viernes, 10 de julio de 2015

MIKHAIL NAIMY [16.524] Poeta de Líbano


MIKHAIL NAIMY

Mikha'il Na'ima (también transcrito como Mikhail Naimy; en árabe :ميخائيل نعيمة), nació en el Líbano en 1889. Autor y poeta, fue miembro de la Liga de Escritores (Rābita al-Qalamiyya).

Na'ima finalizó su educación secundaria en la escuela Baskinta. Estudió en el Instituto de Profesores Rusos en y en el Seminario de Teología en Poltava, Ucrania. Se trasladó a los Estados Unidos donde obtuvo el diploma en Derecho y Literatura por la Universidad de Washington, iniciando su carrera de escritor en Walla Walla, Washington , en 1919. Escribió en árabe, inglés y ruso.

Al graduarse, se mudó a Nueva York, donde con Khalil Gibran y otros ocho escritores más formó el movimiento La Liga de escritores de Nueva York (Rābita al-Qalamiyya). Junto con Khalil Gibran tomaron la presidencia de ésta. En 1932, después de haber vivido en Estados Unidos durante 21 años, y tras la muerte de Khalil Gibran, regresó a Baskinta, Líbano. Fijada aquí su residencia, falleció en Beirut oriental el día 28 de febrero de 1988 a causa de una neumonía. Tenía 98 años.

Creación literaria

La mayoría de sus obras escritas en inglés y ruso fueron traducidas por él mismo al árabe. Produjo más de treinta obras de poesía, prosa narrativa, drama, autobiografía, crítica literaria y ensayo. Entre ellas destacamos El Libro de Mirdad, en árabe: Kitab Mirdad - كتاب مرداد , que consiste en un texto místico publicado por primera vez en el Líbano en 1948. En él se describe la naturaleza de la existencia humana y la relación del hombre con el Dios interior. Además se refleja su persona y su pensamiento filosófico. El místico Osho opinó sobre esta obra lo siguiente: “Hay millones de libros en el mundo, pero El Libro de Mirdad destaca muy por encima de cualquier libro de la existencia."

Colección poética

El susurro de los párpados es la única colección de poemas meditativos de Naima, escritos en ambas lenguas árabe e inglés. El estilo fresco de la poesía que introdujo Naima en este libro influenció posteriormente en la poesía árabe moderna.

Biografía

La primera biografía sobre Naima la escribió su asociado y viejo amigo Khalil Gibran, escritor, artista, poeta y filósofo libanés; primeramente fue publicada en 1934 en árabe. Más tarde, fue traducida al inglés y reimpresa en 1950.

Entre los años 1959 y 1960 Na'ima publicó, con el nombre de Setenta, su propia biografía. Formulada en tres partes, hace referencia a la edad promedio que un ser humano puede vivir. Sin embargo, Na'ima vivió hasta los 98 años.

Obras

La mayoría de sus obras presentan un carácter filosófico e introspectivo.

A'hadith ma al Sihafah أحاديث مع الصحافة
A'kabar (1956) أكابر
Ab'ad Min Moscow.. ابعد من موسكو و من واشنطن
Aba' wa al Bnun (1917) الآباء والبنون
Abu Bata أبو بطة
Al 'Authan الأوثان
Al Bayader البيادر
Al Ghirbal الغربال
Al Marahel (1932) المراحل
Al Nur wa al Dijur النور و الديجور
Al Youm al 'Akheer (1963) اليوم الأخير
Ayoub (1967) ايوب
Book of Mirdad/Kitab Mirdad (1948, en inglés, 1952, en árabe) كتاب مرداد 
Doroob دروب
Fi Maheb Al Rih في مهب الريح
Gibran Khalil Gibran جبران خليل جبران
Hams Al Jufon همس الجفون
Hawamish هوامش
Kan Ma Kan (1927) كان ما كان
Karem Ala Dareb (1946) كرم على درب
Liqae لقاء
Ma Qall wa Dall
Min wahi Al Massih من وحي المسيح
Muzkrat Al Arqash (1949) مذكرات الأرقش
Najwa Al Ghuroub نجوى الغروب
Sab'aoon (Setenta) سبعون
Sawat al 'Alam صوت العالم
Wamadat ومضات
Ya Ibn Adam يا ابن آدم
Zaad al M'aad زاد المعاد
Rasa’il (1974) رسائل




