sábado, 22 de abril de 2017

JOHN CLELLON HOLMES [20.099]


JOHN CLELLON HOLMES

John Clellon Holmes (12 de marzo de 1926, Holyoke, Massachusetts - 30 de marzo de 1988, Middletown, Connecticut) fue un escritor estadounidense, poeta y profesor, más conocido por su novela de 1952 Go. Considerada la primera “novela beat', Go representa acontecimientos de su vida con sus amigos Jack Kerouac, Neal Cassady y Allen Ginsberg. Él fue referido a menudo como el “beat tranquilo' y fue uno de los mejores amigos de Kerouac. Holmes también escribió lo que se considera la definitiva jazz novela de la Generación Beat, The Horn. 

Más adelante, Holmes dio clases en la Universidad de Arkansas, dio una conferencia en la Universidad de Yale y dio talleres en la Universidad de Brown. Murió de cáncer en 1988. 






JOHN CLELLON HOLMES (1926-1988) ES UNA DE LAS FIGURAS FUNDACIONALES DE LA GENERACIÓN BEAT, AUNQUE HISTÓRICAMENTE HA PERMANECIDO OCULTO PARA MUCHOS LECTORES POR LA FAMA DE JACK KEROUAC, ALLEN GINSBERG Y WILLIAM BURROUGHS. SU NOVELA GO, PUBLICADA EN 1952, ES CONSIDERADA LA PRIMERA DEL MOVIMIENTO. Y FUE ÉL QUIEN LA BAUTIZÓ CON EL NOMBRE CON EL QUE HOY LA CONOCEMOS EN EL ARTÍCULO “THIS IS THE BEAT GENERATION”, PUBLICADO EN THE NEW YORK TIMES MAGAZINE ESE MISMO AÑO.
ADEMÁS DE SER UN EXTRAORDINARIO PROSISTA, QUE MANTUVO SIEMPRE UNA TENSA RELACIÓN CON KEROUAC POR CUESTIONES ESTÉTICAS MÁS ALLÁ DE SU AMISTAD, HOLMES BRILLÓ TAMBIÉN EN LA POESÍA, COMO PRUEBAN ESTOS VERSOS EXTRAÍDOS DE NIGHT MUSIC, LA ÚLTIMA ANTOLOGÍA QUE SE PUBLICÓ UN AÑO DESPUÉS DE SU MUERTE.




MUJERES EN A.M.

Las mujeres dormitan por las mañanas, nutriendo la vida.
Algunas mujeres no se despiertan sino en el crepúsculo.
Guardan los verdaderos gastos para la oscuridad.
Durmiendo en camas pobladas de sueños,
sin angustia en sus mañanas,
sólo lino con calidez de carne,
el susurro de la lluvia, el alma en reposo.
Están recogiéndose, están enraizadas,
y yo estoy infeliz de estar levantado y escribiéndolo.

(1961)




WOMEN IN A.M.

Women drowse through mornings, nurturing life.
Some women never rouse except by twilight.
They save the real expenditures for dark.
Drowsing in dream-peopled beds,
no anguish in their mornings,
only the flesh-warm linen,
the whish of rain, the soul at sleep.
They are ingathering, they are in root,
and I’m unhappy to be up and writing about it.





DECLARACIONES EN UN INVIERNO PERSONAL

                  siguiendo a Rimbaud

La perturbación se ha vuelto mi causa secreta.
Envejezco sin gracia, alcanzada una libertad fría.
Anarquía – una ciudad de ventanas ciegas.
Quiero estar en otra parte, ser un extraño en un bar.
Debería tener la astucia de abandonar mientras voy perdiendo.
Cualquier bendición que llegue, llegará demasiado tarde.
Cuando era joven, amaba demasiado el mundo.
Ahora mi espíritu es tan agrio como el vinagre.
La añoranza me ha gastado hasta volverme un hacha sin filo.
Esta tortura tiene su triunfo en una tos.
Trina, trina hasta que llegue la medianoche.
Pero mejor silencio. Mejor silencio y nieve.

