CRISTINA EUGENIA VALCKE VALBUENA
Cali, Colombia 1970. Licenciada en Arte Dramático por la Universidad del Valle, donde obtuvo el Magister en Literaturas Colombiana y Latinoamericana y donde también es profesora e investigadora. Mención de Honor (1997 y 1998), en el Concurso Nacional de Poesía Ediciones Embalaje del Museo Rayo.
Cristina Valcke es en esencia una poeta, poeta del arte, de las formas y de las expresiones humanas. Estudio en la Universidad del Valle el pregrado de Licenciatura en Arte Dramático desde el año 1988 hasta el 1994, graduándose con una tesis titulada El actor en nuestro contexto. Después de graduarse, aparte de ejercer el apasionante teatro con presentaciones teatrales como T a las cinco, se inclina también por el ejercicio de la docencia y es así como labora como docente en la Universidad Santiago de Cali con una dedicación horaria de 12 horas semanales desde febrero de 1997 hasta junio del mismo año dictando los cursos de Expresión oral y Teatro.
Para Cristina este año y el siguiente se constituyen como buenos recuerdos pues además de su labor en la docencia, ganó por dos años consecutivos Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía Ediciones embalaje Museo Rayo, al mismo tiempo que presentaba obras de teatro como El médico a palos y Caracol y coral. En el 2001 Cristina se vincula a la Universidad del Valle como docente contratista dando cursos como Seminario Iberoamericano de Teatro, Historia del Teatro I y III, Taller de Teatro, Épocas del arte y la literatura, Apreciación de la poesía y Literatura Latinoamericana II.
En este periodo transcurrido entre 2001 y 2006 Cristina participó en la Revista Poligramas como asistente editorial e hizo parte de los grupos de investigación y desarrollo Discurso literario desde una perspectiva de género, Discurso teleológico femenino, Historiografía de la literatura brasileña desde una perspectiva de género. Narrativa, poética femenina colombiana y latinoamericana y Teoría de género y crítica literaria.
Cabe decir que entre el 2000 y el 2002 Cristina realiza dos especializaciones, una de la Licenciatura en Arte Dramático y otra de la Licenciatura en Literatura. En el 2006 se hace merecedora de una distinción como Asistente de docencia en la Maestría en Literaturas Colombiana y Latinoamericana de la Universidad Del Valle.
Cristina ha demostrado siempre en su escritura el interés por la narrativa femenina en Colombia, en ensayos como Dolores, Metáfora de la escritura en el siglo XIX, Las mujeres en María, Alfonso o la negación de la madre en donde se explora que la novelística colombiana en el siglo XIX poseía muy pocas escritoras, ya que las condiciones eran sumamente precarias, tanto así que las mujeres que escribían recurrían al uso de seudónimos, pues según el imaginario de la época el ser escritora era transgredir una ley natural, dado que el mundo literario pertenecía por entero a los hombres, entre otras cosas, porque como ella misma lo apunta, “el acto creador se asocia con la virilidad”.
En 2009 logra el título de Magíster en Literaturas Colombiana y Latinoamericana de la Universidad del Valle y en la actualidad se desempeña como profesora de la Escuela de estudios literarios de la misma universidad en el área de Poesía Latinoamericana y Colombiana; además sigue desarrollando juiciosamente una actividad crítica en perspectiva de género.
Bibliografía
Poesía
Soportar la joroba (2011).
