domingo, 12 de julio de 2015

ZANASIS JATSÓPULOS [16.539] Poeta de Grecia


ZANASIS JATSÓPULOS 

Zanasis Jatsópulos nació en Aliveri (Eubea) en 1961. Estudió Medicina y se especializó en Psiquiatría infantil. En la actualidad vive en Atenas y se dedica al psicoanálisis; es miembro de la Société de Psychanalyse Freudienne de París. Ensayista, antólogo, traductor —ha traducido, entre otros, a Michel Tournier, Philippe Jaccottet, Chateaubriand, Cioran, Valery y Virginia Woolf— y poeta.


Su poesía ha sido traducida a varios idiomas; en castellano contamos con Verbos para la rosa. Esbozo de poética (traducción de Vicente Fernández González, Málaga, Miguel Gómez, 2002). «Con el quebrado hálito del tiempo» pertenece a Πρόσωπο με τη γη [Cara a tierra] (Atenas, 2013), su último poemario.



Selección de Dimitris Angelís y Virginia López Recio                                                       
Prólogo y traducción de Virginia López Recio  
http://www.omni-bus.com/n50/sites.google.com/



EN EL PATIO DE LA ESCUELA

Escuela vacía, mitad de julio
Y en el patio desierto
Contando las piedras de la tapia
Como cantero de las palabras un niño loco
Sopesa su ausencia
La única cuerda solitaria que aún blande
En su corazón como en una mandolina
La única existencia que conoce
Que lo lleve atrás en su vida
Palabra a palabra como el pulso
Que continuamente persigue en la vena su sombra
Y que conduce como sol las entrañas

El calor bate vacío en mitad del patio
Y un niño loco aprende el sol
Desde su corazón
Da patadas a los guijarros en el patio
Y oye: Se alargan
Los perros de las sombras acercándose
Con ladridos

En el patio vacío en mitad de julio
Se estremece el verano y del bochorno
Revientan como huevos prehistóricos los guijarros
Un niño loco mide
el largo y el ancho corriendo de arriba abajo

Nadie en este desierto
Y la verdad lo calienta, desierto en la pasión
Al día siguiente, se habrá hecho de nuevo piedra desde el principio

Al siguiente, un anciano se detiene en el patio de la escuela
¿Cómo se ríe mirando al sol de frente?
Sus pocos dientes no dejan un lugar
Para el brillo al mediodía
Y sólo se abre una boca vacía y oscura
Cuando traga el silencio de las palabras
Y más allá camina solo
Murmurando a sí mismo canciones
Tirando piedras en el silencio, maldiciones 







El autor de la traducción de este libro es Vicente Fernández González (Talavera de la Reina, 1953) gracias a la cual obtuvo el Premio Nacional de Traducción de España el año 2003.
Jatsópulos, Zanasis [Θανάσης Χατζόπουλος]
Verbos para la rosa. Esbozo de poética [Ρήματα για το ρόδο. Σχεδίασμα ποιητικής]
Trad. cast. Vicente Fernández González Málaga,
Miguel Gómez Ediciones (Cuadernos de Trinacria)


CIRCO 
      
Una apuesta de equilibrios es el circo. Diálogo de destreza y precisión bajo pena de muerte. Equilibrio del caballo que galopa alrededor del foso, equilibrio de la pirámide humana, equilibrio de funambulista sobre la cuerda, equilibrio de terror del domador en la jaula, equilibrio de la fiera entre el silencio y el movimiento, equilibrio de coordinación y habilidad en el aire de los acróbatas entre los trapecios. Una apuesta de equilibrios dinámicos es la vida. Equilibrios en la política, en la vida social, en la vida amorosa, en la vida interior. Las pasiones, que alguna vez se encuentran en equilibrio. Un sistema de equilibrios es el poema. Como un castillo de naipes. Si quitas una palabra de la base, se desmorona.

ZANASIS JATSÓPULOS, Verbos para la rosa, Cuadernos de Trinacria, Málaga, 2002, p. 53.




PALÍNDROMO O IMAGEN DEL ALMA 

Para traspasar un objeto con la vista hace falta ver más allá de la letra y a través de la cosa, hace falta, según la habitual expresión de la ciencia ficción, atravesarlo con un rayo. La misma visión hay que tener para percibir que el nombre A n n a, bastante común, pues se ha presentado con frecuencia ante tus ojos, se puede leer del derecho y del revés, como un palíndromo. Lo atraviesa un espejo invisible que brilla de repente, sólo un instante —definitivo—, en el centro del nombre. An... na... Semejante palíndromo es la vida. El poema surge justamente cuando el derecho y el revés se confunden y ofrecen la misma imagen; pues en su imagen reflejada las cosas, aunque falsas, siguen siendo iguales. Cambia solo la mirada y el sentido de la mirada que las ve. Su alma se refleja, igual e inmutable, en la prolongación imaginaria en el fondo del globo ocular, invertida trágicamente inútil, pero la misma en esencia. Si vas a tocarla con la mano, tropiezas en la lisa y engañosa superficie del espejo.

ZANASIS JATSÓPULOS, Verbos para la rosa, Cuadernos de Trinacria, Málaga, 2002, pp. 31-32.






EL POETA, LA POESÍA, EL POEMA

La presencia de la poesía en la vida cotidiana del ser humano y en las pequeñas e incontables cosas que existen a su alrededor, es algo que pocos intuyen y que muchos menos alcanzan a ver y se atreven a confirmar. Esa presencia poética, sin embargo, es la protagonista del conjunto de textos que componen el libro Verbos para la rosa. Esbozo de poética del poeta griego Zanásis Jatsópulos. Textos convertidos en teoría poética o, mejor dicho, en pura poesía.

Jatsópulos, nacido en Aliveri (Eubea) en 1961, nos advierte que la poesía afortunadamente no es escrita sólo por los que se llaman poetas y que, además, no necesita lectores. La poesía es la existencia misma y el poema lo existente. Jatsópulos nos habla del poema cuando éste aún aletea en la punta de la pluma del poeta, cuando se confunde con el tiempo y vuela como una cometa, y nos ayuda a comprender el poema definiéndolo como un sistema de equilibrios. Como un castillo de naipes que se desmorona si quitas una palabra de la base. Y tras poesía y poema, Zanásis Jatsópulos nos presenta al poeta como un guerrero que, sin conocimiento interior, corre el peligro de caer en el vacío o en el asesinato, en el asesinato de la lengua. Un poeta que…

…“Como el director de orquesta, con sus gestos extraños para los no iniciados, que constituyen un código. Se dirige a los músicos, que ejecutan con rigor y precisión las instrucciones y los gestos, ajustándolas en sonidos de sintaxis perfectas: la cuerda con el viento y la percusión, con el silencio y con las pausas. Como el director de orquesta, el poeta orquesta en su interior las palabras, las organiza, les da aliento, cuerpo y soplo, las marca con extraños movimientos que requieren descodificación para ser comprendidos. Así los entrega, movimientos y sonidos con palabras ordenadas e imágenes; un poema, que incluso quien no comprende los singulares movimientos del director de orquesta puede escuchar y sentir, como la música incomprendida que casi sin comprenderlo entra en la sangre y viaja por las células hasta la medula de los huesos. Allí prende una palpitación en lo –aparentemente- más sólido e inmóvil del cuerpo, en los huesos. Es decir, allí donde reside lo más móvil e inútil, el alma.”

Personalmente, la lectura de este libro me ha marcado no sólo como lector de poesía, sino también (y sobre todo) como ser humano que busca la belleza y la liberación en cada rincón de su alrededor, en cada instante de su vida y en cada latido de su corazón.

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Zanásis Jatsópulos estudió Medicina y se especializó en Psiquiatría infantil. Poesía y psicoanálisis son sus dos principales ocupaciones hasta hoy en su vida y en su profesión. Además de poesía, escribe ensayos sobre literatura que se publican en revistas literarias y en periódicos.


Con el quebrado hálito del tiempo

a Vicky

Áspera quietud


Monte de un instante impenetrable
Y nosotros a los pies
Con la plegaria en los labios
De una silente deidad

Cruzamos intempestivos
La penitencia del silencio




El fragor de las esquilas conduce el sendero

Escuchamos

Pasos de generaciones trazaron el surco
Bajando la garganta
(La flora ha conservado íntegro el tiempo)
Personas y animales

Su hablar llega hasta aquí
Su escucha a nuestro oído

Restos de animales
En la tierra y el barranco
Donde no puede manada
Humana descolgarse

Hablan tras las huellas
De la monocromía del esquisto
Y del eco seco de la espinas
Hasta los matices del día

Al subir
Estos se apagan

El vaho de la roca
Dura geometría de la sal
(Planos de mil olas)

Con el quebrado hálito del tiempo
Enlaza desnudando

El habla de la roca
Con agujas del mar
En el filo de la memoria

Tiene un dios sus soledades
Pero los pies conocieron el escabroso
Sendero en el transcurso de las horas

Allí llegamos
A la estival ausencia del antiguo arroyo
El lecho habla del tiempo
(Cantos rodados, troncos gastados por el agua)
Y del sol
(Señales de piedra sin tallar)

Allí respiramos buscando una
Pausa en la enfermedad
Que tantos años ya nos minaba
El ritmo de la sangre

Recuperó el instante la salud

Descabalgamos

Era yo una piedra que arrojaron lejos y cayó

Eras una piedra que arrojaron lejos, a mi lado




Sopla viento

Cual pastor en su rebaño de olas
Silba y ellas obedecen
Lanzando a diestra y siniestra las caniculares
Islas, a conducir con
Sus ladridos las aguas





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