Alberto Carrizo Olivares
Alberto Carrizo Olivares, escritor chileno, nacido en la provincia de Iquique el 17 de febrero de 1935 (78 años). Presidente de la filial Iquique de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) desde 1998.
Titulado de profesor de educación general básica, con especialización en castellano y una decena pequeños cursos en en diferentes universidades de arte, lingüística, historia, literatura, etc. Ex funcionario académico de extensión cultural de la Universidad de Chile, sede Antofagasta y profesor de cursos de extensión y de escuela de temporada.
Integrante del equipo académico de investigación para la "Guia de la producción intelectual nortina" dirigida por el académico de la lengua: Mario Bahamonde.
Entre los años 1962 y 1996 se desarrolla como Alcalde de la ciudad de Tocopilla, Chile, durante su mandato como edil, el año 1963, crea el que es hasta estos días, himno de esa ciudad junto al músico Jorge Mella. Entre los años 1971 y 1973 se desarrolla como asesor cultural de la intendencia de Antofagasta
Como artista figura en "Cartografía cultural de Chile" en las áreas de : Escritor, teórico, investigador literario-lingüistico y crítico de arte.
Obras Publicadas
1965 - Talleres de sal,
1968 - Coral de las caletas (Premio Universidad de Chile – Antofagasta)
1970 - El horizonte y su estallido, el cual recibe el premio SECH en 1972,
1970 - Crónicas acerca del descubrimiento del tiempo y su maquinaria infinita (Gotemburgo - Suecia)
1995 - Manifiestos del tercer milenio (Macrotexto – Premio Universidad Arturo Prat de Iquique)
1999 - Palimsestos para el siglo XXI,
2001 - Invención del hombre(Premio Gobierno Regional de Tarapacá)
2004 - Canto al ancestro (Consejo Comunal de Cultura de Tocopilla)
2005 - Perfiles identitarios, crónicas nortinas(Premio Regional Gobierno Tarapacá-Iquique)
2007 - Los andenes de la memoria,Poemas en homenaje al centenario de los mártires de la escuela Santa Maria de Iquique (Premio gobierno regional Tarapaca)
2008 - Amante Adan zarpando a cuestas de un caracol naciente
2011 - Peregrino latido entre siglos “Presencia y raices emocionales de Chile Bicentenario ante el mundo”
Autor de seis Suites Líricas estrenadas y publicadas en el teatro municipal de Iquique, entre ellas:
“Tres tiempos para el progenitor de la esperanza “ (1993)
“Retablo naciendo la eternidad” (1994)
“Invención de la esfera en cuatro estaciones”(1994)
“Cantigas en tiempo evo” (1995)
En la actualidad
Actualmente jubilado, se dedica por completo a la literatura, prologador de obras de autores nacionales y extranjeros, algunas de sus obras han sido estrenadas como suites líricas, entre ellas se destacan "De cinco siglos el alba" 1993, "Cantabile anticipando la natividad" 1994, "Tres tiempos para el progenitor de la esperanza" y "Retablo naciendo la eternidad en 1994, "Cantigas en tiempos de evo" 1995
Su obra "Requiem" fue destinada en 1982 al monolito erigido en homenaje al 21 de mayo de 1879, a petición de la Armada de Chile, desde 1995 es leída un minuto antes de las 12:10 del meridiano de cada 21 de mayo en la ceremonia conmemorativa de la gesta heroica de Arturo Prat y sus hombres.
Figura en varios Diccionarios de Literatura Chilena, Antologías de Poesía Latinoamericana y en el Inventario Relacional, de Habla Hispana de la Universidad Autónoma de Madrid (años 1950-2000); algunos poemas traducidos en francés y en sueco, otros citados en Argentina, Perú, Bolivia y Puerto Rico y en más de una veintena de publicaciones nacionales y extranjeras.
Frecuente invitado a congresos y encuentros nacionales y extranjeros de escritores, su última conferencia en representación de SECH Chile fue en el 2004 en la ceremonia inaugural de Sucre (Bolivia) como capital Americana de la cultura; ha presentado múltiples ponencias, pre-tesinas, pre-ensayos, etc; más de 15 recitales en Chile y en el extranjero.
