domingo, 7 de octubre de 2012

FILIPA LEAL [7.991]


Filipa Leal

Nació en Oporto, Portugal, en 1979. Estudió Periodismo en la Universidad de Westminster y concluyó la Maestría en Estudios Portugueses y Brasileños en la Facultad de Letras de la Universidad de Oporto. Hizo su aparición en la poesía en 2004 con «Tal vez los lirios comprendan». En el 2007, el periódico portugués “Expresso” la indicó como una de las 27 nuevas promesas portuguesas, y en el 2010, la incluyó en la lista de los 10 talentos portugueses para la próxima década. En 2014, publicó «Adília Lopes Lopes», y, en 2015, el manifiesto «A favor de los lectores de poesía». En 2014 escribió un guión para un largometraje de cine, «Juego de damas», y un musical infantil, «Alrededor del mundo en 60 minutos». También ha escrito y expuesto en escena piezas de teatro, como «La inexistencia de Eva». Durante tres años fue periodista y locutora residente del programa Cámara Clara, de la RTP2. Pasó por Rádio Nova, fue editora del suplemento «De las artes, de las letras», en el periódico «O Primeiro de Janeiro», y de la revista «Pessoa» (de la Casa Fernando Pessoa). Tiene colaboraciones dispersas en varios periódicos y revistas («Egoísta», «MeaLibra», «INÙTIL», «Colóquio Letras», «Textos e Pretextos», entre otros).

Filipa Leal

Nasceu no Porto, Portugal, em 1979. Formou-se em Jornalismo na Universidade de Westminster, em Londres, e é Mestre em Estudos Portugueses e Brasileiros pela Faculdade de Letras da Universidade do Porto, onde apresentou a dissertação sobre os «Aspectos do cómico na poesia de Alexandre O’Neill, Adília Lopes e Jorge de Sousa Braga». Jornalista cultural, foi editora do suplemento literário do jornal O Primeiro de Janeiro. Tem participado em vários encontros internacionais de escritores, nomeadamente na Galiza, em Pisa, Zagreb e Bristol, e alguns dos seus poemas foram já traduzidos, nomeadamente para espanhol, croata, turco e búlgaro. Tem colaborações dispersas em várias revistas e antologias e tem publicado diversas recensões na revista Os Meus Livros (Lisboa). Integra, desde 2004, os Seminários de Tradução Colectiva de Poesia Viva da Fundação da Casa de Mateus.



Poemas de Filipa Leal



Ocho miradas en el vértice | Oito olhares no vértice

Selección y compilación | Seleçáo e compilaçao
Raquel Molina

Traducción | Tradução
Estrella Gomes




I

En esta brisa casi suave
de plantas ya anochecidas
casi te toco entre los riegos,
y entristezco.
Tu ausencia es tan real
como los vastos campos de girasoles
secos, envejecidos, casi muertos.
Alquilo la voz y la expresión
a la par de todos los espacios
de este lugar que se inicia.
Todo esto es simple:
tengo el corazón desordenado.
Ven.


I

Nesta brisa quase suave
de plantas já anoitecidas
quase te toco entre as regas,
e entristeço.
A tua ausência é tão real
como os vastos campos de girassóis
secos, envelhecidos, quase mortos.
Alugo a voz e a expressão
a par de todos os espaços
deste lugar que se inicia.
Tudo isto é simples:
tenho o coração desarrumado.
Vem.


II

En el fondo de los relojes

Me demoro en este país indeciso
que aún busca el amor
en el fondo de los relojes,
que se abre
como si se abriese los poros solitarios
para que en ellos caigan huesos, vidrios, pan.
Me demoro
en el vientre de esta ciudad
que ningún navío abandonó
porque le faltó el agua para la partida,
como a veces desaparece la carretera
que nos conduce a los lugares
y allí tenemos que quedarnos.


II

No fundo dos relógios

Demoro-me neste país indeciso
que ainda procura o amor
no fundo dos relógios,
que se abre
como se abrisse os poros solitários
para que neles caiam ossos, vidros, pão.
Demoro-me
no ventre desta cidade
que nenhum navio abandonou
porque lhe faltou a água para a partida,
como por vezes desaparece a estrada
que nos conduz aos lugares
e ali temos que ficar.


