sábado, 9 de marzo de 2013

JOSEFINA DE LA TORRE [9.389]



Josefina de la Torre
(Las Palmas de Gran Canaria, 1907 - Madrid, 2002)
  
Figura menor de la generación del 27, Josefina de la Torre, hermana del dramaturgo Claudio de la Torre, fue incluida por Gerardo Diego en la segunda edición de su famosa antología. Su primer libro, Versos y estampas, evocaba una infancia isleña en versos de arte menor y en poemas en prosa de estirpe juanramoniana. Poemas de la isla continuaba en la misma línea de poesía ligera, estilizada, en la que la audacia vanguardista de algunas metáforas trataba de contraponerse a una cierta blandura sentimental. En los libros de posguerra, la evocación del paraíso infantil y del paisaje atlántico ha sido sustituida por una elegíaca constatación del paso del tiempo y del empobrecimiento vital que trae consigo.

Obra poética

Versos y estampas, Málaga, Litoral, 1927.
Poemas de la isla, Barcelona, Altés, 1930.
Marzo incompleto, revista Fantasía, 19 de agosto de 1947; 2.ª ed., Las Palmas de Gran Canaria (col. San Borondón), 1968.
Poemas de la isla, Madrid, Biblioteca Básica Canaria, núm. 30, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Gobierno de Canarias, 1989 [incluye los tres libros citados más el inédito Medida del tiempo].

Bibliografía

Miró, Emilio, «Josefina de la Torre», en Antología de poetisas del 27, Madrid, Castalia, 1999, págs. 72-88.
Santana, Lázaro, «Introducción», en Poemas de la isla (1989), págs. 9-20.
Trujillo, Juan Manuel , «Poetisas canarias. Josefina de la Torre», en Prosa reunida, Santa Cruz de Tenerife, Aula de Cultura del Cabildo de Tenerife, 1986, págs. 109-121.








[Agua clara...]

 Agua clara del estanque.
Era un espejo del chopo
y alfombra verde del cielo
con reflejos de los árboles.
¡Oh si yo hubiera podido
entrar con los pies descalzos
y ser el viento en el agua
y hacer agitar el chopo!








 [Toda mi ilusión...]

 Toda mi ilusión la he puesto
en la espera de un mañana.
¿Cómo vendrás? ¿Adornado
de blanca flor de retama
o de flor de pensamiento
que de luto se engalana?
¿Vendrás con rojas miradas
o con pálidas miradas?
¿Tendrás voz, tendrás sonrisa,
o no me guardarás nada?
¡Mañana, horizonte en niebla,
fiel timón de mi fragata:
hace tiempo que me llegas
con las velas desplegadas!

[Versos y estampas]
  







 [La tarde...]

 La tarde tiene sueño
y se acuesta en las copas de los árboles.
Se le apagan los ojos
de mirar a la calle
donde el día ha colgado sus horas
incansable.
La tarde tiene sueño
y se duerme mecida por los árboles.
El viento se la lleva
oscilando su sueño en el aire.









[Quisiera...]

 Quisiera tener sujeta
la naranja de la tarde
así entre las manos, fresca,
sin la piel rubia y brillante,
tirabuzón de la luna
peinado por mi cuchillo.
Qué sabor a fruta nueva
ha de tener en los bordes
el mar, la arena y el aire.
¡Qué deseo de partir
en dos mitades la tarde!
Cuando la noche se asome
a su ventanal de cobre
se tragará la naranja.
¡Ay, niña desconsolada!

[Poemas de la isla]







 [Mis años...]

Mis años compañeros,
años míos, inciertos,
niños desordenados,
al salir del colegio...
Ya son dos y son tres,
compás del mismo tiempo,
maravilla segura
de inagotable anhelo...
Mi corazón latió
veintitrés balanceos.
Mi corazón amigo,
buen profesor pequeño.
Y hoy no sé qué me pasa...
Y hoy no sé lo que tengo...
¿Es uno más, amigo?
¿Uno más... o uno menos?

  







 [Llevabas]

 Llevabas
en los pies arena blanca
de una playa desconocida.
Por eso
cuando a mí llegaste
no sentí tus pisadas.
Llevabas
en la voz desnuda
un compás de espera.
Por eso
cuando me hablaste
no pude medir tu voz.
Llevabas
en las manos abiertas
espuma blanca de aquel mar.
Por eso
de tu bienvenida
no pude conservar la huella.
Todo tú
venías en mi busca
y no pude reconocerte.
¡Arena blanca, compás de espera, espuma blanca!
¡Inquieto sueño de la verde orilla,
rizado de preguntas...!

[Marzo incompleto]
  



  


[Noches...]

 Noches sobre la playa: rumor de orilla fresca.
Blanco batir de remos que la sombra sorprende.
Sobre la barra grande los hachones de pesca,
y un cuerpo perezoso que en la arena se tiende.

En lo alto de la Isleta el faro gira y gira.
Un denso olor a algas... Venus, la Osa Mayor...
Rasguea una guitarra. Una mujer suspira.
La brisa trae aromas de madreselva en flor.

Y en las noches de luna, sentados en la acera,
al ritmo melodioso de una antigua habanera
lánguida y cadenciosa con su aire dulzón,

evocar las figuras de la memoria mía
(los padres, el hermano, Dolores y María)
envuelta entre los pliegues de un viejo pañolón.

[Medida del tiempo]





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