viernes, 10 de julio de 2015

NEAL CASSADY [16.521]


Neal Cassady

Neal Cassady (nacido el 8 de febrero de 1926 - 4 de febrero de 1968) fue un icono de la "Generación Beat" de la década del '50 y del movimiento psicodélico de la década de 1960, conocido principalmente por ser retratado, bajo el nombre de Dean Moriarty, en la clásica novela de Jack Kerouac, En el camino.

Nacido en Salt Lake City y criado por un padre alcohólico en Denver, Neal Cassady pasó gran parte de su juventud alternando entre hoteles de los barrios bajos, en la compañía de su padre, y reformatorios, condenado por robo de autos. En 1946 Cassady conoció a Jack Kerouac y a Allen Ginsberg en la Universidad de Columbia, de Nueva York, y pronto trabó amistad con ellos y con el círculo de artistas y escritores del lugar. Tuvo una relación de carácter sexual con Ginsberg (aunque negó ser homosexual, afirmando que sólo se acostaba con hombres si le era necesario para alcanzar otros fines), que se extendió por alrededor de veinte años, y recorrió Estados Unidos con Kerouac, en un conjunto de viajes que este último plasmaría en su obra En el camino.

Cassady demostró ser un verdadero catalizador para el movimiento beat, apareciendo bajo los nombres de Dean Moriarty y de Cody Pomeray en muchas de las novelas de Kerouac. También Ginsberg lo mencionó en su revulsivo poema Aullido ("N.C., héroe secreto de estos poemas"), y, sumado a lo anterior, su ayuda es considerada fundamental para que Kerouac abandonara un estilo de orden sentimental, inspirado por Thomas Wolfe, y descubriera su voz literaria única por medio de la "prosa espontánea", un enfoque basado en la técnica del "stream of consciousness".

Tras de un breve matrimonio con la adolescente Luanne Henderson, Cassady se casó con Carolyn Robinson en 1948. La pareja tuvo tres hijos y se estableció en un rancho de Monte Sereno, 50 millas al sur de San Francisco, California, donde algunas veces Kerouac y Ginsberg le visitaban. Cassady trabajaba para el "Southern Pacific Railroad", y siguió en contacto con sus compañeros beat incluso cuando el pensamiento filósofico de éstos comenzaba a divergir.

Después de ser arrestado en 1958 por ofrecerse a compartir una pequeña cantidad de marihuana con un agente encubierto de la policía en un club nocturno de San Francisco, Cassaddy cumplió una dura condena en la prisión de San Quintín. Una vez puesto en libertad, en junio de 1960, tuvo que luchar para mantener sus derechos familiares, lo cual no evitó que Carolyn se divorciara de él al concluir su período de libertad condicional, en 1963. Cassady conoció a Ken Kesey en el verano de 1962, y se convirtió finalmente en un miembro de los "merry pranksters". En 1964 fue el conductor del autobús Furthur, cuyos viajes fueron inmortalizados en el libro de Tom Wolfe, The Electric Kool-Aid Acid Test. Más tarde desempeñó un papel fundamental en la explosiva escena psicodélica californiana de los años 1960.

Cassady hace una aparición en el libro de Hunter S. Thompson, Hell's Angels: The Strange and Terrible Saga of the Outlaw Motorcycle Gangs, en el que se lo describe como "la inspiración para los protagonistas de dos novelas recientes", gritándole borracho a la policía en las famosas fiestas de los Hell's Angels en la residencia de Ken Kesey, en La Honda (un evento que también se narra en The Electric Kool-Aid Acid Test). Aunque su nombre fue eliminado ante la insistencia del editor de Thompson, la descripción es una clara referencia a las apariciones de Cassady en las novelas de Kerouac, En el Camino y Visiones de Cody

Una última aparición literaria de Neal Cassady se produce en "Escritos de un Viejo Indecente", de Charles Bukowski. El escritor maldito por excelencia le dice a Neal C. en uno de los diálogos: "-Kerouac ha escrito todos tus otros capítulos. yo he escrito ya tu último. -adelante -dijo él-, escríbelo." Poco después del encuentro entre ambos, Cassady moría a causa de una sobredosis de barbitúricos después de asistir a una boda en San Miguel de Allende, Guanajuato, el 4 de febrero de 1968.

Neal aparece como personaje de cómic, bajo el aspecto de una hiena, en la obra de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales, Amarillo, de la serie BlackSad.

Obra

· El primer tercio (recopilación póstuma, con textos fragmentarios de carácter autobiográfico de Neal Cassady y cartas dirigidas a otros autores de la Generación Beat).


NEAL CASSADY, es el segundo de entre todos ellos que esta desde el primer momento en el inicio de todo el movimiento, que por otro lado, como sucede una y otra vez, es homogeneo para los que hablan de ello. Todos eran voces únicas y Cassady el activista a su puto aire, imprescindible, imborrable, todos ellos le hacen justicia. Autentico y solitario, habita los poemas y días del resto.
Nacido en Salt City y criado por un padre alcohólico en Denver, Neal Cassady pasó gran parte de su juventud alternando entre hoteles de los barrios bajos, en la compañía de su padre, y reformatorios, condenado por robo de autos. En el 46 Cassady conoció a Jack Kerouac y a Ginsberg en la Universidad de Colunbia, y pronto trabó amistad con ellos y con el círculo de artistas y escritores del lugar. Tuvo una relación de carácter sexual con Ginsberg (aunque negó ser homosexual, afirmando que sólo se acostaba con hombres si le era necesario para alcanzar otros fines), que se extendió por alrededor de veinte años, y recorrió Estados Unidos con Kerouac, en un conjunto de viajes que este último plasmaría en su obra En el camino.

