Pedro María Otaño (1857-1910): Escritor en lengua vasca. Pertenecía a una saga de bertsolaris de Cizúrquil en la que destacaron su abuelo Pedro Otaño llamado Errekalde Zarra y su tío José Bernardo Otaño. Pedro María Otaño, en cambio, se situó a medio camino entre el bertsolarismo tradicional y la poesía culta. Emigró a Argentina, país en el que vivió, escribió buena parte de su obra poética y murió. Algunas de sus composiciones son aún hoy día canciones populares. En la plaza de Cizúrquil hay un busto en su honor y la escuela municipal lleva su nombre.
Nacido en una familia de improvisadores, supo elevarse sobre el verso meramente popular, tanto por la calidad de sus rimas como por la temática que le interesa. Poco dotado para el canto por su mala voz, actuó poco en público y quizá ello contribuyó a que sus versos sean reflexivos, serenos y de un buen gusto indiscutible. En vida fue considerado como el más grande de los improvisadores, y su segunda partida a América, donde murió, constituyó una despedida-homenaje nacional. Pedro Mari Otaño es una de las figuras cumbre del bertsolarismo.
EN LAS PAMPAS AMERICANAS
En el caserío en que nací en aquella querida tierra del País Vasco
hay un nogal de gran sombra frente a la puerta;
si me alejaba de él era para ir al castañal de la pendiente
o a seleccionar las mejores en el manzanal de la huerta nueva,
toda mi juventud la pasé entre árboles.
Me vine aquí dejándolo todo, quería conocer esta tierra:
grandes robles, tiesas hayas, ¡cómo no os he de recordar!
Ahora estoy en América junto a un rancho,
cuando vuelvo tras pasar el día en el campo
mis ojos se regalan en el ombú de enfrente.
Me entristezco tanto en estos amplios espacios,
en estas extensiones donde no hay ni árboles ni montes ni ríos,
que al volver y sentarme en las raíces de este gran ombú,
o subiéndome al follaje de sus robustas ramas,
¡ai, madre mía, cómo expresar cuánto disfruto!
Querido ombú junto a la choza, te aprecio lealmente,
y cuando me alejo de tí se me parte el corazón
por los dulces recuerdos que me traes.
Quiero ver tu figura, no te pido frutos,
mientras yo viva aquí, te lo ruego, manténte en pie!
Tú eres, querido ombú, mi amigo predilecto,
por eso vengo a verter mis lágrimas en tu regazo,
imaginando que me llevas al nogal frente a mi casa...
Nunca me olvidaré de tí, pero quiero volver de nuevo
a dejar mis huesos en aquel árbol de tierra vasca.
Traducción: Koldo Izagirre
LAS SIETE UNIDAS (1)
Si cortamos por la mitad una tela que sirve para siete hermanas,
y ponemos a un lado tres vestidos, y cuatro a otro,
aunque las tijeras las hayan dividido una a una,
bien se echa de ver que las siete se visten de la misma tela.
Tomemos por tela al euskara, por tijeras al río Bidasoa,2
un pequeño río que sería aún más pequeño si fuese un océano:
las siete están unas al lado de otras, la frontera se llama «Un Paso»,3
¿por qué no hemos de ser una sola y unida familia?
Las gentes de uno y otro lado del Bidasoa
somos como plantas que surgen de una misma raíz:
tenemos idénticos orígenes, costumbres y leyes,
somos hijas e hijos criados en el seno de la Madre Euskara.
¡Madre Euskara! ¡Cuántos de tus hijos vivimos en América!
Y desde lejos te amamos aún más:
aquí no hay ni Bidasoas ni tantos obstáculos como allá,
para que nuestra querida madre rejuvenezca, ¡que vivan siempre las siete unidas!
1 En euskara, «Zazpiak Bat», eslogan político. Se refiere a la unidad de las siete provincias vascas: las tres del lado francés de los Pirineos (Laburdi, Nafarroa Beherea, Zuberoa) y las cuatro del lado español (Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Nafarroa).
2 Río que desemboca en la bahía de Txingudi, entre Hendaia (Laburdi) y Hondarribia (Gipuzkoa), y que constituye la actual frontera franco-española, dividiendo el País Vasco.
3 Se refiere a Behobia, pequeña localidad que se extiende a ambos lados del Bidasoa, también llamada Pausu. El autor interpreta este nombre como «pauso», que en dialecto guipuzcoano significa «paso».
Traducción: Koldo Izagirre
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