Violeta Barrientos Silva
(Lima, Perú 1963)
Poeta y ensayista en derechos humanos y crítica literaria. Estudió en la PUCP y se doctoró en Humanidades en la universidad de Paris VIII, con una tesis sobre el cuerpo y la poesía peruana contemporánea. Vivió en París entre 1992 y 1999, donde también trabajó en el ámbito de los derechos humanos y la violencia política latinoamericana. Desde entonces hasta hoy en día, inició una serie de visitas a distintos países vinculándose a proyectos políticos relativos a los derechos humanos. Regresó al Perú a trabajar en la reconstrucción de zonas afectadas por la violencia en Huancavelica y Apurímac a fines de los noventa.
Fue coeditora del proyecto Noevas de poesía, hacia 1989. En 1992, publicó el primer poemario de poesía lésbica en el Perú, El innombrable cuerpo del deseo.
Sus primeros libros, Elixir (1991) y Tras la puerta falsa (1993), fueron fuertemente influenciados por la experiencia del psicoanálisis. Posteriormente, publicó en París en 1995, El jardín de las delicias, paralelo entre la creación plástica y la creación histórica.
En 2003, publicó en Lima, Tragic/Comic, poemario ligado a la existencia humana, su cotidiano y su materialidad. El poemario fue elegido para ser traducido y editado en la colección de poetas participantes de la colección de la Bienal internacional de Poetas de Val-de Marne, en 2007. En palabras de su traductor al francés, Henri Deluy, Tragic/Comic expresa “una poesía dura que toca a las palabras una a una”. En 2008, publicó en Buenos Aires, Cosas sin nombre, colección de poemas en prosa que detallan una observación y reflexión existencial y social sobre el mundo.
Su interés por las artes plásticas y la fotografía ha hecho que su poesía también sea parte de trabajos interdisciplinarios de artes plásticas y música editados en Francia y España.
En los últimos años, los temas de sus ensayos, publicados en libros y revistas, se refieren a reflexiones sobre la ciudadanía, la separación entre Estado e iglesia, las reivindicaciones sociales de las mujeres, la teoría de la sexualidad y la teoría queer, así como las intersecciones de la sexualidad y el arte. Actualmente es profesora en la UNMSM y miembro directivo de proyectos internacionales vinculados con los derechos humanos y la sexualidad. Recientemente ha sido parte de la antología de poesía lésbica latinoamericana “Voces para Lilith” (Ghessi y Salazar, Estruendomudo, 2011) y coautora del libro-objeto editado en Francia, “Fin de viaje” (2011) con la artista de grabado, Olga Verme-Mignot.
GÉNESIS
Las temperaturas se calcularon para los cuerpos
según el color de la piel.
La distribución del espacio fue voluntad
de reyes y unos cuantos aventureros.
Cartas geográficas simbolizaron naciones.
Cifras, humanos.
Un pintor en esos tiempos creó los cuerpos del Paraíso,
recreó vicios y virtudes
como un dios bueno y perverso a la vez.
Abandonado a la embriaguez,
su obra quedó incompleta
el secreto de la eternidad se perdió en su alquimia.
Rodamos hacia el infierno y en esa caída
fuimos separados de la idea original del creador.
Augurios inciertos, cada cual tomó rumbo distinto
y distinta fue su casa, su frío y su calor.
de El jardín de las delicias
Así abrimos el cuerpo
Al prójimo todos los días
Nuestros hígados han de ser devorados
Y nuestro corazón también
Hay que engordar ese cuerpo
La cadena alimenticia se extiende
(Elíxir, 1991)
LAS IMPOSIBLES ORQUÍDEAS
Vago sobre un vientre andrógino criador de bestias
guardián secreto de grutas negras
escondrijos en que hurgo buscando aromas subterráneos
perdiéndose en el fondo más oscuro y húmedo.
Orquídeas bajo tierra
donde manos no alcanzan sus venas violáceas.
Contemplo el jardín de mi deseo insatisfecho:
leves mentiras como un beso robado y devuelto
fugaces caricias corriendo bajo la piel.
Mas en el fondo voy de bruces
enredándome en cabellos, melenas,
anchos brazos como ríos, troncos, curvas ramas
hasta cubrirme de maleza y ya no ver
las simples florecillas,
cuerpos amables ofreciéndose a mis pies.