III

Repartición
Las personas se perdían
a veces en el blanco
a veces en el trazo imperfecto.
Algunas se cortaban en el margen,
rasgaban los días;
otras quemaban archivos
con nostalgias de casa,
olían a moho.
Le garantizo: había centros
de la ciudad sólo para recoger
esos restos de tallo.


III

Repartição
As pessoas perdiam-se
às vezes no branco
às vezes no traço imperfeito.
Algumas cortavam-se na margem,
rasgavam os dias;
outras queimavam arquivos
com saudades de casa,
cheiravam a mofo.
Garanto-lhe: havia centros
da cidade só para recolher
esses restos de caule.


IV

Si al menos la lluvia
Andaba dando vueltas
en el tope de sí mismo
y del monte.
Hubo trepado la cuesta
como de pequeño
trepaba a los árboles:
para ver mejor.
Vivía tan lejos del agua
que tenía la boca seca.
Ahora andaba dando vueltas
lleno de sed
agotándose, sudando.
Porque no paras?
le preguntaría, si pudiese
entrar en este poema.
No había nada en la cima de sí
ni del monte
—sólo el azul y algunas aves
que respiran más alto.
La ciudad quedaba a medio camino
entre el cielo y la tierra
(el cielo allá para cima, aún tras el monte,
la tierra acá para bajo, un poco antes de la sed).
Él andaba a las vueltas con la vida:
le tiraba piedras, gritaba
(si al menos la lluvia! si al menos la lluvia!)
cómo quién no encuentra.
Sólo más tarde entendí lo que buscaba:
un mar.


IV

Se ao menos a chuva
Andava às voltas
no topo de si mesmo
e do monte.
Trepara a encosta
como em pequeno
trepava às árvores:
para ver melhor.
Vivia tão longe da água
que tinha a boca seca.
Agora andava às voltas
cheio de sede
a esgotar-se, a suar.
Porque não paras?,
perguntar-lhe-ia, se pudesse
entrar neste poema.
Não havia nada no cimo de si
nem do monte
—apenas o azul e algumas aves
que respiram mais alto.
A cidade ficava a meio caminho
entre o céu e a terra
(o céu lá para cima, ainda depois do monte,
a terra cá para baixo, um pouco antes da sede).
Ele andava às voltas com a vida:
atirava-lhe pedras, gritava
(se ao menos a chuva! se ao menos a chuva!)
como quem não encontra.
Só mais tarde entendi o que procurava:
um mar.


V

Este es mi nombre

Las ciudades tienen luces en las palabras.

Ofuscan el lenguaje de los hombres. Les dicen: Este es mi nombre.

Y parpadean y revientan el mirar.

Y hay ciudades quebradas, oscurecidas. Sin color: sólo asfalto en la memoria.
De lámparas caídas sobre las calles, de calles caídas bajo los pasos.
Nos dicen: Este es tu nombre.
Y todos cumplimos el vacío.

Los hombres desean la ciudad. La tocan por dentro, en el rojo,
la preparan para el abandono. Le dicen: Este es tu cuerpo. Y parten.

De noche, las ciudades fijan las imágenes de los que se van —restos de esperma

en los árboles más altos. Dicen: Este es mi cuerpo.
Porque todas las ciudades tienen su letrero. Su hombre.


V

Este é o meu nome
As cidades têm luzes nas palavras.

Ofuscam a linguagem dos homens. Dizem-lhes: Este é o meu nome.

E piscam e rebentam o olhar.

E há cidades avariadas, escurecidas. Sem cor: só asfalto na memória.
De lâmpadas caídas sobre as ruas, de ruas caídas sob os passos.
Dizem-nos: Este é o teu nome.
E todos cumprimos o vazio.

Os homens desejam a cidade. Tocam-lhe por dentro, no vermelho,
preparam-na para o abandono. Dizem-lhe: Este é o teu corpo. E partem.

À noite, as cidades afixam as imagens dos que vão —restos de esperma
nas árvores mais altas. Dizem: Este é o meu corpo.
Porque todas as cidades têm o seu letreiro. O seu homem.


VI

La Ciudad olvidada

Para Antonio.

Ella dijo: Soy una ciudad olvidada.
Él dijo: Soy un río.

Se quedaron en silencio en la ventana
cada uno en su ventana
mirando su ciudad, su río.

Ella dijo: No soy exactamente una ciudad.
Una ciudad es diferente de una ciudad
olvidada.

Él dijo: Soy un río exacto.

