Anwar Al-Ghassani Qal'at Saleh
Nació en Irak, 1937 - Murió en Costa Rica, año 2009
Anwar Al-Ghassani nació en Qalat Salih, provincia de Al-Imara en el Sur de Irak en 1937. Creció y se educó en Kirkuk en el Norte de Irak. Poeta, periodista, pintor, diseñador gráfico, traductor y catedrático de periodismo, comunicación mediada por computadora e Internet de la Universidad de Costa Rica.
Escribe poesía en árabe, inglés, alemán y español. Desde 1953 ha publicado numerosos poemas, cuentos cortos, traducciones, artículos periodísticos y académicos en diversos medios, países e idiomas. En 1992 su poema épico 'Irak' [árabe, 100 páginas] fue publicado por Riad El-Rayyes Books [London, Beirut]. Tiene varias colecciones inéditas de poesía en árabe, inglés y español.
Por su actividad política contra la monarquía despótica y luego contra los regimenes republicanos militares fue arrestado en 1954 cuando era alumno de secundaria y procesado ante un tribunal civil en Kirkuk. En 1963 fue arrestado y torturado después del sangriento golpe militar del 8 de febrero, mientras estudiaba pintura en la Universidad de Bagdad. Fue detenido por ocho meses y procesado ante el Cuarto Tribunal Militar de Kirkuk. A raíz de estas circunstancias fue obligado a dejar su carrera. En 1966 fue detenido de nuevo e incomunicado por una semana en una celda individual en el Directorado General de Seguridad en Bagdad.
Después de graduarse del colegio en 1955 trabajó en la perforación de pozos de petróleo en la provincia de Kirkuk, una experiencia positiva que marcó su vida. En los años siguientes trabajó como maestro y como periodista, diseñador gráfico, caligráfico y traductor en Bagdad. Trabajó como profesor universitario en el Instituto Internacional de Periodismo de Berlín, en la Universidad de Argel, Argelia y desde 1984 y hasta el presente en la Universidad de Costa Rica. Tiene un doctorado en periodismo y ciencias políticas de la Universidad de Leipzig, Alemania.
Era miembro del núcleo del 'Grupo de Kirkuk' y de la 'Generación de los Sesenta', dos de los más influyentes movimientos literarios de Irak y el mundo árabe desde mediados del siglo pasado hasta hoy.
Desde el destierro la voz del poeta Anwar Al-Ghassani
Por: Jorge Boccanera
El poeta Anwar Al -Ghassani, que abandonó Irak luego de ser encarcelado por Saddam Husseim, sigue escribiendo en Costa Rica, donde manifiesta su oposición a la presencia norteamericana en su país y deja caer hebras de nostalgia por una tierra que es dueña de "una belleza trágica y salvaje".
"La intervención norteamericana en Irak fue una invasión y eso va contra todas las leyes internacionales, pero el día en que tiraron abajo la estatua de Saddam, un hombre común entrevistado en la calle dijo `gracias pero tienen que volver a casa`", subraya el poeta en una entrevista con Télam.
"Es la lógica simple del pueblo y con la que algunos intelectuales coincidimos -remarca-. Deben dejar el destino del país en nuestras manos. Hay un grupo más crítico al respecto y muchos que llaman a la resistencia. Si hay en Irak algo que la gente odia, es esa intención dominadora de los norteamericanos".
Todo poeta arrastra alguna extranjería y Anwar Al-Ghassani cargó sus valijas por distintas ciudades del mundo. Ahora, mientras da los toques finales a su nuevo libro "Cantos del alma iraquí errante", apoya su nostalgia en un país devastado por el bombardeo y con fuerzas de ocupación.
Nacido en 1937 en el pueblo de Karkuk, Al-Ghassani, vivió varios años en Europa y trabajó en Argelia antes de radicarse en Costa Rica.
El destierro, un tema recurrente en la literatura iraquí, dice, no es una constante en la historia de su pueblo: "Se hizo marca a partir de los años 70. Los iraquíes no tenemos tradición ni de inmigración ni de exilio. Si se compara, se verá que los libaneses son los de mayor emigración, seguidos por los sirios, los egipcios un poco menos, pero nosotros nada".
