martes, 2 de junio de 2015

DANILO SÁNCHEZ LIHÓN [16.172]


Danilo SÁNCHEZ LIHÓN

Nació en Santiago de Chuco, La Libertad (Perú, 1944). Licenciado en Literaturas Hispánicas, graduado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima, Perú), con estudios de especialización realizados en Madrid, España. Ha dirigido el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de la Educación, INIDE, institución encargada de llevar a cabo todo el proceso de reforma educativa del país, en la década del 70. En dos oportunidades ha sido merecedor del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (Perú, 1985 y 1990). Ha recibido el Laurel de Oro de la Literatura Infantil y Juvenil, de Perú (XX Congreso de la APLIJ, Cuzco, 2001). Ha sido consultor de organismos internacionales como el Centro Regional para el Fomento del Libro y la Lectura en América Latina y el Caribe, la International Reading Association, la Organización de Estados Iberoamericanos.

Muchas de sus obras han merecido premios nacionales e internacionales. Dirige el movimiento “Capulí, Vallejo y su Tierra”, que realiza una romería anual a Santiago de Chuco Es profesor permanente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la Escuela de Periodismo “Jaime Bausate y Meza” y docente invitado a desarrollar cursos en diversas universidades de América Latina. Actualmente dirige el Instituto del Libro y la Lectura del Perú, institución que promueve el libro y la lectura en apoyo a la acción educativa y al desarrollo social, y es sede del Museo de la Fantasía en el Perú. Fundó y conduce la Colección de Poesía “Gárgola”.

OBRA LITERARIA:

A la fecha, luego de cumplir setenta años de edad, Danilo Sánchez Lihón ha publicado sesenta libros:

1.         Scorpios,
2.         Canto de Acllas.
3.         Trompeta del juicio final. Razón y pasión de Juan Ojeda.
4.         La piedra bruja.
5.         Tierra natal.
6.         El espantapájaros.
7.         El Amaru.
8.         Aves y peces del universo.
9.         Montes de pastores.
10.      Los hermanos Ayar.
11.      La doncella y el dios harapiento.
12.      Resuenan campanas.
13.      Palomas blancas.
14.      Michifú y Michifá.
15.      Érase Danilo un niño.
16.      Cuentos de alas.
17.      Cuentos de plumas.
18.      Cuentos del Perú profundo.
19.      La narración de cuentos y su función en la educación.
20.      Ciudad irreal.
21.      De tripas corazón.
22.      Santiago, Tierra de poetas.
23.      Acción de gracias.
24.      Alma de Maestro.
25.      Como el ruiseñor te canta.
26.      Crío una mosca.
27.      Érase Danilo un niño.
28.      Camino a Santiago.
29.      La rana y la luna.
30.      Lobo, ¿qué estás haciendo?
31.      Aula de mitos y leyendas del Perú.
32.      Aserrín aserrán.
33.      Mil y una hogueras.
34.      De vuelta a casa.
35.      Cómo leer mejor.
36.      La narración de cuentos.
37.      Promoción de la lectura.
38.      Literatura infantil, magia y realidad.
39.      Literatura infantil, dilemas y certezas.
40.      Literatura infantil en la cuna y el jardín.
41.      Literatura infantil: El niño y el mundo por crear.
42.      Literatura infantil y educación inicial.
43.      Proceso de la literatura infantil y juvenil en el Perú.
44.      La lectura en el hogar, la escuela y aldeas.
45.      Lectura en educación primaria.
46.      Lectura y textos escolares.
47.    Lecturas básicas sobre la problemática de la documentación e información educacional.
48.      El libro y la lectura en el Perú.
49.      Formación de lectores.
50.      Capacitación en lectura.
51.      Lectura: investigaciones en el Perú.
52.      Aprender a leer.
53.      El oficio de lector.
54.      Animar a leer usando periódicos.
55.      Educación de la creatividad.
56.      Mi padre, el maestro.
57.      Flor de mi aldea.
58.      Mi tierra clavada en el alma.
59.      Pablo Uceda, vida y obras.
60.      De vuelta a casa.
61.      Vallejo: Yo que solo he nacido.
62.      César Vallejo, Testamento del padre.
63.      Amado ser, amado estar. Terruño e infancia en César Vallejo.
64.      Intensidad y altura en César Vallejo.
65.      Vallejo que solo he nacido.
66.      Georgette, la golonderina del océano Vallejo.
67.      Sangre amada de César Vallejo,
68.      Evangelio Vallejo.
69.      Vallejo y ser maestros.
70.      En la Viña del Señor / Periodismo y Literatura.





Niña mía del Alma* 


1.

Porque
hacia ti fui –y no hacia la roca
que salva
o a la playa que sostiene – en todos
los naufragios.

