jueves, 11 de octubre de 2012

8031.- ANA CAROLINA QUIÑONEZ SALPIETRO




Ana Carolina Quiñonez Salpietro. 1988, Lima, Perú. Egresada de la facultad de Comunicación en la Universidad de Lima, donde se desempeñó como asistente de cátedra. Termina una tesis sobre Cronenberg y un segundo libro de poemas a las Criaturas del invernadero. Ha publicado el poemario: Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar (Estruendomudo, 2010) y Vacaciones de invierno (Vox, 2012).




Un disparo marca la diferencia 
entre un chico atormentado y un héroe adolescente. 

A los quince tener un novio suicida 
era, por cuerpos de distancia, 
una de mis mejores historias, 

lo más cerca que podía estar 
del pecho de una estrella de rock. 

Jamás habría comprado flores 
(pintaría un jardín) 
para acompañar al chico 
que no dudó en terminar sus días por la puerta trasera. 







Amo todos los órganos de tu cuerpo 
Tus prótesis 
Mis ojos entran y salen de ellos 
Y tú huyes con tu carne intacta 
Y yo desmembrada espero 







De cerca 
pareces una mudanza 
en la que se pierden cajas 
y te resignas 







Pasaban imágenes de ti 
antes de bañarme. 

De alguna manera 
me acostumbré a abrir la ducha 
cuando te extrañaba. 

Desempañar el espejo 
para solo ver mis tetas lejos de ti 
me llevó a repetir, 
con los labios casi cerrados, 
que si bien el agua en un principio nos separó 

hoy nos une. 







Vas a querer partirme la boca 
desmantelarla como a un juguete nuevo. 

Aún así, no lograrás arrancarme 
ninguna historia triste. 







Tu siempre vas a ser la cría 
Y yo el macho 
Y la hembra 
Todo junto.







Nuestra cama
es sólo una trampa.
Nunca fue una salida.

Como el lobo
que se tragó a Caperucita
para camuflarla
de los finales felices.






Nunca seremos mejor
que dos extraños que se conocen por accidente
Entre otras cosas
porque no importa el vuelo que tomemos
siempre andaremos escapando
por primera vez.





El monstruo debajo de tu cama
es lo único que atraviesa
nuestros cuartos separados
nos cuida
cuando caminamos
por el pasillo
tomado por nuestras pesadillas

El monstruo debajo de tu cama
es lo único que alcanzaremos recordar
cuando la noche termine
y sigamos hablando dormidos.







El plástico de los edificios

Te deslizas
por mi garganta
como si fuese la resbaladera
del parque acuático

Mis cuerdas vocales
van a protegerte
con canciones sin letra

Mi boca se desgarra
con  promesas
que no podré cumplir.






La primera vez y otros eventos

Yo dejaba de ser la hija mayor de mis padres
la primera nieta de los abuelos
la única prima de tu tamaño
cuando dejaba que me toques las costras de la rodilla

En la casa del árbol
dejabas de ser un niño

Te besaba sin enjuagarme los dientes
me tocabas sin lavarte las manos
de coleccionista de insectos
disecados.





Ningún temporal puede alcanzarte, madre

Apareció como una
familia destrozada

mi madre
no experimentó antojos
durante el embarazo
solo pensaba
en los reclamos
que le harían sus hijos
cuando les diesen  
la noticia

no busco conmoverte
solo quisiera abrirte
otra posibilidad

insemina
el vientre de la hembra
y cuida que no se coma  
a sus crías
cuando las huela

al acostarlas.





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