Teófilo Tortolero
Poeta venezolano, radicado en Valencia ( * 1936 -1990). Estudió primaria en el colegio Don Bosco (Valencia) y secundaria en los Institutos "La Salle" y Liceo "Pedro Gual".Perteneció al grupo literario "Azar Rey" de Valencia (1968-1969)junto con Eugenio Montejo y J.M. Villarroel París. Jefe del Departamento de Publicaciones de la Universidad de Carabobo (1969).Co-Fundador de la Revista Poesía y Zona Tórrida . Residió sus últimos años en Nirgua donde ejerció su profesión de abogado. Su poesía posee un estado de ansiedad y un sentido trágico de la vida pero velado por una lirica sedosa, oscura y nostálgica. Tortolero posee un arrebato alucinante en el que predomina la belleza visual y sonora. Poseedor de un lenguaje penetrante supo captar el paisaje dotado de una profunda sensorialidad:"Tiro los naipes porque no he de jugar más./Desmenuzo en la mesa de bálsamo sus figuras tristes:/el rey lastimero que no cambia su mano volátil/la reyna liviana con su daga hundida en la espalda/(basta soplar sus numerosas heridas para que ruede/como un infeliz carrete de hilo)/,el caballo coronado de mofa o el As martirizado/en la marmita/junto al fogón de oro.(...)Ellos han muerto impresos igual que las lápidas/acompañan en su mortecina quietud/a los que sueñan debajo de sus letras llenas de lluvia.//Solo tienen sentido las flores vivas/las hormigas y las abejas que rodean/esa flor estampada en el aire.",este lenguaje lleno de texturas auditivas y táctiles cargado de sentido se ha pretendido rebajar a la escala de surrealizante, sin embargo toda su poesía deviene de la necesidad de ser protegido y arropado por un poder creador, cuya fuerza parece ir en detrimento:"Padre mío, padre de la esperma que hizo posible/la turbulencia junto a mi madre bienamada/de pronto creo que nos desconocemos y conocemos/y soy la espuma que flota en tus aguas/y alguna vez nos miramos y acunamos/sorprendiendo cómo la madre va resplandeciente,/el sol en sus espaldas//Padre mío, atiéndeme, que soy tronco y raíz de tu paño/del trebol amable de tus ojos-iris contra iris-/y en el nombre tuyo/hijo que soy no espíritu santo,/a ti imploro un campo delicioso/junto a los vellos de tu pecho,/al lado del ombligo de mi vista//Padre perla, padre caído sobre un bastón que no manda/y es un sencillo sostén de madera para tus manos/rugosas y manchadas.//Por favor, hazme este bien de sostenerme en tus sencillos huesos." Poesía enmarcada en la interioridad del paisaje, en el goce de la eternidad de la aldea y del hombre en perpetua decadencia, víctima de su irremediable deterioro y desesperanza. Su honda vena lírica parece ser también un "pathos"existencial que lo puso al margen del interés editorial . En 1982 recibe el Premio de la Bienal José Rafael Pocaterra con El día perdurable y otros poemas, publicado póstumamente en 1997.
Obra poética
Demencia precoz (Caracas, Edit.Arte,1968,53 p.1968)
Las drogas silvestres (Valencia, Universidad de Carabobo, 17 pp. 1972)
55 poemas (Valencia, Universidad de Carabobo, 72 pp. 1981)
Parfuma Jaguaro(-"Perfume de Jaguar"-Edición bilingüe al Esperanto, Valencia, Univerisidad de Carabobo, impreso por Editorial Arte,47p, 1984)
La última tierra (1990)
El libro de los cuartetos (1994)
LA VENTANA
La ventana nos ciega
Se cierra convulsa en el martirio de la lluvia
Sus cortinas bostezan bajo el fuego del cuarto
Hay madres de ángeles tapices
o simples furias y olores de remedios
Pienso que una golondrina eternal
Aspiró la luz martillada
Antes de esconderse frente a ti.
Ventana roída de música.
A LA SEPULTA
Una pulpería de camino es bellamente asombrosa
para recordar tu soledad madre mía
allá en tus huesos que se pulverizan
después que se desplomaron tantos soles
tantos inviernos
y lunas misericordiosas
sobre ti
junto a otros muertos que como tú
recordarán estos caminos fugitivos de abril
Y al calor de un cortante azul
respiro en la humareda
brotada de las hojas incendiadas
tu transparente mirada angustiosa
Serás siempre
boca arriba en tu tierra rojiza
madre de este silencio que va conmigo
el que no termina de querellarse
con el vasto silencio
A mi padre Teófilo II
Padre mío, padre de la esperma que hizo posible
la turbulencia junto a mi madre bien amada
de pronto creo que nos desconocemos y conocemos
y soy la espuma que flota en tus aguas
y alguna vez nos miramos y acunamos sorprendiendo
cómo la madre va resplandeciente, el sol en sus espaldas
Padre mío, atiéndeme, que soy tronco y raíz de tu paño
del trébol amable de tus ojos-iris contra iris
y en el nombre tuyo hijo que soy no espíritu santo, a ti imploro un campo delicioso/
junto a los vellos de tu pecho,/al lado del ombligo de mi vista Padre perla, padre caído
sobre un bastón que no manda y es un sencillo sostén de madera
para tus manos rugosas y manchadas.
Por favor, hazme este bien de sostenerme en tus sencillos huesos."
(Tomado del Poemario “Otros Poemas”)
A mi padre Teófilo II
Qué dolorosa y dura fue tu muerte
qué dura y dolorosa
fue tu muerte mía.
