Mina Loy
Mina Loy, seudónimo de Mina Gertrude Löwry (Londres, 27 de diciembre de 1882 - Aspen, Colorado, 25 de septiembre de 1966, se nacionalizó en Estados Unidos) fue una artista, poeta, dramaturga, novelista, futurista, actriz, diseñadora de lámparas y bohemia. Aunque ya en su época debió principalmente su fama a encarnar a la moderna mujer emancipada y a ser musa de vanguardistas,1 ella misma fue una reconocida poeta, admirada por T. S. Eliot, Ezra Pound, William Carlos Williams, Basil Bunting, Gertrude Stein, Yvor Winters y Francis Picabia, entre otros.
Mina Loy, cuyo nombre original era Mina Gertrude Lowry, nació en Londres. Su madre, Julia Bryan era inglesa y su padre, Sigmund Lowry, un húngaro judío.
Tras dejar la escuela a los diecisiete años, se trasladó a Múnich y estudió pintura durante dos años. A su regreso a Londres continuó con la pintura, teniendo en una ocasión como maestro a Augustus John. Durante sus estudios se familiarizó con las últimas teorías filosóficas y psicológicas de Europa (Friedrich Nietzsche, Henri Bergson, Sigmund Freud), así como con el pensamiento oriental. Posteriormente, se trasladó a París con Stephen Haweis, que había estudiado con ella en la Academia Colarossi. La pareja se casó en 1903. Mina es citada por primera vez con el apellido Loy en 1904, cuando expuso seis acuarelas en el Salón de Otoño en París. La primera hija de Loy y Haweis, Oda, nació en 1904 y murió en su primer cumpleaños.
Loy se convirtió pronto en una habitual de la comunidad artística del salón de Gertrud y Leo Stein. Allí conoció a muchos de los principales artistas de vanguardia y escritores de la época, como Guillaume Apollinaire, Pablo Picasso y Henri Rousseau. Durante los tres años que pasó en París, Mina, Gertrude Stein y Djuna Barnes iniciaron una amistad que se prolongó durante el resto de sus vidas.
En 1907, Loy y Haweis se trasladaron a Florencia, donde llevaron vidas prácticamente separadas. A pesar del distanciamiento, tuvieron dos hijos más: Joella en 1907 y Giles en 1909. En Italia, Mina participó en la comunidad futurista y tuvo una relación con su líder Filippo Marinetti. Al mismo tiempo, formó un grupo con algunos expatriados de Manhattan, entre los que figuraban el novelista y crítico Carl van Vechten -que posteriormente se convertiría su agente- y el periodista y comunista John Reed. Durante la Primera Guerra Mundial, Loy sirvió en un hospital del ejército.
Poesía
Los poemas de Loy, sumamente originales, comenzaron a ser frecuentes en pequeñas revistas como Rogue, desde donde atrajo la atención de los vanguardistas neoyorquinos. Una vez que su trabajo empezó a cobrar el impulso necesario, sus poemas y artículos llegaron a las publicaciones más significativas de Nueva York. En 1914, "Aphorisms on Futurism" fue publicado en Camera Work. "Parturition", su gráfica descripción del parto, apareció en Trend.
En julio de 1915, Loy comenzó a escribir lo que más tarde se conocería como "Songs to Joannes"2 "(originalmente "Love songs"), una colección de poesía vanguardista que trata sobre la decepción que sufrió con Giovanni Papini, otro futurista con el que Loy había tenido una relación en Florencia. Los primeros lectores de "Canciones a Joannes" se sorprendieron por su forma de tratar la sexualidad, en particular, por las descripciones grotescas y sin tapujos del deseo erótico y las funciones corporales.
En 1918, Loy escribió su Feminist Manifesto, en parte como respuesta a la misoginia del fundador del futurismo, F. T. Marinetti.
Nueva York y Arthur Cravan
Loy acabó desilusionada con el futurismo tanto por sus elementos machistas como por su acercamiento hacia el fascismo, lo que unido a que deseaba alejarse de su marido, la llevó a dejar a sus hijos con una niñera para mudarse a Nueva York en 1916. Allí comenzó a actuar con la compañia Provincetown Players y se integró en el grupo que se formó alrededor de la revista Others, que incluía a Man Ray, William Carlos Williams, Marcel Duchamp y Marianne Moore. Loy pronto llegó a ser un miembro destacado del círculo de bohemios de Greenwich Village. En esta época se convirtió además en adepta de la Ciencia cristiana.
En 1917 conoció al boxeador y poeta dadaísta Arthur Cravan, que había abandonado Europa para evitar combatir en la Primera Guerra Mundial. De Nueva York, Cravan marchó a México adonde Loy lo siguió cuando su divorcio fue definitivo. En Ciudad de México se casaron y vivieron un tiempo, siempre acuciados por las estrecheces económicas.
