ALCIDES HERRERA
Alcides Herrera (Sancti Spíritus, Cuba, 1974). Narrador y poeta, es fundador del proyecto musical Los Bloomers, en Miami.
Abren el libro
Va despacio el encierro.
Y vertical, como si fuera unánimes
vejaciones en el asilo
del Paseo Norte
y también
una lectura de cartas.
Alfredo Cuba, en milicias de Cristo,
sin horno futuro,
nunca rezó en el techo
de la Iglesia de la Merced.
Abajo, la calle tenía su apellido.
Va despacio.
La hora universal
Era, como buzón de vísperas,
en nuevo asalto a mi viejo corazón, una marca
en el aire, la catedral
que hasta hoy
guarda todos tus huesos,
madre del mundo y del olvido.
Era un límite parecido a la mirada
de tus hijas, que sin nacer ya fueron tuyas,
que te llaman
desde un vertedero de New Orleans.
Era pan con tomate,
la perplejidad de un nuevo atardecer,
Amtrak,
pasan los campos.
También una especie de reconciliación
con la goma del tiempo,
con los usuarios de la goma del tiempo,
algunas fotos de Brasil.
Buzón de vísperas
nunca será la imagen de esos barcos hundidos,
botón de oro no será.
Era un límite igual
al instante
en que te quiero y no recuerdo dónde estoy,
quién eres tú,
por qué estoy viendo tres televisores.
En vez de decirlo, lo reviso.
La marcha
Tan silencioso, áspero,
se involucraba en los renacimientos
de la flor lila.
En símbolos del río
han de leer tanta gravitación
y, solas,
muy cerca de la quinta
de los teósofos,
presumirán.
Tan desconfiado, pobre,
despertaba a las seis
y andaba
hasta el callejón
de la panadería, se involucraba,
ay, en religiones,
en una sola rebelión.
Pasa el Día.
En tantos escapes de Alcatraz
han de escribirlo.
Obsoneto 33
En el Morro murió Luis de Velazco
y en el Morro gritó. Ya los ingleses
eran malos y buenos y los meses
de deseo fatal no daban asco
y vendían a veces pan de flauta.
Hoy tú vienes. En naves amarillas.
En discretas canciones. Las sencillas
primaveras se han ido y eres cauta
y defiendes un templo. Este delirio
de salvar una parte de la mente,
su sorpresa invernal, llena de lirios
y nostalgia futura del presente,
hoy envía, Señor, raro martirio
a Velazco y al ojo de su frente.
Muerte de Pavlidis
Goma ponchada, diente roto.
Algún dolor ha de venir
de lomas que hay en Portugal,
en naves amarillas.
Lengua de camping,
roto elefante,
vas a saber la hora del polvo.
Mátame un sábado,
ocurra en Lila’s Bar
Alcides Herrera: músico, poeta y loco
Por: Erwin Perez
Alcides Herrera. 2012. Foto: Delio Regueral
Miami es una ciudad pródiga en humoristas profesionales, pero quien más gracia me causa no es lo que se dice un cómico o un comediante común, sino un poeta y trovador: Alcides Herrera.
Hay algo en su manera de hablar, de mirar, de pensar e, imagino, en su “look” de hippie que me divierte. Su humor es inteligente y absurdo. “Nací vago”, jura, “uno está regido por la hora en que nació, y yo nací a las cinco y cuarto de la tarde, cuando todo el mundo regresa del trabajo”.
En efecto, Alcides –“El Pescao”, para los amigos de la infancia- nació a las 17:15 horas (o las 5:15 pm, como se dice aquí) de un 3 de abril de 1974, en una ciudad ubicada en el centro de Cuba, más antigua que La Habana, Sancti Spiritus, fundada en 1514 por el conquistador Diego Velázquez.
“En la infancia escribía cuentos cortos y dibujaba, pero con el tiempo noté que eso no me bastaba para poder conseguir mujeres, así que a los 23 años aprendí a tocar guitarra”, me cuenta, de lo más serio, en una calurosa tarde de tertulia, en el estudio del fotógrafo Delio Regueral, uno de sus íntimos.
Además del arte y las chicas, Alcides es un apasionado de las cervezas. Las plateadas Pabst Blue Ribbon son sus preferidas. Pero volviendo al artista hay que decir que es un prolífico poeta y compositor, aunque, por aquello de su predestinación a la vagancia, no ha publicado libros ni ha grabado canciones.
Regueral, que ha retratado a numerosas celebridades locales y le tomó la singular foto que ilustra esta nota, se rinde ante su amigo:”Como poeta, no se rige por normas preestablecidas, trabaja con una libertad cretiva increíble; y como músico, tiene un gran sentido estético y armónico”.
El respetado poeta Rolando Jorge también le tiene simpatía a Alcides; tanto es así que le dedicó un poema, titulado “Tapa a tapa” y que en su primer verso reza:
“camisa de cuadros enfermos refieren
quien tiene tisis al alhorre abraza
pabellón a pabellón”
Desde México, vía Facebook, otro de sus “cuates”, el cantante Jorge “Tereso” Correa, lo define así:”El es un enamorado agridulce con una lanza en la lengua y una mira certera”.
