ALFONSO ACEVEDO DÍAZ
Nació en Zapatoca, Colombia el 23 de julio de 1902. Muere el 7 de julio de 1935.
En 1912 viene a Bucaramanga a estudiar al Colegio San Pedro Claver, obteniendo en 1918 el título de bachiller en filosofía y letras.
En 1920 viaja a Estados Unidos a estudiar ingeniería. Regresa luego al país e ingresa a la Escuela de Minas de Medellín, donde obtiene el grado de ingeniero en el año de 1926.
Amante de la ingeniería y las matemáticas. Dominaba el inglés, el francés, el alemán, el latín, el portugués y el italiano. Su cultura musical era exquisita. Su obra poética está condensada en un tomo de versos publicado en la Imprenta del Departamento y que lleva por título “Carillones en el Crepúsculo”.
CARILLONES EN EL CREPÚSCULO
EL JARDÍN ENCANTADO
La tarde agonizaba en un sigilo
de rodas y de oro lentamente;
se diluía el perfumado ambiente
en un sopor de Ganges y de Nilo.
El mármol, y las frondas, y la fuente
hirvieron en fulgor crisoberilo,
y sangraba el augusto peristilo,
Con la pompa gloriosa del Poniente.
Ante la verja que en la vieja quinta
evoca un gesto de nobleza extinta
con su armadura de bruñido alarde,
se deslizó tu veste vaporosa
como un alado pétalo de rosa
en el fúlgido cromo de la tarde.
25 de marzo de 1923
INGENUIDAD
Se va hundiendo la noche en la maraña
sigilosa del bosque con la queja
de algún pájaro herido que se aleja
entre la lobreguez de la montaña.
Un silencio de paz los campos baña;
y se tiende lo mismo que una oveja
a contemplar el río que refleja
su sombra campesina, la cabaña.
Ya cuando todo en el sopor se esfuma,
los árboles inmóviles vigilan
a guisa de espectrales zoroastros,
y ven, sumidos en opiosa bruma,
que, a modo de luciérnagas, titilan
en la floresta sideral los astros.
Marzo de 1923, febrero de 1924
LAMPADORAMA ILUSIONISTA
“La lune s’attristait. Des seraphins en
pleurs…”
Mallarmé
Esta noche tu imagen luminosa me obsede
como un raro perfume que en la sombra divaga;
huye del ámbar el aroma que lo excede
y ondulante, lo mismo que un dolor, se propaga.
En esta hora sólo de ti mi alma puede
soñar bajo los astros… Tu diva luz me embriaga!
Y adoro en ti el estigma de una belleza vaga
que ni al dolor claudica ni a la ternura cede.
En el zenit en sombras conspira la caverna
donde el Dragón presiente la daga de Sigurd.
Un soplo misterioso barre la noche eterna…
Ya en pos del frágil signo que resplandece al Sur
su carro imponderable mueve el Silencio alado;
y Lydia, la del sistro sutil, marcha a mi lado,
rubia espiral del incienso que vuela en el azur!
24 de febrero, 26 de abril de 1924
ENVÍO
“Ce livre est toute ma jeuneusse;
Je le fis sans presqu’y songer.”
Musset
El rayo de mi vida brillaba recto, igual
e inerte. Con un trozo de cristal lo he escindido
en siete haces. Ninguno procede del cristal;
todo en el viejo rayo se hallaba confundido.
Arte el prisma. El espectro guarda franjas obscuras.
En un jardín trócolo Primavera radiosa.
Estas flores te anhelan; elige las más puras,
y teje una guirnalda para tu sien de diosa.
12 de junio de 1932
ALLÁ
Una llanura nebulosa
de algún planeta que ya fue;
un contrafuerte de granito;
sobre la roca, un hombre en pie.
Febril escruta el horizonte,
buscando con loca ansiedad
la problemática vislumbre
de un intangible más allá…
Tras él se mueven en silencio
lóbregas moles de simún,
a cuyo paso, amedrentada,
va huyendo la pálida luz.
Vino la sombra. Negro lampo
sobre sus sienes aleteó…
Y lo estrujaron las tinieblas
con largos dedos de terror!
18 de agosto de 1924
PAISAJE
Arduo paisaje de metal afecta
una acidez cromática y bravía;
el agua, ondeando en azulada estría,
como cinta de acero lo bisecta.
En la opaca y abrupta lejanía
en rojo e invisible sol proyecta,
parapetado tras la roca erecta,
las llamaradas del luctuoso día
que en pestañas de luz se alarga sobre
los espacios repletos de idealismo;
mientras, monarca deshojado y pobre
tuerce en la cumbre un gesto de egoísmo,
y los montes asechan al abismo
como agudas pirámides de cobre.
Abril de 1923
EL BANQUETE
“Oh mi querido Sócrates, continuó la
extranjera de Mantinea, la vida sólo
vale la pena de ser vivida si nos es
dado contemplar la belleza absoluta”.
Platón
He abierto mis ventanas al vacío:
Oh dicha! Oh claridad! Oh calma inmensa!
He abierto mis ventanas al vacío:
oh luz del suave amanecer de estío
que a mi cansada lámpara avergüenza!
Auras sutiles, vírgenes aromas,
trinos y estas cadencias sobreagudas;
auras sutiles, vírgenes aromas
elementales, nuncio de las pomas
que a otros abrazos se darán desnudas.
He abierto mi ventana al horizonte
cuya sonrisa a cada instante crece.
Con beatitud sonríe el horizonte;
y hay un lirio tardío que florece
sobre la gris solemnidad del monte.
Lágrima que en el éter tiembla y vibra,
eres licor que torna leve, ingrávido,
(treme en la sombra y en el alba vibra)
y volver sabe al que con él se enibra
de otras azules embriagueces ávido.
He abierto mi ventana al sol naciente
y en su joven belleza estoy absorto.
He abierto mi ventana al sol naciente,
y el flamígero arquero, ágil y riente,
sus saetas me lanza desde el orto;
y viendo arder los montes taciturnos,
a este contagio de viriles llamas
que enloquece los montes taciturnos,
siento que de mis ojos los nocturnos
terrores se desprenden como escamas.
He abierto mis balcones al espacio,
del rayo senda y al anhelo fuga;
he abierto mis balcones al espacio,
patria de todo espíritu reacio,
a la ley que lo aterra y lo subyuga.
En los umbrales del etéreo asilo,
contemplan mis atónitas miradas
que el aire pueblan diáfano y tranquilo.
Oh mar sin playas! Inviolado asilo!
Cien Venecias de góndolas aladas.
Abrí todo mi albergue al infinito
para aspirar la indefinible esencia,
saturarme del néctar inaudito
y de la abscóndita luminiscencia,
palpar su entraña y escuchar su grito
igual al del clarín.
La vida entonces
fluyó a mis pies. Y un mar la muerte, un yerto
mar fosfórico, a cuyo brillo incierto
vi en playas de cristal muros de bronce.
Oh del eterno viaje esquivo puerto!
Beendet 2 de abril de 1934
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