Una última aparición literaria de Neal Cassady se produce en "Escritos de un Viejo Indecente", de Charles Bukowski. El escritor maldito por excelencia le dice a Neal C. en uno de los diálogos: "-Kerouac ha escrito todos tus otros capítulos. yo he escrito ya tu último. -adelante -dijo él-, escríbelo." Poco después del encuentro entre ambos, Cassady se suicidaba arrojándose a las vías del tren en Méjico



Neal Cassady y Jack Kerouac en 1952


“The Great Sex Letter”, la carta de un ebrio Neal Cassady a Jack Kerouac
UN EBRIO NEAL CASSADY DESCRIBIÓ EN ESTA CARTA LOS ENCUENTROS SEXUALES QUE TUVO UNA NOCHE. LA PROSA DESENFRENADA Y DESINHIBIDA FUE UNA GRAN INFLUENCIA EN LA ESCRITURA DE KEROUAC, MIENTRAS QUE CASSADY SIRVIÓ DE INSPIRACIÓN PARA EL PERSONAJE DEAN MORIARTY, DE LA NOVELA ON THE ROAD.


El 7 de marzo de 1947, un ebrio Neal Cassady escribió una letra a su amigo, Jack Kerouac, donde muestra una prosa libre, desenfrenada y desinhibida. Tiempo después, Cassady serviría de base para el personaje Dean Moriarty, de la novela On the Road (En la carretera) y el estilo de su escritura influiría enormemente en la de Kerouac. Después de la muerte de Cassady, Kerouac apodó a esta carta “The Great Sex Letter”.


Boceto de portada dibujado por Kerouac en 1952

7 de marzo de 1947

Estimado Jack:

Estoy sentado en un bar en Market Street. Estoy borracho, bueno, no tanto, pero pronto lo estaré. Me encuentro aquí por dos razones: debo esperar 5 horas para el autobús a Denver, y finalmente, pero no menos importante, me encuentro aquí (bebiendo), por supuesto, por una mujer y ¡qué mujer! Para ser cronológico al respecto:

Estaba sentado en el autobús cuando se detuvo en Indianápolis, Indiana para tomar más pasajeros. ¡Una perfectamente proporcionada, bella, intelectual, apasionada, personificación de Venus de Milo me preguntó si el asiento a mi lado estaba reservado! Me atraganté (estaba borracho), hice gárgaras y tartamudeé: ¡NO! (Paradojas de la expresión, después de todo, ¿cómo se puede tartamudear ¡No!?) Se sentó ―Yo sudé― Ella empezó a hablar; yo sabía que diría generalidades, así que, para ponerla a prueba, permanecí en silencio.

Ella (su nombre es Patricia) se subió al autobús a las 8 pm (¡Oscuro!) Yo no hablé hasta las 10 pm ―en el intermedio de 2 horas no sólo, por supuesto, determiné que la haría mía, sino también, CÓMO LO HARÍA.

Naturalmente, no puedo citar la conversación textualmente, pese a ello, trataré de contarte la esencia de lo que ocurrió desde las 10 pm hasta las 2 am.


                                            Jack Kerouac


Sin los mínimos comentarios preliminares (¿cuál es tu nombre?, ¿hacia dónde vas?, etc.), me conecté en una forma de hablar completamente consciente, completamente subjetiva, personal y, por así decirlo, “penetrando su corazón”; para ser más breve (pues me estoy volviendo incapaz de escribir), a los dos de la madrugada la tenía jurándome eterno amor, completamente sojuzgada a mí y a mi inmediata satisfacción. Anticipando aún más placer, no quería que ella me la chupara en el autobús, en vez de ello jugamos, así como dicen, entre nosotros.

Sabiendo completamente mío este ser supremo perfecto (cuando esté más coherente, te contaré su historia completa y la razón sicológica por la cual me amaba), no pude concebir ningún obstáculo para mi satisfacción, pero “los mejores planes del ratón y de los hombres acaban extraviados” y mi némesis fue su hermana, la bruja.

Pat me había dicho que su razón de viajar a Saint Louis era para ver a su hermana; había quedado en encontrarla en la terminal. Así que, para deshacerse de la hermana, espiamos alrededor de la terminal cuando llegamos a Saint Louis a las 4 am para ver si ella (su hermana) estaba allí. Si no lo estaba, Pat pediría su maleta, se cambiaría de ropa en el baño y ella y yo nos iríamos a un cuarto de hotel por una noche (¿años?) de perfecta dicha. La hermana no estaba a la vista, así que Ella (nota la mayúscula) tomó su maleta y se retiró al baño a cambiarse ―guión largo―.

Este párrafo debe, por necesidad, ser escrito de una forma completamente objetiva.

Edith (su hermana) y Patricia (mi amor) salieron de la casa de los meados tomadas de las manos (no voy a describir mis emociones). Parecía que Edith (bah) llegó temprano a la terminal y mientras esperaba a Patricia, sintiéndose adormilada, se acostó en un sillón. Por ello Patricia y yo no la vimos.



                                                  Neal Cassady



Mis esfuerzos desesperados por liberar a Pat de Edith fracasaron, aún los sentimientos de terror y de esclavitud de Pat hacia ella se rebelaron demasiado para afirmar que ella debería ver a “alguien” y más tarde yo me encontraría con Edith. Todo fracasó. Edith era inteligente; ella vio lo que estaba sucediendo entre Pat y yo.