Mi hermano

Hermano, si al acabar la guerra el hombre occidental celebra sus  hazañas
Glorifica la Memoria de los caídos y construye monumentos para los héroes
No cantes  a los victoriosos ni te alegres por los pisoteados bajo las ruedas victoriosas
Más bien arrodíllate como yo, herido, por el fin de los muertos

Hermano, si después de la guerra un soldado regresa a casa
Y  echa su cuerpo cansado en los brazos de amigos
No esperes  encontrar amigos

El hambre golpeó a todos a  quienes podíamos susurrar nuestro dolor

Hermano, si un agricultor retorna a su tierra
Y después de un largo exilio reconstruye  la casa destruida  por los cañones
Nuestras ruedas de molino se han secado
Y los enemigos no han dejado semillas  salvo cadáveres dispersos

Hermano, la miseria  anidó por doquier muy a pesar nuestro
No te lamentes. Otros no oyen nuestro infortunio
En su lugar, sígueme con un pico y una pala para que podamos cavar una zanja
en la que esconder nuestros muertos

Querido hermano, quienes somos sin un vecino, pariente o país?
Dormimos y despertamos cubiertos de vergüenza
El mundo respira nuestro hedor, como lo hizo por los muertos
Trae la pala y sígueme, -cava otra zanja por aquellos que todavía viven.

Traducción I.Pemán





My Brother

Brother, if on the heels of war Western man celebrates his deeds
Consecrates the Memory of the fallen and builds monuments of heroes
Do not yourself sing for the victors nor rejoice over those trampled by victorious wheels
Rather kneel as I do, wounded, for the end of our dead

Brother, if after the war a soldier comes home
And throws his tired body into the arms of friends,
Do not hope on your return for friends,
Hunger struck them down all to whom we might whisper our pain

Brother, if the farmer returns to till his land,
And after long exile rebuilds a shack which cannon had wrecked,
Our waterwheels have dried up
And the foes have left no seedling except scattered corpses.

Brother misery nestled every where-through our will.
Do not lament. Others do not hear our woe.
Instead follow me with a pick and spade that we may dig a trench in
which to hide our dead.

Dear brother, who are we without a neighbour, kin or country?
We sleep and we wake clad in shame
The world breathes our stench, as it did that of the dead.
Bring the spade and follow me –dig another trench for those still alive


Mikhail Naimy. Traducción del árabe al inglés por Sharif E. Elmusa and Gregory Orfalea



Aquel que Comprenda las Palabras de Mirdad, 
Cambiará para Siempre.


Extracto del Libro de MIRDAD:

"El Libro de Mirdad" narrado en forma de leyenda, sintoniza con los innumerables textos que han sido entregados a la humanidad desde el comienzo de los tiempos y que pertenecen a la enseñanza universal.

Escrito para quienes reflexionan en torno a las antiquísimas preguntas: ¿quién soy, de dónde vengo, a dónde voy?, Naimy (el autor) nos muestra que su respuesta puede encontrarse aquí y ahora.

La narración es un mensaje de la luz y, como tal, abre a nuestros ojos el camino hacia ella.

El autor explicó a su editor inglés: " El Libro de Mirdad se aparta del dogma cristiano establecido. Y se desvía también de todos los dogmas establecidos, sean religiosos, filosóficos, políticos o de cualquier otra especie... La importancia de mi libro reside precisamente en esto : en que revela nuevos caminos para aproximarse a los eternos problemas de la existencia ... Quiere conmover a la humanidad para despertarla de su letargo dogmático, tan cargado de odio, de disputas y de caos ".

Mikhail Naimy compuso este libro tras una estancia de varios años en América, al pie de la montaña Saneen, en el Líbano. Se editó por primera vez en inglés (Beirut, 1948), después en francés, alemán, neerlandés, portugués, castellano, árabe, gujarati e hindi.

Sin duda, las profundas y certeras palabras de este libro, que llegan a tocar las fibras más íntimas de la conciencia humana y la hacen vibrar al unísono con la conciencia universal, colocan a su autor como uno de los grandes pensadores espirituales del siglo XX .





