jueves, 26 de febrero de 2015

SEPIDEH JODEYRI [15.083] Poeta de Irán


Sepideh Jodeyri 

(Ahvaz, Irán, 1976) es poeta, traductora y periodista. Graduada en Ingeniería Química, su trabajo creativo incluye los poemarios Dream of the amphibiuos girl (2000), Some pink inclined to my blood (2007) y And Etc (2015), además del libro de cuentos Logical (2001). Colaboradora habitual de la prensa iraní, ha traducido al persa a Jorge Luis Borges o Edgar Allan Poe, y obtuvo en 2009 el Premio Khorshid al mejor libro de poemas escrito por una autora iraní.



A LAS COLINAS, un poema de Sepideh Jodeyri

La poeta y traductora iraní Sepideh Jodeyri ha recibido amenazas en su país, donde la homosexualidad es un crimen que se castiga con la muerte. Básicamente, por traducir al persa el cómic "El azul es un color cálido", de la francesa Julie Maroh, que cuenta la historia de amor entre dos mujeres. Traduzco uno de sus poemas [José María Martínez / Tive, 2015]





A LAS COLINAS


a todos mis compatriotas en el exilio


Quizás fue mi vida apenas
La que quedó en suspenso
De tus ojos enrojecidos

¡Corre, oh luz de mi cuerpo, corre!

Quizás fue solo mi negra percepción
Como quien se siente culpable
Detrás de una puerta.

¡Debería arrasar con todo      del cementerio de Al-Baqi al de Xaravan
Y huir a las colinas!
¡Debería llevar conmigo        las pequeñas canciones del alma
Y huir a las colinas!
¡Debería adoptar                    el nombre a la moda de Teheran
Y huir a las colinas!

¡Corre, oh luz de mi cuerpo, corre!

Una y otra vez grito
Apreso tus oídos una y otra vez
Y grito...

            ¡El mundo es mi pecado, oh manchas sin sentido!
            ¡El mundo es mi pecado, oh risa sin cuento!
            Y yo soy
            Un grito.

¡Debería llevarme      esos ridículos pecados
Y huir a las colinas!

Doce, nuestra cuenta es de doce
El cruel maquillaje de mi rostro           que se ríe de la tierra: ¡es doce!
Y de la grieta que abrí en mi cuerpo    fluyen mil huertos en flor
¡Oh fuentes dormidas! ¡Corred, corred sobre mi cabeza; es doce!

¡Corre, oh luz de mi cuerpo, corre!

¡Oh los carámbanos que cuelgan!
¡Oh las fracturas de mi cabeza!

Os repetís
Como se repite la rotación de la tierra
Que se prolonga / de sol a sol.

¡Y el aire
Que se ha encaprichado y
Viene a comerme!

¡Oh Egipto!
¡Oh día superlativo de las mujeres!
¡El rostro que tú revelas
Nunca nunca
Ensombrecerá
Mis ojos!

Y la luz
Se ha enterrado en
todos los superlativos.
¡Debería atrapar un poema, el pan y la sangre / y huir a las colinas!

El ranginak que horneamos era más colorido que nuestra sangre
¡Y el amor
Al posarse sobre mi cabeza
Cayó y
Se rompió!

¡Maldita la tumba de mi padre!
¡Que todo lo que tengo es de su propiedad!
¡Debería capturar esas tumbas medio-vivas / y huir a las colinas!

Y lo que queda de todo
Y lo que queda de todo
Y lo que queda de todo
Y el cielo que gira y gira hasta quedarse negro

Como los días que no pasarán sobre mi cabeza
Como las aguas que sometidas a presión
Son las aguas más áridas del mundo
Como yo
Que no soy mujer alguna
Que no soy color alguno
Que no soy alma alguna
Sino una sombra
Que lo deja todo
Y se va

 -- un poema de Sepideh Joeyri
 -- traducción de José María Martínez, 2015 (a partir de la versión inglesa de la profesora Fereshteh Vaziri Nasab, revisada por la autora)




Fleeing

Perhaps, it was only my life
which so dizzily
sat on your red eyes

Oh pass, you the light of my body!

Perhaps I held the black sensations
like the one
who expresses sorrow at the back of a door.

May I carry from Baqi’ to Khavaran and then flee away!
May I carry the short songs of the soul with myself and then flee away!

May I carry the beautiful name of “Tehran” and then flee away!