Al quedar Loy embarazada, la pareja decidió abandonar México en busca de una nueva vida en Argentina. El plan inicial era que ella, dado su estado, viajara en tren, mientras que Cravan se adelantaría viajando en barco. Para ello adquirió un pequeño yate con el que zarpó rumbo a Buenos Aires. Loy observó desde la playa cómo se alejó hasta desaparecer en el horizonte. Nunca más se le volvería a ver.
Entre Europa y Nueva York
Loy volvió a Europa para tener a su hija, que nació en abril de 1919 y posteriormente se reunió con sus otros dos hijos en Florencia. Sin embargo, incapaz de aceptar la desaparición de Cravan, volvió a América al año siguiente para continuar su búsqueda, que resultó infructuosa. En Nueva York se reencontró con su antigua vida del Greenwich Village, con el teatro y con sus colegas escritores, además de entablar amistad con Ezra Pound, Tristan Tzara y Jane Heap. En 1923 regresó a París, donde con el apoyo de Peggy Guggenheim, comenzó un negocio de diseño y fabricación de pantallas de lámparas y arreglos florales pintados. Su primer libro, Lunar Baedecker se publicó ese mismo año. Su vuelta a la ciudad le permitió recuperar su antigua amistad con Djuna Barnes y Gertrude Stein.
Últimos años
En 1936, Loy regresó a Nueva York y vivió un tiempo con su hija en Manhattan. De allí se mudó a Bowery, donde se interesó por los vagabundos de la zona. Inspirada por ellos escribió poemas y creó collages con materiales encontrados en la calle. En 1946 obtuvo la nacionalidad estadounidense. Su segundo y último libro, Lunar Baedeker & Time Tables, apareció en 1958. En 1959 expuso sus obras en la Bodley Gallery.
En 1953, se trasladó a Aspen, Colorado, para estar más cerca de sus hijas Joella y Fabienne; Joella había estado casada con el marchante Julien Levy y posteriormente se casó con el tipógrafo y artista de la Bauhaus Herbert Bayer. En Colorado, Mina Loy continuó escribiendo y trabajando en sus collages hasta su muerte, a la edad de 83 años.
Póstumamente, se publicó su novela Insel.
Traducciones al castellano
Breve Baedeker lunar. Madrid: Ediciones Torremozas, S.L., 2009.
Antología poética. Madrid: Huerga y Fierro Editores, 2009.
CRAVAN, ARTHUR Cartas de amor a Mina Loy . Cáceres: Editorial Periférica, 2012.
No hay vida ni muerte,
sólo actividad,
y en lo absoluto
no hay mortandad.
No hay amor ni deseo,
sólo tendencia a
Quien quiera poseer
es una no entidad.
No hay primero ni último,
sólo igualdad,
y quien quiera dominar
es uno más en la totalidad.
No hay espacio ni tiempo,
sólo intensidad,
y las cosas dóciles
no tienen inmensidad.
There is no Life or Death
Only activity
And in the absolute
Is no declivity.
There is no Love or Lust
Only propensity
Who would possess
Is a nonentity.
There is no First or Last
Only equality
And who would rule
Joins the majority.
There is no Space or Time
Only intensity,
And tame things
Have no immensity.
Una mujer anciana
El pasado se aparta
vagan acontecimientos
el futuro es una vaina sin semillas
el presente dolor. Ni siquiera la pena tiene aquella precisión
con la cual golpeó en la juventud. Años como polillas
corroen los órganos internos
colgando o cayendo
en un armario estropeado. ¿Tu espejo te confunde?
¿O es lo imposible
posible para la senilidad? ¿Cómo podría el antiguo
ágil y delgado yo
aquella silueta estrecha
venir a contener
esta incógnita enorme
esta abultada forastera
sólo para ser exorcizada por la muerte? La dilatación ha dominado
por completo tu larga realidad.
Songge Byrd
Para Isadora Duncan
Ave canora empujada por el escándalo
volaste sobre los hombres
los acariciaste
con las pumas de tus ojos
mirando sin la censura de la sorpresa
que como a ti
hizo descender de los cielos
a tantos dioses.
Antología poética (Huerga & Fierro, 2009.
Traducción de Esther Sánchez-Pardo).