Bien, para resumir: Pat y yo estuvimos en la terminal (a la vista de su hermana) apretándonos el uno contra el otro, jurando no amar nunca más y luego yo tomé el autobús a Kansas City y Pat se fue a su casa, dócilmente, con su dominante hermana. ¡Ay, ay de mí!

En completo (trata de compartir mis emociones) desconsuelo, me senté, mientras el autobús avanzaba hacia Kansas City. En Columbia, Missouri, una joven (19), completamente pasiva (mi carne), virgen subió al ómnibus y compartió mi asiento… En mi abatimiento por haber perdido a Pat, la perfecta, decidí sentarme en el autobús (detrás del conductor) a plena luz del día y seducirla. Desde las 10:30 am hasta las 2:30 pm yo hablé. Cuando había terminado, ella (confusa, su vida entera confundida, metafísicamente asombrada por mí, apasionada en su inmadurez) llamó a sus viejos en Kansas City y fue conmigo a un parque (estaba empezando a oscurecer), y me la tiré; la cogí como nunca antes; todas mis emociones reprimidas encontraron su liberación en esta joven virgen (y lo era) quien es, para el caso, ¡una maestra de escuela! Imagina, ella ha cursado 2 años en Mo. St. Teacher’s College y ahora da clases en Junior High (ya no estoy pensando correctamente).

Voy a parar de escribir. Oh sí, para liberarme por un momento de mis emociones. Debes leer Las Almas Muertas, partes de ella (donde Gogol muestra su perspicacia) son como tú.

Elaboraré más adelante (¿probablemente?), pero por el momento estoy borracho y feliz. Después de todo, estoy ya libre de Patricia debido a la joven virgen. No tengo nombre para ella. Al compás de las alegres notas de Lester Young y “Jumping at Mesners” (que estoy escuchando) cierro hasta luego.

A mi hermano

¡Adelante!

N. L. Cassady


P.D. Olvidé mencionar que los padres de Patricia viven en Ozone Park y, por supuesto, como su apellido es Lague, ella es francocanadiense como tú.

Escribiré pronto,

Neal.

P.P.D. Por favor lee esta ilegible carta como una cadena continúa de pensamiento indisciplinado, gracias.

N.

P.P.P.D. Post, post, post data, sigue trabajando duro, termina tu novela y encuentra conocimiento verdadero, fuerza en la soledad y no desesperación. Incidentalmente estoy empezando una novela también, “créelo o no”. Adiós.





Acerca de Neal Cassady

Jack Kerouac siempre dijo que su espontánea prosa estaba moldeada en el estilo de escribir las cartas de Neal Cassady, lo cual es bastante cierto.

Neal estuvo en la prisión de San Quintín, de 1958 a 1960. En parte, esto se debió a la notoriedad que cobró cuando en 1957 se publicó la novela de Kerouac "On The Road", donde Neal era el ya mítico Dean Moriarty. La policía antinarcóticos lo vigiló a sol y sombra y, en 1958, fue arrestado por dos agentes a los que intentó venderles tres cigarrillos de marihuana.

Si bien su condena fue de 5 años, salió a los 3 años por buena conducta. En ese tiempo le escribió muchas cartas a su esposa, Carolyn Cassady y a sus hijos. Estas cartas, editadas bajo el título "Grace Beats Karma, Letters form Prission", son un volumen de 223 páginas donde vemos a Neal lejos de la leyenda en que se convirtió. En sus misivas está presente el padre tierno, el honesto trabajador del ferrocarril y el dubitativo buscador del alumbramiento. "La mía ha sido la historia de un hombre echado a rodar" dice en una de ellas. Quizá toda una definición para la generación beat.

Según los críticos, Neal Cassady no sólo es, bajo la máscara de Dean Moriarty, el principal protagonista de "On The Road", de Kerouac, sino también el héroe secreto del célebre poema "Aullido" de Allen Ginsberg ("N.C., secret hero of these poems ..."). 
Neal Cassady nació el 8 de febrero de 1926 en Salt Lake City, Utah (no deja de ser paradójico el hecho que este rebelde haya tenido como cuna a un sitio donde predomina la cultura mormona) y falleció el 4 de febrero de 1968 en San Miguel De Allende, México.

El legendario grupo de rock californiano The Greatful Dead, tiene una canción en su homenaje titulada "The Other One" ("El Otro"). En una parte de su letra dice "el ómnibus y me subí, allí es cuando todo comenzó. Allí estaba el cowboy Neal en la rueda del ómnibus hacia la "Tierra del Nunca Jamás".

Neal no fue sólo personaje en On the Road, sino también en "Ve" de John Clellon Holmes y en "The Electric Kool-Aid Acid Test" de Tom Wolfe. Muchos sostienen que sin él, la Beat Generation nunca hubiese sido.

Su padre era borracho. Neal pasó parte de su infancia y adolescencia en reformatorios y prisiones juveniles. Se convirtió en ladrón de autos en Denver. Un amigo suyo llamado Hal Chase se mudó a la Universidad de Columbia, Nueva York, y Neal fue a visitarlo en diciembre de 1946. Fue allí donde conoció a Kerouac y Ginsberg. Éste se enamoró inmediatamente de Neal, y también de Jack. Ginsberg mantuvo con Cassady una intensa relación sentimental y sexual, sin que por ello éste último dejara de salir con mujeres.

Muy pronto Neal y Jack comenzaron a recorrer el país, tal cual se narra en "On the Road".

Según los biógrafos, Jack comenzó a escribir el libro mientras sucedían los viajes. Pero no pudo encontrar un estilo que lo dejara satisfecho y abandonó su proyecto. Lo tomó nuevamente luego de una serie de cartas que le escribió Cassady. Ellas le dieron la idea de escribir el libro tal como Neal hablaba, con la velocidad de un éxtasis loco, sin autoconciencia o reparos morales. Digamos que "On the Road" se convirtió en una novela estupenda captando la voz de Cassady.

Cassady se casó muchas veces y tuvo varios hijos. Finalmente se quedó con Carolyn en Los Gatos, un suburbio cercano a San José, donde trabajó como ferroviario. Si bien continuó siendo amigo de los escritores beatnik, no aprovechó su repentina fama.

En "Desolation Angels" Kerouac escribió acerca de la forma en que Cassady reaccionó ante el arribo de las primeras copias impresas de "On The Road": "Cuando Cody dijo adiós a todos nosotros ese día, por primera vez en nuestras vidas dejó de mirarme para decirme adiós pero miró hacia el vacío- no lo pude entender y todavía no lo comprendo: yo sabía que algo comenzaba a andar mal…".

En los 60, mientras Kerouac caía en el alcoholismo, Neal comenzó una nueva serie de aventuras por el camino, esta vez con el joven novelista Ken Kesey, en lugar de con Kerouac. Cuando Kessey organizó un viaje hacia la Feria Mundial de Nueva York en un ómnibus psicodélico denominado "Furthur", Cassady era el loco detrás de la rueda. Este viaje está cronicado en la novela de Tom Wolfe, "The Electric Kool-Aid Acid Test".

Cuando Kesey y Cassady estuvieron en Nueva York, una fiesta fue organizada para que Kesey y Kerouac se conocieran, pero el encuentro no anduvo bien, no sólo porque Cassady y Jack ya estaban caminando en veredas opuestas, sino también porque Jack se enfadó con una persona que se mofó de la bandera norteamericana. Entonces la enrolló y abandonó la fiesta.

Después de una noche de una fiesta salvaje en México, durante 1968, Cassady vagaba por los rieles desiertos de las vías, intentando caminar 50 millas hasta el pueblo más próximo. Se durmió con tan sólo una camisa y un jean. Era una noche fría y lluviosa. Cassady fue encontrado al costado de los rieles a la mañana siguiente. Estaba en estado de coma y murió en el hospital ese mismo día. Kerouac moriría un año después.

Para los que se interesen en los escritos de Neal Cassady, hay un libro suyo, el único que escribió, llamado "The First Third" (algo así como "El Primer Tercio"). Es un volumen que publicó City Lights en 1971 y que está compuesto por una serie de escritos de Neal antes de que conociese a Kerouac y Ginsberg (lo que podríamos llamar "el segundo tercio" de su vida), ya que el tercero nunca lo llegó a vivir. El libro contiene cartas a Kerouac y Ken Kesey, así como fragmentos acerca de tópicos como autoerotismo y la historia de la generación Hip.

Para saber más de Neal también es interesante leer "Off the road", biografía escrita por su segunda mujer, Carolyn, donde narra sus años en el camino junto a Jack y Allen Ginsberg, quien rivalizaba con Carolyn por el afecto de su esposo. El volumen contiene muchas fotos.
También se puede leer "The Holy Goof: a Biography of Neal Cassady", escrita por William Plummer.





Jack Kerouac & Neal Cassady: Ascenso y caída de una amistad

Así es la verdadera historia de este dúo que llega el viernes a los cines. Se estrena 'On the road', basada en la novela del primero sobre su viaje por EEUU.
Por THAIS MORALES  

Jack y Neal o Neal y Jack. Los dos formaron el dúo más famoso que circuló por las carreteras norteamericanas de los años 40. Sus viajes inspiraron a Jack su obra 'En la carretera', la biblia beat y el libro en el que se basa la película de Walter Salles, 'On the road', que se estrenará muy pronto. Ésta es la verdadera historia de su relación, que pasó de la admiración mutua, al desencanto más doloroso.

Cuando un gélido día de diciembre de 1946, Neal Cassady abrió desnudo la puerta de su apartamento en East Harlem, no sabía que aquella imagen sería inmortalizada por Jack Kerouac en su libro 'En la carretera'. Ver a Neal desnudo y pidiéndoles cinco minutos más para “acabar un asunto” con su esposa, como si estuviera cambiando una bombilla y no en pleno proceso amatorio, impresionó a Jack de tal manera que, de hecho, nunca dejaría de escribir sobre aquel joven que había llegado desde Denver a Nueva York con la intención de ser escritor.

Jack y Neal eran complementarios. "Jack era todo lo que Neal hubiese deseado ser. Había estudiado y estaba escribiendo una novela. Por otro lado, Jack envidiaba la energía de Neal, su sexualidad, su poder sobre la gente, su encanto y su absoluta libertad. Se convirtieron en hermanos", dicen los que los conocieron.

Neal Cassady, hijo de un borracho de Salt Lake City y cuya adolescencia transcurrió en Denver de reformatorio en reformatorio por culpa de su afición a robar coches, representaba para Kerouac la mezcla perfecta de santidad y de pasión por la vida, el prototipo del desaparecido héroe americano, capaz de saltarse las normas en busca de la libertad individual. Por eso no se cansó de escribir sobre él. En 'Visiones de Cody', 'Ángeles de desolación', 'Book of dreams', 'Big Sur' y en la ya mencionada 'En la carretera', Jack pone de manifiesto su admiración por Neal.

"En el libro que escribí sobre nosotros se me olvidó mencionar dos cosas muy importantes, que los dos fuimos dos católicos devotos en nuestra infancia, lo cual nos hace compartir algo de lo que nunca hablamos, está ahí, en nuestras naturalezas, y segunda, y más importante, ese extraño asunto cuando compartimos una chica y Cody dice: 'Esto es lo que seremos, compañero, tú y yo, dobles maridos, y más tarde tendremos todo un harén un montón de harenes, chico'".

En el camino

CREO QUE HABRÍA QUE ESCRIBIR, EN LA MEDIDA DE LO POSIBLE, COMO SI UNO FUERA LA PRIMERA PERSONA QUE HABITA LA TIERRA Y DESCRIBIERA HUMILDE Y SINCERAMENTE LO QUE HA VISTO"

Neal fue esencial en todas las facetas de la vida de Kerouac y también en su forma de escribir, porque el chico de Denver le descubrió una nueva manera de enfrentarse al papel en blanco. "Creo que habría que escribir, en la medida de lo posible, como si uno fuera la primera persona que habita la tierra y describiera humilde y sinceramente lo que ha visto, experimentado, amado y perdido, sus pensamientos fugaces y sus pesares y anhelos". Con esas palabras, Neal le estaba diciendo que tenía que escribir igual que hablaba.

Aquella idea de Neal le permitió a Jack acabar en tres semanas su obra más famosa, 'En la carretera', que escribió como si fuera una carta, en un rollo de papel de teletipo de 36 metros de largo. Él mismo lo reconocería tras la publicación de la novela en 1957: "Se me ocurrió la idea de la prosa espontánea de 'En la carretera' gracias a las cartas que Neal me escribía, todas en primera persona, rápidas, locas, confesionales".

-El final del camino-

Aquella intensa amistad empezó a hacer aguas a principio de los 50. Jack, que a cambio del alojamiento enseñaba a su amiga técnicas de escritura, estuvo seis meses viviendo en San Francisco con Neal y su segunda mujer, Carolyn Cassady. Es probable que el trío que acabaron formando tuviese parte de culpa en el desgaste de su relación. La cuestión es que las discusiones empezaron a ser frecuentes y en mayo de 1952, Jack decidió irse a México para visitar a William Burroughs. Desde ese momento, los dos héroes de 'En la carretera', los creadores de un estilo, los diseñadores de una hoja de ruta para los rebeldes de aquellos puritanos años 50 se desviaron por caminos diferentes. Mientras Jack se sintió atraído por el budismo de forma literaria y se fue a vivir con su madre convertido en un alcohólico, Neal siguió con su ritmo de vida a base de buenas dosis de mujeres y de drogas y atravesó la época beatnik incorporándose como gurú icónico de los 'alegres pillastres' a la psicodelia de los 60.
Y, aunque a veces Neal actuaba como si se sintiera orgulloso de ser una leyenda gracias a Kerouac y a su novela 'En la carretera', lo cierto es que en otras ocasiones llegó a decir que odiaba intensamente el personaje de Dean Moriarty.

-Último encuentro-

La última vez que se vieron fue en 1963. Neal visitó con unos amigos a Jack en Nueva York. A Kerouac, Neal le pareció tan "cariñoso, amable y atento como siempre", pero sus amigos arrasaron la cocina y acabó por echarlos a todos. De vuelta en California, Neal explicó a sus amigos que Jack le había decepcionado. Y les contó que lo único que hacía era quedarse sentado en el salón de su casa mientras su madre lo hacía todo y él despotricaba contra los jóvenes que, opinaba, estaban destrozando el país.

La primera semana de febrero de 1968, Carolyn Cassady llamó a Jack para comunicarle la muerte de Neal en San Miguel de Allende, México. Kerouac guardó silencio. Pensó que se trataba de un truco de Neal para desaparecer una temporada. A continuación, tras entender lo que había ocurrido, maldijo a Ken Kesey (padre del LSD) y añadió que el LSD había acabado con Neal.

-Reconocimiento-

"No me asusta admitir que Neal me hizo un escritor más bueno. Sus cartas, su filosofía, toda su existencia fue un tesoro para mí. Te diré algo: Neal Cassady era el mejor escritor del grupo. Pero eso nunca la sabremos porque Neal estaba siempre demasiado ocupado como para sentar su culo como el resto de nosotros y ponerse a garabatear palabras. Pero escribió algunas cosas y algún día Neal emergerá como nuestro padre", le dijo Jack al escritor Charles E. Jarvis recordando a su amigo.



                                                                Allen Ginsberg


Un poema de amor de Allen Ginsberg


Cuando el poeta Allen Ginsberg conoció a Neal Cassady, en 1946, se enamoró de él desesperadamente, ambos habían nacido en 1926. El creía que Cassady era incapaz de amarlo de igual manera que él. Cuando se produce el rompimiento, Ginsberg cae en una gran depresión. Allen le escribió gran cantidad de cartas, rogando por su amor y pidiéndole que regresara. Ginsberg le dedicó dos importantes poemas, Do We Understand Each Other y A Lovers Garden. Cassady muere en 1968, y Ginsberg escribe On Neal's Ashes, que traducimos para ustedes:  



Delicados ojos que dentelleaban, Rockies azules vueltos ceniza 
pezones, costillas que toqué con mi pulgar, son ceniza 
boca que mi lengua tocó una o dos veces vuelta ceniza 
suaves mejillas huesudas que estuvieron en mi vientre son ceniza, polvo 
los lóbulos de las orejas y los párpados, la juvenil punta de su pene, el rizado pubis 
el pecho cálido, la palma de la mano, el muslo de la secundaria, 
el brazo con bíceps de béisbol, el ano templado a la piel de seda 
todo cenizas, polvo nuevamente 

(Agosto 1968)





NEAL CASSADY Y SU ÚLTIMO PONCHE DE ÁCIDO LISÉRGICO

Hablemos de Neal Cassady, el eterno Dean Moriarty, y de su último Ponche de ácido lisérgico...

“Puedes meterte en cualquier cosa, sí, pero ¿cómo te las arreglarás luego para salir de ella…?” (Dean Moriarty)

Un año después de la última Prueba del Ácido, Neal Cassady, el carismático Dean Moriarty que inmortalizara Jack Kerouac en su famosa novela On the road (En el camino), moría solo y en circunstancias desconocidas en San Miguel de Allende, México. Su muerte y las circunstancias que la encierran terminaron por alcanzar una dimensión mítica. El cuerpo siempre vigoroso de Cassady fue encontrado por unos campesinos al lado de unas vías de tren, perfecto broche final como símbolo de ese “chico de Denver que no paraba de ir de un lado a otro de los Estados Unidos en pos de –o, mejor dicho, dejando atrás– la `Vida´”

Cassady fue el cicerone de Kerouac –aunque sería más acertado plantearlo al revés– y el emblema viviente de la beat generation. Dean Moriarty y Sal Paradise (Kerouac) fueron durante una época los verdaderos héroes para una juventud americana intelectual que comenzaba a romper con el recio garrulismo yanqui importado por los padres que habían combatido en la II Guerra Mundial. Esta entrañable pareja creo un mito y echó a rodar el término hipster, a su manera, hoy totalmente desvinculado de sus significados naturales y primigenios. Pero eso fue “En el camino” y a través de “Visiones de Cody”. La última década de Cassady estuvo marcada por el autor que tomó el relevo al Rey de los beats y que definiría toda una generación durante los 60, Ken Kesey.

Cuenta Tom Wolfe en su novela “Ponche de ácido lisérgico”, donde ambos, Cassady y Kessey son protagonistas, cómo en una fiesta, a la que asistieron estos junto a Kerouac y Ginsberg –que había nombrado en su tremendo Aullido “a N.C. héroe secreto de estos poemas” –, se abría un puente entre dos mundos: “Kesey y Kerouac apenas se hablaron. A un lado estaba Kerouac y a otro lado estaba Kesey, y en medio de ambos estaba Cassady, un día heraldo de Kerouac y de toda la Generación Beat y hoy heraldo de Kesey y de... ¿qué?, de algo mucho más salvaje y más extrañio que aún estaba `en el camino´” Fue como un hola y adiós. Kerouac era la vieja estrella. Kesey era el nuevo cometa salvaje del Oeste rumbo a Dios sabía dónde”

Kesey había escrito la magnífica “Alguien voló sobre el nido del cuco”, publicada en 1962. Poco después fundaría los “Alegres bromistas” (The merry pranksters) y se echarían a la carretera con un cuenco de ponche condimentado con LSD para refrescarse por el camino en un viejo autobús tuneado a su rollo con colores fluorescentes. Al autobús le pusieron nombre: “Further” (Más allá). A bordo, los Alegres bromistas, con Kesey a la cabeza, recorrieron los Estados Unidos asentando poco a poco las particularidades más tópicas que más tarde popularizaría –o trivializaría según Kesey– el movimiento hippie. Y ¿quién conducía el “Further”? Lo han adivinado. El casi indestructible William Burroughs recuerda en la novela lisérgica:

“Hay dos cosas que recuerdo de Neal: su extraña identificación con los coches y su capacidad de silencio. Era un conductor nato, en sintonía total con cada átomo del vehículo que llevaba entre las manos, que llegaba a convertirse en una prolongación de su persona. Y era también una de las personas más apacibles y con las que uno se sentía más cómodo que yo haya conocido en toda mi vida. Y todo gracias a una autosuficiencia innata”

Corría 1964, y ese puente comenzaba a abrirse a través de la experimentación vital con LSD y también con la marihuana, por medio de los viajes a bordo del mítico “Further” (de cuya aventura existe un film, “Magic trip”, grabado durante los viajes) y de las sesiones libertinas –Acid Test– que el chamán Kesey organizaba en su residencia, La Honda, siempre apoyados por peligrosos Ángeles del Infierno y por la banda de Jerry García, Greateful Dead. Porque lo que con los beats era el jazz con los Alegres bromistas era el rock psicodélico. Y en ambas actividades nuestro héroe eternamente presente dándolo todo: “A Cassady jamás lo han visto tan lanzado, va sin camisa, con un sombrero de paja tipo tejano, botando sobre el asiento, cambiando de marchas, manipulando el volante y la caja de cambios, parloteando con el micrófono que lleva junto al asiento como un frenético guía turístico, reseñando cada coche que pasa por la carretera…: `-…ahí va un peluquero cortándose el pelo a ochocientos kilómetros por hora, ya entendéis...´”

Y es que Cassady/Moriarty era un hablador nato, un ser verborréico y acelerado cuyo discurso y pasado siempre levantaba algunos recelos entre la nueva generación universitaria y no acostumbrada a estar sin un chavo en el bolsillo: “Ahí lo teníamos ante nosotros en el Versalles de Kesey, mostrándose, sin camisa y sacudiendo los brazos y haciendo sobresalir los oblicuos abdominales a ambos costados como un levantador de pesas…Somos gente hip, apreciamos el bendito primitivismo. Pero Kesey dada a entender que había que aprender de Cassady, que nos estaba hablando. Y era cierto. Cassady quería comunión intelectual. Pero lo único que querían los intelectuales de él era que fuese el buen salvaje, el chico de Denver, la criatura natural entre ellos. A veces Cassady percibía que no lo aceptaban intelectualmente, y se retiraba a un rincón y seguía con su monólogo maníaco y murmuraba: `Está bien, me meteré en mi viaje, me embarcaré en mi propio viaje, es mi viaje, ¿lo entendéis?’”  El escritor y editor Gordon Lish recuerda:

“No era en absoluto un intelectual, pero era inteligente en un sentido casi prodigioso. Aunque la cualidad que probablemente hacía de él un amigo tan preciado era sencillamente la de poseer el corazón más entrañable que yo haya encontrado jamás en corazón humano”

En los Acid Test, una verdadera celebración libertina, nuestro amigo lo daba todo. Hunter S. Thompson, otro de los escritores lisérgicos (“Miedo y asco en Las Vegas”), lo hace aparecer en una de sus novelas, completamente borracho y gritándole a la policía en una de esas legendarias fiestas junto a los Ángeles del infierno, que también se retratan en la novela de Wolfe: “...y Cassady, en su película, titulada `Velocidad límite´, es a un tiempo un drogota aficionado al speed, las anfetaminas, y un ser único, cuyo anhelo es la velocidad”

Porque el verdadero papel de Cassady fue sin duda el de chófer, chófer de nada menos que dos generaciones, o, al menos, de generación y media: “Cuando todos los demás estaban rendidos por la fatiga, o por cualquiera de las numerosas presiones, Cassady estaba allí para seguir adelante. Era como si nunca durmiera, como si no necesitara hacerlo. Pese a su loca forma de conducir, siempre conseguía sacarlos de todo laberinto, era como si siempre supiera dónde estaba el punto exacto de salida” El novelista Robert Stone le recuerda sacándose cigarrillos sin tener que sacar el paquete del bolsillo, cual marinero curtido que no quiere invitar a un pitillo, y nos dice:

“Neal era muy parecido a ese personaje interpretado por Marlon Brando en El salvaje, el genuino hipster de los años 40. Era sin duda un tipo que había conocido los mundos marginales de Norteamérica” (Igualito que los hipsters actuales, ¿verdad?)

Cassady fue un padre y un igual, aunque un igual adelantado al que había que mirar por encima desde el plano intelectual para no sentirse nimio, porque era inevitable para la mayoría no sentirse así ante su poder, un encanto que al final terminaba por atrapar a todos rindiéndose ante su extraordinaria naturaleza: “La mayoría de las tripas de los Bromistas suenan glup-glup-gluuuuppp, y cosas por el estilo, pero las de Cassady hacen ping…dinping…ting, como si su dueño estuviera funcionando a 78 r.p.m. y los demás a 33, lo que bien mirado no deja de ser cierto”

Un personaje difícil de calificar y con la innegable virtud de encontrarse siempre donde se va a hacer historia, donde se va a hacer literatura, donde surgirá el arte y la libertad espiritual, un cazador de almas de fino olfato, absorbiendo la vanguardia humana del momento: Cassady al volante del autobús por las tierras frías de México, se había propuesto un nuevo reto: recorrer todo el país sin utilizar los frenos” Estas líneas y su amor a la velocidad fueron sin duda la metáfora perfecta para una vida al límite, un espíritu libre, la encarnación de lo salvaje y la energía desbocada. Gordon Lish:

“Cuando Kesey mejor definía a Cassady era cuando le llamaba superhombre. Porque eso es lo que Neal era”

Pero el superhombre al final sucumbió, en una frenada repentina, y la máquina paró para siempre junto a las vías del tren de un pueblo de su México querido. Su cuerpo fue llevado al hospital de San Miguel, donde un testigo recuerda que su rostro se asemejaba a la de una deidad maya tallada en piedra. Causa de la muerte: “congestión generalizada”, esta vez su cuerpo no aguantó los excesos tras la boda mejicana a la que asistió. Poco antes de su muerte, acontece su encuentro con Charles Bukowski, el escritor maldito por excelencia de toda aquella generación, y el bueno de Buk, ante el “adelante, escribelo” de Cassady, plasma en “Escritos de un viejo indecente” la última aparición literaria de la musa suprema de dos generaciones, de dos mundos tan trascendentes para la cultura occidental. Así, Neal Cassady, como la leyenda del indomable, desparecía dejando la estela eterna y una llama viva de toda una época en la literatura y la historia.

“NEAL JAMÁS DEJÓ DE CORRER NO AFLOJÓ NUNCA LA MARCHA DEBIÓ DE SER EN AQUELLA VÍA DE TREN DE SAN MIGUEL DE ALLENDE DONDE AL IR CORRIENDO SE LE TERMINÓ LA VÍA Y ASÍ NUNCA HA TENIIDO QUE ENVEJECER Y SIEMPRE SE PARECERÁ A PAUL NEWMAN EN EL BUSCAVIDAS” (Lawrence Ferlinghetti)

© David de Dorian, 2014







"UN DÍA, MIENTRAS REVISABA EL TREN..." - NEAL CASSADY


El siguiente relato está incluido en el libro de Neal Cassady titulado El primer tercio, editado en español por Anagrama. Neal Cassady es un elemento básico dentro de la generación beat, pues, si bien no es conocido por sus escritos (sólo se publicó el mencionado El primer tercio), aparece como personaje en algunas de las obras fundamentales de los autores de dicho grupo, que eran amigos suyos: es el Dean Moriarty de En el camino, de Jack Kerouac; el Cody Pomeray de Visiones de Cody, también de Kerouac; el N.C. al que está dedicado Aullido de Alleng Ginsberg; el Cowboy Neal que conduce el autobús Furthur, en el que viajan Ken Kesey y los Merry Pranksters, en Ponche de Ácido Lisérgico de Tom Wolfe... Sus viajes y su modo de vida —con varios matrimonios y una sucesión de trabajos alimenticios—, además de su carácter enérgico y nómada, fueron, en parte, inspiradores de la filosofía beatnik y su idea de eterno movimiento.


Un día, mientras revisaba el tren comprobando frenos bloqueados, etcétera, me subí arriba par revisar los indicadores de un tren que pasaba (nuestro orgullo, el Daylight, número 99) y encima del vagón frigorífico vi a un vagabundo. Veo por lo menos a diez o veinte vagabundos cada día; sin embargo, yo estaba realmente colocado, el sol calentaba agradablemente y me quedaba casi una hora de espera hasta que arrancase mi tren, así que me senté junto a aquel tipo y charlamos. De pronto empezó a contarme sus alucinaciones; eran una colección de las ideas de vagabundo medio corrientes como lo de que cuando llegó a San Francisco echó a andar por la calle Mission y cuando vio un coche de la policía creyó que oía al guardia anunciar por el altavoz, mientras su compañero pasaba conduciendo lentamente, estas palabras una y otra vez: «Ha llegado la hora, todo el mundo cuerpo a tierra para no sufrir heridas cuando estalle el sol.» Su mente oyó esas palabras, pero sus emociones le hicieron sentir que, en realidad, los polis se dirigían directamente a él para detenerlo porque llevaba la bragueta abierta (la cremallera estaba rota y no tenía imperdibles para cerrarla), así que corrió a esconderse en un pasaje, pero el coche entró por allí también, así que se largó de San Francisco y cogió un mercancías para Watson Bill. Ésta es la más sencilla y creíble de sus imágenes. Todo empezó después de haber tenido una mala cogorza y llevar cuatro días sin comer. Estaba en los muelles de carga de Sacramento y se subió a un vagón abierto para tumbarse. El mundo parecía normal y no había señal de que algo raro fuese a suceder. Empezó despacio y con normalidad, lo corriente en la cabeza de uno recibiendo el sonido de una gran máquina de vapor que pasa lentamente y va organizando sus bufidos conforme a un ritmo y luego poniendo una frase corta en ese ritmo. La acentuación específica de una máquina de vapor es bien conocida (como: es un negro, es un negro, una vez y otra, con el acento en la primera palabra, y por supuesto si uno se queda con ello lo suficiente ya puede poner los acentos en cualquier sitio porque el escape de la locomotora cambia por la cantidad de presión, igual que un cambio de marchas) y mucha gente se pone a crear una frase que haga juego con el ruido de la máquina, así que se aburren de la perspectiva y renuncian. Aquel vagabundo empezó de ese modo, su frase era «cómo me llamo, cómo me llamo»; quedó atascado en esas palabras mientras pasaba la locomotora y no intentó responderse a sí mismo porque era innecesario. Y una vez se alejó la máquina se preguntó a sí mismo ociosamente «¿Cómo me llamo?», y se quedó pasmado al descubrir que no lo sabía. Pensó que se había olvidado por un momento y su mente comenzó a luchar confiando en dar con la respuesta. Continuó rebuscando en su memoria las palabras que formaban su nombre. Como no lo lograba, probó sonidos que pudieran ser parecidos, John, Juan, etcétera; luego probó diferentes palabras: John, Peter, etcétera. Finalmente, se agotó a sí mismo allí tumbado en el vagón. Se imaginó que se dormiría y cuando despertase le vendrían las palabras. Aquello también falló, así que le entró el pánico. Dijo que sentía un ansia incontrolable de saltar y echar a correr tan lejos y deprisa como fuera posible, pero que al mismo tiempo sentía una incapacidad igualmente incontrolable de moverse. Entonces el tren que estaba al lado empezó a moverse, de modo que se esforzó en cogerlo y, sin preocuparse de adónde lo llevaría, permaneció tumbado intentando recordar su nombre haciendo memoria de su pasado, incluido lo que había hecho últimamente. Se acordaba de pocas cosas de su vida de antes, pero sí recordó con facilidad lo sucedido recientemente. Había estado por una tierra de nadie en el valle de San Joaquín recogiendo fruta. Una vez hubo juntado unos ahorros se fue a Sacramento y se enrolló y se hizo amigo del encargado de un bar. Pocos días después alguien se coló en su habitación y le robó el dinero y los zapatos. El del bar le dio unos zapatos viejos y le emborrachó por cuenta de la casa. Después se fue a los muelles de carga a coger un tren para Salinas (al sur de Watsonville), etcétera, etcétera.









2 comentarios:

  1. Estos son como fragmentos de una Biblia para mí. Nada más, nada menos.

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  2. Wow, cuanto para procesar. Mucho está disperso por ahí en la red. Muy bueno

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