Eric Wyllie
Eric Wyllie nació en la ciudad de Lincoln, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 05 de agosto de 1980.
Ha sido premiado y también finalista de diversos concursos literarios, tanto a nivel nacional como internacional, ha participado de numerosas antologías poéticas, escrito para diarios de ciudades aledañas, participaciones en revistas, blogs, y paginas de Internet referentes a la literatura.
En el año 2006 edita su primer libro de poesías titulado “Trist”, por el sello editorial Dunken, por este mismo sello editorial sale su segundo libro de poesías, “Sinua” año 2009. En el año 2012 sale a la venta su primera novela titulada “Kyria” por el sello editorial, Las Tres Lagunas, con el mismo sello edita su ultimo libro de poesías llamado, “Solze”.
Actualmente prepara su cuarto libro de poesías y el quinto en total de este joven escritor.
Morocha de luz
Tus besos me dejan sin palabras pero con aliento,
Y cuando no estés me voy a abrigar
Con el recuerdo de tus brazos.
Seria lindo estar acompañado de tus caricias
Y vivir el sueño más que dormirlo,
A tus besos los voy a tatuar en mi corazón.
Tengo el aroma de tu cuerpo en mi piel y
Quiero que se impregne en mi respiración para siempre.
Cuando el sol duerme el vuelo del
Fuego besa nuestros cuerpos,
Capturados al mayor placer del deseo
Y el mundo deja de existir.
Haciendo el amor viajando sobre el
Viento de los cielos… como ángeles libres
Al toque de luz de las estrellas azules,
Sutil magia en la maravilla de nuestro amor.
Necesito ver tus
Ojos cerrados y como
Recibes mi
Amor, dejas
Libre tu alma
Y mi corazón se encarga de vos.
Para mi sos un
Ángel que se
Posa en mi
Alma
Llena de la
Astucia de tu
Risa,
Dándole colores a la
Oscuridad de mi sol.
Sangre en tus alas
A través de tu alma veo
La majestuosa luz de las alas
De los ángeles
Teñidas en sangre por la verdad
De sus lágrimas.
Silencio en tus ojos de
Hielo, y la proyección de tu amor
Inmerso en mi corazón.
Necesitan mis sentidos de tu
Encantador beso para el sueño infinito.
Cuando me acuesto en tu fría tumba
Siento tus cálidos dedos
Acariciando mi largo cabello
Y una picara sonrisa se
Dibuja en nuestros labios.
Caricias sobre los tatuajes de tristezas
Un día de pasión nocturna
Caminaba por el bosque de la soledad y
Vi abrirse la puerta del placer,
Subí por el laberinto de escalones
En busca del ángel que me despejara
De la melancolía del retroceso prisionero.
Allá en los cielos, cruzando nubes
Dejando mi corazón libre,
Para que fuera abrazado por alas tibias
Que lo protegieran del dolor,
Me entregué al aire, flotando en el viaje
En manos cálidas que resguardaban mi entidad.
No imaginé que tu boca me escribiría poesía
O que tus manos dibujarían alegremente
En mi cuerpo tatuado de tristezas.
Los latidos de tu corazón golpean en mí
Interior con la fuerza del
Aire lleno de la vida eterna.
Nory
Incendio en las sombras de mis venas
Kilos de dulzura esparcidos en el
Aire y yo respirándolo en el beso de tu sonrisa,
Necesité el regalo de tus ojos para que me
Den un viaje
Encantador por las
Llamas de tu cuerpo que
Ardía en mis manos.
Mis llamados tuvieron su respuesta
En tu silencio
Y el diálogo de tus manos.
Bajo las luces tenues
La danza de nuestros cuerpos
Amanecían con las expresiones
Magníficas de la naturaleza.
Hechizo que dibuja en los cielos
Cuando la sombra me tocó
El cielo me guió en un camino
De arco iris de lágrimas.
Y sentí un ángel con
Encantador sabor en sus labios,
Necesitaba de sus alas para calmar el
Intenso palpitar de mi corazón.
La belleza de la magia se inundó
Dentro de mí,
Apoderándose de mi razón en un delirio
Místico, increíble…
Cuando la sombra camine a mi lado
Inhalaré la brisa de éxtasis puro
De tu recuerdo y la luz
Brillará con su paz en mi alma.
