martes, 25 de diciembre de 2012

JAVIER ACOSTA [8951]




JAVIER ACOSTA
Nació en Estancia de Animas, Zacatecas, México, en 1967. Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).
Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Teoría del Arte y de Hermenéutica en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Coordina el taller de Poesía del Instituto Zacatecano de Cultura y codirige la revista de humanidades y literatura Retia. Además del poemario arriba mencionado, es autor de Allen, tómate una tableta de eucalipto (Praxis / Dos Filos, 1994), Melodía de la i (Ayuntamiento de Zacatecas / IZC, 2001), Cuadernillo del viento (Ediciones de Medianoche / UAZ, 2007) y Libro del abandono (Era / INBA / Instituto Cultural de Aguascalientes, 2010), con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2010, además del ensayo Schopenhauer, Nietzsche, Borges y el eterno retorno (Universidad Complutense, 2008). 





Algoritmos para trazar la curvatura del empeine

Al fin de cuentas repito solamente
el plan trazado por tus tatarabuelos
Te miro y pienso en tantos rebaños
en tantos cargamentos de especias
En todos esos pretendientes
que regresaban de ultramar
Coleccionistas de arcaicas estatuillas
de las islas Cícladas. Te miro
Imagino excursiones de ácaros
a la voluble simetría de tu cuerpo:
ir y venir por las tranquilas
avenidas de tu respiración
Imagino tus senos de adolescente
apenas separados por la ley del menor esfuerzo
o los rudos trabajos aeróbicos
a los que ha sido sometido el bajo vientre
Pero en el culo ―amor―
obra exclusivamente la mirada
la pupila adiestrada del abuelo
Su búsqueda incansable entre tantas
magníficas versiones
su giro involuntario sobre el hombro
Y tu pobre muchacho
repite para sí
el inventario tierno de tu voz
el esmalte dental
los intermitentes hoyuelos
la faraónica curvatura del empeine
Todo para llegar a la sagrada asignatura
a la exquisita geometría de los glúteos
las atlánticas nalgas
que vienen de una abuela
que ―exageremos―
recogía frutos en África Central
según los paleontólogos.




2. De Regla de tres

Tom Waits ha estado bebiendo

The piano has been drinking, not me.
T. W.

A poca gente agradan sus canciones,
ni siquiera al mesero, ni a las minifaldas,
si acaso a mí,
cuando Tom Waits se embriaga como un piano
y me caigo al escote de mujeres que fuman.
Cuando mi amor huye a Los Ángeles,
cuando degüella el pavo de año nuevo y las estrellas
depilan sus muslos con neblina.
Los perros y las perras
aúllan
para que el frío no muera de catarro.
Pero
mis pantalones se orinaron, el vómito se ahoga en el retrete.
En el congelador está mi oído izquierdo, el derecho confiesa
que tampoco le gustan las canciones
y el piano de Tom Waits
sigue borracho.
Yo envío por correo mi cuello a California
Alguien escribe el remitente con saliva.
Mi boca está en el suelo,
a la navaja de afeitar le crece óxido en la ingle,
el agua tibia se fugó a Malpaso,
el refrigerador fuma de nuevo,
el frío tiene enfisema, el pubis rubio las estrellas.
Tararea la neblina
que alguien tiene axilas de tomillo
que Horacio ha estado bebiendo. Not me.

No he sido yo. Tom Waits. No yo.
Not me, not me.




3. Parecido en la revista Funes

Fotografía en el Coliseo

Yo comencé a engordar en autobús
Antonio Reyes


Los cuatro días que estuve en Roma fui delgado
lo dicen las fotografías y mi cara de ahora melancólico
Me detenía a lavarme en cada fuente
los pies y a enjuagar la cámara de fotos. Y cada media hora
recorría el cinturón un agujero. En una trattoria
en la frontera con el Vaticano no quisieron cobrarme
me despidieron con un beso en los labios de propina
En rápido español o en italiano lento —ahí sí que da lo mismo—
me dijeron los pies cuántos pasos faltaban
para llegar al Colosseo. Ajá pensé: el Coliseo
Atrás de mí buscas en Roma a Roma peregrino
entre ronquidos de motocicleta
se puede ver el Coliseo mientras exista Roma
Yo estoy ahí diciendo whiskey y la fotografía
papa o patata. Dopo volví a engordar
como una leona alimentada con cristianos
Todo para que el Papa me escribiera un telegrama
con veladas protestas entre puntos y rayas
Ya no éramos amigos y un beso de mi puño y letra
le mandé en estampillas:
Y Roma sigue en pie y yo cuento los días
Buscas en Roma a Roma y a Roma no la hallas
Buscas a Roma en Roma oh peregrino.
(No quería ser menos)




De
Largo viaje del presente
Tlaquepaque, Jalisco, México: Mantis editores, 2008.   6



[A quien leyere  1/2]

Si supiera dónte te encuentras
te llevaría estas palabras.





[A quien leyere  2/2]

En una habitación sencilla
con mis rodillas en el piso
rezo por ti
porque también estás en esa
interminable triste lista
de las cosas que caen

junto conmigo.






[El yo es un poeta mudo]

Existen tantos
poetas en mí
que escribirían
poemas memorables

Yo los mantengo a raya. 





[Multum in parvum]

Era mi esquina
la más pobre del infinito
ahí todo cabía
solo si acomodabas
cada cosa
adentro de otra cosa
Incluso cabía yo
que todo desordeno

Nos abrazábamos
de frío
puercoespines
media docena
en el único hueco

Tuve que devorarlos
para ganar espacio.





[Poema]

Ésta es mi prueba
9tangible, como todas)
de que nada es posible.





(De Libro del abandono, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2010)


Segunda lectura:
Salmos del inventor de salmos

7

Me arrojaste al vientre de mi madre,
me dejaste crecer
con la tibia bebida de su pecho.

Me arrojaste a los brazos de mi padre,
me dejaste sentir
su espinada mejilla.

Me enseñaste el amor
en la estricta escuelita de sus piernas.
Ahora me reclamas
el más entero desentendimiento.

Concediste a mi amada,
concediste a mi hijo,
el olvido perpetuo de mi nombre.

Me pediste llamarlos hacia ti
pero infundiste en los hombres mi descrédito.

Me enseñaste el camino
que seguiste hacia mí,
luego me abandonaste
en el oscuro laberinto de mis pies.

Me enseñaste a cantar
y me prohibiste aprender la canción.

Me enseñaste a levantar la mano antes de hablar
y a pronunciar tu nombre
adentro y fuera de tu casa.
Ahora me impones el silencio

y nadie me enseñó a ensuciar
el blanco espacio de tu nombre.
Dulce eres Señor, Dulce eres Señora.






12

Cuando aún me amabas
lloraba a diario
pensando en estos días

abandonada a mi suerte
debo volver a la desdicha
de no estar a tu servicio

me ordenaste no pensar en ti
buscar otros amantes
ahora soy doblemente infeliz
pues te desobedezco




Tercera lectura:
El maestro


VII

El maestro caído en su torbellino:
"Cada día escribo menos palabras.
Cada día más seguido.
Cada vez más
despacio."

(Escrito en un papel muy pequeño, llena de infinitos espacios en blanco.)




Cuarta lectura:
Balada del camino

No tengo miedo de morir;
pero es que me gusta tanto tu vida.







No tengo camino,
volveré sobre mis pasos
hasta que me encuentres;
entonces andaremos juntos
mi camino hacia ti.





Me pedías que viniera hacia ti. Iba hacia ti y no llegaba. Decías que ir hacia ti era nunca llegar. Desde el principio. Hasta el final.









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