sábado, 30 de marzo de 2013

ANGÉLICA SANTA OLAYA [9585]


Angélica Santa Olaya nació en 1962 en la ciudad de México. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva, con mención honorífica por la ENEP Acatlán, UNAM y Maestra en Historia y Etnohistoria, con mención honorífica por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).  Becaria del Consejo Nacional para el Consejo de la Ciencia y la Tecnología (CONACYT) programa 2008-2010 con la tesis “Futuros vasallos de la monarquía española. Textos para niños novohispanos en la segunda mitad del siglo XVIII”.  Egresada de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Forma parte del Diccionario Biobibliográfico de Escritores de México del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Ha trabajado en radio, televisión y  prensa escrita.  Formó parte de un grupo de teatro independiente y estudió pintura. Obtuvo el Primer lugar en dos concursos de cuento breve e infantil en México (1981, con el diario El Nacional y 2004, dentro del programa Alas y Raíces a los niños del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato) así como también el Segundo Lugar en el V Certamen Internacional de Poesía "Victoria Siempre 2008" celebrado en Entre Ríos, Argentina, por su poema Dos más una, ocho.

Ha participado en diversos encuentros literarios en México, Argentina, Brasil, España, Cuba y Uruguay.  Ha sido publicada en numerosas antologías latino e iberoamericanas de cuento, poesía y teatro. Autora de Habitar el tiempo (Editorial Tintanueva, México, 2005); Miro la tarde (Editorial La Rana, Guanajuato, 2006); El Sollozo (Ed. Tintanueva, México, 2006); Dedos de agua (Ed. Tintanueva, México, 2006); El lado oscuro del espejo (Editorial La Bohemia, Argentina, 2007), Del aprendizaje del aire (Editorial Fivestar, Brasil, 2009) como traductora en coautoría con Tanussi Cardoso y Leo Lobos y Árbol de la Esperanza (miCielo Ediciones, México, 2011, 1ª. Edición / Catarsis Literaria El Drenaje, México, 2011, 2ª. Edición) y Sala de Esperas (Eterno Femenino Ediciones, México, 2012. Las dos últimas antologías en que ha sido publicada (2009) fueron editadas en España e Italia. 

Ha participado, también, en revistas electrónicas de Chile, Brasil, Cuba, España, Italia, Argentina, Venezuela, Panamá, Rumania y México así como en las revistas impresas Alforja, Solar, Navegaciones Zur, El Universo del Búho, Acalán, Parteaguas, Archipiélago, Convocatoria, El puro cuento, Plan de los pájaros, Yuku Jeeka, Avance, Registro, Oráculo, Grietas, Rojo Siena, Letras en Rebeldía, AM, Cultura de Veracruz, Papalotzi, Castálida, Convocatoria, Chispas para la Inteligencia (CONAFE- donde formó parte del Consejo Editorial), Alas para la Equidad (CONAFE- donde coordinó y participa de una serie de once artículos con motivo del Bicentenario de la Independencia y Revolución Mexicanas publicados a lo largo del 2010), Fórnix (Perú) y Nord Literar (Rumania); periódicos El Nacional, Milenio Diario, La Jornada, Periódico de Poesía (México-UNAM), Carajo (Chile) y Panorama da Palabra (Brasil).  Su obra ha sido traducida al rumano, portugués, catalán, italiano y próximamente al árabe. Su obra poética y dramática ha sido expuesta en el Museo Nacional de Arte de la ciudad de México (MUNAL) así como en exposiciones públicas en los andenes del Sistema de Transporte Colectivo Metro (diciembre 2012) y Metrobús (febrero 2008) de la ciudad de México.  Su poemario Rumor de Arcilla se encuentra en proceso de publicación en Nueva York a través de la editorial Homo Scriptum.  Es profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Miembro del Círculo Internacional de Literatura Vanguardista LALUPE.  









BUSCANDO

Revuelvo frases de errática huella
con la esperanza de encontrar
en las entrañas de una nube
la punta del ovillo que guíe los urgentes dedos,

orugas perdidas que se ofrecen
incrédulas
a la confirmación de la palabra.

Hay que escarbar en el barro
y lamer el numen
que aluza la noche del topo
para aprender la indivisible
colectividad de los granos de arena

Hay que acariciar al ser de los oscuros tactos
que no conoce las transparencias del halcón
pero sobrevive a fuerza de ganas y tozudos andares.