Premios y distinciones
Entre sus múltiples premios y distinciones se destacan:
“Premio Sociedad de Escritores de Chile”
“Jerónimo Lagos Lisboa” a la mejor obra chilena en lírica publicada (1972);
“Premio Emblema de Honor” de la Provincia de Neuquén Rep.Argentina (2003)
Diploma de Honor UNCTAD III de Naciones Unidas por labor cultural año1972, “Hijo Ilustre de la Ciudad y Provincia de Tocopilla (1993)
“Medalla de Honor Presidencial Pablo Neruda”, otorgado por el Pdte. de la República Don Ricardo Lagos, en los actos del centenario del nacimiento de Neruda el año 2004, el mismo año fue incluido en la Antología “Cien años, cien poetas” del Consejo Comunal de Parral en homenaje a Neruda
Varios premios Gobierno Regional de Tarapacá (2001 en adelante)
Premio “Fondart” (2005). Su obra ha sido estudiada por académicos y doctores en literatura.
Nominado al Premio Nacional de Literatura el año 2004 por la Universidad de Tarapacá , con adhesión de Universidad Arturo Prat de Iquique y Universidad de Los Lagos, Sede Iquique, junto a SECH Arica (que inició gestión), SECH Iquique y Municipalidades de Pozo Almonte y Tocopilla.
El año 2007 es declarado "Ciudadano distinguido" por la Ilustre Municipalidad de Iquique, en sesión-acto oficial en el mes de diciembre.
Cita favorita
Se reconoce a Alberto Carrizo, por la célebre frase de su autoría:
"El tiempo
es la raíz cuadrada
del silencio"
Dame Pueblo
Dame el orgullo de las banderas
para izar la voz en el páramos.
Serán estas manos de sementeras
las que ungirán el triunfo de que hablamos.
Dame dos puntos levantados
y yo con ellos entibiaré la tierra…
Dame el fusil tan afiebrado
como el volante, la pedrada y la huelga
Dame la Ley Total de la Salmuera.
Y ellos creerán que agonizábamos.
Pero tarde o tarde será para las fieras,
¡tendrán que llorar lo que llorábamos!
Invocación
Criatura de la presente hora
que te asombras con el fuego
de cualquier atardecer en el desierto;
amigo, hermano, viajero, compañero, extraño,
tú que estás en la inocencia del cosmos
dilata el ojo en la espesura,
desata ese cordón umbilical cuya tersura
fue patrimonio de tantos falsos dioses;
y en esta presente hora en que todo
parece ser una explosión del genio
después de la meditación en las cavernas
asómbrate
con el pretérito y sus hombres
que en un desierto descubrieron los secretos
de la dignidad,
desierto que pudo estar en cualquier puerta.
Asómbrate
amigo, hermano, viajero, compañero, extraño.
Que tu brazo se robustezca con los primeros
elementos;
aquí en la tierra está la explicación más llana
y el camino más ancho para que puedas establecer
la catedral de la paz en los espacios;
en este pretérito encontrarás los iniciales pasos,
futuro caminante de galaxias.
Ellos tuvieron un ojo más
para entender los acontecimientos:
(ellos tenían dos ojos)
pan y ladrillo fueron a la guerra
contra hambre y frío;
ellos empujaron los pedales de la tinta,
la tinta habló organizada;
treparon por la primera chimenea
para inaugurar de humo su escalera;
ellos en la cárcel abierta de espejismos
usaron la palabra como golpe de puño en la mesa,
les respondió el balazo agazapado;
el padre y el hijo y el hijo del hijo no claudicaron:
quedaron sus cruces liberadas.
Por eso, asómbrate
criatura de la presente hora,
para que nunca olvides
cuando descubras un planeta
que la dignidad ya está habitada.
A los 100 años de la masacre de la Escuela "Santa María" de Iquique.
En treinta y dos pulgadas cabe este mundo
o en catorce o veinticuatro, da lo mismo,
se trata de ver más grande o más chicos los paisajes
los morbosos paisajes de turismo o los ojos
increíblemente vivos de los increíblemente muertos
de hambre de Ruanda;
de todos modos el mundo cabe en treinta y dos pulgadas
con todos sus lados o uno solo que es lo mismo
pues ahora somos supermercado.
La santificación de la pupila nos salva de la memoria
para almacenar vergüenzas;
todo es desechable, por ejemplo los recuerdos
ingratamente ciertos que levitan el alma.
