PATRICIA DAJRUCH
Nació en la ciudad de Córdoba, Argentina. Si bien siempre mi vida ha estado vinculada a las letras, fue después de un golpe de tensión ocular que afectó en forma total un ojo y el otro quedó con tan solo un treinta por ciento de visión. En esas circunstancias que parecía cambiar su vida para siempre tomó la decisión de comprar una computadora y dedicarse de lleno a la Literatura; día a día venciendo las sombras.
patricia.dajruch@hotmail.com
GRISES
Después que los grises tapiaran el cielo,
y las guirnaldas de hojas secas se fueran
cabalgando en el viento,
después que las lluvias apagaran el último
fragor del verano,
la noche extendió sus tentáculos negros
proyectando sombras sobre sombras,
desde los más profundas oscuridades,
retumba el grito, de niño o anciano o mujer moribunda,
(todos los gritos son el mismo grito nacidos
en una enorme boca negra y desdentada)
y después nada; sólo el silencio sepultando el silencio,
las lágrimas de cristal hiriendo el aire.
Detrás de los muros se adivina a la parca
queriendo cargar con los muertos que se niegan a estar muertos,
aunque las hormigas hayan huido al fondo de la tierra
y el árbol desnudo, desnude el alma.
Manos enguantadas para frías caricias,
abrigos sobre pieles que tiemblan
y transpiran el sudor helado de las soledades
habitúes del olvido que corroe el olvido.
El leño que crepita en la salamandra
recrea su otra existencia antes de ser cenizas.
CASAS VACÍAS
Hay casas casi vacías
con paredes desnudas
donde no cuelgan ni relojes ni cuadros,
con muebles sin adornos,
sin floreros, ni muñequitas de porcelanas.
Hay casas de camas tendidas, con olor a limpio
y todo extremadamente ordenado.
Son casas, cuyas puertas y ventanas
Permanecen totalmente abiertas o cerradas.
En estas casas suenan los claro de luna
como si el conjuro de la música
trajera la luna que cuelga el cielo.
Son casas vacías cuyo único habitante
arrastra en los pies los sueños inconclusos.
Casas de colores desteñidos,
prolijamente desteñidos,
tan desteñidos que hasta las sombras
y el recuerdo se han desvaído.
Casas de ojos ciegos y bastones blancos,
de voces apagas, (que no despierte
la noche infinita)
de pasos vacilantes,
(puede el suelo abrirse en un precipicio
sin aviso).
Hay casas así
donde late el corazón del miedo.
TU BOCA
Lloro por que se cayó tu boca
de tu rostro,
lloro porque tiene navajas afilados
y así rueda oscura en la noche
persiguiéndome;.
corro despavorida
y lloro a gritos.
mientras tu boca
rueda sobre alcantarillas
de aguas servidas
sobre perros sarnosos,
sobre cuerpos putrefactos
que habitan los cementerios.
Lloro a gritos (mi voz rasga el viento)
en medio de las calles desiertas
donde en todas las casas
permanecen las ventanas cerradas.
Temo que me alcancen las navajas de tu boca
que abran tajos en mi carne cansada.
corro en medio del silencio
tropiezo con el vacío,
estamos solos en medio de la noche
tu boca y yo.
Casi, casi
Tus dedos casi juegan
con mis cabellos,
tu boca casi besa
mi boca.
Mis manos casi tocan
tus mejillas,
mis labios casi besan
tu frente.
Casi, casi.
Siento tu presencia
invadir mi alma
eres el ser intangible
que trenza mis sueños al alba
CARROZAS EN EL CIELO
Cuando en el cielo se vean
las carrozas tiradas por caballos de viento
y los sueños vuelvan a ser sueños
en miles de gotas de agua
y despierten los pájaros azules
con las alas cargadas de violetas
entonces mis manos se abrirán sobre la tierra
buscando entre escombros y tristezas
las semillas que encierran los besos.
Brotarán las espigas de trigo,
trasmutadas luego en millones de panes
repartidos en todas las mesas.
(el hambre derrotado).
Tus manos y las manos de los otros
portarán las flores
que dejarán sobre los cementerios
de armas destruidas para siempre
(las guerras terminadas).
Los sueños, volverán a ser sueños
para sembrar justicias.
El niño mamará en paz,
y detrás de cada rostro de las miles de Evas
asomara la luz del nuevo día.
Cuando se vean las carrozas en el cielo
y los sueños, vuelvan a ser sueños
tus manos, mis manos y las manos de los otros
buscarán entre los escombros y las tristezas
las semillas que encierran los besos.
ELLA
(Relato breve)
Ella comenzó a llegar, cuando se escondieron los últimos rayos del sol tras un cielo nublado. Llegó montada sobre la brisa en suaves trotes envuelta en un aroma a tierra mojada; se abrieron todas las puertas y ventanas, los ojos se elevaron al cielo en una plegaria muda llena de esperanzas.
Hacía días que el astro rey enviaba sus lenguas de fuego a la tierra, abrazándolo todo en un calor sofocante y húmedo. Fueron días de sopor, en que las temperaturas alcanzaron picos nunca sentidos en éste sector de la tierra; sobrevivir era la voluntad de los humanos y animales Nadie osaba salir a la calle, permanecían tanto ancianos como adultos acostados en sus camas frente a un ventilador que sólo daba aire caliente, de vez en cuando alguien se levantaba a beber agua o mojarse un poco, los niños jugaban en silencio en algún rincón de la casa.
Sólo al amanecer se abrían la ventanas para echar un vistazo al cielo en busca de un punto oscuro, más el firmamento permanecía limpio, con un sol dispuesto a seguir calcinando la tierra.
El sudor emanado por los cuerpos era insoportable, el agua escasa era ahorrada con la misma codicia con que se la cuida en el desierto.
Pero Ella vino montada en la brisa en ese atardecer en que el cielo cubrió de una sola nube negra, con las puertas y ventanas abiertas los seres comenzaron a salir arrastrando los pies en la espera de la lluvia.
De vez en cuando bocanadas de calor atravesaba el espacio seguida de un soplo fresco, la ansiedad iba en aumento las miradas hacia el horizonte se dilataban por el miedo si veían una lejana y perdida estrella.
Hacia media noche, Ella comenzó a galopar en un bravo viento, en una lucha sin igual contra la amenazante solana: De pronto Ella se detuvo, y de las gargantas salieron quejidos lastimeros, pero nadie quería darse por vencido y quedamos en guardia esperándola a Ella. En las altas horas de la madrugada volvió en un tropel de vientos de sus manos se desprendían relámpagos seguidos de ensordecedores truenos, los corazones comenzaron a danzar de alegría: “¡Agua, agua!” y en medio de la algarabía se descargó la tormenta con furia y golpeando techos y tierra desparramó por fin el aire frío.
Por fin se iba a poder dormir. luego de un momento de disfrute se fueron retirando uno a uno hacia sus habitaciones: yo me acomodé al pié de la cama de mi ama en un pequeño almohadón donde cabe perfectamente mi pequeño cuerpo de gato, me quedé observando el sueño de mi dueña, agitado, oí su voz gritar en medio de su pesadilla: ¡agua, necesito agua por favor!
Que bueno ver y leer tus poemas, escribís muy bien patricia, y sos una gran persona y amiga. te quiero mucho .
ResponderEliminarLeer estos poemas me alivió la tarde abrumadora de calor y de situaciones caóticas. Siempre creí que deberíamos apreciar las sombras y los grises, para reconocer la luz. Patricia lo hizo literalmente y poéticamente. ¡Felicitaciones !
ResponderEliminarMARITA RAGOZZA