(1965)





STATEMENTS IN A PERSONAL WINTER

                 after Rimbaud

Disruption has become my secret cause.
I age without grace, a cold freedom achieved.
Anarchy–a city of blind windows.
I want to be elsewhere, a stranger down the bar.
I should have the guile to quit while losing.
Whatever blessing comes will come too late.
When I was young I loved the world too much.
Now my spirit is as sour as vinegar.
Longing has worn me down to a blunt axe.
This torture has its trump in a cough.
Twitter, twitter until midnight comes.
But better silence. Better silence and snow.

POEMAS EXTRAÍDOS DE NIGHT MUSIC: SELECTED POEMS. UNIVERSITY OF ARKANSAS PRESS; FAYETTEVILLE, 1989. TRADUCCIÓN DE ADALBER SALAS HERNÁNDEZ








Título: Go
Editorial: Ediciones escalera
Autor: JOHN CLELLON HOLMES



El beat de John Clellon Holmes

Tengo querencia por la llamada Generación Beat. Kerouac me gusta, aunque "Big Sur" me costara horrores acabarlo, "Satori en París" me gustó mucho y "En el camino" es en el camino, y a la espera tengo la lectura de la nueva edición de Anagrama del rollo original, y creo recordar que por algún lugar he de tener una preciada edición de "Los vagabundos de Dharma" en Losada del año pum que sí, me gustó mucho. Y eso sólo de Jack. El libro de Joyce Johnson "Personajes secudarios" de Libros del asteroide, lo tengo a medias (los famosos 18...) y me gusta volver a él y releer un par de páginas antes de donde me quedé. Ahora aparece "Go" de John Clellon Holmes, de cual no conocía, lo reconozco, ni su existencia. Según dice la editorial: "La novela que supuso el punto de partida de la Generación Beat. Hasta ahora inédita en español. Tenemos un carácter furtivo. Conocido como el "beat tranquilo", John Clellon Holmes recoge en su novela Go las peripecias de sus amigos Cassady, Kerouac y Ginsberg en el Nueva York de finales de los 40. Esta historia de sexo, jazz, drogas y calles nos muestra que la generación beat no se limitó a inventar una forma de vida: también una literatura y un modo revolucionario de mirar."

Lo he empezado (19 y subiendo), y me gusta... Citando a mi amigo Eduardo, hay cosas que oyes, ves y lees que te dan ganas de hacer cosas, de vivir, en una palabra, y no tienen que se necesariamente buenas o increibles, simplemente es otra cosa. A mí, con la generación beat, me pasa. Recuerdo la película "La última vez que me suicidé".... pues eso...




Dos fragmentos de "Go"...

"Hobbes llegó a conocer su mundo, indirectamente al principio. Era un mundo de deprimentes pisos interiores, cafeterías en Times Square, antros de música bop, andanzas nocturnas, encuentros en las esquinas, autostop, mil bares de moda por toda la ciudad, y las calles. Ese mundo estaba habitado por gente enganchada a las drogas y otros hábitos, gente que buscaba un nuevo grado de locura, gente conectada por los invisibles hilos de la necesidad, pequeños delitos o un extraño reconocimiento de afinidad. No paraban nunca, vivían de noche, corrían por todos lados “haciendo contactos”, desaparecían de pronto en la cárcel o por los caminos, y resurgían de nuevo buscándose unos a otros. Tenían una perspectiva clandestina y misteriosa de la vida y parecían ignorar todo lo que no fuera la realidad de los trapicheos, de un lugar donde quedarse, imbuidos en el frenesí del jazz, que no decaiga la marcha. Hobbes se acercó con precaución, incluso con temor, a las lindes de este mundo, incapaz de ignorar la inmediata fascinación. Había estado demasiado tiempo entre gente más vieja, menos activa, más mental. Necesitaba algo nuevo y excitante."

(...)

