martes, 2 de junio de 2015

MARITZA LUZA CASTILLO [16.171]


Maritza Luza Castillo

Seudónimo: “La Condesa de P de Monte”
Graduada en la Escuela Particular de Periodismo “Jaime Bausate y Mesa” en 1987.
Escribe y colabora en:
- Revista Semanario “Jaque” dirigida por Fernando Ampuero 
- Revista Semanario Barranquino “La Ciudad” Dirigida por Jorge Luis Bravo Russo
- Revista Mensual del Conservatorio Nacional de Música> Noticiero Televisivo “RBC Noticias” canal 11 de televisión
- Periódico “La Razón”
- Organización y Manejo del grupo de Rock “La Ultima Pieza”
- Canal 13 “ Red Noticias” en el área de Prensa 
- Redactora y Operadora de APTN (Asociated Press)
Reconocimientos en el área literaria:
- Colaboradora del periódico literario “Etcétera”
- Colaboradora con la “Azularte” en Canadá
- Colaboradora con Isla Negra, revista literaria
- Seleccionada entre las 10 obras finalistas en el certamen organizado por “Civilia”, “Relato hiperbreve “ de la Fundación Derechos Civiles. Certamen “Todos Somos Diferentes” Nombre del cuento impreso en la colección “Cansiano”
- Nombre del ejemplar publicado el 6 de Julio del 2004 “Libertad bajo palabra”



Elegí Vivir 

Desde lo mas entero de mi ser 
Elegí vivir 
Elijo las tardes envueltas en difusas semi oscuridades 
elijo cualquiera que conozca un espíritu humano 
elijo la voz de un alma que encierra un enigma 
elijo los campos dorados 
las lustrosas puntas del maizal incendiadas por 
el astro rey 
Elijo la retrospectiva, 
la misteriosa niebla 
y mi fe en mi intimo orgullo 
Elijo mas que un aspecto físico 
elijo el insinuante timbre 
capaz de comulgar con mi alma 
Elijo expresarme vibrando con cada frase subitánea 
Elijo las rosas, su aroma, 
Sus soberbias fantasías de luz y paz 
Elijo el asombro que brota en mis labios 
El horizonte alzado con majestuosa lentitud 
Elijo la mirada afligida que quiere acariciarme en el vacío 
Elijo la claridad de mis pensamientos, 
Innovando mi espacio con en una luz diferente 
Elijo el sonido del perdón, con una sonrisa abierta 
Elijo por ultimo el designio de Dios diciéndome 
Que soy su mas sincera creación 





Juego de Ilusiones

Salve hermoso espejismo
Cuya primera visión sobre el mundo
Flota en verde torrente.
Nenúfares floridos
arropando el océano infinito
voluptuosas algas
enroscadas en las mentes humanas
juego de matices
collares henchidos en coral

me haces falta esta vez
ser de escamas de plata,
verte juguetear voluptuoso
con la silueta de una constelación y transformarla
en un mensaje dirigido al cielo satinado
Mas, las periferias de lo posible
Abortan el juego de ilusiones
Sigues encerrado en el vidrio
Lejano de la realidad palpable
Desde lejos viaja la brisa
Cargada de fragancias untuosas
De un hermoso amanecer con un ramo de rosas
Aún pululan las esencias
Incapaces de morir en mis reminiscencias





El Emigrante

Se encarna la voz
En ese juego de huesos y carne.
En él, reposa el brillo febril del más débil revelando la desnudez de un rostro en orfandad. El despojo de su sangre que brota hasta manchar sus pupilas con el sello indeleble del emigrante

Enfurecida jauría detrás de la presa
Se activa procurando arrancarle el refugio a la presa

En ese meneo acuñado en espinas
Se abre con piedra en la mano
Y bebe el sumo del cáliz rojo
Espumosa temperatura irrespirable
Desprende el gemido
Rebana el dolor
Almacena la miseria
Y envuelve las calles
Para regodearse en su crudeza

Ya no tiene miedo
Lanza el aire enturbiado
Al vertedero obligado
Mas abajo, miles de discípulos
Sorben la rendida devastación
A una altura frágil
Y se para el siguiente,
El siguiente,
El siguiente.




Los Ojos de Nazareno

Tenía los ojos Vacíos
En su pequeñez infrahumana
Le tocaba pelear con los perros por un mendrugo
Miles de cabezas apostadas en las afueras del templo, esperaban con inquietud la presencia del Santo patrón
Sumergido en la muchedumbre sombría
Encorvado desde su rincón menesteroso
Le tocó sentir la rabia una vez mas en la mano
Le ganó la partida un ser irracional
Pero más irracional era su hambre
Rapaz, devoradora
Y recogía sus harapos lidiando con la caridad seudo cristiana inclinada por el cuadrúpedo
La banda anunció su presencia,
Crujieron las clavículas vencidas por el andamiaje del anda
La luz brillaba, pero su presencia ennegrecía el día.
Cuando sus dientes retomaban la presa
Una onda remeció ese despojo de vida
“¿Por qué te ocultas, si tu también eres mi hijo?” - Fue la pregunta que lo congelo
En plena procesión escucho de nuevo la dulce voz: 
“Sufro mucho viendo el fruto de mi creación marchitarse”
Y volvió el rostro
En medio de un mar de hábitos morados
El corazón flotante de un cristo morado
Develaron los ojos del nazareno
Y no sintió hambre, ni frío, 
Y subió como incienso a los brazos del santo moreno





