero sereno,
ve el patrón entreabrirse del mar el seno,
y surgir un gigante genio bravío
coronado de espumas, verde, sombrío.
-¿Quieres salvarte?, dice su voz, que bronca
domina la del viento, zumbando ronca.
-Si aplacarse ver quieres el mar furioso,
prométeme a tu hija, seré su esposo.
-Sea -responde el padre que vio la muerte.
-Sea -al decirlo el genio, tendió la mano,
y ya la dulce luna sus rayos vierte
sobre el lomo tranquilo del Océano.
...
En la playa se junta la gente toda;
la niña está compuesta para la boda;
le cuelgan por la espalda blondos cabellos,
la brisa de los mares retoza en ellos.
La barca un gallardete gayo empavesa;
sube la niña; al padre la mano besa;
él la amarra desata con pulso cierto,
aunque tiene el semblante color de muerto...
Lenta boga la barca; de pronto, gira
de un abismo en las negras profundidades...
¡El patrón se desploma, cuando lo mira,
como mástil que truncan las tempestades!
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