Arrojada al laberinto. Editorial Universidad del Valle, Cali. 2005
Los años terribles o el despertar de la conciencia. Nueva Novela Colombiana. Ocho Aproximaciones Críticas. 2004
Ensayos
Perspectiva de género en la literatura latinoamericana. Colección la Tejedora, Escuela de Estudios Literarios, Universidad del Valle, Cali. 2010
Las sombras del Renacimiento. Editorial Instituto Departamental de Bellas Artes, Revista Imagen, Cali. 2007
Alfonso o la negación de la madre. Editorial Poligramas. Facultad de Humanidades Universidad Del Valle, Cali. 2005
Las mujeres en María. Editorial Poligramas. Facultad de Humanidades Universidad Del Valle, Cali. 2005
Dolores, una metáfora de la escritora del siglo XIX. Editorial Poligramas. Facultad de Humanidades Universidad Del Valle, Cali. 2004
Otras publicaciones
De víctimas y verdugos en oficios de tinieblas de Rosario Castellanos. Buscando La Escritura: Una Cuestión De Identidad. En: Colombia ISBN: 978-958-670-564-6 Editorial Programa Editorial Universidad Del Valle, v., p.143 - 160 1. 2007
Los años terribles o el despertar de la conciencia. Nueva Novela Colombiana. Ocho Aproximaciones Críticas. p.71 - 92 1. 2004
Al margen del canon. El encuentro de mujeres poetas colombianas ¿Un acontecimiento literario? Género y Literatura En Debate. En: Colombia ISBN: 9586703096 Editorial Colección La Tejedora, v.1, p.101 - 119 1. 2004
Cordófono
Resides en mi casa
la casa es un accidente de la cuidad
esta ciudad ríe por los metales de tu risa.
El centro es el cielo adentrado en el patio
y los muros repetidos que acorazan
/al hombre
modelan la caja de resonancia.
Tu canto viola los cerrojos del tiempo.
Cuatro ríos
A la tierra le han robado sus muertos,
Los sientes desfilar junto a tu barca,
ningún temor se adueña del espíritu
/del remero.
Has navegado los ríos del paraíso,
Eres diestro en las aguas,
Cuando las lágrimas desbordan las vías,
Tu casa cruza el vecindario
Y transporta la simiente del mundo
A una región sin historia.
Amanece en tus cuencas,
Es la ventura del boga contra
/ la corriente
Jeringonza
Hablas el lenguaje de las almas,
tu voz anima la piedra
la ventana
el tiempo del hastió
y a mi corazón, Ícaro triste.
Las palabras que te respondemos
no logran consonar;
pronunciamos caracoles sin eco,
las maternales aguas están presas
entre las agujas del hielo
Pero no callas,
tus sílabas atemporales rechazan
/la historia,
salomas tu jerigonza
mientras presiento la nave
de los espíritus libertinos
vagando por los espacios de la casa.
La puerta
En mi ciudad te hospedas desnudo
a pregonar la aurora,
tres el almizcle del origen del mundo
que se diluye en la atmósfera amurallada
por siglos de civilización y barbarie.
Mi herida es el puente que cruzaste
y todas las puertas son la noche.
Deberás aprender el oficio del albañil
para construir tu casa,
podrás habitarla mientras la terminas;
entre tanto te habrás convertido
/ en ciudadano
y perderás la costumbre del campo
/abierto.
Cuando llegues a la pared de fondo
tendrás derecho a tu propia puerta,
tu ciudad.
Los molinos
Mi sol se expande en las espigas de tus mieses;
giran los molinos, girasoles empujados por el viento,
alados huracanes hacen rondas;
tus huellas son
ecos de mariposas.
Tus huellas son ecos de mariposas en mi cuerpo,
tus huellas son ecos de mariposas perseguidas por mis vientos.
Giran los molinos, giran siempre,
giran las espigas de mi tiempo
y en los mismos molinos no ha girado tu tiempo;
girasoles empujados por el viento.
¿Dónde...?
El aliento de mies se me escapa,
un hilito del verano se está yendo de mis ojos;
¿Dónde el amarillo se dora con el verde?
¿Dónde reverdece?
Mis oídos en las caracolas de tus huellas,
los molinos se detienen;
coros de mariposas que se acercan,
alucinaciones,
ecos de mariposas que se han ido.
Giran los molinos,
sepia el tiempo en que mi sol maduraba tus mieses;
verde y amarillo,
verde verde,
verde y amarillo: Has pasado hoy por mi lado,
has pasado en una ronda
y mi sol quiso expandirse en las espigas de tu cuerpo
y del tiempo...
y del tiempo de tu tiempo y de mi tiempo,
los molinos han girado demasiado.
Sabbat
Te desmayas en mi antebrazo
con la tranquilidad de quien merece
/ el sueño.
Ahora es Sabbat.
El sol ha madurado mis carnes y la
/ cosecha se pierde,
ungiré con néctares de mis frutos
/tu cabeza
y tratare de reinventar la danza.
