domingo, 27 de diciembre de 2015

BEGOÑA LEONARDO [17.817]


BEGOÑA LEONARDO

Begoña Leonardo, Zamora.
Trabajadora de la palabra y la voz: Escribe, canta, recita, cuenta...
Empresaria escarmentada, divagadora de oficios, autónoma a ratos, madre a tiempo completo, poeta siempre y sin opción. Es una malabarista del verso que escribe alejada de normas, tradición y artificios. En la actualidad colabora para  diferentes medios como freelance y su voz se puede encontrar en formato digital y  papel, dentro y fuera de españa: Almena, Cinosargo, La Fanzine, Agitadoras, Al otro lado del espejo, Periódico Alteridad, 2000mgs del satélite ediciones, Groenlandia, Poe+, Vinalia, En Sentido Figurado, la Ratonera, La Realidad es otra cosa... 
Tiene una página en las Afinidades Electivas y es miembro de la Red mundial de Escritores en Español.  
Desde hace varios meses orquesta, edita... Plaza Abierta Digital y  en Zarandeo Radio pone voz a textos propios y ajenos. 
Poesía:    “Respira, y luego dime que estás vivo” MaBeLe 1998. “Nadie dirige a las palabras” Mag 2009.
"No frenes la lengua de los pájaros" 2010 (proximamente en Groenlandia) “Desahucios en el paraíso” MaBeLe 2011. "Maniobras y precipitaciones nocturnas". "Mis sienes florecen manzanilla". "Desde todas las mujeres".
Prosa: "El moño de tres pisos",  relatos
Publicaciones colectivas: "Esnifando Letras" Eva Márquez (2010), "Des-amor" Ediciones Groenlandia (2010)
Páginas:  "Dal al aire mi voz" "Más allá de lo visible" "Plaza Abierta Digital"



TODOS LOS HOMBRES QUE PRONUNCIARON MI NOMBRE

Los hombres que me amaron
medían el tiempo con una regla de latón
medían el amor con una brizna de hierba
medían el calor con la luz del mediodía
y me contaban cuentos
cuando la luna besaba los labios al sol.
Los hombres que me amaron
no eran los mejores amantes expertos en kamasutra
no eran los más inteligentes
eruditos en lenguas muertas
no eran los más guapos
los más fuertes
los más adinerados
ni unos pobres de solemnidad.
Tampoco eran príncipes encantados,
pero eran elocuentes oradores
en la lengua del silencio
de los espacios entre suspiros,
eran matemáticos del ritmo cogidos a mis caderas
y músicos virtuosos manejando mi instrumento.
Los hombres que me amaron estaban de acuerdo
me decían similares piropos
me miraban y reían casi igual
mentían y mordían
y me prestaban su camisa casi igual.
Los hombres que me amaron
dormidos susurraban que era bonita...
Todos los hombres que pronunciaron mi nombre
supieron, que habían amado a una mujer.



UNA AMAZONA ASFÁLTICA

He querido muchas veces
cruzar la calle y vivir la vida de otra.
Sentirme la mujer que se sube a ese taxi
una carrera incierta y misteriosa.
Ser la que en el cine besa a un hombre que no es el suyo,
la que toma de la mano a una niña
muy distinta a la mía.
Ponerme el sombrero aquel
que parece un nido de golondrinas
y atreverme como esa,
con una minifalda que corte la digestión al de enfrente.
Ser la chica de la panadería
despreocupada y tontona
que dedica miradas alegres y consoladoras a cualquiera.
Cometer algún delito
del que no arrepentirme
y correr sin permiso
y gritar
y reír desencajada...
Ser una amazona asfáltica
fuera del tiempo y la ley
surcando cuerpos
devorando aleluyas
con los labios extenuados
y las mandíbulas doloridas
de morder lo prohibido.