Oh pass, you the light of my body!
I scream successively
I take your ears successively
and scream …

The world is my sin, you the purposeless stains!
The world is my sin, you the countless laughter!
The world is my sin and
I am a
scream.
May I carry the laughing sins and then flee away!

Twelve it is, what we count is of twelve.
The cruel makeup I wear on my face can laugh at the earth: twelve it is!
And from the crack that I erupt on my body, a thousand of orchards may
bloom.
Oh you the sleeping wells! Pass, pass over my head; it is twelve!

Oh pass, you the light of my body

Oh you the hung icicles!
Oh you the fractures of my head!
Repetition of you for me
is the repetition of circling the earth
that the sun would rise over the sun

And “the air
that has the fancy to
eat me!”

Oh Egypt!
Oh the ‘womenest’ day!
When you bare your face
it never
ever
makes my eyes go black!

And light
has emerged into
All the “-ests”
May I carry the couplet, blood and bread with me and then flee away!

The “ranginak” we baked was more colorful than we ourselves
And love
When it sat right over my head
fell and
broke!

Hang my mean father!
“that whatever I have is from his being!”
May I carry the half-dead graves and then flee away!

And what has been left from everything
And what has been left from everything
And what has been left from everything

And the heaven that circles, circles to remain black
Like the days that won’t pass over my head
And the waters that with highest pressure
Are the most waterless waters of the world
Like me
that am no woman at all
that am no colour at all
that am no soul at all
but a face
that passes
and leaves







La traducción contra el odio: Sepideh Jodeyri y la traducción al persa de "El azul es un color cálido" 

Escrito por: Julia Alquéza


Por desgracia, Jodeyri no ha saltado a los titulares de la prensa internacional por ninguna de las muchas virtudes que podrían destacarse de su carrera literaria, sino por las consecuencias de traducir al persa la novela gráfica Le bleu est une couleur chaude (Glénat, marzo de 2010), de Julie Maroh.

En español, pueden conocerla como El azul es un color cálido (publicada por la editorial Dibbuks, con traducción de Lorenzo Félix Díaz), y tal vez algunos de ustedes hayan incluso visto su adaptación cinematográfica, La vida de Adèle, que ganó la Palma de Oro de Cannes en 2013.

El azul es un color cálido cuenta la historia de amor entre dos chicas, así como el despertar sexual de una joven. Es una historia de educación sentimental, una novela (gráfica) de formación, que nos muestra cómo los personajes se enfrentan a sus propios prejuicios y a los de los demás. Trata temas universales como la pasión y la importancia del primer amor, pero en esencia es una novela sobre el descubrimiento de uno mismo y lo que significa crecer. Por todo ello, es una historia con la que prácticamente cualquier lector sensible podrá identificarse, independientemente de su orientación sexual.

Probablemente fue la sensibilidad y la naturalidad que desprende la novela lo que hizo que Jodeyri, que reside en Praga, se interesara por ella y quisiera traducirla a su idioma, el persa, con el apoyo de un editor iraní, con sede en París, Naakojaa. Ahora ambos están pagando caro en su país el haber publicado un libro que según los medios religiosos conservadores del país promueve y defiende la homosexualidad.

Todo empezó cuando Jodeyri aprovechó los amagos de apertura del gobierno de Hassan Rouhani y la relajación de las restricciones culturales para publicar un breve poemario titulado And Etc.  Este hecho no pasó desapercibido para los medios más conservadores como Raja News, que publicó un artículo con el título «Utilización de recursos del gobierno para promover a un autor pro-LGBT», en el que se mencionaba que Jodeyri era la autora de la traducción de Azul y que la presentación de su nuevo libro de poemas iba a tener lugar en un museo.

Al citado medio le parecía inaceptable que se utilizara una instalación pública para hablar de la obra de una autora que había defendido los derechos de los homosexuales. A partir de ese momento, se inició el acoso a la autora, al editor del libro en Teherán y al director del museo, que fue cesado de su cargo inmediatamente.




 Según se recoge en un artículo de The Guardian del día 13 de febrero de 2015 — firmado por Saeed Kamali Dehghan y titulado «Iranian translator of Blue Is the Warmest Colour 'declared persona non grata»— en Aviny Film, otra página web del mismo corte ideológico, se afirmaba que la homosexualidad es una nueva «plaga de occidente», y añadía: «Jodeyri ha hablado a favor de la homosexualidad… ¿cómo podemos permitir que una persona semejante publique otras obras para lectores iraníes?». Farhang News escribía en la misma línea: «Sepideh Jodeyri ha traducido un libro famoso, en el que se apoyaba a los homosexuales. También ha dado entrevistas a páginas web antirevolucionarias sobre su obra… Con estas acciones cuestiona los valores de nuestra sociedad.»