Extractos

Es extraño que vosotros, hijos del tiempo y del espacio, no percibáis que el tiempo es la memoria universal inscrita en las tablillas del espacio. Si vosotros, limitados como estáis por los sentidos, sois capaces de recordar algunas cosas ocurridas entre el nacimiento y la muerte, ¿cuánto más no podrá recordar el tiempo, que ya era antes de que vosotros nacieseis y que durará indefinidamente después de vuestra muerte? Os digo que el tiempo lo recuerda todo, no solamente aquello que recordáis vívidamente, sino también aquello que os pasó totalmente desapercibido. En el tiempo no existe olvido; no, el tiempo jamás olvida ni el más leve movimiento, respiración o capricho.
Y todo lo que se ha guardado en la memoria del tiempo, está profundamente grabado sobre las cosas del espacio. La misma tierra que pisáis, el propio aire que respiráis, las propias casas donde moráis, podrían fácilmente revelaros los más mínimos pormenores del registro de vuestras vidas—pasadas, presentes y futuras— si tuvieseis la capacidad de leer y la perspicacia de captar el sentido. Tanto en la vida como en la muerte, en la Tierra o más allá de ella, jamás estáis solos, sino permanentemente acompañados de los seres y cosas que participan en vuestra vida y en vuestra muerte, de la misma manera que vosotros participáis en su vida y en su muerte. Tal como participáis en ellos, ellos participan en vosotros; y al igual que los buscáis, ellos os buscan.
El hombre tiene una cuenta con cada una de las cosas y cada cosa tiene una cuenta con el hombre. Este intercambio continuo no cesa. La defectuosa memoria del hombre es un contable malo; pero no así la perfecta memoria del tiempo, que conserva al día las cuentas de las relaciones del hombre con sus semejantes y con todos los demás seres del universo, forzándole a saldar sus cuentas en cada abrir y cerrar de ojos, vida tras vida, muerte tras muerte. El rayo jamás caerá sobre una casa si la casa no lo atrae. La casa es tan responsable como el rayo de su propia ruina.Un toro jamás corneará a un hombre si el hombre no le invita a ensartarle. Y en verdad, aquel hombre debe responder por su sangre más que el mismo toro. El asesinado afila el puñal del asesino y ambos ejecutan la puñalada fatal. 

El robado dirige los movimientos del ladrón y ambos cometen el robo. Sí, el hombre provoca sus propias calamidades y después protesta contra los invitados inoportunos, por haberse olvidado de cómo, cuándo y dónde escribió y envió las invitaciones. El tiempo jamás olvida; y en el momento oportuno, entrega cada invitación en la dirección correcta, conduciendo a cada invitado a casa de su anfitrión. Y en verdad os digo, jamás protestéis por un invitado, para que él no vengue su despreciado orgullo, permaneciendo demasiado tiempo o haciendo sus visitas más fre-cuentes de lo que sería conveniente. Sed amables y hospitalarios con todos vuestros invitados, sea cual fuese su aspecto o comportamiento; pues en realidad son sólo vuestros acreedores.

Dad a los más inoportunos más de lo que les debéis, para que se vayan satisfechos y agradecidos y para que, si volviesen a visitaros, lo hagan como amigos y no como acreedores. Tratad a cada invitado como a un invitado de honor, con el fin de que ganéis su confianza y podáis descubrir los motivos ocultos de su visita. Aceptad la desgracia como si fuese dicha, pues una desgracia, una vez comprendida, se transforma enseguida en dicha. Por otro lado, la dicha mal comprendida se transforma, en muy breve tiempo, en desgracia. Vosotros escogéis vuestro nacimiento y vuestra muerte, la hora, el lugar y el modo, a pesar de que vuestra caprichosa memoria no es más que un enmarañamiento de falsedades, llena de agujeros y brechas.

El supuesto sabio declara que los hombres no ejercen ninguna influencia en su nacimiento y muerte. El indolente, que mira de reojo el tiempo y el espacio, fácilmente descarta como accidentales la mayoría de los acontecimientos del tiempo y el espacio. Tened cuidado con sus fantasías y sus ilusiones, queridos Compañeros. 

Nada existe en el tiempo ni en el espacio que sea accidental. Todas las cosas están ordenadas por la Voluntad Universal, que no yerra ni descuida nada. Al igual que las gotas de lluvia se reúnen por sí solas para formar las fuentes, y las fuentes fluyen hasta transformarse en arroyos y riachuelos; y así como los arroyos y los riachuelos se ofrecen como afluentes a los ríos y éstos, a su vez, llevan sus aguas al mar, y los mares se unen con el Gran Océano; de la misma manera, la voluntad de cada criatura, inanimada o animada, fluye hacia la Voluntad Universal. En verdad os digo que todo tiene voluntad. Incluso la piedra, aparentemente tan sorda, muda y sin vida, no está exenta de voluntad. Si fuese así, ella no existiría, no influiría en nada y nada la afectaría. Su conciencia de querer y ser, podrá diferir en grado de la del hombre, pero no en substancia.

