lunes, 21 de julio de 2014

GUMERSINDO GALVÁN DE LAS CASAS [12.428]


GUMERSINDO GALVÁN DE LAS CASAS  

Nacido en Breña Alta, Canarias el 31 de diciembre de 1885, falleció en 1981.
Gumersindo Galván de las Casas, el otro cantor de Las Madres


“¿Quién era aquel señor, alto y enlutado,
de ronca voz y sonrisa leve? 
Es un poeta -me dijeron-
y sus remotas manos 
acarician la Villa, desde siempre…”



BREÑA BAJA,
LAS MADRES Y LA POESÍA

Julio M. Marante Díaz
Cronista Oficial de Breña Baja


Nacido en Breña Alta el 31 de diciembre de 1885, Gumersindo Galván de Las Casas cursó sus estudios de Bachillerato y Magisterio en el Instituto General de Canarias, en La Laguna. En 1909 fue nombrado Secretario del Ayuntamiento de Breña Baja, en el que prestaría sus servicios hasta la jubilación, habiendo sido consejero, tanto de la Corporación como de los vecinos que acudían a consultarle sobre los más variados temas, abriendo su oficina incluso los domingos para atenderles. Fue poeta, músico y compositor, tanto en Breña Baja, como en Breña Alta, municipio este último donde dirigió la Banda de Música “La Esperanza” durante más de sesenta años. Escribió centenares de poesías, publicando muchas de ellas en la prensa o en el libro titulado Como el cáliz de una flor, que se editó en 1959; otras han permanecido inéditas: sonetos, loas, romances… En ellos, su lenguaje y el nuestro se entroncan en la misma alianza de tierra y sentimiento:



“…Llega la noche sin luna
sin rutilantes luceros,
con su cortejo de sombras
con su imponente misterio.
Estalla la tempestad
con el fragor de los truenos,
con la luz de los relámpagos
y su fugaz centelleo.
De pronto se oye el rumor
del caudal de agua corriendo,
con sus montones de escombros
y piedras de enorme peso.
Se destrozan los sembrados
con las paredes rompiendo,
y va dejando a los lados
la ruina y el desconcierto”.



Podemos señalar, sin temor a equivocarnos, que Gumersindo amasó y comió el pan de la poesía popular. El anterior es un fragmento dedicado a la noche trágica del 15 al 16 de enero de 1957, cuando se desbordó el barranco de Amargavinos, a consecuencia de un aluvión que provocó una treintena de muertos en la comarca de las Breñas y cuantiosos daños materiales.
Se da la circunstancia de que su amigo poeta Félix Duarte fue hospitalizado a causa de las heridas. Su madre perdió la vida en el siniestro. Un hecho del que se hizo eco la prensa canaria. “Félix Duarte y su madre se encontraban en su casa de Las Breñas cuando se inició el temporal de lluvias que degeneró en espantosa catástrofe. La fuerza del agua rompió las paredes; cuando la impetuosa corriente penetró en la estancia, el poeta tenía sujeta a su madre para que no fuera arrastrada por el aluvión. Pero el agua buscó salida derrumbando otros muros y, al caer él herido, la corriente se la llevó sin que pudiera asirla de nuevo”.

No podemos ahuyentar el dramático dolor de aquel momento, en el que el agua despertó el eco que dormía entre las rocas y, saliendo de su cauce, su grito fue chillido clavado en el silencio.


