martes, 23 de octubre de 2012

VIVIANE NATHAN [8172]



Viviane Nathan (1953). Nació en Montevideo en 1953 y a los 15 años se traslada a la ciudad de Panamá en donde continúa sus estudios secundarios y encuentra tierra fecunda para su quehacer poético. Realizó estudios de Publicidad en la Universidad de Panamá.
Su obra "Un reloj sin horas" le mereció una distinción con Mención honorífica en el "Premio Universidad" 1972. Ha publicado: Aprendo sin conocer el nombre de las cosas (Panamá 1977)
Ansiedades de mujer con el rostro a la interperie (Panamá 1985) libro ganador del Premio Guillermo Andreve. Tiempo Justo (Edit. Torremozas, Madrid 1990) prólogo de Enrique Jaramillo Levy.






HIMNO AL DESACATO

Pienso violar todas las leyes,
los órdenes, los ritos, los sistemas.
Voy a treparme a un árbol
y a patear cientos de piedras,
y caminando boca abajo
quizá le vea el trasero
a este mundo embalsamado
donde todo lo que brilla apesta...
Quiero robarme un manojo de estrellas,
pintar la luna de verde
y al sol ponerle una careta.
Así, cuando me tomen de la mano
y me lleven a una celda,
cantaré un himno al desacato,
me pondré las rejas en los ojos
y entonces quedarán encerrados los de afuera...






VOY A APAGAR LA LUZ

Voy a apagar la luz
para quedarme a oscuras con tu rostro,
para inventar de nuevo aquel instante:
intimidad etérea y fulminante,
piel en la voz,
voz en el canto,
en la mirada...
Voy a apagar la luz
porque la oscuridad me obliga a dibujarte,
me da la dulce libertad de juntar las ternuras,
de calcar las ansias y borrar las soledades...
Voy a apagar la luz
para pensar en tí.





FINAL DE UN POEMA

Dejaré las notas en su sitio,
miraré más allá de los objetos,
cantaré hacia adentro, como siempre,
lloraré hacia fuera,
tomaré el peso acostumbrado de mi cuerpo,
giraré los pasos:
el futuro es un enigma...
Sentiré no sé qué cosas
y en las cálidas noches de estas tierras
dormiré como muchos,
con los ojos abiertos,
con el alma despierta
y mis pies sólo cubriendo la cama, en silencio.
Yo no sé conjugar los infinitos verbos
del idioma eterno...
No te conozco, compañero.
Mi vida es agradable comparándola con otras,
pero es escasa frente a mis expectativas.
Por eso te cuento
que cruzaré la vereda
y callaré
como siempre,
para que nadie se ría,
para que nadie cuestione,
para que nadie sepa lo sola que me siento.







SE ME ANTOJA

Se me antoja que la vida es hermosa,
sintiéndola entera, profunda
- ilimitada bajo la piel –
se me antoja inventar una manera nueva de decirte mil cosas y
siempre termino
sonriéndote en silencio,
sonriéndome,
sn fin
una sonrisa –yo– toda vertical.





Estamos solos los poetas

Te cuento que estamos solos,
poeta,
para que revientes la ternura,
para que rasgues la angustia que te envuelve
- que te amarra -
y despiertes de una vez
y sepas
que nos hacen falta más metros de garganta
para poder cantar
- gritar -
como los desahuciados,
vida,
amor,
muerte,
tiempo,
hijos,
patria,
libertad,
soledad eterna para los vivos,
y canciones dulces para los muertos.
Estamos solos, poeta...
El hombre no quiere saber,
no quiere conocer a sus demonios.
no importa donde esta el engaño, dice...
y se bebe a sorbos las mentiras...
Te cuento, poeta guerrillero, que estamos solos
y que la paz es una orilla muy lejana,
es un lugar inaccesible donde estallan los sueños verdaderos.

Del libro "tiempo justo", 1990







La vida es un paisaje

La vida es un paisaje lleno de espejos
y en cada uno de ellos nos vemos reflejados.
Somos siluetas de cartón,
antojos del alma y de la piel,
sueños inmortales,
a veces distintos, a veces iguales...
Y en un recóndito lugar de esos espejos,
tú y yo nos encontramos,
como se encuentran trasnochadas dos estrellas
sobre un inmenso mar de desencantos.



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