En este caso, no les falta razón. Cuando Sepideh Jodeyri tradujo El azul es un color cálido al persa cuestionó los valores de una sociedad, pues introdujo una visión diferente de la realidad en una comunidad cerrada tanto social como lingüísticamente. Eso es lo que hacen los traductores: abrir puertas y tender puentes. Destruir barreras entre culturas y hacer accesibles realidades diferentes a personas que no comparten la misma lengua. Parece evidente que la traducción puede convertirse en un trabajo subversivo en un país como Irán, con férreas y explícitas leyes contra la homosexualidad, que puede pagarse con la muerte o con 100 latigazos.

Mohammad-Javad Larijani, secretario general del alto consejo iraní para los derechos humanos, declaró en 2013 que «promover la homosexualidad es ilegal, y tenemos fuertes leyes contra ello». También afirmó que consideraban «la homosexualidad una enfermedad que debería curarse». Ahora bien, no era la primera vez que Larijani hacía unas declaraciones dudosas, pues en 2010, en una entrevista para NBC News, defendió el arresto de Nasrin Sotoudeh, una activista feminista iraní, y una célebre abogada especializada en derechos humanos, que trabajó para Shirin Ebadi (Premio Nobel de la Paz de 2003). A Sotoudeh se la acusó de atentar contra la seguridad nacional y de difundir propaganda contra el régimen. La arrestaron en 2010 y la liberaron en 2013, antes de cumplir la totalidad de su pena, tras fuertes presiones internacionales.

Este contexto nos permite dar la importancia merecida a las represalias que Sepideh Jodeyri está sufriendo por su traducción de El azul es un color cálido. En este momento, no teme por su seguridad personal, ya que vive en Praga, pero los actos de presentación de su nuevo libro de poemas se han cancelado, no puede publicar en su país, y, según recoge la nota de prensa de Dibbuks, la editorial del libro en España, su editor está a punto de perder la licencia para publicar en Teherán.



La autora francesa del libro, Julie Maroh ha expresado el apoyo a la traductora de su novela gráfica a través de su página web, al considerar que estos hechos no podían de ningún modo pasar desapercibidos, por ser «un ataque anuestra libertad de escribir, de leer, de comunicar y, sobre todo, de amar». 

Como traductora, yo misma solo puedo confesar mi admiración por el valor que ha demostrado Jodeyri, así como mi gratitud por ennoblecer el trabajo del traductor literario y recordar por qué es una labor importante.

La traducción abre vías a nuevos mundos, a nuevas ideas y a formas de vivir diferentes. Y por eso puede ser un peligroso enemigo del pensamiento único, de la intolerancia y la ignorancia.

Ahora que Azul es un color cálido puede leerse en persa (a través de formato digital, únicamente), el discurso oficial contra la homosexualidad tiene réplica en el propio idioma de los iraníes, la población puede conocerla y tal vez encontrar argumentos contra las tesis de los sectores conservadores. Cuando Jodeyri vuelca a su lengua materna esta historia de amor lésbico, abre un nuevo espacio de pensamiento, de debate, abre una ventana donde antes había un muro.

Es algo ingenuo pensar que un solo libro puede cambiar la forma de pensar de todo un país, con una maquinaria propagandística perfectamente engrasada, pero es un paso más, y a juzgar por todo el revuelo que se ha montando, más significativo de lo que pueda parecernos.

Es un acto que quienes vivimos en países donde nuestros derechos esenciales están garantizados por ley debemos apoyar y defender. Los ataques contra Sepideh Jodeyri apuntan no a un individuo, sino a una concepción del mundo donde los derechos humanos están por encima de cualquier país, religión  o ideología.

La persecución de la homosexualidad atenta contra la libertad esencial del individuo y la sociedad de derecho. Del mismo modo, no hay ataque a la libertad de expresión que esté justificado, ni motivado. Las libertades a medias no existen, y desde luego la libertad de expresión que no ofenda, tampoco.  Y solo hay un discurso que merezca una tolerancia cero: el discurso del odio, que, ahora, ha convertido a la traductora de una novela gráfica sobre el descubrimiento del amor en su enemiga.










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