En la vida de un solo día, ¿de qué podéis afirmar que sois conscientes? En realidad, de una parte insignificante. Si vosotros, dotados de cerebro, memoria y medios para registrar emociones y pensamientos, todavía sois inconscientes de la mayor parte de las vivencias de un sólo día, ¿por qué os admiráis de que una piedra sea tan inconsciente de su vida y voluntad? Y así como vivís y os movéis tan poco conscientes de que estáis viviendo y  moviéndoos, así también deseáis tanto sin apenas tener conciencia de estar deseándolo. 

Pero la Voluntad Universal es consciente de vuestra inconsciencia y de la de toda criatura del Universo. Al entregarse a sí misma, tal como es su deseo en todo instante del tiempo y en todos los puntos del espacio, la Voluntad Universal da a cada hombre y a cada cosa aquello que siempre han querido, ni más ni menos, sean conscientes o no de haberlo deseado. Los hombres, no obstante, desconociendo esto, se aterran demasiado frecuentemente con la suerte que les corresponde del saco de la Voluntad Universal que todo lo contiene. Y los hombres protestan abatidos, y culpan de su desánimo a los caprichos del Destino. 

No es el Destino, ¡oh, monjes!, el que es caprichoso; pues Destino no es más que otro nombre de la Voluntad Universal. Es la voluntad del hombre la que todavía es muy caprichosa, inestable e incierta en su curso: hoy corre hacia Oriente y mañana hacia Occidente; tan pronto dice que esto es bueno como decide que es malo; en un momento determinado acepta a un hombre como amigo, y más tarde le combate como enemigo. Vuestra voluntad no debe ser caprichosa, queridos Compañeros. Sabed que todas vuestras relaciones con las cosas y con los hombres están determinadas por lo que queréis de ellos y por lo que ellos quieren de vosotros. Y lo que vosotros queréis de los hombres y de las cosas, determina lo que ellos quieren de vosotros.

Por lo tanto, ya os lo dije antes y os lo repito ahora: Tened cuidado de cómo respiráis, de cómo habláis, de lo que deseáis, de lo que pensáis y hacéis. Porque vuestra voluntad está escondida en cada respiración y en cada palabra, en cada deseo, en cada pensamiento y en cada acto. Y lo que para vosotros está oculto, estará siempre manifiesto ante la Voluntad Un No queráis obtener de ningún hombre un placer que para él signifique dolor, no sea que vuestro placer os cause más daño que si fuese dolor. Ni queráis obtener de cosa alguna un bien que para ella sea un mal, no sea que al hacerlo estéis queriendo un mal para vosotros. Pero quered de todos los hombres y de todas las cosas su amor; pues solamente con él, serán levantados vuestros velos y la Comprensión nacerá en vuestro corazón, iniciándose así vuestra voluntad en los maravillosos misterios de la Voluntad Universal. Mientras no lleguéis a ser conscientes de todas las cosas, no podréis ser conscientes de su voluntad en vosotros, ni de vuestra voluntad en ellas.

Mientras no seáis conscientes de vuestra voluntad en todas las cosas, y de su voluntad en vosotros, no podréis conocer los misterios de la Voluntad Universal. Y mientras no conozcáis los misterios de la Voluntad Universal no debéis dirigir la vuestra contra ella; pues ciertamente seréis vencidos. Saldréis de cada encuentro heridos y saciados con hiel; y buscaréis venganza y solamente añadiréis nuevas cicatrices a las antiguas y haréis rebosar vuestra copa de hiel. 

En verdad os digo, aceptad la Voluntad Universal si queréis transformar la derrota en victoria. Aceptad, sin murmurar, todas las cosas que caigan sobre vosotros de su misterioso saco; aceptadlas con gratitud, en la certeza de que es la parte, justa y exacta, que os toca de la Voluntad Universal. Aceptadlas con la voluntad de comprender su valor y significado. Y cuando consigáis comprender los caminos ocultos de vuestra propia voluntad, habréis comprendido la Voluntad Universal. Aceptad lo que no sabéis, y tal vez eso os permita conocerlo. Apartaos de ello, y continuará siendo para vosotros un enigma irritante. Dejad que vuestra voluntad sirva a la Voluntad Universal hasta que la Comprensión haga de la Voluntad Universal un sirviente de vuestra voluntad.