Pétalos de luz
El paisaje de rosas abandonadas
Y sus pétalos sin luz
Me duele en las lágrimas de los
Ángeles que se fueron para siempre.
La manta de tu cobijo cayó en un lago de recuerdos y
Carteles con palabras de silencio tapan las puertas de mi amor.
Clausurados tus besos, ¿el sol de lejos te volverá a alumbrar?
¿Viajaran en el aire nuestros recuerdos?
Si brillan las luces en la intensa noche ¿por qué tus
Labios ya no me iluminan?
Juntos nuestros besos creaban imágenes y
Hoy no hay luz en la
Oscuridad de mi alma, ni
Armonía en mis oídos
No aptos para el silencio de las palabras
Aparecidas con clavos en las puertas del amor.
Gráciles gotas sobre el agua
Caen con suma claridad las aguas de las tristes lágrimas de los cielos, y tus ojos siguen oscuros por las sombras de tus pensamientos sobre mi tenue alma.
La sangre de mi corazón escribe poemas en las hojas de tus inspiraciones y el aliento de tu vida es el golpe que siente mi dolor.
Los pétalos vuelan por el fuerte viento de tu rechazo y ellos descienden en el abismo de mis profundas heridas, se insertan en ellas con gran desconsuelo, sintiéndose avergonzadas por no llegar a brillar en la tierra.
Hoy apagué al sol para ver el agua fría de mis recuerdos y empaparme en el rojo de tus sentimientos. Tu vela prendida de sutil melancolía no me brinda el calor que necesita la luz de mi suave presencia.
Las gotas de mis lamentos flotan en tu laguna de tristeza y no pueden entrelazarse y ducharse en tu fina pasión.
Bajan en cascadas las frías lágrimas del fuego de mi vida y no entiendo por qué tus oídos no las escuchan estrellarse con fuerza sobre el lago de tu existencia. Ni siquiera el amanecer de tus ojos brilla en el resplandor de un mar de dulce tristeza y el hielo que tú dejas sobre mi cuerpo no alivia mi espantoso dolor.
El viento armoniza mi desgarrador grito de sufrimiento y el mensaje transformado en melodía, provoca grises nubes de tristeza, causando mares de lágrimas y dolor.
Hojas de fuego en un arroyo de lágrimas
Mis letras siguen en la triste oscuridad
De las sombras para que su brillo
Ilumine a los que realmente quieran ser.
Ni siquiera el cielo me alumbra y la única
Guía en mi noche es la melodía de tu amor.
El reflejo de una hoja filosa e inquietante,
Alumbra las venas de un antebrazo dolorido,
Por la congoja de la soledad vivida y el
Silencio de una sinfonía carente de pasión.
Miro una ventana que no me transmite luz,
Y mis ojos transparentes
No iluminan al nítido cristal.
Conmovedor es el silencio de la penumbra
Que ahora llega y ahoga mis sentidos,
Con letras que supieron tener calor,
Porque fueron creadas por un corazón en llamas
Lleno de vida y energía.
Ni los pétalos sin vida caen sobre mí…
Ni un arroyo de lamentos me acaricia con su fina tristeza…
Las lágrimas de los cielos solitarios mojan
Las hojas azules de mis sentimientos
Y es mi sutil esencia la que se destiñe
Sobre mis cansados hombros.
Armonía en la oscura soledad de la luz
Sólo hay sueños en la sombra de tu belleza absoluta y tu alma se oscureció aún más dentro de tu ser, y el brillo de tus sentidos no ilumina como el cielo que yo contemplo sobre ti.
Las rosas se marchitan cuando tus ojos las envuelven con su oscuridad. Sin tu luz vivo ciego en los grises colores de tu alma y la sangre transita con dolor en la fina sombra de la sensible música de la soledad.
Cuando tu corazón se cerró sobre mi presencia, una herida filosa y melancólica se abrió dentro de mí y derrame un fino liquido… pero sus heladas gotas no pudieron mitigar tanto daño.
A veces no entiendo como la soledad de tu ausencia abraza más fuerte que la compañía de tu presencia y produce un calido bienestar en mí, mientras tu cuerpo me quema con el hielo de tus emociones.
