lunes, 3 de marzo de 2014

OTOKAR BŘEZINA [11.128]



OTOKAR BŘEZINA  

(1868-1929)
Fue el más importante poeta simbolista checo, acaso el más grande poeta de su país, de temática mística, refinado estilo y magistral dominio del idioma. En su carrera de pedagogo, actuó como maestro y profesor en ciudades de provincia; posteriormente fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Carolina de Praga y catedrático de Filosofía en la de Brno, cargo que declinó. Llevó una vida solitaria, fue asiduo lector de ricas bibliotecas monacales, un estudioso de la filosofía, la poesía antigua y moderna y de las lenguas; colaboró en revistas literarias específicas. Afectado tempranamente por pérdidas de seres queridos, encontró un estímulo en la amistad del maestro y músico František Bauer y en el vínculo intelectual y sentimental con la teósofa Anna Pammrová, con la que mantuvo una larga comunicación epistolar. En su búsqueda del sentido de la vida en medio de la caótica sociedad moderna, se reveló como un hondo pensador metafísico que celebra la vida espiritual, el amor por el universo y por el hombre y el conocimiento superior por sobre todos los valores terrenales.

Sus libros poéticos lo muestran como un hondo pensador y reflejan en secuencia su crecimiento espiritual. El primero de ellos, de raigambre impresionista, Tajemné dálky ( Lejanías misteriosas), 1895, todavía trasluce la tristeza de su juventud solitaria marcada por tempranas pérdidas afectivas, la frustración por lo no vivido y la extrañeza ante el caos de la sociedad moderna, pero ya en Svítání na západě ( Amanecer en el ocaso), 1896, el poeta alcanza una superación metafísica en la que el dolor y la soledad redimen de culpas ancestrales y posibilitan el conocimiento profundo, y la muerte no es sino otra forma de vida, reveladora de misterios. Ahondando su visión, en Větry od pólů ( Vientos de los polos), 1897, pasa de la problemática íntima a un objetivismo místico, un sentido de la vida universal más allá del tiempo y del espacio y de la vida del individuo, abrazando a "la hermandad de los creyentes", vivos, muertos y aún no nacidos, en una comprensión omniabarcante de la vida y de la naturaleza. Aunque en Stavitelé chrámů ( Constructores del templo), 1899, es presa nuevamente de incertidumbres, pesimismo y angustia, de llamados de la realidad física, de los sentidos y de la materia, espera sin embargo una transformación del mundo por los elegidos; en Ruce ( Manos), 1901, vuelve a creer en un desarrollo cósmico armónico, en la posibilidad de un mundo fraterno y más perfecto por la participación solidaria de todos. En su evolución espiritual, al alcanzar grados de misticismo, el hallazgo de la meta trascendente lo libera de sus dudas y cuestionamientos trágicos, corona su búsqueda del sentido de la vida y lo lleva a la conciencia de una afinidad universal de amor por todo lo creado; convencido de que éste es el fin último también del arte, comprende la poesía como un servicio a la vida en Dios y a la eternidad. En 1902, respecto de los últimos poemas, el 26 de febrero Březina escribe en una carta a Anna Pammrová, que con la visión del mundo tal como la tenía en ese momento, ya sólo le era posible seguir hacia delante y cumplir fiel y devotamente su cometido.

Con mucho de profeta visionario, escribe himnos, cantos de alabanza y de gracias a modo de plegarias, coros, ditirambos; en sus poemas hay ecos del pensamiento védico de la India, de la Biblia, de Platón y de Plotino, de los místicos medievales, de los grandes poetas líricos, de los filósofos idealistas, de la teosofía y también de la ciencia natural moderna. Formalmente su poesía partió del impresionismo y acusó cada vez más características simbolistas, ya en versos libres de ritmos audaces, ya en estructuras ceñidas, en alejandrinos de gran eufonía, de rimas espléndidas y ritmos regulares, en que imágenes y metáforas dan expresión a una densa profundidad del pensamiento. En su evolución personal, pasa de la problemática íntima a un sentir místico cósmico, a una comprensión omniabarcante de la hermandad de los creyentes y de todo conocimiento de la vida y la naturaleza, alcanzando instantes de culminación.

En LA MÚSICA DE LOS MANANTIALES ( Hudba pramenů), 1903-19, brillantes ensayos filosóficos, continuación de sus poemas, Březina desarrolla en pulida prosa poética sus ideas sobre la belleza y lo misterioso en el arte y su relación con el conocimiento, sobre la mejora progresiva de la humanidad y de la naturaleza, sobre la participación del individuo y de las masas en el desenvolvimiento de la sociedad, sobre la justicia suprema en el universo, sobre las metas y los anhelos eternos, sobre el sentido sacro propio de todo lo profundo.

En la primavera terrena el poeta presiente la primavera espiritual, en que "nos esperan infinitos, otras primaveras más gloriosas, canciones con clamor de eternidad, la liberación". (De Nota, de Helena Voldan)

" (...) Para Březina, el universo no callaba, sino hablaba y enseñaba, y de pronto también cantaba: fijémonos cómo se repiten en los poemas cósmicos del poeta los motivos del canto, del himno, del coro, del ditirambo y, más de una vez, también el de la vorágine de la danza. (...) Con Albert Schweitzer, Březina compartía la relación panpsíquica con la naturaleza, la compasión para con todo lo creado, con el mundo de las plantas y de la materia inorgánica...