Al-Ghassabu perteneció a uno de los grupos literarios más influyentes en la poesía árabe, surgido en los años 60 en la ciudad multiétnica de Karkuk -por lo cual adoptó ese nombre- en el norte de Iraq, que en 1927 se convirtió en el primer centro de la producción petrolera del país.
"Eramos amigos, a los que nos gustaba escribir, experimentar, éramos rebeldes en política y en la literatura -relata-; esto produjo un efecto en la poesía de Irak y la árabe en general".
Ya instalado Saddam Hussein en el poder las opciones eran escasas: "ser una pieza de propaganda del régimen, enfrentarlo, optar por un exilio interno que equivalía al silencio o salir del país. Todos los del núcleo fundador, menos uno, nos fuimos a Bagdad y más tarde, afectados por la represión, salimos del país".
En esos años, apunta: "Casi todos fuimos afectados, éramos siete escritores, más otros en la periferia, que militábamos en la izquierda. Nos formamos en la época de la monarquía, derribada en los años 50 con un golpe de que instauró la República. La historia de Irak es una seguidilla de golpes de estado hasta que llegó Saddam y se quedó treinta y pico de años".
"Estuve preso en dos ocasiones y la última vez fui llevado ante tribunales militares -recuerda el poeta-. En 1963 estudiaba pintura en Bagdad y el partido de Saddam (el Partido Socialista de Al-Baath -significa `resurrección`) estuvo nueve meses en el poder. Pusieron al país en un baño de sangre; fui uno de los miles de detenidos, vi la muerte cerca".
En su casa de San José, rodeado de libros de literatura habla de su libro Iraq, publicado en árabe en 1993. "Un poema épico -define-, en el sentido de que se proyecta sobre un tiempo muy extendido y que apunta a la universalidad de las cosas".
Según su visión, "en la poesía árabe presilámica están las raíces de la lengua. Están los siete poetas más conocidos con textos -denominados `al-mualakat`- que se colocaban en el templo hoy convertido en el Qa`aba, la mezquita más importante de Arabia Saudita. Estaban escritos en un idioma clásico que hoy le sería imposible leer a un árabe común".
"Ahí está el espíritu de la lengua -reitera- en poemas muy concretos que hablan del desierto, el caballo, el amor... Uno de esos siete poetas, Umara ul-Quais, fue quien más me influenció".
En 1950 empezó la renovación en la poesía árabe "con poetas de la talla de Abdulwehab Al-Bayati y Badr Shakir Al-Sayyab, pero sobre todo una mujer, la poeta Naziq Al-Malaika, la más innovadora y su libro `Cólera`. Todos estudiaron literatura inglesa en la universidad de Bagdad".
Por último, el poeta equiparó la historia de su país en estos años con el Iraq de 1920, ocupado tres años antes por Gran Bretaña que terminaba con cinco siglos de dominación otomana. Ya en esos tiempos el petróleo era un tema.
La revolución de los 20 se inició con un hecho en apariencia menor: "el jefe de una tribu dio muerte al gobernador británico que lo había insultado y comenzó un levantamiento: el jefe iraquí era sunnita, pero los jefes chiitas se unieron y lograron que el invasor se retirara y dejara la monarquía".
"Hay una particularidad de los iraquíes, sean kurdos, armenios, sunitas, musulmanes o cristianos y es que se identifican todos dentro de una identidad nacional", concluyó.
Embellecimiento después de mi nacimiento en Ur
Como llama blanca ondeaba la noticia de mi nacimiento.
Mi mano amputada erraba en las cañas,
y las cañas respiraban por sus concavidades.
Oía el lamento de los caramillos en un canal.
y oía en otro el mugido de los búfalos.
Después atravesé el tejido del cielo,
y vine a ti prensando tus labios con los míos;
y cuando tu lengua azucarada se alejó de mí,
volví al reino de Enlil** y empecé a tocar la flauta
para las lombrices del barro,
para mis alegres deidades que rezaban:
¡La lengua! ¡La lengua!
Balance después del desastre
I
Somos niños que fueron golpeados por años
y al crecer acorralados
por jinetes, gente a pie y perros de caza.
No hemos tirado bombas,
pero vimos macabras fiestas,
adicciones y matanzas adoradas.
No queremos ver más montañas y desiertos,
ni ríos o gente loca, cicatrices de viejos tiempos,
de fracasos en medio de aparentes éxitos.