Hay que navegar las angulosas raíces
que se niegan a ser tragadas por la sombra
sólo para decir que alguna vez
aunque fuera con las patas para arriba
tocamos los dedos del sol.

No todo es azul ni todo es negro.
El cristal más claro
oscurece con el vaho
de los que no saben respirar
al compás del universo.

“Árbol de la Esperanza”
Ed. Catarsis Literaria El Drenaje,
México, 2011,
2ª. Edición





TRANSGRESIONES

Es preciso a veces
romperle las patas a la realidad
y navegar sin salvavidas
en el estómago de algún cetáceo.

Vibrar con la molécula
que deviene trozo de cantera
en el útero del mundo.

Beber la copa de hiel
fermentada en las células
de la propia humanidad.

No hay hechizo que transgreda
la alquimia de los colores rotos
por la ausencia de luz en un prisma.

Azul como las secreciones de la tierra
es el espectro donde reposan las cicatrices
que espigan la cáscara de los caminos.

Un día, tal vez, pueda entenderse
el vuelo de la mariposa
y  su intempestivo crujir de alas.

“Árbol de la Esperanza”*
Ed. Catarsis Literaria El Drenaje,
México, 2011,
2ª. Edición






SANTA MARÍA


I

Teje y teje la tejedora,
lanza la lanzadera y
arroja en ella su furia,
furia de hambre de sus hijos
y de siete pesos la hora,
lanza la lanzadera,
lanza que cruza la aurora.


II

Rebozo que no cobija
la mano que lo tejió,
urdimbre de pies cansados
y caderas generosas
que tensan las libertades,
sueños de seda que huyen
para ornar las vanidades.


III

Cuando vuelve con sus hijos
muy tarde al anochecer
va dejando rastro de hilos.
Llora y llora la tejedora
copos de nieve en la tela,
sus manos son dos luceros
que iluminan la vereda.

Del libro “Habitar el Tiempo”
Tintanueva, México, 2005.








SONETO SIN DUEÑO

Ajeno oropel llegaste un día
en un barco turquesa y polvoriento,
¿por qué nunca zarpaste de mi puerto
si dulces provisiones prometía?
Te miraba y mi alma se rendía,
escuchando tus pasos de desierto,
pasos agua refugio del sediento,
comienzo de intangibles herejías.
Fuiste mar complaciente y perturbado,
ola que iba y venía por mis lugares
dejándome tan sólo lo salado.
Tu barco ya no ancla en estos lares,
el cielo gris te llora desgarrado y
mi ventana se pudre de pesares






CONTIENDA

Mis lianas enredadas en tu tallo
amurallan la danza sempiterna.
Rojo manzana es el color del rayo
que enceguece vital a la linterna.
No hay lucro ni pérdida ni fallo
en el ir y venir de las estrellas.
Ni monarca ni pérfido lacayo
que no beba la miel de las doncellas.
Deliciosos licores se fermentan
entre piernas caladas de rocío
y el ombligo de Psique se revienta
cuando conjuras con tu cerco el frío
desnudando al gemido en la contienda
que exorciza el desierto y su vacío.







El filo de los besos
que se quedaron dormidos
en la orilla de aquella ventana
vuelven como mariposas de alas rotas
revoloteándome la herida…
Escucho el silencio
y toco a tu puerta
para dejar un trozo de corazón
que cubra un poco tu soledad…
Abres
me asomo por la rendija
sonrío
y clavas otro cuchillo / atravesando la tierna piel
de este capullo que no consigue morir…
Afuera
en la calle
caen gotas de agua
y aquí dentro
en el pozo donde se ahogan
y mueren los sueños
aquí sí
de verdad

Llueve…









                                        De Habitar el tiempo
                                        Ed. Tintanueva
                                        Enero 2005
                                        México, D. F.



                        Yo poema

 Mi sangre se esparce sobre la hoja de papel
la sal y la miel de mis células autoescindidas,
                como impíos tornillos,
              estrangulan las palabras
                      sujetándolas
                para que no escapen,
         mi alma deviene tinta y sustantivos,
              las líneas se retuercen,
                    se contorsionan
                como moluscos al sol
    en la angustia displicente de una desnudez
                        cubierta,
                         tan sólo,
               por la mirada de todos.