En treinta y dos pulgadas cabe este mundo;
un pestañeo nos trae el azorado rostro del ingeniero
que recogió piedras en Marte con un lejano rasguño
de teclado.
Pero de pronto se nos viene encima el riesgo
de la difusa nieve o las interferencias nítidas
y entonces por algún intrincado motín de las neuronas
emerge también un pedruzco gigantesco macerado
en la muerte del polvorazo,
emergen rostros asomándose en la esquirla del cachucho
emergen manos de amarillenta llaga cruz,
ojos de furia luto, páramos inhabitables con trenes
intransitables pero resoplando torsos desnudos
todo en medio de una llanura sal que prueba
la existencia del purgatorio
porque esos hijos tuvieron hambres anticipadas
y crecieron sin armisticios;
el ejercicio maledicente de la memoria desborda
las treinta y dos pulgadas
y aunque en la pantalla emergen pasamontañas
entrevistando la ira para juzgar desdén y molicie
del orden parlamentado
se me viene encima el tren y su pitazo vertical
sobre el sol de mediodía
y entre los pliegues de la ventisca enganchada
diviso un recién llegado apir aún campesino
sin arado en medio del único punto cardinal
de su aventura con su mujer y sus treinta y cinco grados
de paciencia para aprender a cocinar de madugada
la espera del turno C del miedo
alumbrada con el chonchón que trajo del diluvio.
La pantalla insiste, me vuelve a primer plano
ahora es un close up con mastines despejando
en vivo y en directo la vociferante calle de América
regresando de la siesta inocente y su credulidad
mordida.
Pero no puedo desentenderme de millares de ojos
que buscan el tren para bajar al mar de Iquique
mientras Briggs reclama desde una carreta
"...un peso vale un pan y solo ganamos tres pesos,
¿qué comeremos mañana?..."
Un flash me asedia en treinta y dos pulgadas
para contar en Lima el asalto a la casa oriental
de los rehenes, todo sincronizado como en premiere
de largometraje, todo filtrado y sin argumento,
pero me llega una brava resolana de hombre y bestia
estallando de pronto como un meteoro que lo arrasa todo
y lo deja en el mismo dintel del infierno
y donde la reja atrapaba la luz del campanazo diario
de escuela
ahora tiembla una sombra de coágulo disecado
en el atrio del rajo recién abierto mientras los gemidos
ascienden hasta el más cercano planeta
para ser devueltos algún día en un rescoldo de satélite
nuestro como señal paranoica de vida inteligente.
Viene la resaca en treinta y dos pulgadas.
Buenos Aires solloza: un hongo de acero revienta
la casa de Jerusalén, desde los escudos celulares
voces anónimas dicen que culpar es invento de juristas;
la caja negra desdibuja el escombrar siniestro
otra vez los espectros los ayes de los espectros
los vaciados vientres de los espectros
mientras un lancerío a caballo desbocado
alza las crines del espanto esa tarde de sábado.
Ay Santa María ruega por ellos
y su pedazo de pan
en esta hora de muerte.
En treinta y dos pulgadas los oráculos ofertan
las cábalas metereológicas, ha cambiado el tiempo
ya no habrán lluvias mesurando lágrimas
sólo vendrán lloviznas misericordiosas
sobre las cabezas recién rapadas,
los tifones fueron amancebados
no hay atisbos de "frentes de baja"
y amanecerá dos veces.
Se anuncia buen tiempo,
los temporales de utopía se han alejado
de si mismos deshermanados;
entre memoria y desmemoria descubro al que asalta
el podio, en lenguaje de trescientos sesenta grados
inventa las nuevas que deben revisarse
y en el detalle de las musas casi todos olvidan
que una vez fueron a cazar juntos el infortunio
con un trepidar de Jesucristos antes del gallo en negación.
Una vaharada de resina muerta, de cadalzo en celo
de soga al cuello
de almacén recién colmado con asalto
a mano armada
lo cubre todo, lo reniega, lo emporca, lo disocia
lo interrumpe en su embrión adelantado
porque es la nueva hora de elegir entre
Cristo y Barrabás para sobrevivir.
Y otra vez las imágenes de aura perdida entre los escombros
del oculto cieno;
el otro infamante unicornio guerrea
ignorando los vientres hinchados como en luna llena
que esperan en África
el pan de alguna batalla del hambre
perdida en la ONU.
