domingo, 11 de septiembre de 2016

EDU BARRETO [19.130]


Edu Barreto

(Asunción, Paraguay 1978)

Diseñador gráfico y docente universitario. Participó de talleres literarios presenciales a cargo de los escritores Victorio Suárez, Lia Colombino y a distancia, con la argentina Laura Yasán (premio Casa de las Américas La Habana 2008). Algunos de sus poemas fueron publicados en Cuando maduran los signos, poemario del Taller Literario de la UNIBE (2008), Poetas por KM2 (2014), Aposíntesis (2015), El Guajhú No. 7 (2016). Su cuento Ramón/Zulema forma parte de Lascivia Textual, antología de cuentos eróticos lanzada por Revista Y (2014). Alimenta irregularmente su blog: contuberniocatartico.blogspot.com con textos que intentan parecerse a poesía, desde 2005. Actualmente viene desarrollando BienCerca, poesía íntima en espacios públicos, proyecto que consiste en leer poesía al oído de la gente en los bancos de plazas asuncenas.
Por las tardes imagina que la espera es una tarántula, que pasea por su vientre.

 

Me crucé con un chico de ojos distantes

y no le pregunté su nombre…
Fue cerca del Mercado.

Desde ayer voy a comprar
cosas que no necesito:
Una corbata,
diez berenjenas,
anatómicos a rayas
para ver si me lo encuentro.
Pregunté al policía.
al carnicero,
a la vendedora de huevos…
Sólo recibí insultos.

Nadie distingue ojos distantes
si está perdido en el ruido.

Subí a los colectivos
y pregunté si alguien vio
al chico de ojos distantes.
Nadie respondió.
Sólo recibí empujones.

Fue inútil
Ni en el Mercado, ni en los colectivos
nadie ve ojos distantes
en esta ciudad de ciegos miserables.

 

Accidente

Habló de una mujer
recuerdo,
e invadió mi cama
un sábado,
con la llave del
deseo atrasado.
Una vez, accidente.
La tercera
se reconoce habitante.
Sin excusas,
lo guié por mi cuerpo:
pantanoso territorio de gemidos
Con cada embestida,
las palabras
cambiaron de color.
Fui gato
que gritó
nombre de hombre
en medio de la noche.
Temprano, nos vestimos
para ocupar
el lugar de simples coincidencias.
En la calle,
nuestros cuerpos
fueron ecuaciones no resueltas.
El asfalto fue un dios
que exigió mucho.

 

Desviado

Hijo bastardo
de madre soltera
y encima puto:
llevo en mi, todos tus monstruos.

Sobre mis espaldas:
el solitario apellido,
saliva de hombres que terminaron
y se vistieron.
El caminar amanerado,
a veces escondido,
a veces exagerado.

Una vida dudosa.

El radical/ el insano/ el resentido…
Así, ¿Santificado será mi nombre?

Inseguro, paranoico
pero nunca el esfínter contraído.

Clamaron masculinidad
y les mostré el culo.
Ejercieron autoridad
y les escupí en la cara.
Pidieron discreción
y les grité: ORGULLO.

 

(Anal)tómico

Hay que ser distraído
y dejar el anatómico
en la casa del amante.
Gastado signo de orinar territorio…

Hay que ser cínico
y organizar un museo de calzoncillos
como botines del cuerpo a cuerpo:
Rayados, a motas, manchados.
El tuyo ocupa un lugar privilegiado.
Tener tus iniciales bordadas cerca de los testículos
es la más clara señal
de tu insignificancia.

 

Masaje

¿Pensamos lo vulnerable
que quedamos al dejar el cuerpo
desnudo ante un par de manos?
Nódulos, dolor y contracturas.
Es tu nombre hecho tirón lo que duele.
Tiene la piel morena.
Fuerza en los brazos.
Una respiración pausada.
Huelo jazmines en el aire.
Los muslos vibran ante el roce.
Intento mirar su bulto
pero el peligro aparece.
Pide que de vuelta
como cuando estuviste
en mi espalda.
Ni el sudor se controla.
Me destapa
y mira mi amapola
queriendo llegar al cielo
sin viento.
Es imposible,
e involuntaria la pulsión.
El deseo es una flor
que crece entre toallas,
años luz de tu cuerpo.










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