viernes, 18 de julio de 2014

ROBERTO OROPEZA LOZANO [12.392] Poeta de Bolivia


ROBERTO OROPEZA LOZANO

(Cochabamba, Bolivia, 1986).- Poeta.
En el 2009 publicó el poemario “Invisible Natural” bajo el sello Editorial Yerba Mala Cartonera. Ha participado —sin suerte— en varios concursos literarios, entre los cuales se destaca: “Tiempo en contra” que le permitió asistir al “IV Festival de Poesía Internacional” en Sucre-Bolivia en agosto del 2010. Obtuvo el primer lugar en el VIII concurso de poesía MIO COMTECO MOVIL en el 2011. Fue parte de: “f/22 Antología Poética Cochabambina a cargo de “La ubre amarga ediciones” (2011) y Microcosmos, antología de poesía juvenil (2013).


Sastre

El primer terno nunca queda a cabalidad
los sastres lo saben,
por eso las tijeras que se abren y brillan se desvían de la línea trazada, 
las costuras que se desatan
solo ayudan a sentirnos incómodos,
incluso sonriendo.

El espejo devuelve una imagen sostenida por alfileres y
enmiendas por hacer que nunca se harán,
Es el inicio de las desilusiones por querer ser otra persona
alguien capaz de bailar el vals de forma perfecta 
que cuente anécdotas divertidas y
que no derrame el licor en el vestido de su compañera de baile





Lejanía

Estamos exiliados
pero aún vivimos en la misma casa,
dándole de comer al gato
durmiendo poco
perdiendo en las cartas como todas las noches.

Miramos películas
donde el protagonista muere por diez segundos
para luego abrir los ojos
levantarse y sacudirse el polvo de la camisa;
los únicos que mordemos el anzuelos somos nosotros:
corremos a abrazar a los que están vivos.

No sabemos a dónde vamos
pero todos los días
encendemos el auto y conducimos sin preguntarnos por el rumbo





Final

Se sabe que se va a perder
se ha apostado por un camino de pocas luces
lo único que se buscaba era borrarse de la memoria de los demás

Cuando se pierde el rumbo,
                  siempre queda el Sur

Los amigos se fueron de vacaciones 
la amante pidió permiso antes de usar el control remoto.
La imagen que se tiene del vacío
es un cuarto repleto de gente,
mirando de forma inexpresiva mientras te comes las uñas de los dedos.

Si sobrevivimos a este mes
al día siguiente abrazaremos al primero que veamos,
antes de despedirlo le regalaremos un billete falso
que la desgracia lo proteja y lo tenga en su gloria.





Circo

Los equilibristas cruzan los dedos antes de caer 
se abre el cielo:
han aceptado perderlo todo
la soledad crece a ras del piso.

El dolor es un rayo eléctrico
que ilumina todos los nervios.
Que el cuerpo se estrelle
y todo lo que quede de él
sea una masa de cabellos finos y sangre
como algo que no pudo nacer
o simplemente no quiso
un buen vino también merece ser desperdiciado.

El público exhalará círculos de humo perfectos antes de aplaudir.





Reunión

Nadie prometió encontrarse
sin embargo estamos aquí
observando a los anillos que se hunden en una taza de té
todo intento de escucharnos fue en vano,
y como si las circunstancias lo sugirieran sutilmente,
las moscas han empezado a darme vueltas
a enredarse en mi cabello 
y meterse en mi boca

En algún momento lograremos hablar del futuro
y lo haremos en voz baja
un sumario de todo lo que podamos extrañar
quemando uno a uno los hilos 
que sostenían a las marionetas de nuestra infancia





Recuerdo

En la fragilidad de las conversaciones
tu nombre ha sido tachado varias veces
condenado a ser un rostro borroso
como esos que observamos cuando viajamos a gran velocidad por la carretera.

Ya no somos los de antes
la memoria equivoca nombres y lugares a propósito
como los engranajes de una máquina 
cuyo mal funcionamiento a nadie sorprende.





Post

Me acordé de aquella noche:
tú hablabas de espejos,
mientras yo comía tus muñecas
(tan frías y alejadas de su furia)
“Cada aullido es natural “- alcanzaste a decir.
Tres ramitas de manzanilla
acomodadas en el recuerdo de tu serenidad.
Entonces puedo soñar




Del re-verso

Se ha de barajar versos sentado en medio del jardín,
sintonizando el odio adecuado
poniéndole el tinte necesario a los viejos insectos
(acabo de matar a mi último adjetivo)
Nunca se alcanza a armar el puente,
da risa verlo desmoronarse
a lo lejos alguien esperaba leerte




Veinticinco espejos

Estoy seguro que te sobra una línea, en ese libro tuyo
déjala para mí e imagíname
caminando, no sintiendo nada.
Cuantos espacios en blanco tuve que dejar para hablar de mi.
Sabes que dormí mal y no podré confesar el final de mi acto,
quizás porque no necesito de espectadores.
Te dije que no hay tiempo de mirar para cruzar la calle.
No me preocupa si esta es mi voz
o si los cigarrillos son tuyos.
Mírame, ignórame así







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