Así enseñé a Noé.
Así os enseño a vosotros
Mirdad

Cortesía de Marta Vincent





El libro de Mirdad

Traducción de Sandra - sandrao31@hotmail.com

Una de las más antiguas y mejor conceptuadas empresas editoriales de Londres respondió al autor de un manuscrito que le fue enviado para análisis: ..."este libro representa tal modificación del dogma cristiano común que, podría decirse, seria necesario fundar una nueva iglesia en la comunidad inglesa, para que hubiese la posibilidad de ser vendido en cantidad que compensase su publicación. Le estamos muy agradecidos por habernos dado, en primer lugar, la oportunidad de ver un libro tan fuera de lo común". 

A lo que el autor respondió: 

"Es absolutamente verdadero que el libro se desvía del dogma cristiano común. Se desvía también de todos los dogmas establecidos, sean estos religiosos, filosóficos, políticos o de cualquier especie. Y por que ha de ser un dogma así tan sagrado e inmutable? Podrá algún día la verdad ser encerrada en determinadas palabras y no en ningunas otras? Es exactamente en eso que está la razón de ser de este libro: revelar nuevos caminos para, así, poder aproximarse a los eternos problemas de la existencia. En el caso que este no pasase de una simple variante o confirmación de una creencia o de un sistema cualquiera de pensamiento establecido, yo no me habría dado al trabajo de escribirlo. Aunque concebido y escrito en inglés, este no se destina exclusivamente al público de lengua inglesa, ni pretende causar un choque o alarma a los fieles de cualquier creencia, pero sacudir la humanidad que se encuentra entregada a la letargia dogmática, llena de odio, lucha y caos".

Así el “El libro de Mirdad”, del libanés Mikhaïl Naimy. Puedo decir que ese libro se tornó un hito en mi vida. Una quiebra de paradigmas que continuó haciendo efecto por muchos y muchos años, hasta hoy. Fue como haber subido en una montaña bien alta y visto las cosas desde arriba, sin detenerse en los detalles que nos distraen e impiden la contemplación del Todo. Pienso que la filosofía y la religión son como la escuela y el colegial, siendo que "El libro de Mirdad" es la facultad y el "Cabalion" el post-grado. 

El libro fue publicado en 1948, y es parte de la biblioteca del Lectorium Rosicrucianum (Rosacruz Áurea), y muestra con rara belleza el camino para la ascensión del Hombre a Dios (porque él es Dios y no lo sabe). Muchas veces pensé durante la lectura: "Si alguien me dijese que era una revelación Divina, como los libros sagrados, yo no lo dudaría". Y el propio Naimy confesaba, cuando las personas le pedían que escribiese otro libro tan bonito: "A mí bien me gustaría que Dios me dejase escribir otro libro como ese".

Yo publiqué en el antiguo blog varios trechos del libro, en 2004, cuando la media de visitantes era menos de la mitad de un décimo del actual, y aún no los pasé al blog actual. Entonces aprovecharé para ir publicando aquí trechos seleccionados, que no siguen fielmente la secuencia del texto y no substituyen la experiencia de tener el libro en las manos para leerlo en el recogimiento y confort de un cuarto. Pero antes, un resumen de la introducción del libro: 

En la más alta cumbre de las Montañas Alvas, conocido como el Pico del Altar, yacen las vastas y sombrías ruinas del monasterio otrora famoso, con el nombre de EL ARCA. La tradición lo ligaba a una antigüedad tan venerable como la del Diluvio, y su fundador el propio Noé. Reza la leyenda que Noé le dijo a su hijo: "Me asalta un recelo de que los hombres, con el tiempo, se olvidan del Diluvio y de la lujuria y maldad que lo provocaron; de que también se olviden del Arca y de la Fe que la sostuvo en triunfo durante 150 días sobre la furia de los abismos vengadores y de que ni se acuerden de la Nueva Vida que surgió de esa Fe de la cual ellos son el fruto. Para que ellos no olviden, yo te pido, hijo mío, que levantes un altar sobre el más alto pico de estas montañas, y te ruego que construyas, a la vuelta de ese altar, una casa que en todos los pormenores corresponda al Arca y que, aunque siendo, de menores dimensiones, será Llamada El Arca".

