Cristhofer Angulo Borbón
Cristhofer Angulo Borbón. (Pérez Zeledón, San José, Costa Rica, 1990). Egresado de la Universidad Nacional de la carrera de Artes Escénicas. Poeta, actor, director, dramaturgo y profesor. Ha participado en distintos talleres sobre dramaturgia. En poesía participó en el taller literario Tráfico de Influencias, a cargo de Alfredo Trejos y en el Antitaller-Anti, a cargo de Melvin Aguilar y Cristian Marcelo. Algunos de sus poemas han sido publicados en las antologías de dichos talleres y en la Revista Conjetura.
El risco de María
Construí este risco
con las plumas del fénix
antes que fueran ceniza,
con el golpe de una mirada honda,
mirada gata,
puta.
Tiene ranuras
con la forma de su vagina
que devanan
las manos del alpinista,
al meter un dedo, en algunas
nacen caballos y mariposas
que sacuden sus alas
al trote de las bestias,
ambos animales
acompañan al alpinista al final del risco
donde lo absorbe
el capullo de la muerte.
Los que han llegado arriba
quedan ciegos al mirar abajo
o se convierten en polvo
al verla a ella:
con su pubis cerrado al vacío,
con la piernas abiertas,
gimiendo y lubricando.
Ella no espera al arcángel Gabriel
me espera a mí
para ascender al cielo.
Las manos de mi padre
En las manos de mi padre
bien pudo cenar Jesucristo
en su última noche
o bailar las primeras strippers
del night club más antiguo del mundo.
Tienen la precisión lapidaria
para calzar las espuelas del gallo
que cada mañana
hacen caer la luna.
Sus manos nunca hicieron origami,
lo suyo es derribar una selva,
tallar alambre de púas
y ceñirlo al corazón.
Chica Monroe
Naciste entre la falta de tacto
y el humo de la calle.
La conciencia
se la dejaste a tu madre en el útero
para los hijos que valieran la pena.
Somos de los que preferimos escuchar en silencio,
leernos,
hasta que la casualidad nos junte
en alguna cama
en algún teatro
para partirnos a punta de sexo
o de miradas.
Soy el cursi
pero defiendo mi inocencia,
porque creo que eso viene
del cromosoma Y.
Acepto que nos desencontremos
y sigamos al paso.
Pero guardo la imagen tuya,
chiquitita,
perdiéndose entre los huecos de la calle
y con los buses subiéndote el vestido
como una chica Monroe sin glamour.
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario