Juan-Jacobo Bajarlía
Juan-Jacobo Bajarlía (n. en Buenos Aires el 5 de octubre de 19141 - f. en Buenos Aires el 22 de julio del 2005) fue un poeta, cuentista, ensayista, novelista, dramaturgo y traductor argentino.
Fue el mayor de 5 hermanos. Su familia tenía una importante posición económica, pero cuando el joven Juan-Jacobo tenía 12 años tuvieron penurias económicas, motivo por el cual Bajarlía vendió medias en forma callejera para contribuir a generar ingresos. A los 9 años comenzó a escribir poesía y a los 14 su primera novela, llamada La cruz de la espada, cuyo original fue entregado a un falso editor y nunca más se supo de él. A los 17 años ingresó en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, completando luego sus estudios en la ciudad de La Plata, donde se recibió de abogado. Luego se doctoraría en criminología.
Fue uno de los primeros en introducir el vanguardismo en Argentina. en 1944 formó parte, junto con otros importantes artistas como Gyula Kosice, Edgar Bailey y Carmelo Arden Quin, del Movimiento de Arte Concreto-Invención.2 En el ambiente literario también trabó amistad con Alejandra Pizarnik y Antonio Di Benedetto.
Se desempeñó en distintos medios gráficos, como la revista Contemporánea (que dirigió entre 1948 y 1956), la revista Referente/el Ojo que mira (la dirigió en 1983) y colaboraciones en los darios Clarín (desde 1980 y por más de 10 años), La Nación, La Gaceta de Tucumán, La Prensa, entre otros.
Tradujo del francés, italiano e inglés a autores como Pietro Aretino, el Marqués de Sade, Wassily Kandinsky, Eugene Ionesco y Jean Tardieu, entre otros.
Además fue uno de los primeros investigadores en parapsicología en Argentina, y participó de las primeras experiencias en parapsicología científica, además de exponer en congresos y conferencias del tema.
Fue vicepresidente de la Sociedad Argentina de Escritores y formó parte de la Asociación de Artistas Premiados Argentinos "Alfonsina Storni" (APA). También perteneció a la Asociación de Escritores Argentinos (ADEA) y a la Sociedad General de Autores de la Argentina (ARGENTORES).
Se realizaron dos documentales sobre su vida y obra, Bajarlía, desandando el tiempo (2003) y Bajarlía (2005).
Falleció a los 91 años en el 2005.
Obra
1950 - Estereopoemas (poesía)
1950 - Notas sobre el barroco (ensayo)
1953 - La Gorgona (poesía)
1955 - La Esfinge (teatro)
1955 - Los robots (teatro)
1956 - Literatura de vanguardia (ensayo)
1956 - Pierrot (teatro)
1956 - Las troyanas (adaptación del texto de Eurípides)
1957 - El vanguardismo poético en América y España (ensayo)
1959 - Sadismo y masoquismo en la conducta criminal (ensayo)
1962 - Monteagudo (teatro)
1962 - Telésfora (teatro)
1962 - La confesión de Finnegan (teatro)
1964 - Cuentos de crimen y misterio (relatos)
1964 - La polémica Reverdy-Huidobro/El origen del ultraísmo (ensayo)
1966 - Crónicas con espías (cuentos)
1967 - Existencialismo y abstracción de César Vallejo (ensayo)
1968 - Canto a la destrucción (ensayo y antología poética)
1969 - La billetera del Diablo (teatro)
1969 - Historias de Monstruos (cuentos)
1970 - Fórmula al antimundo (cuentos)
1972 - Nuevos límites del infierno (poesía)
1972 - El día cero (cuentos)
1972 - Los números de la muerte (novela policial, aparecida con el pseudónimo John J. Batharly)
1976 - Undurraga Poeta Convivencial (ensayo y antología poética)
1977 - El endemoniado Sr. Rosetti (novela policial, aparecida con el pseudónimo John J. Batharly)
1983 - Sables, historias y crímenes (ensayo)
1990 - El poeta y el exilio (poesía)
1992 - Fijman, poeta entre dos vidas (ensayo)
1992 - Drácula, el vampirismo y Bram Stoker (ensayo)
1996 - Historias secretas de putas, musas y otras damas (ensayo)
1996 - Poema de la creación (poesía)
1996 - Lovecraft, el horror sobrenatural (ensayo)
1997 - Breve diccionario del erotismo y cancionero satírico (ensayo y poesía)
1998 - Alejandra Pizarnik/Anatomía de un recuerdo (ensayo)
2001 - Kosice / Un visionario del arte contemporáneo (ensayo)
2007 - El placer de matar (ensayo, publicado de forma póstuma)
2010 - Morir por la Patria (ensayo, publicado de forma póstuma)
2012 - El libro de los plagios (ensayo)
Sus cuentos fueron integrados en numerosas antologías. Algunas de sus obras han sido traducidas al alemán y francés, entre otros idiomas.2
En forma inédita se encuentran los siguientes textos:
Antonio Di Benedetto: Diario de una agonía (ensayo)
Nuestra Señora de los Basurales (novela)
La magia de Pluspi y la destrucción de los vampiros (cuentos para niños)
La gangrena del Diablo y la rebelión del Golem (cuentos)
Te espero al amanecer (poesía)
Poemas del abismo (poesía)
Nadie te ha visto, Satanás (poesía)
La generación argentina de 1922 (ensayo)
La novela que escribió Borges, la literatura cyberpunk y otros ensayos (ensayo)
Kakuy. Tragedia en tres actos y dos cuadros (teatro)
Diario de Santiago de Chile (diario de viaje)
Premios y distinciones
1962 - Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (por Monteagudo).
1962 - Premio Municipal de Teatro.
1962 - Premio del Fondo Nacional de las Artes.