Si tan sólo las lágrimas cayeran en el agua y no en mis ojos, podría ver mejor tú inigualable hermosura.
Dos estrellas en el noroeste
En el momento en que tu recuerdo formó mi libro
Vislumbré la esencia de tu
Encantador ser, tu
Lengua
Incendió mi cuerpo, y sé que
Nunca olvidaras mi aliento.
Demasiada belleza,
A escasos centímetros de tus
Labios, de dulce color, ahora
Míos por segundos de fantasías, el
Avance de tu rostro palpita siempre en mi corazón.
Viva y audaz
Aventura, y en la
Noche nos vimos y quedamos
Encandilados,
Sin importarnos del mundo que
Allá afuera nos rodeaba, lleno de paranoia y manía.
Y empecé a creer que el cielo
Estaba en tu
Imaginación, pero en tus
Maestrías, corrían las nubes,
Iluminando de blanco mi vida.
Miro el pasado, es mejor que mi presente,
Ahora sólo tengo tu
Recuerdo y cuando mis
Idilios terminan,
El dolor es tenebroso, y deseo volver a
Ligarme a tu cintura
Abrazado a vos, para escaparme del apretón del desamparo.
Ángel esmeralda
Descubrí tu presencia entre la luz y
Una niebla de particular belleza,
Tus manos acariciaron mi cuerpo y
El placer se expandió sobre mi sensibilidad.
Tus rasgos se deslizaron en mi sangre
A través de mis antiguas cicatrices
Y la delicia de tu amor
Corría dentro de mí.
Tus labios me acompañaban
Con su goce a tu contagiosa riza,
Alegrando sin creer
El gran brillo que provenía de ti.
Cuando tu cara de
Ángel se hospedo en
Mi corazón
Iluminó mi vida con su
Luz y su calor
Ahuyento a los lobos de la soledad.
Volver a tus
Iluminadas alas
Para siempre volar.
No se labra tu mensaje en mi ser
Hoy mis ojos querían leer tus palabras
Pero ellas nunca se escribieron en mi corazón,
La lluvia ácida se desmorona sobre mis sentidos,
En un domingo grisáceo cada vez más oscuro,
Por no encontrar la dócil brisa que con
Su suavidad le brindaría esplendor a mi alma.
Ver tus hojas vacías me lastima mucho,
¿No tienes nada para decirme? Todo lo que hemos vivido juntos,
¿No lo recuerdas? ¿Tu fuerte belleza suprimió tus memorias?
Extraño nuestros murmullos,
Recuerdo como se formaba tu amor,
Añoro la viveza de tu piel,
La miel de mis cabellos se reflejaba en tus ojos y
Tu sonrisa lograba resplandecer mi vida.
Tus señales no se trazan en mi baúl
De la tristeza que brilla con sus almas.
Me pone muy mal no estar al tanto
Si tu sonrisa sigue latiendo.
Una oscura nube me acaricia fríamente
Producto de mi nostalgia absorbente.
Buscando que mi existencia tenga un poco de aliento,
Un respiro intento encontrar en una botella importada
Que me quema por dentro
Y oscurece la razón de mi profundo dolor.
Su frío vidrio reluce con su exquisitez,
Pero me inunda íntimamente en sombras,
En un laberinto de lágrimas y gritos, caídas y cicatrices,
Debajo de su dominante nombre
Intento esconderme de mis recuerdos,
Tratando de borrar tu voz y soñando que
Todavía te acuerdes de mí.
Las gotas de la lluvia me acompañan con su triste melodía
Cayendo sobre el césped y el aire del sur me intimida,
Porque hoy no tengo tus manos para que abracen mi cuerpo.
La angustia nubla mi memoria,
Me reflejo en el vidrio y en su fino contenido de fuego,
Y aunque mis ojos no tengan luz, un brillo azul los alumbra y
Esa reflexión cae por mis mejillas.
Se deshacen las páginas
Mojadas por mi llanto oscuro.
Mientras mis sentidos se adormecen,
Brilla con suma tristeza el dolor y
Siempre me acordaré de ti,
Aunque se dañe mi espíritu
Cada noche de eterna amarga soledad.
Nory
El escritor Gito Minore leyendo una poesía de mi segundo libro:
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