Rade Draínac (SERBIA 1899-1943)
En los años 20 existía un grupo autodenominado neorromántico, entre ellos estaba, Rade Draínac, inventor del movimiento poético hipnismo. Intuitivo, rebelde, bohemio, sus versos están sobrecargados de elementos urbanos: la realidad en su desnudez, el “bandido o poeta” es el personaje principal.
Enfermo y Borracho Vuelvo Del Suburbio
Se pusieron a cantar enfermizos los faroles frente a las
tabernas del suburbio;
Marzo se acabó en la sonrisa trágica de un ciego y su
acordeón roto.
En una calle antigua que lleva el nombre de un general
afeminado se cerraron las ventanas;
En la chimenea de una fábrica de ladrillos como en una
antigua columna roja
El gallo traído de los salvajes pagos macedonios
Toca airoso su trompeta aguda.
Ahí hasta la noche tardía dos estudiantes con una botella de
aguardiente discuten sobre mis poemas
Y la noche trae las letanías poéticas de los escándalos,
De ladrones, mujeres vendidas, fracasadas, de aquellos que
por pobreza mil años antes de nacer
¡Fueron condenados a la horca!
Qué raro, por todos lados encuentro a mi corazón como un
perro que cobardemente muerde desde la sombra de
una cerca:
Lo pido en un vaso de vino; ¡cae de la luna en forma de gota
de sangre congelada!
Pegado a los afiches podridos se convierte en un antiguo
barco
¡Que desde el puerto de Marsella lleva a los asesinos a la Isla
de Diablo!
Heme aquí tropezando ante el fantasma de la juventud pura
que se convierte en un gato de Angora;
Los días pasados desfilan en el ejército de la ropa lavada
en la soga;
Me debo haber emborrachado locamente si bebí hasta el
pigmento de mis ojos:-
¡Miren! la noche me encierra en el antiguo farol torcido!...
¡Y otra vez! –¡es por mi poesía venenosa como si la hubiera
escrito el peor canalla!
¿Cómo hablarle en azul al Danubio cuando lo exprime el
atardecer de octubre?
¿No sería deshonesto? ¡Oh, mi sangre rebelde!
¿Qué, pero qué isla de utopía se esconde del otro lado de
esta confesión?
De repente cien ventanas enamoradas abren sus vidrios;
La Vía láctea en zapatos de charol baja a la vereda solitaria.
Debajo de un abedul, donde el verano le quitó la camisa
verde,
En la sombra caliente del firmamento, como en un sanatorio,
me quedé dormido en el pasto.
¿No habré sido yo realmente un hombre nuevo que más allá
de lo previsto vivió bajo el cielo con su sueño infantil?
Mi mundo entero es ese suburbio de los espíritus malos
donde mi corazón se convirtió en un capullo de gusano
de seda;
Y ahí en la panadería, detrás del pan caliente,
Pasando por casualidad vi como un joven espolvoreado
de harina
Leía en una revista iletrada mi biografía escandalosa.
Mi Hambre Es Infinita
Mi hambre es infinita y mis manos eternamente vacías.
De noche a lo largo de las calles ciudadanas en los dedos llevo
la luna
Y dejo la tristeza bajo las ventanas de las mujeres perdidas.
Daría todo, pero no tengo nada
Mi hambre es infinita y mis manos eternamente vacías.
Sobre la Poesía Serbia del Siglo XX
Por Liliana Heer y Liliana Popovic
No hay comentarios:
Publicar un comentario