Nueve monjes habitaban el lugar, pues ese fue el número de los que habitaban el Arca original. Según Noé, la 9ª persona "era un clandestino, que solamente yo vi y conocí. Era mi constante compañero y mi timonero. No me preguntes más nada sobre él, pero no dejes de guardarle un lugar en tu Santuario. Esta es mi voluntad".

Cuando Noé murió, sus hijos lo enterraron debajo del altar, en el Arca, que por muchos y muchos años continuó siendo, de hecho y en espíritu, el verdadero Santuario idealizado y ordenado por el venerable conquistador del Diluvio. Con el pasar de los siglos, sin embargo, el Arca comenzó, poco a poco, a recibir donativos mucho más allá de lo que realmente necesitaba. De tal hecho resultó que se fue tornando, de año a año, más rica en tierras, plata, oro y piedras preciosas. 

Un día, algunas generaciones atrás, habiendo fallecido uno de los nueve, se presentó un extraño a los portones del monasterio, solicitando admisión en la comunidad. De acuerdo con las antiguas tradiciones del Arca, tradiciones que jamás habían sido violadas, el extraño debería ser inmediatamente admitido, ya que había sido el primero en solicitar esa admisión, después del fallecimiento de uno de los nueve. Pero el Superior de la comunidad era un hombre prepotente, de mentalidad mundana y corazón duro. No se agradó de la apariencia del extraño que estaba desnudo, hambriento y cubierto de llagas; le dijo que era indigno de ser admitido en la comunidad. Lo aceptó, sin embargo, como siervo, profesión que el extraño ejerció por 7 años en total silencio, en cuanto el monasterio acumulaba riquezas incalculables, comprando para si todas las tierras y villas por muchas millas a su alrededor. 

En el octavo año, el siervo resuelve hablar. 

LA PALABRA CREADORA

Velados están vuestros ojos con gran número de velos. Cada cosa sobre la cual lanzáis vuestro mirar es un velo. Sellados están vuestros labios con gran número de sellos. Cada palabra que pronunciáis es un sello. 
Las cosas, sean cuales fueran sus formas y especies, son solamente velos y ataduras con que la Vida está atada y velada. Como podrán vuestros ojos, que son en si mismo un velo y una atadura, llevaros a algo que no sea a las ataduras y velos? 
Y las palabras? No son ellas selladas por letras y sílabas? Como podrán vuestros labios, que son en si mismo sellos, balbucear algo que no sea sello? 

Los ojos pueden velar, pero no pueden penetrar los velos. 

Los labios pueden sellar, pero no pueden quebrar los sellos. 

No les pidan nada más de lo que ellos pueden dar. Esa es la parte que les toca en la actividad del cuerpo y lo desempeñan bien. Para penetrar más allá de los velos necesitáis de otros ojos, no aquellos dotados de párpados y cejas, y para quebrar los sellos precisáis de otros labios y no aquellos de carne. Cierre, en primer lugar, correctamente, vuestros ojos, si quisieres ver correctamente las otras cosas. Si no ves y no hablas correctamente, nada más veréis sino a vosotros mismos y nada más pronunciareis sino a vosotros mismos. Si, pues, vuestro mundo es un enigma indescifrable, es porque vosotros mismos sois enigmas indescifrables. Y si vuestro hablar es una deplorable confusión, es porque sois esa deplorable confusión. 

Deja las cosas como estas son y no os esforcéis para modificarlas. Porque estas parecen ser lo que parecen debido a vuestros pareceres. Si estas os hablaran ásperamente, atenta para vuestras lenguas. Si os parecen feas, busca la fealdad, en primero y último lugar, en vuestros propios ojos. No debéis pedir a las cosas que sean dispares de sus velos. Tirad vuestros propios velos, y ellas perderán los suyos. 

La llave para remover los velos de si mismo y quebrar los propios sellos es una palabra que debéis traer eternamente presa en vuestros labios. Es la menor y la mayor de todas las palabras. Mirdad la denominó LA PALABRA CREADORA. "Yo", el monje, es la Palabra Creadora. Cuando dijeres yo, acrecienta, inmediatamente, en vuestros corazones: "Dios sea mi refugio contra la malignidad del yo y mi guía para la bienaventuranza del yo", pues en esa palabra, tan pequeña, está encerrada el alma de todas las otras palabras. 

