viernes, 19 de octubre de 2012

EMILY FRAGOS (8128)


Emily Fragos

Emily Fragos, (Estados Unidos), es una galardonada poeta publicada ampliamente que enseña poesía escrita en la NYU y Columbia. También ha sido profesora de Estudios de Shakespeare, la poesía y la literatura mundial en la Universidad de Fordham y el Colegio de Mount Saint Vincent. Fragos es  autora del libro de poesía Little Savage (Grove / Atlantic, 2004). Su trabajo ha aparecido en Best American Poetry, The New Yorker, Poesía, The American Poetry Review, The Paris Review, Revista de Yale, Boston Review, Review Cimarron, y numerosas revistas. Es editora de dos antologías de poesía de bolsillo Biblioteca Everyman / Knopf: El Gran Gato y el baile. Fragos también ha escrito sobre la danza de Pointe, Bomba, revistas y Playbill. Ella es la ganadora de Craig David Austin, Premio de Poesía.





Mundo intermedio


Amasando sus garras la blanca manta, mis ojos de Penélope
histéricos se vuelven a su delicada cabeza,
y por un solo instante no le preocupa el hambre,
ni el miedo; ni el amor y el frío calculado, impenetrable
pérdida. Si fuera una persona, se estaría desliando
el brazo, hecho trizas por un cinto, y en voluntario
ayuno, tibia la lengua, correría despacio,
con calma, por la ribera escarpada del Leteo.

(De Hostage, 2011)





Middle word


Kneading her paws into the white blanket, my Penelope’s eyes
Roll hysterically back into her delicate head,
And for one vacant moment she is unconcerned with hunger
And fright; with calculating love and cold, impenetrable
Loss. If she were a person, she’d be tying off
Her arm, blasted with a belt, and self-
Starved, tongue-warmed, be running slowly,
Quietly, along the steep banks of Lethe.


Traducción: Natalia Carbajosa





To Pavese

The city will appear before you
as otherworldly, inviting only
to those who suffer.

The dog tethered to the pole
stares at forms that move
with such muscle, ease. No thoughts
impede their shapes. There is kindness still
and what tenderness remains
for the crazed,
the rain brings out.

The classmate, so lithe, you followed
to the bookstore, to watch in secret,
and the arab who invited you to the café
and failed to show up,
you in your velvet pants, Cesare, stunned
to be rejected by one who is no one,
are long gone.

Through the giant eye of the telescope,
they have sighted 
the end of the beginning,
radiating galaxies
of deep fire, something
finally different
to tell you.

And the Coliseum cats
still come out at night.
They have become as famous as you
for being ruined and suspicious.
They grow vicious, you know,
captured in giant nets,
hissing and spitting.





A Pavese

La ciudad se mostrará ante ti
como irreal, sólo atrayente
para aquellos que sufren.

El perro atado al poste
escudriña formas que se mueven
con músculo y destreza. Ningún pensamiento
estorba sus contornos. Aún hay gentileza
y la ternura que queda
para los chiflados,
la ofrece la lluvia.

La compañera de clase, tan grácil, a la que seguiste
hasta la librería, para observarla en secreto,
y el árabe que te invitó al café
y no acudió a la cita,
tú con pantalón de terciopelo, Cesare, perplejo
ante el rechazo de un don nadie,
ya no estáis.

Por el ojo gigantesco del telescopio
han avistado 
el final del principio,
las galaxias radiantes
de profundo fuego, algo
al fin distinto
que contarte.

Y los gatos del Coliseo
siguen saliendo de noche.
Ya son tan famosos como tú
por su devastación y su recelo.
Van degenerando, sabes,
presos en redes gigantescas,
silbando y escupiendo.

Traducción: Natalia Carbajosa



Little O, Earth (1)

Feeling your body move over the earth
where winged things flutter
at the base of the tree–give us

the high held note; the grace of the pasture animal,
unperturbed, its eloquent eyes,
the taste of dirt and grass in its mouth,

the yoke, the brand, the butcher’s block
not part of its mind; the gaiety of a small bird
or a blue field flower, alone or together with others,

swaying. Take us, not with derision,
but with the folly of adoration
for the odd nature in us.




Pequeña O, Tierra

Sentir el cuerpo moverse por la tierra
donde seres aéreos aletean
en la base del árbol-danos

la alta nota sostenida; la gracia del rumiante,
impertérrito, sus elocuentes ojos,
el sabor de la turba y la hierba en su boca,

el yugo, la marca, el tajo del carnicero
fuera de su mente; el regocijo de un pajarillo
o una flor silvestre azul, sola o con otras,

balanceándose. Tómanos sin burla,
sino con la locura del que adora
lo insólito en nuestra naturaleza.

de Hostage (The Sheep Meadow Press, 2011)

Traducción: Natalia Carbajosa




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