Martin Carter
Martin Wylde Carter (Georgetown, Guyana 7 de junio de 1927 - Ib., 13 de diciembre de 1997) fue un poeta guyanés.
Sus orígenes mestizos incluyen antepasados europeos, hindúes y africanos. Empezó a publicar en 1950 en Thunder (órgano del Partido progresista Popular y en el diario literario de A.J. Seymour, Kyk-over-Al.
Su obra Poemas de Resistencia (1954) lo consagró como una de las voces políticamente comprometidas más importantes del panorama mundial. A finales de los años 1950 rompe con el PPP y se une al nuevo partido de Forbes Burnham, el Congreso Nacional Popular. Ocupará el cargo de Ministro de Información entre 1964 y 1970. A finales de la década pasará a militar en la Alianza Popular de los Trabajadores (Working People's Alliance, WPA) que dirigen Eusi Kwayana y Walter Rodney.
Aunque en sus inicios su poesía estaba muy comprometida con los movimientos sociales, su obra fue evolucionando hacia una lírica más personal. Es conocido sin embargo sobre todo por un poderoso poema de protesta de los años 1960: «I come from the nigger yard of yesterday».
En el Concierto en directo en el Lincoln Center en beneficio de las víctimas del Huracán Katrina, Danny Glover leyó algunos poemas de Carter, difundiendo así por primera vez en el Siglo XXI la obra de este poeta.
Traducciones al español
Hay dos volúmenes con traducciones de poemas de Martin Carter al español:
Poesías escogidas/Selected Poems, en texto bilingüe. David Dabydeen (ed.), Salvador Ortiz-Carboneres (trad.), Gemma Robinson (intro.), Leeds, Peepal Tree Press, 2005, 155 pp.
Poemas de afinidad y resistencia, en texto bilingüe (recoge los libros Poems of Affinity 1978-1980 y Poems of Resistance from British Guiana). Traducción e introducción de Luis Ingelmo, Zamora, El sinsonte en el patio vecino, 2009, 170 pp.
Martin Wylde Carter (poeta-activista de Guyana, 1927-1997)
Ahora es el tiempo oscuro, mi Corazón
Ahora es el tiempo oscuro, mi Corazón.
Mayates castaños están gateandos por todo el país.
Se esconde dentro del cielo el sol brillante.
Flores rojas se doblan en una tremenda pena.
Sí, Corazón – el tiempo oscuro…
Es la estación de tiranía, de metal negro, y de lágrimas.
Hay un festival de armas, un carnaval de miseria.
En todas partes, la cara de la gente está tenso, inquieto.
¿Quién está viniendo, caminando en la negrura de la noche?
¿De quién esa bota de acero que pisotea el fino césped?
Es el hombre de la muerte, mi Corazón,
el invasor extraño que te mira en tu reposo –
y él está apuntando a tu sueño.
Estás involucrado
Éso yo he aprendido:
hoy eres una mota, y
mañana – un héroe.
Pero…
héroe o monstruo – ¡estás devorado!
Como tiembla el telar la plantilla,
como teje un adorno la telaraña.
Estamos todos implicados – enredados –
¡todos están tomados!
Dicen que yo soy…
Dicen que soy un poeta escribiendo para ellos:
a veces yo río, a veces asiento con la cabeza – solemnemente.
No quiero mirarles a los ojos
no sea que chillaran pues escabullirse de mí.
No puede escribir el poeta para ellos que no piden su ser honrado – sino mentiras.
Porque los poemas están escritos para los moribundos o para los niños no nacidos
– no importa lo que digamos.
Pero su audiencia no existe, remota en una matriz o en algún lecho de agonía.
Solo quiere decir ésto:
nosotros que desean poemas de honradez,
tienen que volverse nacido de nuevo, y morir primero para hacer eso.
Para un hombre que andaba de soslayo
Orgulloso, descalzo, doy zancadas por la calle,
y él que quiere mi camisa – pues aggárela.
Solo recibe el dador.
El indeseado desea el mundo, y
el talón moreteado de su pie patea como un metéoro.
La oscuridad sombría atrás de la ilusión azul
se para como un altar en un templo de una tierra renunciada.
Ellos fracasaron como morir, entonces perecen desgarbadamente.
(Al menos Laocoonte, aún con todas las culebras, luchó bien…)
BOSQUE TROPICAL
Cada gota clara de lluvia sirve para oscurecer
las torres verdes; cada grano
de arena blanca, las partículas
de oro brillante. Estas son del recuerdo
como lo son las noches de amor, dentro
de nuestra selva humana de perdición.
Es lo mismo en todas partes.
Las hormigas destruyen a las hormigas.
El peligro está vagamente al acecho,
como hace siempre,
en los menos y más fértiles
propósitos de las obras
del ánimo humano. Las ciénagas
son traicioneras. Las rápidas cañadas
de agua idéntica son hermosas
y tranquilas, un grito, un solo grito humano,
como quiera empezado, lo abarca todo.
PARA ÁNGELA DAVIS
La lluvia se inflama en ese hemisferio
de mi mente
donde casi nada sucede,
ni la claridad del sol ni el chaparrón
y mucho menos el florecimiento
del poder del amor que tú alimentas
y al cual tanto abruma mi lengua,
tan proclive al discurso
en esos esenciales centros de trabajo
donde la libertad es algo indecente.