                                        De El lado oscuro del espejo
                                        

Espejo


I

Hoy te vi al otro lado del espejo,
         redonda mirada
                  de miel y puntos suspensivos...
moribunda constelación,
                  contraluz de tu media sonrisa,
         torbellino de dudas
                  envolviendo tus hombros,
         huesos rotos crucificados
                  en el lugar de lo indefendible...
                  pupilas que gritan,
oscuras caricias,
                  migajas,
                           mendrugos robados por
         los negros garfios del destiempo.



II

Alicia cruza la pequeña puerta,

                  ¿Estoy en el país de las maravillas?

                  El gato sonríe con sorna,
                  la oruga la invita a fumar de su pipa

         y un conejo blanco roe sus entrañas
                                             al rojo vivo...

                  desafortunado juego de cartas;

                  el sombrerero le dejó la taza sucia,

                  la reina de corazones no es su amiga,

                  el pozo es profundo
                                    y la llave de oro no sirve,

Alicia quiere ser el sombrerero,
                  el gato, la oruga y el conejo blanco,

                  pero el espejo le dice que sólo puede ser
                           el lagartijo o la falsa tortuga,

Alicia

                  apura el contenido del frasco

                  y disputa al conejo trozos sanguinolentos
                           que se niega a llevar
                                    al festín de las exequias...

                  la sonrisa del gato se traga al ratón,

                  las pócimas mágicas
                                             no existen...

Alicia se ahoga en sus propias lágrimas.








Buen español

¿Fin de semana en la playa?

El dólar amaneció a 11.50,

parece que va a llover,

señorita, otro café,

¿todo bien por la casa?

Tu tenedor ensarta un trozo de huevo
                           revuelto
                                    con jirones de mi víscera mayor,

masticas,

¿Mi corazón? Bien gracias...

acabas de tragártelo de un solo bocado
con la única sí-laba que podría librarlo
                                    del
                                             cadalso,

Llueve.






Regalos

                  Le regalé a un vampiro
                     los versos que no te di.

         Sus colmillos refulgieron
desde la oscura ventana de su boca,

                                             con gran delicadeza,

                           me dio una rosa negra
         y me aseguró que Hitler gustaba
                                    de escuchar a Wagner,

         también dijo
                  que para que existiera el blanco,
                           tenía que existir el negro...

         la rosa combinaba con el color del día.







 SIN SALIDA

“Revolotea, revolotea,
pequeño murciélago…”

Un día,
“sueño” gritó por la ventana
buscando a “quimera”...
“quimera”
se empinaba sobre un precipicio
intentando salvar a “deseo”,
“deseo”
subía una escalera
sin saber a dónde lo llevaría
guiado por el olor de “ilusión”,
“ilusión”
vagaba en el limbo
porque creía
que ahí estaba “anhelo”,
“anhelo”
bajaba corriendo los peldaños
de la misma escalera
persiguiendo a “ideal”,
“ideal”
sólo quería ser feliz
un día.






ME DUELEN

“… el resultado de vivir hacia atrás.”

las palabras que bramatchisilban eclipsadas por un discurso sabio,
los montículos y las zanjas en las veredas aún no transitadas,
las horas dormidas entre las indecisas fauces de la duda,
las cópulas sitiadas en una casilla rodeada por caballos blancos,
la locura del viento escarchada por la razón,
las secas y solitarias lenguas de los monstruos,
las notas para dúo interpretadas a una sola voz,
las canciones fracturadas por una espina atravesada en la garganta,
los entumecidos cuellos de los flamencos golpeando cabezas,
las frías mejillas de un Caballero que no sabe cabalgar en sueños,
el sollozo de un violín intentando una melodía inconclusa,
los versos regalados al bolsillo incierto del olvido,
las cosas que nunca caen hacia arriba,
los sueños amordazados por el grito de una reina calva,
las ninfas hambrientas encerradas en un tablero de cuatro esquinas,
los abrazos mudos asfixiándose en un implosivo vómito de palabras,
los tambores interrumpiendo el banquete del Unicornio,
los adioses inesperados, meteoritos de sangre petrificada,
testarudos lápices escribiendo lo que no dicta el corazón;
nuestras pieles escarbando a tientas
para liberar al rey sentado entre cenizas.
Tú y yo,
negros peones,
desayudando a Alicia
a ganar la partida en once jugadas.
Tú y yo,
carbonizadas piezas
recitando el Jabberwocky
en un cuento
sin final feliz.











                                   

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