Ahora en la baranda
Cada uno en su baranda
pidiendo: Un poco de aire entre nosotros.

Ella dijo: Escribo palabras en los muros que piensan en ti.
Él dijo: Yo corro.
De teléfono prendido entre el rostro y el hombro
para que al menos se liberasen las manos
cada uno con sus manos libres.
Ella temió el adiós, dijo: Soy una ciudad olvidada.
Él se rió.


VI

A cidade esquecida

Para o António.

Ela disse: Sou uma cidade esquecida.
Ele disse: Sou um rio.

Ficaram em silêncio à janela
cada um à sua janela
olhando a sua cidade, o seu rio.

Ela disse: Não sou exactamente uma cidade.
Uma cidade é diferente de uma cidade
esquecida.

Ele disse: Sou um rio exacto.

Agora na varanda
cada um na sua varanda
pedindo: Um pouco de ar entre nós.

Ela disse: Escrevo palavras nos muros que pensam em ti.
Ele disse: Eu corro.

De telefone preso entre o rosto e o ombro
para que ao menos se libertassem as mãos
cada um com as suas mãos libertas.
Ela temeu o adeus, disse: Sou uma cidade esquecida.
Ele riu.




Publicamos una selección de poemas del libro En los días tristes no se habla de aves, de Filipa Leal. Este libro fue publicado por la editorial Tragaluz en el 2016.

De Talvez os Lírios Compreendam (2004).



Prólogo a cualquiera de mis libros

Hoy soy más que el pánico. Le quité la máscara
al miedo cobarde de estar viva.
Hoy me hace gracia la inmortalidad cándida del que no se amedrenta.
A veces, el desaliento fluye dentro y fuera de mi cuerpo;
lo hace en los insomnios lánguidos.
Pero lo que hay de vulgar en la inmortalidad secreta
de las palabras es la desnudez íntima,
que desaparece más allá de las páginas.
Nos queda el cobarde temor de desnudarnos, lentamente.
Y el milagro de la palabra escrita.



Prefácio a qualquer um dos meus livros

Sou hoje algo mais do que o pânico. Desmascarei o
cobarde medo de estar viva.
Hoje diverte-me a imortalidade ingénua dos destemidos.
Às vezes, escorre o desânimo dentro e fora do meu corpo –
nas insónias lentas.
Mas o que há de vulgar na imortalidade secreta das
palavras é a íntima nudez,
que não persiste para além das páginas.
Resta-nos o cobarde medo de nos despirmos, devagar.
E o milagre da escrita.



De A Cidade Líquida e Outras Texturas, 2006

La ciudad líquida

La ciudad se movía como un barco. No. Tal vez la tierra se abría en alguna parte. No. Era el mareo. La despedida. No. La ciudad tal vez era de agua. ¿Cómo sobrevivir a una ciudad líquida?

(Yo intentaba sostenerme como un barco).

Las aves se mojaban en las torres. Todo se evaporaba: las campanas, los relojes, los gatos, el suelo. Se pudrían los cabellos, la mirada. Había peces inmóviles en los umbrales de las puertas. Sólidos mástiles que sostenían las paredes de las cosas. Los marineros invadían las tabernas. Se reían fuerte desde lo alto de los barcos. Rompían la entrada de los lugares. Las personas pescaban en el interior de las casas. Dormían en plataformas muy finas, como balsas. La náusea y el frío les amorataban los labios. No veían. Aceleradas se amaban al atardecer. Era el miedo a la muerte. La ciudad parecía de cristal. Se movía con las mareas. Era un espejo de otras ciudades costeras. Cuando estaba cerca, inundaba los edificios, las calles. Se sumaba al mundo. Lo naufragaba. Los habitantes que la veían cada vez más cerca se quedaban asombrados, mirándola, mirándose. Morían de vanidad y de falta de aire. Los que eran arrastrados se aferraban a lo que quedaba del interior de las casas. Sentían culpa. Temían el castigo. Tantas veces desearon soltar las amarras de la ciudad. Ahora partían con ella dentro de una ciudad líquida.

(Yo me quedé exactamente en el lugar de donde salió).



A cidade líquida

A cidade movia-se como um barco. Não. Talvez o chão se abrisse em algum lado. Não. Era a tontura. A despedida. Não. A cidade talvez fosse de água. Como sobreviver a uma cidade líquida?

