Friedrich Reinhold Kreutzwald
Friedrich Reinhold Kreutzwald (Jömper/Jõepere cerca de Sankt Katharinen/Kadrina, condado de Virumaa/Wierland, ESTONIA, 26 de diciembre de 1803 - Tartu, 25 de agosto de 1882) escritor y médico estonio autor del poema épico Kalevipoeg (El hijo de Kalev), primer libro en lengua estonia.
De orígenes humildes, se licenció en medicina en la Universidad de Tartu en 1833, y practicó la profesión de médico en Võru, sur de Estonia, entre 1833 y 1877.
Paralelamente, fue autor de diversas obras literarias, principalmente de cuentos populares y poemas. Fue miembro de la Sociedad Estona de Intelectuales fundada en 1838. Esta sociedad, que operaba desde la Universidad de Tartu fue una gran promotora y defensora de la cultura vernácula de Estonia.
A la libertad
(Priiusele)
Lo que temprano pulsó ya en mi seno
al despertar mi juvenil sentido,
lo que jovial exclamaba en mi sueño
cuando dormía en nocturno sigilo,
y resonaba con su voz al alba
y, despierto, prendía como fuego
para arreciar mi corazón y mi alma,
¿sería acaso algo más que un anhelo?
Lo que escuché de aquel tiempo pasado
sobre la tierra y el pueblo estonianos,
y que más tarde en el cielo estrellado
me reveló la luz de lo creado;
las cadenas que ataban al esclavo
y los tormentos de mi pueblo amado
ya lo intuyó mi espíritu aciago:
el feliz día aún no había llegado.
¡Oh, quieta noche, oh cítara amada,
que conocéis mis secretos pesares!:
confiemos a esta hora sosegada
la repetida queja de mis males:
ojos, oídos, sufrimiento y dicha
mi corazón henchieron de esperanza.
¡Libertad, a quien tanto había cantado,
que en mi lírico afán siempre he loado!
El sol exhausto aún no se ha ocultado
y Libertad bate el yugo del siervo;
no le llegó el gran día al estoniano,
y ya cubre la niebla el negro cielo.
¡Oh, Libertad!, ¿viniste hasta nosotros,
para alejar la niebla de estos ojos?
¡Espera, y que tu vuelo gavilano
libre también al espíritu estonio!
(1865)
A Lydia J.*
(Lydia J-le)
Denn an den Dornen merkst du,
dass du die Rose hast...**
Cuando aún era joven
y andaba por los bosques
recolectando flores,
jamás estuve atento
para que descubrieran
mis ojos si crecían
espinas en los tallos
de las esbeltas rosas.
Más tarde, cierto día
una gota de sangre
mostró herido mi dedo.
Con esa punzadura
corrí a casa, contento:
¡Quiera Dios que cada espina
de una flamante rosa
me arranque amor y sangre!
Así, en cuanto se enfríen
mi corazón y el mundo,
al amor de la lumbre podré
templar sus frescos recuerdos
y evocar la primavera,
cuando en su plena lozanía
todas las flores suspiraban:
¡Oh amor, amor, amor!
(1868)
* Kreutzwald dedica secretamente este poema a la máxima exponente de la lírica romántica estonia, Lydia Koidula (seudónimo de Lydia Jannsen, 1843-1886), de la cual se enamoró (platónicamente) en su madurez.
** En alemán: “Pues por las espinas notas / que se trata de una rosa...”.
Han sido vertidos al castellano, en colaboración, por Jüri Talvet y Albert Lázaro-Tinaut. (Poemas publicados en la revista Turia, Teruel, núm. 80. Noviembre 2006 – Febrero 2007, pp. 117-133.)
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