"Hobbes miraba el reloj, quería estar en casa antes de que Kathryn regresara del trabajo; además, tras tantos cigarrillos y tantos café, la cerveza comenzaba a producirle una extraña sensación de lentitud. Terminó la bebida y se levantó.
—Mira, Paul —dijo Pasternak—. Mejor me voy al centro con David a echarle una mano. De todas maneras, tú tienes que comer. Nos vemos en un par de horas, ¿de acuerdo? Así que Hobbes los dejó y deambuló de regreso por la calle bochornosa y oscura. Consideraba a ráfagas la posibilidad de estar borracho y amnésico en cuatro horas, experimentando esa ilusoria sensación de despreocupación y buena voluntad que el licor le proporcionaba. El pensamiento fue agradable y fugaz.
Se entretuvo en el apartamento, colocando los cojines, lavando las tazas de café, hasta que terminó por sentarse en su escritorio y releer la carta con insatisfacción. La colocó de nuevo en la máquina y escribió despacio:
«Perdona esta retahíla de estupideces. La temeridad de una vida cada vez más ajetreada. Y amándote en vano durante tanto tiempo desde el centro. Releyéndola, descubro que ni siquiera he mencionado esas palabras odiosas. Bien, te quiero, Liza. Olvida los circunloquios. Tuyo, H.»



'Beat'. Entre la hartura y la beatitud


Dos miembros de la Generación Beat se encienden el cigarro. | BETTMANN


'Beat Generation'


Por JUAN BONILLA

Fue en 1952 cuando John Clellon Holmes tituló "This is the Beat Generation", un artículo sobre nuevas voces literarias publicado por el magacine del NYT. Clellon Holmes conocía a Kerouac desde 1948, cuando el futuro autor de En la carretera era un joven hedonista que se buscaba a sí mismo mediante la sabia estrategia de estar perdiéndose a todas horas. Holmes recuerda en su artículo cómo, en una conversación con Kerouac, éste recordaba haber oído la expresión beat generation de labios de Herbert Huncke, el campeón de los bohemios de finales de los 40, uno de esos tipos que parecen estar seguros de que un biógrafo los sigue a todas partes y algún día lo convertirá en un gran personaje.Pero ¿qué significaba eso de Beat Generation? La expresión procedía del beat down, el cansancio, la fatiga, el agotamiento e incluso la hartura. Los más jóvenes estaban así, hartos de un mundo -el de los primeros peldaños de la Guerra Fría- que parecía conformarse con el "mejor lo malo conocido", que trataba de sanar del horror de las bombas atómicas mirando hacia una vida cotidiana llena de mentiras y haberse convencido de que a la espantosa ignición de Hiroshima se debía al fin y al cabo la buena temperatura de la calefacción central. Esa hartura obligaba a los menos conformistas a echarse a los caminos, aun en el caso de que no hubiera caminos y se hiciera camino al andar (más bien a apretar el acelerador). Porque era una generación motorizada. Kerouac había estado viajando por todo el país, haciéndose la Ruta 66 y desviándose de vez en cuando por no sentirse atrapado en una jaula de paisajes. "Dejar que te pasen cosas" era su única estrategia estética. En algún momento, las experiencias almacenadas se pondrían pesadas en su interior y habría que vomitarlas. Y eso hizo en un legendario rollo de papel que fue entrando en su máquina de escribir para que lo llenara de manera vertiginosa, jazzística, sin márgenes ni separación de párrafos, al tuntún de la memoria y la inspiración durante tres semanas. Cuando levantó la cabeza de la máquina de escribir On the road ya estaba allí. En 1951 la tenía lista para darla a la imprenta, pero la novela no salió hasta 1957. Un año antes, una pequeña editorial impulsada por la librería City Lights de San Francisco, propiedad de Lawrence Ferlinghetti, había publicado Aullido de Allen Ginsberg. Era una pieza indecorosa -a juicio de algún lector que no tardó en denunciar su publicación, haciéndole un favor al libro pues multiplicó su voz: llevar un libro a juicio era una manera espléndida de darle visibilidad y ganarle lectores, sobre todo jóvenes-, nerviosa, con un primer verso espléndido: "Yo he visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura". Ginsberg era por entonces un joven enjaulado en prejuicios y miedos: poéticamente no se atrevía a romper con la voz de sus mayores, sobre todo de William Carlos Williams; sexualmente no se atrevía a reconocer su homosexualidad. Escribió una primera versión encorsetada que el poeta Kenneth Rexroth consideró encorsetada, demasiado académica, falta de brío. Le faltaba sobre todo espontaneidad. Esta es palabra importante que los beats utilizaron a menudo para hablar de sus fórmulas: la espontaneidad era sagrada, llevaba a la naturalidad y ésta a la verdad, y de ahí a la beatitud. El beat que procedía de la fatiga y el agotamiento en realidad, según Kerouac, era la búsqueda de una nueva beatitud. Había que proponerse una nueva forma de vivir, de relacionarse, de liberarse de los estragos del dogma y de la mentira del capitalismo y la miseria de la clase media: mejor el fuego del infierno que el calor de la calefacción central, mejor el frío del limbo que la frescura del aire acondicionado.