Ave, traza tu rato, tu no ser
cuando crezca en carne tuya
el jazmín de las furias
y el alcohol
que derramó callado en tu pureza.
No intentes más estar en mis manos
como un sonido de hueca sangre
porque resuena tu pisada y tu bastón
en mis patios,
donde tus pies sagrados se consagraron
a vivir sin amo;
besando el limpio cielo de las mariposas
Adiós, padre de mi adoración,
adiós, gentil hombre del suelo
del camino y la rosas
Adiós, señor de tanta majestad,
caído por tu propia mano
a la última tierra.
(Tomado del Poemario “La última tierra”)
POESÍA
Para Alfonzao Burgos T.
Poesía:
ese sórdido y cándido infierno
de mentir musitando a solas
en dolor
contra el sol
frente a la pared blanca
a la augusta puerta del llorar
frente a las cruces doradas de flores;
de beber por el sueño el topacio y el vidrio
por las tapias
tejados y rosas
que tu mano desprende;
por el silencio y los muñecos
que bajaron de un soplo a los sepulcros
por el frío que recorre las plazas
por todo lo que fue por todo lo que falta
y te toca y te aniebla
por tu herida en llamas
fija en tus pestañas
a tus ojos clavados al suelo
que te recibirá un día
sin quejarse por nada.
El viaje (Il viaggio)
Dábase a oír en las cigarras
un hondo tren que con la noche
lo circuía entre sus ecos
De los vagones de la densa tiniebla
velaba el rostro ya difuso
de los viajantes muertos
Nada sabía de los rieles del aire
ni del tabletear con que los hierros
borraban en el humo
los puertos del dolido itinerario
miró tras la ventana
en la confusa sonaja de los élitros
y supo que iba a bordo frotando la ultima morada
sobre paisajes ya desiertos.
Quiso decir adiós y no hubo tiempo
Esto queda del día:
chilló un ave en el naranjo,
se hizo un nido y otras aves chillaron
Se vació el nido, se hizo nube, quimera
testigo de plumajes
Voló el aire
con el nido quemado por el viento
Otro nido se hizo más tarde
y aves locas entraron y salieron
del naranjo
Quedó entonces el sentimiento, la opresión
de lo perdido y lo hallado
en un nido cargado de sangre y vaciado
de plumas
Quedó el patio, el naranjo y el sol
Deslizando sus patas por el corredor
Y el patio de humildes ladrillos.
El año termina en cansancio:
Me siento envecejer y padecer
como los animales antiguos del planeta.
Mi paso es lento y torpe,
tropiezo y caigo igual que un lagarto de plomo
cubierto de espinas que hieren hacia adentro
Pero en mi lenta marcha
escarchada por el aire fiero
aún tengo deseos de besar la tierra
y untar mis lágrimas de luz fogata
de luz ceniza y piedra del día
de llevar mis pasos al mar
que lava todo engaño y toda manía triste.
No pretender poemas eternos
Escribir en la tierra,
bajando la bóveda de versos
igual que los mansos becerros
Ahuecada el alma de los girasoles
se sabrá que en la boca está el polvo anhelante
que en las rayas de tus manos
pueden también adivinarse
las sagradas estaciones del sol
Dejar que tu corazón hormiguero
venga a lamer la lluvia
Entrada la noche.
Todo suena a lástima, a piedad y al fondo
estar en el olvido
Parece que las almas retornaran de un viaje que
nunca hicieron
Todo se escurre, todo se va, alma, y las flores que
tejiste
en días y días de prisas, besos y pausas,
angustiosas pausas, pero melodiosas,
se destiñen en el aire frío.
Presiento que estas manos ya no tienen las
tuyas
deseosas de huir del tacto de mi sombra.
Me recibe el rumor de mis ojos solos
en su golfo asombrado de ser nada,
a pesar del calor de un pecho clamoroso,
pasto de llamas de fieros y ardorosos venenos.
Guardo mi día y la pureza de un pensamiento
en el alcohol que tus ojos preservan
como un ocaso lleno de hojas y sacrificios.
Madre del amor
me siento solo.
De: El día perdurable y otros poemas
Un pájaro era esa sed de vivir
que desmenuzaba sus ojos bajo el cielo
Caen esos dolores con acentos breves
y aquéllos se convierten en la soledad
de un trino
de una hoja hecha niebla
aplomada por dios en un flechazo
Pero los estanques los cálices el humus
vienen ardiendo por las copas
y la taberna resulta pequeña para celebrar
un cielo despejado
Madres de los pájaros
quien va detrás de vosotros
gimiendo en un atardecer que huele a seda
a "dama de noche"?
De: Otros Poemas
Si volviera con el ala caída en la mejilla
y sus patas sangrantes brillando en el sol
a la entrada del templo
rendido y rojo en el aire su plumaje
hasta caer finalmente a la última tierra
yo llevaría su dolor suplicante
a los ojos lluviosos de Palas Atenea
De: Demencia Precoz
Quemada por el viento del silencio
una puerta golpea en mi memoria
Recuerdo que hay maderas rotas,
tablones apilados, una pared rugosa,
alambres claveteados por el sueño
y mi padre atravesando patios,
conversando en un delirio
con mi madre enferma.
Recuerdo las aguas de un invierno que se llevó
la ropa tendida en el patio
y también la mirada de quien escribe a solas
con su sol oprimido en el pecho
advierto que estoy hablando de una ferretería
donde mi vida trascurrió en silencio
atrapado a una red de metal
y a mostradores tristes
posados por las manos de inmigrantes chillones
alargados en su terco destino de morir
claveteando una mesa de fantasmas.
De: La Última Tierra
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