SUMITAKU KENSHIN
(Okayama, Japón, 1961 – 1987) fue un monje budista y un malogrado poeta de haikus. De corta existencia por culpa de una prolongada enfermedad, que le obligó a pasar largas temporadas en hospitales, su nombre era Harumi Sumitaku, pero ha trascendido por el sobrenombre Kenshin. Los últimos dos años de su vida, conocedor de su cercano final, los dedicó a escribir haikus, dejándonos, a modo de herencia, auténticas joyas de la corona. En su país se le conoce como el poeta del haiku del alma. Como suele suceder en estos casos, su reconocimiento fue posterior a su deceso.
Muchas de sus composiciones hacen referencia a ese tiempo residiendo entre hospitales. Algunos de los que presentamos hoy, también.
El invierno regresa.
Incluso en las gélidas palabras
De los que me visitan.
¡Feliz año nuevo!
Solo la televisión
Me lo desea.
Comienza la lluvia a caer,
Latido
Del corazón de la noche.
Mi corazón solitario,
Perseguido
Por los rayos X.
Sol matinal,
Sello rojo
En el formulario de la operación.
Esa cara hinchada
En el espejo,
La que acaricio.
Traducción del original: Corinne Atlan y Zéno Bianu
Traducción del francés: Ángel Manuel Gómez Espada
El cuerpo quebrado
Aún vivo
Atravieso el verano
Sufro.
El grito de las cigarras
viene de días lejanos
Suspendida en la noche
la bolsa de suero
y la blanca luna
Más y aún más frío.
El teléfono negro
de la noche
Morse por la noche.
El viento
envía un SOS
Quitando la cáscara
Del huevo duro
Mis dedos de enfermo
Este fuego
que me quema.
La voluntad suicida
Mi rostro deformado
lo hundo
en la cubeta
Una selección de Alejandro Lavergne
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