Vuestro yo nada más es de lo que vuestra conciencia de Ser, silenciosa e incorpórea, se hace sonora y corpórea. Es lo inaudible que se torna audible; lo invisible que se torna visible; la visión que os permite ver lo que no se ve; la audición que os permite oír lo que no se oye. Aunque tengáis presos vuestros ojos y vuestros oídos. Y si no ves con vuestros ojos y no oyes con vuestros oídos, nada veréis y nada oiréis. Basta que penséis yo, y un mar de pensamientos se agitará dentro de vuestras cabezas. Ese mar es una creación de vuestro yo, que es, al mismo tiempo, el pensador y el pensamiento. Si tienes pensamientos que apuñalan, que muerden o despedazan, quedad seguros de que solamente el yo-en-vosotros les de el puñal, los dientes o las garras. 

Por el mero pronunciar yo, traéis a la vida una multitud de palabras, cada cual símbolo de una cosa; cada cosa, símbolo de un mundo; cada mundo, parte de un universo. Ese universo es creación de vuestro yo, el cual es, al mismo tiempo, el creador y la criatura. Si hubiera algunos duendes en vuestro universo, podéis estar seguros de que fue vuestro yo quien los creó. Conforme fuese vuestra conciencia, así será vuestro yo. Conforme fuese vuestro yo, así será vuestro mundo. Si vuestro yo fuera uno, vuestro mundo será uno; y vosotros tendréis la paz eterna con todas las huestes celestiales y los habitantes de la Tierra. Si vuestro yo fuera múltiple, vuestro mundo será múltiple; y estaréis en perpetúa guerra con vosotros mismos y con todas las criaturas de los dominios inmensurables de Dios.

El yo es el centro de vuestra vida de donde irradian las cosas que constituyen la totalidad de vuestro mundo y para el cual estas convergen. Si este fuera firme, vuestro mundo será firme, y no habrá fuerzas ni arriba ni abajo que os puedan desviar para la derecha o para la izquierda. Si fuese inestable, vuestro mundo será inestable; y seréis una hoja indefensa cogida por el terrible remolino del viento. Alerta! He ahí que vuestro mundo es firme, no hay duda, solamente, pero, en la inestabilidad. Y vuestro mundo es cierto únicamente en la incerteza. Y es constante vuestro mundo, pero tan solo en la inconstancia. Y vuestro mundo es uno, mas solamente en la multiplicidad. 

El vuestro es un mundo en que las cunas se tornan sepulcros, y los sepulcros se tornan cunas; en que los días devoran las noches, y las noches vomitan días; de paz, declarando guerra, y de guerra, implorando paz; en que las sonrisas fluctúan sobre las lágrimas, y las lágrimas brillan en las sonrisas. El vuestro es un mundo en constante trabajo de parto, en que la partera es la Muerte. El vuestro es un mundo dividido contra si mismo, porque vuestro yo está así dividido. 

El vuestro es un mundo de barreras y de cercas, porque vuestro yo es una de esas barreras y cercas. Este pone una cerca para que aquello que le es extraño no entre, y establece otra para aquello que le es afín no salga. En tanto, lo que está fuera de la cerca no puede pasar para el lado de dentro, y lo que está dentro no puede pasar para fuera, pues siendo ambos prole de la misma madre - y también vuestro yo - no pueden ser separados. Y Uds. en vez de regocijarse con su feliz unión, tornan a continuar el infructífero trabajo de separar lo inseparable. En vez de establecer la división de vuestro yo, despedazan la vida en esa tentativa de intentar separar aquello que piensan ser vuestro yo de aquello que juzgan no ser vuestro yo. He ahí porque las palabras de los hombres son embebidas en veneno. He aquí porque sus días son ebrios de tristeza. He ahí porque son sus noches tan atormentadas por el dolor. 

Mirdad, el monje, establecerá la división en vuestro yo para que podáis vivir en paz con vosotros mismos, con todos los hombres y con todo el universo. 

Mirdad extraerá el veneno de vuestro yo para que podáis probar las dulzuras de la Comprensión. 

Mirdad os enseñará la pesadez de vuestro yo para que conozcáis la alegría del PERFECTO EQUILÍBRIO.




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