¡Niña mía del alma! Es tu imagen
la que anhelé
descubrir en cada grito de guerra
y en cada
brazada por alcanzar la orilla
de la playa.

Y es por ti que me sostengo
en esta negra
correntada que es la vida. Es
por ti
que me sumerjo en las tempestades
inclementes
y es por ti que navego en los mares
aciagos.


2.

Es
por ti que persigo lo grande
y excelso,
para traértelo como un minúsculo
tesoro
y depositártelo a tus pies, más allá
de lo feliz
o entristecido que esté o me sienta,
más allá
de los amaneceres y crepúsculos
donde tú moras.

Por ti bailaré al filo de una campana,
en el ábside
de una torre, al borde de la cumbrera
de los techos
empinados de las ciudades en vela.
Por ti he de ser
malabarista, torero, astronauta,
payaso
de un circo. Por ti ingresaré a todas
las grutas,
las grietas y descifraré arcanos
y signos.


3.

Y sé que
¡algún día he de verte! ¡Y estaré
dichoso
de sentirme solo de estar a tu lado!
No importa
si cuando llegue sea invierno o sea
verano,
no importa si es tarde o es temprano.

No importa
si ese día es de duelo o de profunda
algarabía.
No sé si a esa hora desfile un corzo
de primavera
o se sepulte entristecidos a alguien
muy querido.

¡Ya
no me importará absolutamente
nada!,
sino que tus ojos y mis ojos después
de milenios
otra vez se encuentren, se reconozcan
y nuevamente
se miren antes de sumergirse otra vez
en la eternidad.


4.

Veré entonces
tus ojos que me despiertan
día
y noche por todos los caminos.

Tus ojos
en los momentos de dicha
y
de peligro, de fiesta y de pena.

Ellos
me iluminan el sendero
por donde
deambulo seguro y decidido,
¡siempre
anhelando que estén aquí
a mi lado!

Ellos que me ayudan a levantar
al caído,
a dar la mano a un ciego, a ser malo
con lo malo
y efusivamente bueno con lo bueno.

Tus ojos
que me dan fuerzas para avanzar
hacia
aquello que parece imposible
de alcanzar.


5.

Tus ojos
que me salvan de uno y mil
malos
pasos, de caer desmañado
en los abismos.

Hacen saltar mi caballo sorteando
mil fosas;
me libran de las trampas y caídas.

Tus ojos
que me envuelven en una armadura
invulnerable.

Tus ojos tranquilos y buenos,
que ahora
no sé hacia dónde miran, no sé dónde
están,
ni hacia qué realidad despiertan
sumergidos.

Tus ojos que me tornan
cabizbajoy
a cada instante iluso
y pensativo.



6.

¡Niña,
mía del alma!, de quien a ratos
¡no sé nada!
Si existes o no existes, si avanzas
o te quedas.
Como también ya no sé si vivo o si
muero.

Sólo sé que eres la flecha de lo eterno
incrustada
en mi corazón que por ti sangra.

Yo
te entregaré mi rostro quemado,
mis manos
malheridas, mi ropa hecha jirones.

También
mi historia profusa en batallas
ganadas
y perdidas, que dejaré a tus pies
como una ofrenda,
como manojo de flores y lágrimas,
que haga constar
lo mucho que te he amado. Y de cómo
te he esperado
tanto en este mundo, y te seguiré
esperando
mundo tras mundo hasta
la eternidad.

*Del libro «Para vivir en otra eternidad»





SÁNCHEZ LIHÓN, Danilo.  Crío una mosca.   Lima: GoGargula, 1981.  52 p.  carátula: Victor Escalante. 

ESCORCIONEIRA 

12

Y revisé mi vida!
             Demônio: El espanto en la mirada. La carcajada en el umbral!
Eras después la humedad de una gotera en la bóveda raída de mis sueños,
Ave que se abate en la ventana. Hendedura en el ser, callado cerrojo, bisagra!
Puerta hacia otro sendero! En ti anidaban cada tarde los pensamientos sin huerta.
En tu falda majadas de primaveras pobres. Agua de llovizna pálida en los baldes
Desfondados, del vivir! Brasa bajo la ceniza. Alma
Haciendo un recuento de mis días, hallo que nadie humilde me amó.
                                         Escorzonera,
            Lámpara encendida en lo oscuro de esta nevisca!




AGUA

1

Del mundo el primer aleteo de ave o lagarto. La luna innundando los nidos
Y los pájaros sin sueño revoloteando hasta tarde. Así llego a Pucallpa.
Postes negros bajo el quicio de las puertas. Aquí los pueblos son islotes
A la deriva. Y el arpa rota de la brisa modula ausencias en las astas de los techos!
Tierra anegadiza! Débil barraca donde precipitarme.Palpo la flora en la maraña
De tu vientre, palpo la estatua.
Estamos solos otra vez!
Tablazones hinchados por la aguas y un cielo cubierto de gallinazos, eso es Pucallpa!
Bajaremos entonces hasta el río donde embarcaré. Después dormir
Bien o mal aquí,
                        Bajo las arcadas libres de la lluvia.




