PEDRO ELÍAS MARTÍNEZ
Pedro Elías Martínez, Contratación, Colombia, 1951. Autor de minicuentos y poemas. Ha publicado «La Piedra de los Aburridos». En 2015 obtuvo el primer lugar en el 9º. Certamen Internacional de Relato Hiperbreve de la Universidad Popular de Talarrubias, Badajoz, España. Los poemas siguientes pertenecen a su libro «Escribo en el suelo para que no haya olvido».
Verdugo
llega la noche,
si está oscuro adentro
abre la ventana.
Sicario
esta mano,
la mano derecha,
que acaricia la frente del papel
y con tres dedos toma la pluma
como si fuera un dardo,
la que tuvo tan buena puntería,
ahora necesita que la guíes a tu alma.
Regreso
esta noche
la lluvia desliza
sus dedos fugaces
por tu cuerpo
y es una enredadera
transparente,
es mi primera lluvia en la ciudad
en veinte años,
los niños
ríen, aplauden,
juegan a la ronda
con el alud que anda
en la sombrilla y escribe
pentagramas de cristal,
precursora del fuego y la plegaria,
su mano acaricia
con agujas,
es la lluvia que besa o aprisiona.
Semillas
tus semillas,
pequeños duendes en paracaídas,
son trozos de la hoja del poema,
el viento a su arbitrio las libera,
las suelta en el monte o la cañada
sin preguntar si absuelve al álamo
o al cardo,
el viento dispersa las semillas
y no sabes si viven o si mueren.
Limpieza
la calle se llamará avenida
y vendrá el presidente
a inaugurarla,
del pordiosero, la loca, el vagabundo,
del idiota con traje de Bolívar
no te hablaré
porque no tienen nombre,
la noche
los disfraza de termita, lechuza, escarabajo
la lluvia les pone el antifaz.
Volver
como estrenando salgo
al mercado
con el traje puesto,
el terno
con olor a naftalina,
aquel que estaba muerto y sepultado
en el armario.
Pequeñas cosas
abrió
la puerta de la calle
y se fue sin despedirse
dicen que ha vuelto junto al ser
que lo extraña
y lo busca en la lista
de desaparecidos.
Anónimo
las letras del aviso
eran hormigas,
una tras otra
subieron por mi espalda.
Eternidad
abuelo,
por tus ramas
suben
los arcángeles a visitar
los trinos,
aún viven
alondras
en el libro olvidado.
Amenaza
viene
de la genuflexión de la montaña,
de los lindes del bosque
y la roqueda,
toca mi puerta
con la última hoja
vespertina,
el remolino
la sube a su carruaje
de hojarasca,
pero siempre regresa.
Oscuridad
salta la rana,
va de piedra en piedra
sobre los muertos.
Sombras
oh las sombras,
esas pequeñas sombras de ojos huecos
descalzas andan en la niebla
y la niebla les muda el rostro cada vez,
son margaritas en busca de su nombre,
dos margaritas que se fueron
juntas, una encerró a la otra en su noche de piel,
oh las sombras,
mis pequeñas sombras andan por la niebla,
van descalzas con los ojos húmedos,
mañana volverán.
Historial
antes de la orquídea
estuvo el rayo
en el muñón del árbol.
Escarabajo
en arcilla
la escritura
muda con el viento,
en papiro
vendrá la cólera del fuego,
en el muro
no quedará de él
piedra sobre piedra,
escribo
en la memoria
de esta casa de estiércol,
escribo en el suelo
para que no haya olvido.
Letanías crepusculares
Lo más profundo es la piel.
PAUL VALERY
piel de caserío, ámame,
piel de ligadura, desátame,
piel de agua, refréscame,
piel de olvido, sáname,
piel de calle vacía, reintégrame,
piel de serenata, despiértame,
piel de hambre, nútreme,
piel de sabana, protégeme,
piel de cafetales, bendíceme,
piel de fogonazo, ilumíname,
piel de montaña, fortaléceme,
piel de raíces, levántame,
piel de humareda, límpiame,
piel de selva, rescátame,
piel caribe, guíame,
piel de borrasca, ampárame,
piel de muro, libérame,
piel donde arrullan sus niños de brazo
los maizales, redímeme,
ahora y en la hora de ahora,
porque habrá un Nuevo Amanecer. Amén.
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