La lengua, el verbo, son el fuerte de Alcides, qué duda cabe. Ese ángulo suyo, más la agudeza, brilla especialmente a la hora de aplicarlo al humor. “Minero 34”, me bautizó, por ejemplo, en honor a mi nacionalidad chilena y a la famosa gesta que protagonizaron los 33 mineros.
Sin libros y sin discos en tiendas reales o virtuales es difícil disfrutar de lo suyo. La mejor manera de asomarse a su trabajo es a través de su cuenta de Facebook. Allí anuncia sus esporádicos conciertos – a los que llama “peñas”-, publica fotos y provoca oleadas de risas con sus comentarios.
“Si me levanto temprano, fresco y curado, claro y feliz, llama al Rescue, que ando malito de los nervios”, escribió hace poco, parafraseando a Silvio Rodríguez, a quien, como muchos cubanos exiliados de su generación, admira por sus canciones, pero desdeña por su postura política oficialista.
Van otras tres perlitas juguetonas del Face del “Pescao”:
- “Mi teléfono inteligente me escupió”
- “Unos hackers malísimos me robaron la identidad y al otro día me la devolvieron con este mensaje: ‘Tú no eres nadie, comemierda’”.
- “Aún soy católico: quiero tener siempre la culpa”
En la poética, los referentes de Alcides son San Juan de la Cruz, Manuel Sosa, y José Lezama Lima. Musicalmente, la Nueva Trova, Leonard Cohen. En cuanto al humor, asegura que lo heredó de sus ancestros espirituanos, pero reconoce como influencia en ese item a Pablo Garí, alias El Pible, también exiliado.
“El ‘Pescao’ empezó de muy jovencito en un grupo que yo fundé, en el que hacíamos algo que terminó caracterizando nuestras carreras: un humor muy cercano al que practicaban los Les Luthiers, lleno de juegos de palabras y de absurdo”, recuerda El Pible.
?Cuál es la principal virtud artística que el maestro le encuentra a su pupilo?
“Lo multifacético que es”, afirma, sin vacilar.
La lengua de Alcides derrama humor, aún en sus momentos de fragilidad; como los actuales, teñido por una reciente ruptura amorosa.
“Minero 34”, me cuenta, “soy ‘maiamero’, pero cada vez que estoy soltero necesito huir de la ciudad y ahora tengo la posibilidad de ir a Nueva York o a Nuevo México”.
“¿Y a dónde vas a ir finalmente?”, le pregunto.
“Nueva York”, responde, pícaro, pero sin entusiasmo, “porque si voy a Nuevo México voy a querer cruzar la frontera y en México me voy a ‘perder’ en ciertas tentaciones”.
“Bueno”, agrega, al instante, “en realidad ahora no puedo salir del territorio de Estados Unidos porque dentro de dos meses me voy a hacer ciudadano americano”.
“Minero”, pregunta, con un nuevo brío en la voz, como el niño grande que es, “¿si te invitara, vendrías a la ceremonia en que me voy a hacer ciudadano?”.
* Poema de Alcides Herrera (Sin título)
Cuando aparezco
se acaba más pronto la cerveza.
Sin pensar (es el estado
que me entretiene) atravieso
el salón donde repartes los bocadillos
y no acepto ninguno.
Yo soy el hombre del bigote rojo:
necesito entrenarme con las princesas
y descubrir (tal vez hablamos
del último día)
un juego detrás de cada corazón,
un party secreto.
Cuando aparezco
algunos ojos brillan
y saben que habrá predicaciones.
Sacrifico energía de mi pozo
para ver rodar un anillo,
para verte reír.
Cuando aparezco
soy música en el aire, espíritu
mirando desde el balcón.
Por llenar una forma
(no me refiero a lo que estás pensando)
me sale una cana diariamente,
un sufrimiento árabe.
Entretenerse va por las filas de la luz,
se sube a la hoja doble,
deja para mañana casi todo.
Aunque unos gatos se sacrifiquen
y regresen a Venus.
(O mejor dicho:
siempre que un gato se sacrifica,
regresa a Venus.)
Cuando aparezco repito la sed,
reparto margaritas,
juego a las damas.
Ya se rompió la boda judía,
los hijos se quedaron sin nombre,
sin hijos.
Ya sé que nadie va a venir por mí,
que pierdo las misiones y el pan
en un país extraño.
Tres historias de fajazón
ALCIDES HERRERA | Miami
A Separation
No había más nada y se les ocurrió alquilar A Separation, la iraní. No iban por la tercera escena y ya se estaban fajando, debido a lo cual no durmieron juntos. La película estuvo en pausa hasta la noche siguiente. ¿Y qué mejor modo de arreglarse, tras practicar deportes, que ver una película? De más está decir que la escena (la de ellos) se repitió y ha estado repitiéndose por un mes. El recargo en Red Box ya es casi un sueldo de camarero. Han empezado a hablar de separarse.
Mentes gemelas
Las Mentes Gemelas se fajaron en el hotel. Horas después estaban declarando (el mismo horario, canales diferentes): yo lo veía venir.
GPS
Pavlidis empezó a sentir cierta molestia en el culo. Aparcó en un Publix, entró al baño y se revisó: tenía un GPS pequeñísimo incrustado en área tan privada. Lo tiró al inodoro y descargó. Al poco rato lo llamó Katiuska: "¿Qué pinga tú haces holgazaneando en el desagüe municipal?"
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