La bolsa de piel
Donde una dualidad libidinosa
Albergaba
La total realización de mis infructuosos instintos
Algo con forma de hombre
Según la inesperada vulgaridad de una simple observadora
Más como el mecanismo de un reloj
Que se desgasta a contracorriente
Para el que no estoy diseñada
Tengo las puntas de los dedos insensibles de acariciar tu pelo
El felpudo de un Dios
En el umbral de tu mente
Mis pies
Golpean las losas
Que son restos de tu caminar
El viento me llena los pulmones y la nariz
Con la suciedad de la calle blanca
Pájaros enloquecidos
Prolongando el vuelo hacia la noche
Sin nunca llegar
Permanece eclipsada
por el aura materna
de ira subcarnal
circunscrita a los poros
de su piel—
A falta de diccionarios
sobre auto-conciencia
un innombrable estigma
se imprime
desde la red solar familiar
en desequilibrio
en la intuición
de la criatura
XII
Varan voces en los confines de la pasión
Deseo Sospecha Hombre Mujer
Se concilian en la húmeda carnicería
La carne de la carne
Extrae el deleite indisoluble
Que atrapa besando entre jadeos
Será cierto
Que te he apartado
Intocable en tu cristalización absoluta
De todos los empujones de la multitud
Me enseñaron de buena gana a vivir para compartir
O serás tú
Solamente la otra mitad
De la necesidad de un ego
Que fustiga el orgullo con compasión
Hasta el superficial sonido de la disonancia
Y el estampido del aliento en fuga.
Traducción: Isabel Castelao
Songs to Joannes
Voices break on the confines of passion
Desire Suspicion Man Woman
Solve in the humid carnage
Flesh from flesh
Draws the inseparable delight
Kissing at gasps to catch it
Is it true
That i have set you apart
Inviolate in an utter crystaliation
Off all the joñting of the crowd
Taught me willingly to live to share
Or are you
Only the other half
Of an ego’s necessity
Scourging pride with compassion
To the shallow sound of dissonance
And boom of scaping breath.
Breve Baedeker lunar de Mina Loy. Editorial Torremozas.
Parturition
I am the centre
Of a circle of pain
Exceeding its boundaries in every direction
The business of the bland sun
Has no affair with me
In my congested cosmos of agony
From which there is no escape
On infinitely prolonged nerve-vibrations
Or in contraction
To the pinpoint nucleus of being
Locate an irritation without
It is within
Within
It is without.
The sensitized area
Is identical with the extensity
Of intension
I am the false quantity
In the harmony of physiological potentiality
To which
Gaining self-control
I should be consonant
In time
Pain is no stronger than the resisting force
Pain calls up in me
The struggle is equal
The open window is full of a voice
A fashionable portrait painter
Running upstairs to a woman’s apartment
Sings
“All the girls are tid’ly did’ly
All the girls are nice
Whether they wear their hair in curls
Or —”
At the back of the thoughts to which I permit crystallization
The conception Brute
Why?
The irresponsibility of the male
Leaves woman her superior Inferiority.
He is running upstairs
I am climbing a distorted mountain of agony
Incidentally with the exhaustion of control
I reach the summit
And gradually subside into anticipation of
Repose
Which never comes.
For another mountain is growing up
Which goaded by the unavoidable
I must traverse
Traversing myself
Something in the delirium of night hours
Confuses while intensifying sensibility
Blurring spatial contours
So aiding elusion of the circumscribed
That the gurgling of a crucified wild beast
Comes from so far away
And the foam on the stretched muscles of a mouth
Is no part of myself
There is a climax in sensibility
When pain surpassing itself
Becomes exotic
And the ego succeeds in unifying the positive and
negative poles of sensation
Uniting the opposing and resisting forces
In lascivious revelation
Relaxation
Negation of myself as a unit
Vacuum interlude
I should have been emptied of life
Giving life
For consciousness in crises races
Through the subliminal deposits of evolutionary processes
Have I not
Somewhere
Scrutinized
A dead white feathered moth
Laying eggs?
A moment
Being realization
Can
Vitalized by cosmic initiation
Furnish an adequate apology
For the objective
Agglomeration of activities
Of a life
LIFE
A leap with nature
Into the essence
Of unpredicted Maternity
Against my thigh
Tough of infinitesimal motion
Scarcely perceptible
Undulation
Warmth moisture
Stir of incipient life
Precipitating into me
The contents of the universe
Mother I am
Identical
With infinite Maternity
Indivisible
Acutely
I am absorbed
Into
The was-is-ever-shall-be
Of cosmic reproductivity
Rises from the subconscious
Impression of a cat
With blind kittens
Among her legs
Same undulating life-stir
I am that cat
Rises from the subconscious
Impression of small animal carcass
Covered with blue bottles
— Epicurean –
And through the insects
Waves that same undulation of living
Death
Life
I am knowing
All about
Unfolding
The next morning
Each woman-of-the-people
Tiptoeing the red pile of the carpet
Doing hushed service
Each woman-of-the-people
Wearing a halo
A ludicrous little halo
Of which she is sublimely unaware
I once heard in a church
— Man and woman God made them —
Thank God.
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