1962 - Selección Municipal para las Jornadas de Teatro Leído (por Monteagudo).
1963 - Premio del Instituto del Nuevo Mundo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de Córdoba.
1964 - Premio Mystery Magazine Ellery Queen's.
1969 - 2do Premio Municipal de Narrativa.
1971 - Premio Leopoldo Alas ("Clarín").
1984 - Premio Konex de Platino.
1996 - Premio Boris Vian.
MIS MUERTES Y LAS TUYAS
Este pan era mío. Aquella tierra era tuya.
Todo estaba en nosotros y no era nuestro.
Pero el estallido nos rodeaba.
El estallido era el agua que bebíamos para morir.
Los ojos -’cuántas veces los ojos en camino fueron hogueras’
Los ojos eran granadas y el estallido el agua que bañaba nuestras sienes.
Los ojos se anticipaban a la muerte en un espejo que resplandecía.
Este pan era mío. Este pan y el alba.
El pan se entristecía en la mano. El alba se cuajaba de ángeles.
Y todo estaba en nosotros.
Los pájaros de fuego rayaban nuestra voz.
Tú lo sabías. Lo supe yo. Las estrellas lo supieron.
La trinchera era nuestra tumba y nuestra madre.
Este pan era mío. Se desgajaban las palabras.
La muerte nos tocaba y caían nuestras horas.
Quedábamos desnudos enredados en lágrimas.
Las llamas cubrían nuestro paso.
Yo moría y tú nacías. Yo para nacer. Tú para morir.
Todos moríamos y nacíamos.
Yo era todos los hombres
¿Quién era yo?
¿Quién era aquél que al amanecer transitaba las calles
deshilachadas buscando al hombre que juntaba mujeres
como monedas de oro para desmenuzar?
¿Quién era el dueño de la corrupción que abría caminos en los
viejos prostíbulos para instalar las oficinas del hambre?
¿Quién, desde lo alto de las paralelas, arrojaba la sal de la muerte
para sazonar otras vidas que se arrastraban como una
anfisbena de dos cabezas?
¿Quién era aquél que barajaba hombres como barajas en el juego
inacabable de la vida y la muerte?
Yo me levanté desde un hospital donde el juego también es a
morir y vi las camas insomnes donde los enfermos pedían
por la vida cuando ya estaban muertos.
Yo amanecí sin voz y sin ideas y vi las mesas donde se
consultaban los pactos con el Diablo.
Y yo vi a los hacedores de vida que intercambiaban palabras con
pócimas a la espera de que el muerto hablara del milagro
y luego se durmiera en esa otra vida que no está en la vida.
Corrí por oscuros laberintos donde el dolor festejaba la muerte
para aplacar el infierno que caía lentamente de un gotero.
Y vi los monstruos del día final filtrados desde las botellitas
numeradas que yacían al lado de las camas.
Y al Diablo que también caía desde el gotero para festejar
el triunfo que espera todos los días desde el amanecer.
La vida y la muerte es un juego de cubiletes que el Diablo agita
con su pulso incandescente.
Yo era entonces todos los hombres.
SUCESO CIBERNÉTICO
I
EL DÍA AÚN ERA NOCHE EN EL ÁTOMO
El día aún era noche en el átomo.
Crujía en el signo y se movía arrastrando los bloques
de silencio que la edad había sepultado.
Tú eras ya el anuncio de una bacteria que buscaba
otra bacteria,
un sonido que yo destejía para fundar el equilibrio.
No había abajo ni arriba. Lo que estaba a la izquierda
estaba a la derecha y en todas partes.
El centro era todos los centros en un círculo que
buscaba los números.
De “Poema de la creación”
SUCESO CIBERNÉTICO
I
MOVÍ UNA IDEA
Moví una idea.
La palabra movió la noche, y la oscuridad la luz.
Las aguas se bordaron en el día y un pez inició
la rebelión de sus aletas.
Avanzó por la línea enardecida que separó la muerte
de la no-muerte
el silencio del sonido.
De “Poema de la creación”
SUCESO CIBERNÉTICO
I
Entonces dijo la voz:
Yo soy el que estaré.
Después encendí las estrellas las galaxias los
cuásares profundos que iluminaban
los átomos para que el cosmos se expandiera.
Te di una mujer para adornarte
una clave para alimentar tu pensamiento
las formas por hacer que dormían en mi mano
la luz que caía desde un párpado que avanzaba en la
noche donde yo y la eternidad éramos un mutismo
enfurecido
la imaginación que crecía en los límites
la materia que soñaba.
De “Poema de la creación”
SUCESO CIBERNÉTICO
I
Entonces dijo la voz:
Yo soy el que estaré
y tendré la luz
en tu vientre.
Después puse un signo en tu lengua
y el sonido resplandeció.
Puse decibeles para crecer en la extensión
protones invisibles devorados por el quark
una columna de átomos donde descansaba la fuerza
que traía de la profundidad.
Puse el fuego en tus ojos
la eternidad en tu cintura
el mando en tu voz
la idea de una llama que avanzaba en tu sangre
y perforaba el pensamiento.
De “Poema de la creación”
SUCESO CIBERNÉTICO
I
ERAS UNA PARTÍCULA QUE YA NO SE ARRASTRABA
Eras una partícula que ya no se arrastraba
y ganaba altura
una garra que caía en aluvión y recogía el universo
en la caja de un sueño donde danzaban los espectros
de otras estrellas aplastadas en órbitas enmohecidas,
un tentáculo que enredaba los mundos habitados
para decirse el vencedor
una gota de sangre para ahogar la esperanza
un navío que acumulaba el espacio curvado
lleno de parábolas que jamás se tocaban
un hilo que se enredaba en el rictus
y dibujaba una palabra para telegrafiar a la muerte.
De “Poema de la creación”
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