Se entumecieron mis dedos tras lo imposible de tocar
y sin ojos de ver, creyéndome diosa desde mi altura,
comparé distancias
pareciéndome cada cual más corta,
más fácil de superar.
Perdió el mundo su color, las flores,
se hizo de sombras
y creció mi abismo dejándome en roca desnuda
de rara vegetación.
Dormida en el agobio de esa soledad
soñé permanecer en una flor intensa,
en la fragancia carnosa de una orquídea enterrada
introducirme en pisadas nocturnas sin ser descubierta
alimentando mis fuerzas de sus entrañas.
Y ya no comparé distancias,
no existían nombres ni medidas
y la única belleza fue la imposible de tocar,
de contemplar, de retener
porque el deseo, no se puede nombrar
sólo padecer.
(El innombrable cuerpo del deseo, 1992)
EL ÁNGEL AZUL o sinfonía en blues
Marlene es un ángel azul de mallas negras
zumba al oído dando vueltas
Visión celestial en el aire
sus famosas piernas
Sobre una silla coja
Marlene
se
quiebra
Otra noche
Desde ahí
desde lo alto
desde el cielo
canta y baila
sube las piernas
baja la falda
A ritmo de blues
la pieza es azul la velita roja
sensual
ella se queja la estampa es milagrosa
Un marino guiña el ojo
por la cerradura en primera fila
bosteza licor y destila:
‘Ah! Marlene, eres un ángel, primor’
y su nube de diablos azules
se hace humo entre el tabaco y el alcohol.
Por el ojo de la cerradura
el marinero no volverá a fisgar
cambió de rumbo
se fue a otro bar
Marlene queda en lo alto
flotando contra el techo en lo alto de la ciudad
Mañana por el cerro bajará
a lavarse al río, junto al basural
el pelo de rubio las mallas de negro
el vestido rojo el cuerpo en strip-tease
los brazos celestes
las famosas piernas
el rostro moreno y
la mirada gris
Marlene como un ángel, baja al río, lo cambia de color.
(1991)
2
Comer, beber, respirar,
añadir en sí partes del mundo
exterior.
Después de incorporadas,
vuelven al mundo
reencarnadas
y no nos pertenecen más
luego de su expulsión.
Los pedazos de uñas, mechones de pelo
se abandonan sin pena,
volverán a crecer.
La fábrica del cuerpo
sólo produce desechos
y por eso es despreciada.
Maloliente como un obrero
cumple a diario sus horarios,
sin huelgas ni horas extras
ni división de clases.
(de Tragic/Comic, Lima, 2003)
De la gravedad
Del lecho el pezón
Cae cantando
Dulce latido rosa
De piel saliva
Con un rugido
El lomo eleva curvo
Su vértebra caliente
Al aire la garganta
Revienta ayuntando
Solemnes montes
De Venus
Amor escándalo.
(2006)
EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
Graciosos cuerpos, células vivas, piel nacarada.
El mundo gira en la burbuja del placer
desnudo en ascensión espiritual.
Cuerpos magramente alargados
adornan fantasías interminables.
Sobre la roca negra de asfalto,
hombres de cáscara delgada y
mejillas hundidas,
un gran mural o tríptico extendido.
Un bestiario antediluviano inunda el paisaje
de animales y plantas sensibles al placer y al dolor.
Alegría, alegoría, la Poesía vuelta al origen salvaje.
Rosas como nalgas abiertas
encarnan olores translúcidos
y el aire libera una fragancia
incubada en sus pétalos desde siglos.
Mares fortificados
son tibias profundidades en reposo.
El río de la Claridad baña la orilla oculta del cielo
y el de la Armonía extiende sus brazos sobre la tierra.
El Hombre no ha descubierto aún en qué se diferencia,
su hígado le es invisible y su corazón también.
El trabajo no ha endurecido aún la mano del que acaricia
y el árbol de la Vida en medio del paraje,
recién nace, agita sus hojas brillantes
se le oye crecer.
Una luna hermética se balancea cristalina sobre un estanque de agua
juego de espejos que desorienta a los amantes
la cabellera de la doncella turba la sangre
dejando entrever un reino virgen.
Largas reflexiones sobre el monte de Goce.
Pubis inapelable camino del alma,
hasta ti llego en peregrinaje.
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