(Eu tentava sustentar-me como um barco.)

As aves molhavam-se contra as torres. Tudo evaporava: os sinos, os relógios, os gatos, o solo. Apodreciam os cabelos, o olhar. Havia peixes imóveis na soleira das portas. Sólidos mastros que seguravam as paredes das coisas. Os marinheiros invadiam as tabernas. Riam alto do alto dos navios. Rompiam a entrada dos lugares. As pessoas pescavam dentro de casa. Dormiam em plataformas finíssimas, como jangadas. A náusea e o frio arroxeavam-lhes os lábios. Não viam. Amavam depressa ao entardecer. Era o medo da morte. A cidade parecia de cristal. Movia-se com as marés. Era um espelho de outras cidades costeiras. Quando se aproximava, inundava os edifícios, as ruas. Acrescentava-se ao mundo. Naufragava-o. Os habitantes que a viam aproximar-se ficavam perplexos a olhá-la, a olhar-se. Morriam de vaidade e de falta de ar. Os que eram arrastados agarravam-se ao que restava do interior das casas. Sentiam-se culpados. Temiam o castigo. Tantas vezes desejaram soltar as cordas da cidade. Agora partiam com ela dentro de uma cidade líquida.

(Eu ficara exactamente no lugar de onde saiu.)



En los días tristes no se habla de aves

En los días tristes no se habla de aves.
Uno llama a los amigos y no están
y luego pide fuego en la calle
como quien pide un corazón
aún intacto.

En los días tristes es invierno
caminamos helados con el cigarrillo en la mano
quemamos el viento y decimos
–¡Buenos días!
a las personas que pasan
pero cuando ya han pasado
sin que lo notáramos.

En los días tristes uno habla solo
y un ave siempre se posa
sobre las cosas
en lugar de posarse en nuestro corazón
y sin hablar con nosotros.



Nos dias tristes não se fala de aves

Nos dias tristes não se fala de aves.
Liga-se aos amigos e eles não estão
e depois pede-se lume na rua
como quem pede um coração
novinho em folha.

Nos dias tristes é Inverno
e anda-se ao frio de cigarro na mão
a queimar o vento e diz-se
– bom dia!
às pessoas que passam
depois de já terem passado
e de não termos reparado nisso.

Nos dias tristes fala-se sozinho
e há sempre uma ave que pousa
no cimo das coisas
em vez de nos pousar no coração
e não fala connosco.



La ciudad olvidada

Ella dijo: Soy una ciudad olvidada.
Él dijo: Soy un río.

Se quedaron en silencio en la ventana
cada uno en su ventana
mirando a su ciudad, a su río.

Ella dijo: No soy exactamente una ciudad.
Una ciudad es diferente de una ciudad
olvidada.

Él dijo: Soy un río preciso.

Ahora en el balcón
cada uno en su balcón
pidiendo: Un poco de aire entre nosotros.

Ella dijo: Escribo palabras en los muros que piensan en ti.
Él dijo: Yo sigo mi curso.

El teléfono puesto entre la cara y el hombro
para dejar al menos las manos sueltas
cada uno con sus manos libres.
Ella temió el adiós, dijo: Yo soy una ciudad olvidada.
Él se rió.



A cidade esquecida

Ela disse: Sou uma cidade esquecida.
Ele disse: Sou um rio.

Ficaram em silêncio à janela
cada um à sua janela
olhando a sua cidade, o seu rio.

Ela disse: Não sou exactamente uma cidade.
Uma cidade é diferente de uma cidade
esquecida.

Ele disse: Sou um rio exacto.

Agora na varanda
cada um na sua varanda
pedindo: Um pouco de ar entre nós.

Ela disse: Escrevo palavras nos muros que pensam em ti.
Ele disse: Eu corro.

De telefone preso entre o rosto e o ombro
para que ao menos se libertassem as mãos
cada um com as suas mãos libertas.
Ela temeu o adeus, disse: Sou uma cidade esquecida.
Ele riu.



De próxima publicación.

Te dije: una casa

Te dije: una casa.
No hablábamos hacía meses y esto
fue todo lo que supe decirte:
una casa, tengo una casa.

Acomodé primero los discos, después las películas,
y luego los libros, la vajilla.
Como quien se abriga de la lluvia,
colgué los primeros cuadros.
Cuatro: carretera, mar, mujer, corazón.