EL AZOTE DE LAS RECOMENDACIONES

No hables más de liviandades
lujuria
sexo
vientres
literatura
y humedades varias.
No en bares trasnochando soledades,
salpicadas de tinta
cerveza y humo de colegas.
No te pega.
A tu edad,
ya no es tiempo de estos excesos.
A tu edad
tendrías que pensar en estabilidad
en hipotecas
en desafíos económicos
rentables/confortables...
Tendrías que tener
una casa o dos
un coche o dos
un perro
y/o un gato.
Porque peinas canas y te ríes demasiado.
Y tienes arruguitas
que pronto serán arrugotas
y deberías tener más hijos
antes de parecer su abuela.
Y tendrías que haber disfrutado
de algún premio selvático
o de alguno en plan, crucero por el Mediterráneo.
Porque el tiempo pasa
y dime
dime qué has hecho.
Perdiste muchos trenes
y te diste la vuelta.
Y algo que me preocupa...
No escribas más versos
como si tuvieras veinte años.
No sigas con eso, de que eres poeta.



Palestina en mí

He visto a Palestina en la belleza de sus hijos, de sus hijas
en sus cabellos negros, en sus ojos castaños, en su piel morena.
En la digna manera de mostrar su herida
más allá de lo que la vista alcanza.
He visto a Palestina en la callada voz de una mujer sumisa
en la valentía que perfilan sus palabras amordazadas
gargantas prietas, que gritan justicia y libertad.
He visto a Palestina en la pared
en cada pintada, en cada nota, en cada mirada creadora
en cada canción, en cada gesto que alimenta a la esperanza.
He visto a Palestina en las caras renegridas,
amoratadas, magulladas de la miseria.
En un cuerpo que camina con la parsimonia del día a día
en la rutina de quien se sabe muerto.
He visto a Palestina en la respuesta interesada, mezquina
que contenta a la razón imperialista que cerca al mundo.
Mi mundo, tu mundo en guerra.
He visto a Palestina en el polvo de tus zapatos rotos
en tus vestidos raídos,
mangas que dan frío
telas de cicatrices que descubren, un pretérito reciente.
La he soñado en un día sin balas, sin piedras, sin sangre.
Sin mutiladas piernas, sin mutilados brazos.
Levantando la cabeza, interrogando al sol.
He visto a Palestina en los pensamientos que sangran
abuelas que acarician con sonrisas fingidas
aprendidas en el dolor.
He visto a Palestina en tus siete años sin juegos
en los veinte de tus manos toscas
descansando en el refugio de la intemperie.
He visto a Palestina en un padre entre rejas
en un bebé dormido en un pecho sin teta
entre bombas, gritos, sollozos...
amenazas que masticar con el pan del hambre y la pena.
He visto a Palestina en la tierra de las hijas que no vendrán
en el huerto sin la casa
sin la madre que ríe y canta
sin olivos que adivinen
las ruinas de la memoria muerta.
He visto agitar la bandera de la razón sin corazón
al que tiene más poder y no es más fuerte
al que tiene más dinero y no es más rico
al que tiene el agua y no es su dueño.
Y he sentido a Palestina
en su coraje, en su luz, en su resistencia, en su verdad
y en su verso audaz y decidido
que entre escombros torturados golpea el aire,
y respira.



Dilatada la luna
perdona los nombres que hieren
hombres poco honorables, injustos
que rompen verdades
y contagian verdes ejemplares
palabras turbias, que opacas
se comparten.
Mi salvaje cabizbajo
mi salvoconducto iluminado
mi protagonista.
Él, que me propina pensamientos sumisos
canciones penumbra
Sonámbulas estampas
que en esta noche torpe me guian.

De "Palabras insomnes para curar a un murciélago herido"





GRECIA SIN ESPADAS

Nada te salvará
cuando ante el precipicio
a quien amas diga, ven
Nada hará que derrames el líquido
la savia que chorrea  dignidad

a ti, pisoteada historia sin pestañas
Grecia te sale por los poros
una bella democracia muerta
que reclama aunque duele
lo nuestro lo tuyo y mío. 

nada perdonará la usencia  de alegría
de los días de gloria
donde percibías la melodía de las cosas
cuando nada terrestre podía afligir a tu esperanza.