'El viaje mexicano' de los Beats, imagen tomada en 1966. I BERNARD PLOSSU

En esa búsqueda fue capital, tanto para Kerouac como para Ginsberg, la figura de Neal Cassady, agente provocador al que le salía mejor vivir que escribir y que parecía tener más que suficiente con servir de inspiración a sus amigos. Aunque no pertenecía a la onda universitaria en la que sí estaban involucrados tanto Ginsberg como Kerouac, se arrimó a ella entusiasmando a todos los que la integraban y sabían de sus peripecias. Él prestó fisonomía y experiencias para que Kerouac inventase al Moriarty de En la carretera. Él le insistió a Ginsberg para que se dejase de poetas antiguos y dejase fluir la conciencia y le entregara el alma a la espontaneidad sin corsés. Ginsberg dedicó Aullido: "A N. C., el héroe secreto de estos poemas". También Cassady escribía, pero sólo fragmentos, apuntes sueltos, frases de vez en cuando, y cartas. Su labor como "inspiración" de poetas y escritores no se detuvo con los integrantes del grupo Beat. Ya en los 60 viró hacia lo psicodélico, se hizo amigo de Ken Kesey, y llegó a aparecer en dos de las piezas primeras del Nuevo Periodismo: como conductor de una de las furgonetas tuneadas que sirvió a Tom Wolfe para escribir su reportaje sobre la juventud dionisiaca. El coqueto aerodinámico rocanrol color caramelo de ron, y también de extra en una de las fiestas de Los Ángeles del Infierno, el reportaje de Humbert Thompson sobre una banda de moteros. El éxito de Kerouac y Ginsberg traspasó las fronteras de lo literario: se convirtieron en voz generacional y apenas hacía falta leerlos para que calasen sus consignas, su apuesta por la corriente de la conciencia y la espontaneidad y el hedonismo. Ya podían expresarse más a través de entrevistas que de obras, lo que ha hecho de ellos, seguramente, autores de una sola obra (naturalmente siguieron produciendo, pero sin alcanzar la resonancia de sus primeros libros, agotando más bien sus caudales, dejando ver que acaso no tenían mucho más que decir). Poco después de lanzado Kerouac al estrellato con la publicación de su novela -y Ginsberg gracias a que un juez consideró que no podía decirse que su libro era obsceno y permitió que se reimprimiera-, entró en escena William Burroughs con El almuerzo desnudo, que, en cierto sentido, es una reelaboración vanguardista de la primera novela del autor, Yonqui. Según propia confesión de Burroughs, el título de la novela se le ocurrió a Kerouac que entendía que el almuerzo desnudo era ese instante congelado en el que todo el mundo es consciente de lo que hay en la punta de sus tenedores. La novela es un caos que, a través de la técnica del cut-up, juega con la posibilidad de que nos colemos en la conciencia de un drogadicto viajero que va de Estados Unidos a México y a Tánger, interrumpiendo sus evocaciones con viñetas satíricas, retratos de personajes, parodias literarias.