AIRE 

6

La muerte que es mi madre, que me trajo al mundo, ella me recogerá.
Cae la lluvia. Cuando la hemos encontrado bogando en unas barcas en sentido
    contrario!
Iban en ella otras sombras cada una con un gesto herido en el horizonte,
    Era el tercer día
De mi navegación en el Ucayali, pálidos los árboles y mi voz que caía
    sin sostenerse.
Porqué dejé desaparecer esos lanchones? Sin adorar ni descifrar las grises
Inscripciones de los costados? En mis manos el raudal de tus cabellos
                                               gimiendo, amor mío!

Toda apariencia es un permanecer en lo que acaba. Esas cabañas humeando
En la frontera. Hay cuatro casas obscuras allí en la colina. Hay cuatro elementos
En una nave: el fuego, la tierra, el agua, el aire. Que le dan mutación a todo,
                                               en un devenir estable





Scorpius (poesia).  Lima? : Arete Reda, 1970.  s.p. .  21,5X24,5 cm.  Carátula: Victor Escalante. Ilustraciones interiores: Yando de Pucallpa. Ex. bibl. Antonio Miranda


  
QUINTA ESTANZA

                              “En sus ojos de fuego
                                                lleva el amor,
                                                fulgura en la noche
                                                su sangre,
                                                el amor que trae en su saeta”

I
          Cruzo
En uno y otro sentido esta ciudad,
             la recorro
En un ómnibus bamboleante.
           Soy
EI único que llega a los paraderos
           finales
Que siempre es un recado gris donde se oyen
           boleros.
Con gente que se habla y se conoce,
            amigos
Que se llaman alegres y felices.

Como ves te busco en los sitios
             adonde sé
Que nunca vas. En las agencias de viaje,
             en los puentes,
En el muelle donde me pareces cada navío
              que eleva el ancla
Y desaparece entre la niebla.

Y nunca te busco en la esquina
              de tu casa
Por donde sé que caminas. Nunca en el cáfé
              adonde llegas. 
Así no sé si te pierdo o te hallo
              irreparablemente,
Así no sé si eres más real o más fantasma.



II

Amanezco caminando barrios desconocidos
              Donde llueve
Lentamente. Espero que suene la campana
              en la torre
Para ir hasta un teléfono y llamar
              a tu casa.
Las palomas alzan el vuelo desde
              una azotea,
Los obreros toman desayuno arrebujados
              en la vereda.

(La voz de tu prima me contesta que aún
              estás dormida).
Me pierdo por calles, parques, estaciones
             de trenes.              
La ropa tendida en cordeles impávidos,
               con prendas
Que sus dueños llevarán consigo a una fiesta
              o a un entierro.

A las 7.00 llamo desde una cabina desvencijada
              con iniciales
Y corazones entrelazados, nombres de pila    
              de gente
Que se conoció y añora. (Me contestan que ya
              has salido).

Uno entonces contempla el día y recién advierte   
              que el mundo
Gira en torno al eje de humo del cigarro
              que se fuma.




III

Los ambulantes hacen rodar
              sus carretas,
Se entreabren algunas persianas,
              se alzan
Los toldos de algunas tiendas,
              se oye
Un alboroto de muchachos que juegan.

              ¡Y de ti
No advierten nada! Yo no sé
              qué gente
Oye tu voz en un mercado sin saber
              que te amo ...
¡Quién te cobra un boleto
              en un ómnibus
Sin sentir que te halla!

              Esta tierra
Ha sido funestamente herida
              por una descarga
De aviones que nadie ha oído,
              donde
El laberinto que hacen todos los pasos  
              me oculta
La huella que deja tu falda  
              en el suelo.



IV
          ¡Niña mía!
¿Cómo encontrarte a estas horas?
              Y luego
¡Cómo empezar a hablar!
              Estoy
Sin nada cerca y así doblado.
             ¿Cómo decírtelo?
Disculpa esta falla, esta confesión.
             iAh sí!
Tu teléfono. Pero no, no llamaré.

Iré en busca de un amigo. De Juan,
             de Chacho,
De Andrés Cloud. Me emplearé en un trabajo.
             Amarraré
Mi zapato, compraré un periódico.
             Después veré.
¿Dónde estás peonía? Todo fue hermoso
             ¿Verdad?

También fue tierno, aunque duela
             un poco
Que nadie lo sepa, ¿no?
             Humo,
Sueno, azotea, astas de banderas.
             Carretillero .
Trozos de edificios allá lejos.
             Hemos quemado
La última nave. Ya no regresaré.








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