Vinieron los portadores de fina estampa
cargados de promesas
dineros a mañana
capital feroz
escrúpulos cero
piedad retraía en la avaricia de ayer, de hoy,
de un aquí que invalida, mutila, asfixia.
Mata.

con donar estiércol  
con donar caricias de conciencias lapidadas
conformando a unos ellos con gerundios hambrientos
y unas ellas desahuciadas las miradas.

Niñas, niños, abuelas, abuelos
dónde madres agitadoras
dónde padres camuflados en edificios de espuma.

Ni tú posees la ceguera para la guerra
ni yo la hija del sol
la hembra desahuciada
la paria
la sin nada
adivino techo, pan, cama.

Quién calmará las entrañas de Grecia,
que rugen

Alaridos de vida que claman justicia sin espadas.



MINUTOS MUERTOS

Sentir lánguida la mañana 
pesado el presentimiento amorfo
anodina la respiración del que late.

No asimilo la información que miente
que pretende anular la razón mordida.

Estoy despierta en un mundo agonizante
lo que miro no me ve
lo que se apoya en mi espalda 
pesa demasiado poco para tanta emoción 
contiene el peso lamido 
del que corre descalzo
y persigue el día pasado
la hora pasada
los minutos muertos.



       
UNA DIOSA

          Una mujer camina con garbo
          le guiña el ojo a la mañana.
          Una mujer, delante
          sujeta la frente del que teme
          acaricia el pensamiento al que
          no se asusta,
          al que no engaña, ni muerde.
          Una mujer es un recipiente
          un habitáculo de victorias y derrotas
                                                        
                                           ...Ahí, delante
          la que lleva una  vida de dudas
          de respuestas en los brazos
          la que levanta un fusil
          o un ojo morado al cielo
                                                         
                                           puede ser tu madre
          o la mía o la ese despistado
          que sonríe flojo.
          Porque una mujer
          trota su arco iris
          por el prado,
          por la oficina
          por el supermercado
          por el hospital...
          Una mujer es una diosa
          que se pone una melena multicolor
          para recibir el día
          que domina lo conocido
          que intuye lo que vendrá
          y afronta el presente
                                                        
                                          con lo que de vacío hay en la nevera.



Ser obediente
ser educado
ser prudente
ser sutil
ser, diplomático.
No decir joder
no decir hostias
no decir mecagoen…
Ser tolerante
callar a tiempo
mirar para otro lado.
Ser disciplinado
ser conservador
ser soplagaitas
ser un pelota redomado
no decir aunque te ahoguen las ganas
MECAGOENELEHIJOPUTAQUTENGODELANTE…
Mirar para otro lado.
Decir lo siento
aunque te pongas verde
decir qué guapo
aunque esté verde
decir qué bueno
aunque sepa verde
decir que sí
a todo lo que te pida el jefe,
y seguir las instrucciones/órdenes
con agrado
con sonrisa
con aceptación inevitable
sin temor reconocido
por supuesto.
Amén



SER FIEL A UNA LOCA 

Soy tan mía
tan yo dilatada y muda
que la distancia se presenta 
como una sórdida invasora.
Agité la razón perdida
por si quedaba  resto suficiente
acicalé la maldición insomne 
por si aparecía un día merecedor de mi.
Traté de ocultar el pie muerto
debajo de la ceguera.
El suculento desayuno 
de hirientes sueños 
se tornó felicidad derretida 
diluida 
vertida.
Ser fiel a una loca
que me dicta versos dislocados
vueltos, vomitados.
Ser  delatora de una que se abre el corazón
en cada renglón
que supura derrota 
que no sabe
que se abraza a la duda
y puede
siempre puede
poner las entrañas en el aparador.





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