“…Fue tan triste el despertar
y tan grande la tragedia,
que desde entonces está
llorando la Isla entera…”


Viviendo y trabajando en Breña Baja, Gumersindo Galván de Las Casas no pudo sustraerse a la efemérides del “Día de las Madres”. “La madre en su bondad todo lo llena; por eso, en esta hora le cantamos desde la cumbre altiva hasta la arena…” Como Secretario del Ayuntamiento había iniciado el Expediente que en 1947 supuso a este pueblo el Título de “Muy Noble y Honorable Villa”, tras la argumentación de ese homenaje. Un reconocimiento de que la verdad desnuda de los hombres empieza en el nacer. Esa es la forma: nacer de madre y ser hijo. En estas dos realidades se concentran la historia y el futuro: dos ideas confundidas en la amorosa materia de la vida.
Los conocimientos musicales del poeta y sus vivencias en tan señalada fecha le llevan a componer, con la inestimable colaboración del músico Felipe López, el Himno a las Madres, al que había puesto letra:


“Cantemos con emoción,
un himno de amor filial
a la que nos dio la vida
en su regazo inmortal.
Madre mía, ser bendito,
por Gracia de Dios creada,
sean todos nuestros besos
para tu frente adorada.
Eres símbolo de amor;
de sacrificio y de fe;
de abnegación y cariño:
esencia de nuestro ser”.



El día 2 de junio de 1961 se aprueba, por unanimidad del Consistorio de Breña Baja, el nombramiento de Hijo Adoptivo a favor de Gumersindo Galván de Las Casas: 

“Considerando que, al margen de su labor profesional, don Gumesindo Galván de Las Casas colaboró siempre con entusiasmo en cuantas actividades literarias, artísticas y culturales pudieran contribuir al fomento de los intereses espirituales del vecindario en general. El Ayuntamiento en Pleno acordó por unanimidad: Primero. Nombrar a don Gumersindo Galván de Las Casas, Secretario Jubilado de este Ayuntamiento, Hijo Adoptivo y Miembro Honorario de la Corporación. Segundo. Entregarle en acto público de homenaje y en la fecha que oportunamente se fijará, un artístico pergamino en el que consten tales nombramientos”.

Podemos asegurar que Gumersindo Galván cantó en sus versos a la mayoría de las fiestas populares de la Isla. Su temática poética estuvo siempre llena de contrastes: ayer las notas doloridas del romance, hoy los versos festivos y sonoros, luego las loas y poemas religiosos…   


“…Pero al ver a ese Cristo tan roto
después del tormento,
una pena humedece los ojos
y da sentimiento.
¡Qué no puede olvidarse
al que tuvo sus brazos abiertos
cuando vino el dolor a nosotros
con todos sus hierros
y alivió, con amores de Padre,
los males del duelo!
Al que un día ofreciera a los pobres
la paz de su Reino,
con igual caridad para todos:
grandes y pequeños…”


Gumersindo Galván de Las Casas, poeta de fácil y fecunda inspiración; autor de composiciones y marchas procesionales; colaborador habitual en fiestas y actos culturales; director del grupo teatral “Amigos del Arte”. Trabajador incansable, que se hizo viejo entre homenajes. Cantor siempre… Cantor del lodo y del azul; conocedor de nuestros húmedos y fragantes caminos, puso su mirada, ahora en la montaña y más tarde en la frontera de la ola, en ese mar que fue reflejo de su vida. El hombre que cambió su vocación de maestro de niños para ser maestro de vida y consejero de todos. Gumersindo Galván de Las Casas murió el 11 de noviembre de 1981… 



“No me paro a contar en la carrera.
Resignado a vivir lo que Dios quiera,
suplicando mesura en mis dolores.
Y al final de mis días, ya sin luz,
descansar a la sombra de una cruz,
bajo el tibio consuelo de unas flores…”



A la muerte de Gumersindo, y así sucedió también cuando la muerte de Félix, callaron Las Breñas y la brisa se hizo más honda… El sol pareció huir temeroso y las nubes ligeras mojaron las calles y los campos. La plaza de “Las Madres” quedó en silencio, pero el rocío de la noche abrió los pétalos de las rosas, sin distinguir si eran blancas o rojas, en señal de homenaje. Todavía hoy la imagen de los poetas nos llega a través de sus escritos y nos parece que están vivos, gravitando inmortales en sus versos.




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