Empezó a llover cuando me preguntaste
si te invitaba a cenar.
Era innecesariamente julio
y adentro de la casa llovía mucho.

Te lo dije, confieso, sin esperanza;
solo porque una casa
es demasiado grande para quedarse en la boca.



Disse-te: uma casa

Disse-te: uma casa.
Não falávamos há meses e isto
foi tudo o que te soube dizer:
uma casa, tenho uma casa.

Arrumei primeiro os discos, depois os filmes,
só então os livros, as loiças.
Como quem se abrigasse da chuva,
pendurei os primeiros quadros.
Quatro: estrada, mar, mulher, coração.

Começou a chover quando me perguntaste
se te convidava para jantar.
Era desnecessariamente Julho
e dentro de casa chovia tanto.

Disse-to, confesso, sem esperança
– apenas porque uma casa
é muito grande para guardar na boca.



El mapa

Porque buscamos en el cotidiano un camino en el que se repitan el amor y el hogar de algún verano. Porque la memoria tiene señales de tránsito y a veces hablamos mucho y muy alto cuando está en rojo para recordar, y llamamos a los amigos y de repente pasa a amarillo, sin saber cómo, y al final del día, cuando nos acostamos, pasa a verde y todo avanza y los recuerdos surgen en lugar del sueño, en el lugar de la vida, en el lugar del verbo. Porque también nosotros tenemos montañas y ríos señalizados y también en nosotros hay rutas principales y secundarias que van de la cabeza a los pies cuando la mano deseada nos recorre como si fuera un carro de juguete. Porque también nosotros deseamos un nuevo aeropuerto donde apoyar la cabeza, o al menos algunas reformas en el aeropuerto en donde torpemente intentamos aterrizar. Porque incluso con cuatro o veinte autopistas no dejamos de tener el camino hacia al estanque donde nos sumergíamos en la infancia. Porque todos nos buscamos unos a otros dentro y fuera de lo que somos y parece que nos perdimos, que nos detuvimos en la estación de servicio equivocada, a 10 km, siempre mirando el reloj, a 10 km, en la dirección de unos a otros, a 10 km pero en la estación de servicio equivocada. Porque el límite del cuerpo es el dibujo del mapa y, a veces, uno tiene ganas de rasgar, omitir, extender la frontera, pero para eso se inventó la guerra, porque justo tras ese límite hay otros y otros países invadidos por nosotros. Porque en el fondo deseamos tan solo ser conquistados. Porque los países conquistados logran moverse en el mapa y no sentir culpas. Porque los países conquistados se reconstruyen después de la guerra y antes del reinicio del amor.

Somos un mapa circular, humano y excesivo.



O mapa

Porque buscamos no quotidiano uma estrada onde se repita o amor e a casa de algum Verão. Porque a memória tem sinais de trânsito e às vezes falamos muito e alto quando está vermelho para recordar, e chamamos os amigos e de repente fica amarelo sem sabermos como, e no fim do dia, quando nos deitamos, cai o verde e tudo avança e as recordações são em vez do sono, são em vez da vida, são em vez do verbo. Porque também nós temos montanhas e rios assinalados e também em nós há itinerários principais e secundários e ruas que vão da cabeça aos pés quando a mão desejada nos percorre como carro de brincar. Porque também nós desejamos um novo aeroporto onde pousar a cabeça, ou pelo menos algumas obras no aeroporto onde desajeitadamente procuramos aterrar. Porque mesmo com quatro ou vinte auto-estradas continuamos a ter o caminho para o tanque onde mergulhávamos na infância. Porque andamos todos à procura uns dos outros dentro e fora de quem somos e parece que nos desencontramos, que paramos na estação de serviço errada, a 10 km, sempre a olharmos para o relógio, a 10 km, na direcção uns dos outros, a 10 km mas na estação de serviço errada. Porque o limite do corpo é o desenho do mapa e às vezes apetece rasgar, omitir, estender a fronteira, mas para isso há a guerra, porque imediatamente fora desse limite há outros e outros países invadidos por nós. Porque no fundo desejamos apenas ser conquistados. Porque os países conquistados conseguem mexer no mapa e não ter culpa. Porque os países conquistados se reconstroem depois da guerra e antes do recomeço do amor.

Somos um mapa circular, humano e excessivo.








-

No hay comentarios:

Publicar un comentario