Luis de Oteyza
Luis de Oteyza (Zafra (Badajoz) 30 de junio de 1883 – Caracas, 11 de marzo de 1961) fue un periodista, escritor y poeta del Modernismo español.
Es un poeta intimista adscrito al Modernismo español. Escribió su obra poética en su juventud.
Practicó un periodismo combativo que le hizo famoso y polémico. En 1904, pasó a dirigir Madrid Cómico. Colaboró en numerosas publicaciones periódicas, El Globo, La Nación, Madrid, El Liberal, Heraldo de Madrid.
Primer director del periódico La Libertad, fundado en 1919. Con él colaboraron Antonio de Lezama, Antonio Zozaya, Eduardo Ortega y Gasset, Luis de Zulueta, Augusto Barcia, Pedro de Répide, Manuel Machado y Luis Salado entre otros.
Enviado por su periódico a Marruecos para entrevistarse con Abd el-Krim publicó su famoso artículo “Caudillo del Rif”, el 8 de agosto de 1922
Pionero de la radiodifusión en España, fue presidente de la Asociación de Radioaficionados de España (ARE) y fundó una de las primeras emisoras de radio que emitieron en Madrid. Fue en 1921, cuando dirigía el periódico, cuando fundó , Radio Libertad.
Republicano de izquierdas, anticlerical, hizo propaganda por la proclamación de la República española. En 1933 fue nombrado embajador en Caracas.
Al estallar la Guerra Civil española, se exilió.
Viajero incansable, escribió numerosas novelas de aventuras, ambientadas en los lugares exóticos que había visitado, muy populares en los años veinte y treinta.
Obra
Poesía
Flores de Almendro, 1903.
Brumas, 1905.
Baladas, 1908
Versos de los veinte años. 1923
Luis de Oteyza, sus mejores versos, 1929
Novela y ensayo
Calabazas: politiquillos, escribidores, criticastros, pintamonas… 1904
En tal día: efemérides históricas, 1915
Galería de obras famosas, 1916
Las mujeres de la literatura, 1917
Anécdotas picantes, 1918
Frases históricas, 1918
Animales célebres, 1919
En tal día: efemérides humorísticas, 1919
Abd-el-Krim y los prisioneros, 1924
La edificante aventura de Garín, 1927
De España a Japón. Itinerario impresionista, 1927
Una aventura de viaje: novela, 1928
El pícaro mundo. Cuentos de diversos países, 1928
Al Senegal en avión: reportaje aéreo. 1928
¡Viva el rey!, 1929
Los dioses que se fueron. Mitología, 1929
El tapiz mágico: reportajes mundiales, 1929
El hombre que tuvo harén, 1931
El diablo blanco, 1932
Río revuelto, 1932
El tesoro de Cuauahtémoc, 1930
Anticípolis, 1931
López de Ayala, o el figurón político-literario, 1932
La tierra es redonda, 1933
La historia en anécdotas, 1957
La vuelta de los Vencidos
"Por la estepa solitaria, cual fantasmas vagarosos,
abatidos, vacilantes, cabizbajos, andrajosos,
se encaminan lentamente los vencidos a su hogar,
y al mirar la antigua torre de la ermita de su aldea,
a la luz opalescente que en los cielos alborea,
van el paso retardando, temerosos de llegar.
Son los hijos de los héroes que, en los brazos de la gloria,
tremolando entre sus filas el pendón de la victoria,
regresaron otras veces coronados de laurel.
Son los hijos, la esperanza de esa raza poderosa
que, los campos fecundando con su sangre valerosa,
arrastraba siempre el triunfo amarrado a su corcel.
Son los mismos que partieron entre vivas y clamores,
son los mismos que exclamaron: ¡Volveremos vencedores!…
Son los mismos que juraban al contrario derrotar,
son los mismos, son los mismos, sus caballos sudorosos
son los potros impacientes que piafaban ardorosos
de los parches y clarines al estruendo militar.
Han sufrido estos soldados los horrores de la guerra,
el alud en la llanura y las nieves en la sierra,
el ardor del rojo día, de las noches la traición;
del combate sanguinario el disparo, la lanzada
—el acero congelado y la bala caldeada—
y el empuje del caballo y el aliento del cañón.
Pero más que esos dolores sienten hoy su triste suerte,
y recuerdan envidiosos el destino del que muerte
encontró en lejanas tierras.
Es mejor, mejor morir,
que volver a los hogares con las frentes abatidas,
sin espadas, sin banderas y ocultando las heridas,
las heridas que en la espalda recibieron al huir.
A lo lejos el poblado ya percibe su mirada:
¿Qué dirá la pobre madre? Qué dirá la enamorada
que soñaba entre sus brazos estrecharle vencedor?
¿Qué dirá el anciano padre, el glorioso veterano,
vencedor en cien combates? ¿Y el amigo? ¿Y el hermano?
¡Callarán avergonzados, si no mueren de dolor!…
Y después, cuando a la lumbre se refiera aquella historia
del soldado, que al contrario disputando la victoria,
en los campos de batalla noble muerte recibió;
y los viejos sus hazañas cuenten luego, entusiasmados,
se dirán los pobres hijos del vencido, avergonzados:
¡Los valientes sucumbieron y mi padre regresó!…
Tales cosas van pensando los vencidos pesarosos,
que, abatidos, vacilantes, cabizbajos y andrajosos,
caminando lentamente, se dirigen a su hogar;
y al mirar la antigua torre de la ermita de su aldea,
a la luz opalescente que en los cielos albores
van el paso retardando, temerosos de llegar."
Luis de Oteyza entrevista a Abd-el-Krim
Crepuscular
Cada tarde, cuando muere,
alguna ilusión me arranca;
por eso al caer el Sol
siempre hay en mis ojos lágrimas.
Las negruras de la noche
tras la luz de la mañana…
tras la ilusión venturosa
la desilusión amarga…
Hay, cuando agoniza el día,
una agonía en mi alma;
cada tarde, cuando muere,
alguna ilusión me arranca.
La pena blanca
Dicen que la pena es negra…
Aquella pena fue blanca.
Eran de marfil sus manos,
era de nieve su cara;
blanca pureza su cuerpo,
blanca inocencia su alma.
Eran nardos y azucenas
las flores que la adornaban;
era blanco el ataúd;
era blanca la mortaja…
Dicen que la pena es negra…
Aquella pena fue blanca.
("Versos de los veinte años")
(Luis de Oteyza, "Las mujeres de la literatura",
Obras selectas. Edit. UCAB / Ex Libris, 2000)
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