(Březina se refiere) con frecuencia a la ley de la hermandad, en que culmina su creación. Es la "hermandad de los creyentes" que (el poeta) vive en forma unanimista. Se ve a sí mismo como miembro del grupo panhumano; por eso en su poesía se multiplican los himnos comunitarios, cual cantos corales renovados. En los movimientos sociales contemporáneos ve preanuncios y aperturas hacia la futura unidad del género humano. Con la más ferviente exaltación celebra la idea y la realidad del amor desinteresado, jubilosamente sacrificado; lo expresó en forma especialmente inolvidable en el poema "Locos" o, ya antes, en la "Plegaria por los enemigos". (...) llega a la idea del amor como antítesis del deseo, al amor como espontánea subordinación a una realidad superior, al amor como ruptura de la tensión entre el yo y el tú... al amor que Gabriel Marcel señala como "esencial premisa ontológica". (...) ...su parentesco espiritual con los "c onstructores del templo" sin duda también codeterminaba (su) mesianismo, su fe en la llegada de un hombre superior y de una edad liberada más hermosa, como lo expresan especialmente sus poemas "Coro de corazones" y "Domingo de Pentecostés".

Con su mensaje, Březina da encendido aliento e impulso a todos los actuales esfuerzos humanos por el entendimiento y el acercamiento ecuménicos. Contra los conflictos destructivos repetidos entre el culto del individuo y la fe en las masas, Březina proclama un colectivismo amante, espontáneamente servidor, y al mismo tiempo el enaltecimiento de la personalidad y de su infinito e insubstituible valor. (...) Su obra es testimonio de la profunda realidad de la vida interior, de su fuerza salvadora y liberadora; de su belleza purificadora y amorosa; de su júbilo luminoso; de su potencia creadora, discreta y silenciosa, pero al final siempre triunfante". (De "El poeta del universo y del hombre", de Jan Blahoslav Čapek)




Distancia misteriosa (a mi madre)

El tiempo que sabe a cenizas desgarra la tristeza
penitente, la abatida belleza se inflama de lágrimas
extintas y fagigadas, de muerte, severa agonía
que susurra una sonrisa de agradecimiento, de sueños,
templos de mármol que velan la
fragancia de la lluvia perfumada
y del rocío del alma, pálida flor,
amargo sabor de la vida y herencia del dolor,
estremecimiento de la carne y la sangre,
triste forma sin color. 



Tajemne Dalky

O, SILO EXTASI A SNU, z niz umeni
pla barev vejirem a v tonech buraci!
Tvym kouzlem z myslenek se zare prameni,
jak z eteru se svetlo niti vibraci.
Na obet duse me svuj zhavy sesli prival,
o moci vitezna, jez v inspiraci plas,
jak v oltar kamenny se ohen s nebe slival,
kdyz obet krvavou nan kladl Elias!

V me dusi smutek dli a horke vune teskne,
myslenka ma je voskovici svetla mdleho,
jez v tela svicnu necistem se tresouc leskne
na oltar vecny postavena Neznameho.

Zen zhavy ret me krve vasni neroznitil
a lasky silenstvi mi v zracich nezaplalo,
zar bily rozkose mi v nervech nezasvitil
a vuni pratelstvi jsem v ziti udychal malo.

Sam v tichle klausure jsem pocet ziti resil
a jenom nad svych snu jsem zahonem se shybal,
vic nezli v zivote jen v myslenkach jsem hresil
a prelud miloval a paru tuh svych libal;

Me jaro bylo smutnou, elegickou pisni,
jiz tichlym tremolem mi zivot zahral fletnou,
a dny mych radosti, jako v travy trs, jenz tisni
se pri zdich, ve dlazbe, kdyz kapky rosy sletnou.

Me vzpominky jsou bez barev a beze vlahy
jak protez v herbari, jenz bilou plisni dyse;
nakysly parfum chudoby jsem dychal zahy
a ponizenych zen jsem klidil na sve lise.

Zar grandiosni vesmiru kdyz v zrak mi padla
sil vecnych tajemstvim a osnovami svetla,
v mou dusi odrazena kosmu od zrcadla
v ohnisko palcive a krvave se stretla.

Puch krve srazene jsem dychal z dejin zvesti
a hruzu Neznameho z vlastni duse hloubi,
a zrel jsem v ziti hru, kde bledy prelud stesti
jak v perleti se lomem vrchnich vrstev snoubi.

Netouzim zizne sve u ziti svlazit brehu,
jak Gedeonuv voj u zdroju piti z dlane:
paprsku mystickych jsem v dusi sebral nehu
a v chramu Tajemstvi jsem klekl zadumane.

Je smutna duse ma a plna vune teskne,
ma myslenka je voskovici svetla mdleho,
jez v tela svicnu necistem se tresouc leskne
na oltar vecny postavena Neznameho.

O silo extasi a snu, z niz umeni
pla barev vejirem a v tonech buraci!
Tvym kouzlem z myslenek se zare prameni,
jak z eteru se svetlo niti vibraci.
Na obet duse me svuj zhavy sesli prival,
o moci vitezna, jez v inspiraci plas,
jak v oltar kamenny se ohen s nebe slival,
kdyz obet krvavou nan kladl Elias! 

Otokar Brezina






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