Pagados de su Suerte

Situada frente al mapa de los hechos
Se conecta con los ámbitos sin limites
Donde se funda el desfase humano
Mujer, que en su reflexión compleja
Transfiere el sentido de su carácter de un lugar a otro
Mujer, de ideas vivas
Conceptualmente valiente, poderosa, 
Perpetuamente inquieta
Ocupada en mantener al margen del sufrimiento su propia cría.
Cría que muerde a araña el vientre que los invitó a ver la luz
Mujer, acostumbrada a batallar en negociaciones ambiguas
Obligada a desvelar sus recursos
Para confrontar acercamientos
Mujer que alza sus alas para calentar las noches las noches heladas
Y se halla en el lugar donde surgen los lamentos
Intimidad que cobija la sangre y escoria
Que tu mente no alcanza a descifrar
Haciendo de ambos dulzura eterna
Lenguaje incansable, empujado a la intemperie de una rebeldía absurda
Por parte de tus retoños malagradecidos
Me imagino la noche que faltes
Los sonidos espeluznantes del remordimientos, rugidos, quebrantos
Pero jamás devolución 
Ya no habrá madre en quién decantar tus penas.
Usuarios eternos, malos pagadores
Solo sabrán de soledad
Cuando en la rutina
No hallaran el mueble donde llorar



A Pepe

Levanté el auricular y me pareció escuchar una voz astillada
Me habló con una cascada de llantos
“La muerte simplificó su agonía”

Junto a la ventana,
La luz se disolvía en el vidrio;
Y vi volar su espíritu diciendo adiós

El color de la tierra
El aire húmedo
Tenía una forma mordaz
De anunciar su ausencia

El final, no tiene esa cualidad
Amurallada de evitar la orfandad;
Siendo apenas un nieto

La expresión melancólica hace un agujero en mi pecho
El nunca se ufano como santo
Pero ruego la mitad de sus pecados
Para que en su traje, su ego,
Te absuelva Dios, mi abuelo
De la ira inflamada de tu porte

Se fue mi apoyo, el hombro fuerte
Avanza lentamente entre las ondas níveas del firmamento
Sus ojos no se asoman,
No hay latido en sus venas
Tus secretos están a salvo abuelo
En esa caja de mármol,
donde mueren mis penas.
Mis labios están sellados
Mis sueños te tocan
Mas tus recuerdos abuelo
Me llevan al cielo





El hijo del Dueño

Parecía una manada hambrienta
Aguardando tras el telón.
Todos corrían,
Movían veloces los labios.
El crujir de los dedos ansiosos
Las miradas furtivas
Registraban el desencanto.

Cómo piensa él que enfrentaremos
El fracaso?
¡No podremos cantar!
Encima el próximo acto...

Más, a unos pasos de allí
Apareció el hijo del dueño
En un batir de espíritu feliz

Las gotas de combustión
Se redujeron al vuelo de un ave en extinción
Y cante que cante
se vertebro un galardón

Un segundo después, los celosos hablaron y a poco de tentar una verdad
Una piedra lanzaron
Por qué llegaste tarde y tan orondo?
Porque mi padre y señor
Me repitió que era hijo del dueño
De qué propietario hablas?
Del que su devoción, lo elevo en cuerpo y alma a la dura madera de la crucifixión





Obsesión 

El gemido más sutil
Mucha crudeza de fondo
Dónde está mi hijo
¿Por qué se me esconde, el gentil?

Me consume a solas mi distancia
El grave chirrido de otra,
De altura frágil y carne gorda
Mangonear a un corazón tan vivo
Fruto mío, como un vasallo. Espasmódico bicho
Capaz de sorber la sabia de su propio cuerpo para nutrir el ajeno

Mujer de soledad serena
Hasta cuando piensas afilar
tus apetitos en destrucción?
Acaso, cuando nos veamos en el infierno?
La destrucción de mi angelito
Es tu manjar favorito.
Te sientes superior
Crees que ganaste la batalla

Mujer malvada
Nuera polvorienta
Amante de insectos
Sucio vapor en las toallas
Te aprovechas en la revuelta
De mi razón perturbada

Y te burlas de mí
Con tu forma errante de mentiras verdaderas
Permaneces matando, el pronunciamiento de mi cuerpo
Y gritas a los cuatro vientos
Que ese encaje de huesos y ojeras verdes
Es le verdadero color de tu victoria en ciernes

Mas no cantes dominadora
Que la desilusión aterradora
No es mas que un acicate
Para vender mi alma a la eternidad
Con el único objeto de odiar

Vibrare en tu agonía
Escucharé tu llanto
Desde mi asiento cantando.
Mas, mi tiempo perdido
Valió para sentir gozosa
El tañido gustoso de la tierra
Llover sobre tu humanidad
De espanto





UNA TUMBA PARA LA MEMORIA

Dónde halla la memoria una tumba
Dónde acierta
Con topar una grieta
Que entierre la voz
Y el clamor degradado porque ama
Desde los confines
De la sinrazón
Por favor
Que nadie se mueva
Ni pronuncie
La sospecha que soy yo
Quien en la intemperie está
Convertida en una cerradura
Fría hasta las puntas
De las alas de ceniza.

Desde el martes el mundo
Me grita
Para que no pierda el tendal
Atado a la próxima mañana
Pero has de saber
no fueron ellos
Quienes me expulsaron
Sino tú
Y tu ángel de sentimientos
Estériles 
Que te invita a volar
Con los juegos de su mente
Cuando en verdad
Es una fiera que disfruta
Los abismos
En que pierde a la gente.






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