Y en la India sepultan aún los caídos en ese minuto
de "rito floreado"
antes de asesinar a Ghandi.
Y de pronto entre la curva temprana de otro siglo
adviene un vaivén de huracán ululante.
Y dos centelleantes agujas del cielo temprano
en New York
se desploman incineradas
un día de septiembre
el mismo en que fue nuestro asesinato
de alma y cuerpo apretujados.
Y sigue en tropelía el noticiario
cuando en Bagdad amanecido
misiles de imperio infartan el cielo invadido
y el fantasma del hongo nuclear
declara la guerra
a la vida
con amenaza final.
Y el mundo no sabe y el niño no sabe
y el anciano no sabe y el padrastro y la madrastra
no saben que se inaugura un nuevo orden
sobre los ladrillos aún resbaladizos
con tanta crisálida despellejada.
Y sale la multitud a imprecar para salvarse
de sí misma
y no enloquecer como rebaño rumbo al mar
con una flauta de madera que ya en otra edad
arremetió contra la melodía estribillo
vocinglera en moda.
En el fondo del mar de los sargazos
es asesinada la sirena predilecta.
¿Cuántos Santa María otra vez
antes de la extinción del lado obscuro del corazón?
Las treinta y dos pulgadas del televisor me traen
de regreso al lado transparente de la luna
pero ay la memoria porque entre monte y monte
diviso los rostros que aún preguntan:
"...Si un peso vale un pan y solo ganamos tres pesos,
¿qué comeremos mañana?..."
Los informativos en treinta y dos pulgadas
amaestrando el siglo sepultan la letanía,
la ocultan, la convierten en pretérito romanza,
la mueren otra vez entre cantatas y afiches
entre chapas y poleras de seguro mercado
para que nadie imagine el origen de los cementerios
de hojalata o los subterráneos de alma en pena.
Sobreviene la sutil tentación del olvido.
Apago la televisión, apago el mundo
y me quedo con la memoria intacta
a salvo.
Pero,
¿a salvo?
ESCENA
Árida escarpa muralla entrada cerco mar,
llanura y tamarugal verdeventisca como en sorpresa
gargantas de hábil serranería húmedo anuncio,
alto tabique cordilleraje planicie asomada afuera;
cuatro paisajes, un solo lado
lar que no huyes Norte de Chile.
Grávida comba ternura móvil cielo inconstante
piedra en hilera extensa lava arruga estéril,
el ojo inventa el horizonte traza una línea;
tiene la pampa la misma fuerza de un desnudo
La eternidad
es el único punto cardinal en el desierto.
FOTOGRAFÍA
Sol en desenfreno a mediodía
sol
la tierra incita con su calor
de hembra
sol
rumba caliente de chasquidos
entre los árboles de piedra
sol
mástil de fuego
yesca en el aire
y una castañuela ardiendo
entre las sienes
sol
sol
sol
Sol
Azulear
Azulear
no es humedecer con fresca llovizna
tus suaves largas y negras cejas
para entrever más transparente
este hosco paisaje;
azulear
no es volcar agua oceánica
sobre tu cuerpo
para que descifres la sal
de mis secretos;
azulear
no es aguardar en la neblina
el abrazo de tu condición más pura
a cambio de mi soledad tan terca;
azulear
es entregar un sobre azul
de azul tersura y azul tinta fresca;
es mojar el párpado
redescubriendo el desconsuelo
de la cesantía.
Azulear
es herir al hombre
entre cucharada y cucharada
de comida.
AÑO TREINTA
El pan un ruiseñor ausente
en el estómago;
la calle un maltrecho ataúd
que espera;
la fatiga una ruleta que da vueltas y vueltas;
una quejumbrosa procesión de ollas
se arrastra por los patios;
al humo de las maestranzas
lo mataron
a las doce meridiano;
polea, chancadora y polipasto
mueren sin aceite en las arterias;
cierran las puertas, las ventanas
los pozos, las duras "canchas";
entre dos y treinta y cinco grados
clavetean
la miseria;
Abren el horizonte raso
al polvo y la ventisca
a la madera sin chasquido,
no hay humo; no hay bandera;
a tenderse todos: a morir
y quedarse sin más discurso
que una corona de hojalata
encomendada
o huir;
Año treinta
Crisis
Hambre.
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