II
No nos negamos.
No queremos besarnos ni abrazarnos.
No deseamos recuperar lo perdido.
No queremos saber, sino ser el presentimiento, uno acerca del otro.
Ya no tenemos miedo de encontrar o olvidar palabras y hechos
o de decir algo en el momento oportuno.
Todo viene de nosotros y a nosotros regresará.
Somos nuestros voceros.
Somos nuestra propia verdad.
Y en esta mudez, cada uno habla consigo mismo.
III
Tenemos un campo magnético de patrones nunca vistos antes,
que se extiende sigilosamente entre las puntas de nuestros dedos,
que nos acompaña donde vamos y nos hace autosuficientes.
IV
Nos preguntamos sin pasión, sin fanfarronada y vergüenza,
¿Sabremos de salidas?
No vemos alguna, salvo hacia atrás.
Ya no hay más que un trago de sangre, un tiro de calor.
Deseamos hallar semillas y animales que añoran a nuestras manos
y un rincón en una casa destrozada en medio de la nada,
albergue por una noche para morirnos solo por instantes.
Nos quedaremos quietos toda la noche
Acostados el uno a la par del otro tocándonos por las manos,
sin hablar hasta curarnos de nuestras vidas pasadas;
Y del mal que culminó quemando la tierra.
Domingo, 11 de mazo del 2003
Beso para el esclavo
¡Oh fuente de turquesa pálida!,
¡oh rosal de violenta flor!,
¡cómo tronchar tu llama cálida
y hundir el labio en tu frescor!
Gabriela Mistral, 'La condena'
Adolescente donde arribo me encadenan.
Sin ti no se me ocurriría rebelarme,
encender la casa del tirano o morir joven.
Dejaré estos planes; arribaré al silencio del paralítico mar.
Hablar de tu beso en sueño,
es tener mis dedos apretados en un torno.
Tus labios, luz arrasada por un relámpago,
se agota y se vuelve vigorosamente oscura.
Me entristece el paradero de tu beso a la deriva
en el diluvio de celajes apagados, hazañas olvidadas,
negativos de caras, en el polvo de oro de jactanciosos días
empujados hacia su final seguro,
mientras el planeta avanza hacia su avería
y detención como un pescado en un congelador.
Quizás eres el mensaje de mis tardes de robot.
Quizás soy tu apoderado incapaz de anunciarte.
Quedaré así con mi condena portátil,
labios cerrados, abismo para mirar,
y en la calle, las esposas esperan mis manos
a la vuelta de la esquina.
Martes, 20 de abril del 2004
Encuentros
Los encuentros son peligrosos
tenebrosos y no los queremos,
caemos en ellos
como guerreros agotados
que ansían cunas;
con armas y tropas resistimos
sus soluciones sensatas.
¿Acaso somos cobardes
angustiados por el descanso del provenir?
Gritan los desdichados en nuestros caminos,
hay bombardeos sin música
y los frutos de la mente y de las manos --
Mira, la basura amontonada.
Tantos trucos inútiles
y llegada la hora
se atasca el gatillo;
los ojos se clavan
en la cara del verdugo
lejos, inalcanzable
queda el dulce aire
entre una mano y la otra
apenas iniciando
el acercamiento de la vida
marcada por el fin fatal.
Los encuentros son momentos
en el mercado de esclavos;
el poder del hábito nos lleva
a crear el ambiente
y allí nos compramos y vendemos
a nosotros mismos.
No sé quién eres
quizá la curiosidad te lanza
en medio del peligro
mientras confías en el aire fresco,
en la contaminación acústica,
en las sillas y la enorme foto
del sol poniente,
la sierra rotativa
esperando su turno.
Ni siquiera sé quién soy,
te observo silencioso
acercándote y alejándote,
quién abandona la nueva vida
que nace y se esconde.
A lo mejor no sabemos
que estamos en trance,
que el dolor nos está dando una tregua
antes del choque suave
o la muerte prematura.
Un encuentro no es un evento,
es por lo menos dos vidas
coreografiadas, y otras
jaladas sin permiso
como adornos participes u oyentes,
un encuentro nunca desemboca
en un paseo marítimo.
Viernes, 25 de abril del 2003
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