I THE WILLIAM BURROUGHS TRUST


El almuerzo desnudo parece empezar narrando la huida de alguien a quien busca la policía a la vez que él va buscando una nueva dosis que lo lance a las estrellas. Pero todo en ella es huida, porque también se huye de la realidad, de la inexactitud del mundo, a través de incursiones en esos otros mundos que están en éste y que en la novela adoptan el nombre de Freeland, una tierra llena de personajes fantásticos o esperpénticos, dependiendo de cómo le haya pegado la droga consumida al protagonista. Por sus escenas de pedofilia la novela fue prohibida y no se permitió su impresión americana hasta que el Tribunal Supremo de Massachusetts anuló la sentencia en 1966.Burroughs era lo más parecido a un extraterrestre que habían visto los beats. Un tipo silencioso que no se sabía si guardaba silencio de pura contemplación interior o por lo mucho que le aburría la contemplación exterior. Estaba interesado en la ciencia-ficción más que en el canto de la nueva realidad a la que sus alborozados y hedonistas compañeros se entregaban. Era mucho más oscuro, peligroso. Estaba de acuerdo con ellos en la exploración de la conciencia como método para bajar al pozo de lo que no sabemos para extraer imágenes nuevas de allí, pero su herramienta favorita eran las drogas y las drogas -en contra de lo que parecían entender los otros- había que tomarlas a solas o con desconocidos a los que nunca más volvieras a ver. En los años 60, mientras los otros se entregaban al hippismo que de alguna manera habían ayudado a nacer, él se hizo de la Iglesia de la Cienciología. Un día, jugando a Guillermo Tell con su mujer, no acertó a darle a la manzana que ella se había colocado sobre la cabeza y le reventó los sesos. También, contra el pacifismo de los otros beats, Burroughs era un defensor ardoroso de las armas, incluso como herramienta estética. A veces disparaba contra troncos y el efecto de las balas en los leños conseguía dibujos que consideraba obras suyas. En cuanto al pacifismo de los beats, alcanzó gran altura poética en una de las más perdurables piezas del grupo: Bomba de Gregory Corso, un poema desmelenado, que se presenta con énfasis de caligrama -el poema dibuja tipográficamente el efecto de una bomba atómica elevándose en el aire- e imágenes electrizantes. Es junto a Aullido de Ginsberg y el Manifiesto Populista de Lawrence Ferlinghetti uno de los grandes poemas del grupo. "Poetas, abandonad vuestros armarios,/ abrid vuestras ventanas, abrid las puertas/ habéis estado demasiado tiempo enterrados/ en vuestros mundos de clausura. / No hay tiempo para que el artista se esconda/ ni encima ni más allá de los escenarios/ indiferente, limándose las uñas/ refinándose fuera de la existencia"."La Generación Beat fue una visión que tuvimos John Clellon Holmes y yo, y Allen Ginsberg de manera aún más salvaje, hacia fines de los años 40, de una generación de hipsters locos e iluminados, que aparecieron de pronto y empezaron a errar por los caminos de América, graves, indiscretos, haciendo dedo, harapientos, beatíficos, hermosos, de una fea belleza beat, beat quería decir derrotado y marginado, pero a la vez colmado de una convicción muy intensa», escribe Kerouac en La filosofía de la generación beat, una recopilación de textos publicado por Caja Negra. Produjeron una literatura que quizá no le llegue al tobillo a la intensidad de las experiencias de las que se sirvieron, de donde hoy sean casi todos ellos, más personajes que escritores y de donde, acaso, sea hoy más placentero leer sobre ellos, sobre sus venturas y desventuras, sus viajes físicos y mentales, sus disparates y sus abismos, que leer lo que ellos produjeron.








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