Una nueva Salomé emerge en la era
/ de la prosa,
nada importa el bramido de la ciudad,
debo asentar mis pies desnudos
sin llegar a despertarte.
Soy la favorita del rey,
mis deseos han sido cumplidos,
tu corona es mi brazalete
y tus sienes se aduermen al fluir
/ de mi sangre.
Descansa, la obra ha sido creada
Visión nocturna
Los ojos no tenían el habito de mirar.
Así fue en el principio,
las tinieblas eran un modo de existencia,
la visión ocurría en la totalidad del ser.
Cuando la luz se hizo,
los músculos visuales retiraron el hollín
límpido el frente tuviste que juntar
/palabra y gesto.
Ante tu mirada novicia se obstinan
/los rostros,
cada uno persigue más allá de su reflejo
la redención otros seres,
el encuentro plural,
posible solo para la huella aún fresca
de tu noche.
Del poemario Cuando los halcones lloran
Mi niña
Niña pálida
pálida
pálida...
con la sangre escondida en algún recuerdo,
gimoteante
gimiente.
Niña ojos
chorrera
sal en las mejillas
niña océano,
toda la sal del mundo
de otros mundos
sobre tus mejillas,
estatua de sal.
Niña grito ahogado
silencio
mudez
forzada mudez.
Niña niña,
boca sin arco
boca plana
hilo
aguja
labios zurcidos
manos tontas
golpeando tu propio cuerpo.
Niña huesos largos
huesos triscados
trocados
cuerpo sin huesos
cuerpo sin cuerpo
sin forma.
Niña de cabello triste
cercenado
mutilado
mustio.
Niña de pies diminutos
de miedo en los dedos,
niña que no pisa
que no pasa
que se atasca,
niña que no es pausa
ni río.
Niña quieta tras la puerta
niña que no mira a la ventana
que no sabe extender la pupila
niña partida
obligada a partir
con la cara tapada.
Niña quebrada
pequeña niña
mi niña
yo.
Nana para la pequeña inmóvil
Do están las fermosas que ido se han
do están
do están
León de Greiff
I
Una nana
para mi mano dormida
un arrullo
para la pequeña inmóvil ;
tengo un brazo torpe
es un bebé enfermo,
deforme.
Sigue tu sueño,
tu sueño helado...
quédate quieto
descansa ya.
Estás tan blanco
no te visita
la roja loca
la bailarina.
II
Él no me llama
él no me nombra;
ya no sé cómo apartar
su sangre de la mía.
Por qué no ha querido
regalarme los ojos,
tal vez habría hallado su espejo.
Por ahí,
en alguna parte,
está su nombre.
Creo que era mi brazo derecho
ahora está muerto.
En dónde se quedan
los que ya no están…
dónde están
dónde están.
III
Extiende tu sueño
déjalo avanzar
deja que se lleve
mis senos vacíos
todas las costillas
las crestas ilíacas
vamos por las piernas
sigue sigue sigue
avanza hasta donde
se acabe el horizonte.
Para qué dormir las huellas
si ya las borró el viento
o el agua
o quizás nunca hubo huellas;
es posible que YO
no haya existido,
eso lo explicaría todo
esa voz que no me nombra
tantas voces
tantas veces
tanto tonta
no te has dado cuenta
de que no pueden verte.
Dónde está mi guitarra
quién pudiera pulsarla por mí
quizá la escuchen por la noche
aunque sólo sean las sombras
quizá vengan a danzar
y entonces podré saber
si soy
acaso
una sombra…
IV
Tengo un collar de vértebras
casi trenzado
quiero venderlo
a quién lo compre
voy a darle garantía,
podrá jugar a estirarlo,
es resistente,
tal vez le sirva de cauchera
para cazar brujas
y ratones.
Para qué quiero un collar
si no sé dónde colgarlo,
pero nadie viene,
nadie quiere mis vértebras.
V
A dónde mirar,
estoy metida en un cajón,
sólo hablo de mí,
cuento mis dedos
mis dados
mis juegos.
Me canso,
este cajón es hermético
empiezo a convencerme...
quiero parar
para poderme ir
dormir
dormir.
Una nana
para mi mano dormida
un arrullo
para la pequeña inmóvil.
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