Y desde una monótona ventana cae
la feliz consecuencia de las nubes,
que las raíces de impetuosos árboles
reciben con magnífica gratitud,
y que bien puede que vuelva a nosotros,
toda en su momento
y a través de sus formas particulares,
encadenando la mano al fruto
y el fruto a la promesa de nuestra
piadosa esperanza y al amor
y al triunfo del esfuerzo
del siempre impaciente pulso
de ese artífice que organiza
las guerras.
Pienso en ti,
Ángela Davis.
Pienso en ti
y lo que deseo hacer
es ordenar a los secos estanques
de la lluvia
que humedezcan tus cansados pies
y a ti que alces tu rostro
al obsequio de ese inmenso techo
de nubes que te debemos
Martin Carter (Traducción: Romualdo Santos)
Martin Carter (a la derecha) con el poeta-compañero
Ernest Perry, Georgetown, Guyana
Ernest Perry, Georgetown, Guyana
This Is The Dark Time, My Love
This is the dark time, my love,
All round the land brown beetles crawl about
The shining sun is hidden in the sky
Red flowers bend their heads in awful sorrow
This is the dark time, my love,
It is the season of oppression, dark metal, and tears.
It is the festival of guns, the carnival of misery
Everywhere the faces of men are strained and anxious
Who comes walking in the dark night time?
Whose boot of steel tramps down the slender grass
It is the man of death, my love, the stranger invader
Watching you sleep and aiming at your dream.
I Come From The Nigger Yard
I come from the nigger yard of yesterday
leaping from the oppressors' hate
and the scorn of myself;
from the agony of the dark hut in the shadow
and the hurt of things;
from the long days of cruelty and the long nights of pain
down to the wide streets of to-morrow, of the next day
leaping I come, who cannot see will hear.
In the nigger yard I was naked like the new born
naked like a stone or a star.
It was a cradle of blind days rocking in time
torn like the skin from the back of a slave.
It was an aching floor on which I crept
on my hands and my knees
searching the dust for the trace of a root
or the mark of a leaf or the shape of a flower.
It was me always walking with bare feet
meeting strange faces like those in dreams or fever
when the whole world turns upside down
and no one knows which is the sky or the land
which heart is among the torn or the wounded
which face is his among the strange and the terrible
walking about, groaning between the wind.
And there was always sad music somewhere in the land
like a bugle and a drum between the houses
voices of women singing far away
pauses of silence, then a flood fo sound.
But these were things like ghosts or spirits of wind.
It was only a big world spinning outside
and men, born in agony, torn in torture, twisted and broken like a leaf,
and the uncomfortable morning, the beds of hunger stained and sordid
like the world, big and cruel, spinning outside.
Sitting sometimes in the twillight near the forest
where all the light is gone and every bird
I notice a tiny star neighbouring a leaf
a little dropp of light a piece of glass
straining over heaven tiny bright
like a spark seed in the destiny of gloom.
O it was the heart like this tiny star near to the sorrows
straining against the whole world and the long twilight
spark of man's dream conquering the night
moving in darkness and fierce
till leaves of sunset change from green to blue
and shadows grow like giants everywhere.
So I was born again stubborn and fierce
screaming in a slum.
It was a city and a coffin space for home
a river running, prisons and hospitals
men drunk and dying, judges full of scorn
priets and parsons fooling gods with words
and me, like dog tangled in rags
spotted with sores powdered with dust
screaming with hunger, angry with life and men.
It was a child born from a mother full of her blood
weaving her features bleeding her life in clots.
It was pain lasting from hours to months and to years
weaving a pattern telling a tale leaving a mark
on the face and the brow
Until there came the iron days cast in a foundry
Where men make hammers things that cannot break
and anvils heavy hard and cold like ice.
And so again I become one of the ten thousands
one of the uncountable miseries owning the land.
When the moon rose up only the whores could dance
the brazen jazz of music throbbed and groaned
filling the night air full of rhythmic questions.
It was the husk and the seed challenging fire
birth and the grave challenging life.
Until to-day in the middle of the tumult
when the land changes and the world's all convulsed
when different voices join to say the same
and different hearts beat out in unison
where the aching floor of where I live
the shifting earth is twisting into shape
I take again my nigger life, my scorn
and fling it in the face of those who hate me.
It is me the nigger boy turning to manhood
linking my fingers, welding my flesh to freedom.
I come from the nigger yard of yesterday
leaping from the oppessors' hate
and the scorn of myself
I come to the world with scars upon my soul
wounds on my body, fury in my hands
I turn to the histories of men and the lives of peoples.
I examine the shower of sparks the wealth of the dreams.
I am pleased with the glories and sad with the sorrows
rich with the riches, poor with the loss.
From the nigger yard of yesterday I come with my burden.
To the world of to-morrow I turn with my strength.
Do Not Stare At Me
Do not stare at me from your window, lady
do not stare and wonder where I came from
Born in this city was I, lady,
hearing the beetles at six o'clock
and the noisy cocks in the morning
when your hands rumple the bed sheet
and night is locked up the wardrobe.
My hands are full of lines
like your breast with veins, lady -
So do not stare and wonder where I came from
My hands are full of lines
like your breast with viens, lady -
and one must rear, while one must suckle life...
Do not stare at me from your window, lady.
Stare at the wagon of prisoners!
Stare at the hearse passing by your gate!
Stare at the slums in the south of the city!
Stare hard and reason, lady, where I came from
and where I go.
My hand is full of lines
like your breast with veins, lady,
and one must rear, while one must suckle life.
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