viernes, 27 de febrero de 2015

ALEXANDRA ESPINOSA [15.097] Poeta de Colombia


Alexandra Espinosa 

Nació el 27 de enero de 1995 en la ciudad de Bogotá, Colombia. Es finalista del concurso de cuento de la Fundación La Cueva. Desde 2011 escribe en efervesciendoymesiendo.blogspot.com. Es estudiante de Psicología en la Universidad Católica de Colombia.



LUMPEN

Ahora en realidad soy muy feliz
Y mi pequeño cuerpo destiñe todavía
Un montón de infancia muerta.
Cualquiera se sorprendería al ver
Cuanto amor me ha crecido dentro,
Desde el tiempo en el que la ilusión
Era nuestra única realidad.
Perros.
Recreaciones cinematográficas
de la furia adolescente
moviéndose con la gracia de
Dita Von Teese
sobre una pared de ladrillos blancos.
Nada será hermoso ahora.
No crezco,
Tengo un lema inscrito en el cuello:
Jamás abandonare el jardín.
Las flores y los bichos no conocen
Otro mundo.
Perros.
No, nunca,
Yo jamas abandonare el jardín.





SOY UNA CIFRA INESTABLE

Odio los lugares comunes desde aquel hombre,
Tener que repetir una y otra vez la tristeza de mi insomnio,
Detesto los enormes cúmulos de sangre trabajando cada mañana sobre las avenidas.
Veo por la ventana. No entiendo cómo me besas con la voz de tu perfecta denuncia,
¿Por qué debo usar la palabra quisiera en cada oración?
No sé cómo tengo fuerzas cada día para despertar y sentarme a observar
Como la elaboración de la vida, sustituye lentamente la vida,
Mi vida.
Tomo una ducha. Mi mente, desentierra el misterio, busca tocar tu cara
Mientras la mitad de tu lengua atraviesa el cuerpo blanco de una buena chica,
Mientras su boca aséptica traspasa tus fronteras y te deja
Sobre la avenida en la que sientes que el mundo es
Justo como debe ser.
Miro las montañas. No comprendo como el movimiento de la tierra hace volver el sol hasta la perfección de los días
¿Por qué alguien haría algo tan cruel?
¿Por qué las torres de teléfono no son un delgado faro frente a mí?
(Ahora más que nunca necesito aquel milagro)
¿Por qué no sé navegar como Cristo instituyo en su santa palabra?
Por qué mis pies se hunden
Y cada vez que trato de dar el siguiente pasó
Ya he muerto.
Leo. Me apena repetir la palabra muerte, como si hablara de la vida,
Y luego reír de manera frenética y muy triste,
(No quiero tener que decir que lo único que importa es reír, mientras veo el vacío afuera).
Lo único quiero es reír.






UNA PELEA DE GALLOS INVISIBLES.

Entro sola en la sala de cine,
cinco cabezas flotan sobre las sillas
-camino por la avenida
cualquier paisaje puede ser este
excepto el desierto,
el desierto no puede ser una canción-
las cabezas se asoman,
-ven a verme-
la ciudad bajo el silencio
del toque de queda.
Europa, Roma, Brasil
La casa del Papa, mi bañera,
la boca de una mujer que me mira,
un mendigo retando a mi mejor amigo
a matarse en una pelea con cuchillos
de madrugada,
y el dibujo de ocho mexicanos
viendo una pelea de gallos invisibles.
Los pies recorren el continente,
Aracruz planta eucaliptos como rascacielos
y sus raíces del otro lado del mundo
hacen cosquillas 
en los pies a los filántropos
desnudos,
¿qué cosa puede ser un hombre desnudo
salvo una enorme ridiculez?






NI SIQUIERA SE DIERON CUENTA QUE YA NO ESTABA

"Aún te lo pasarás mal, muchacha, dicen tus amigos."
Herta Müller


Me levantaba temprano,
escribía en un papel mis deberes,
desayunaba,
iba a estudiar,
me levantaba temprano,
Pero cuando dijeron que tocarme era como hurgar en el cielo
hacía tiempo que yo ya no estaba
hacía meses que me había ido de ese lugar,
los años pasaban,
pero yo me levantaba temprano y desayunaba,
y comía rápido, y comía mucho,
comía todo lo que podía,
comía todo lo que había.
Ahora estoy aquí.
Cuando han dicho que estoy como muerta,
he estado bajo el césped,
¿Quién va a entender?
De dónde vamos a sacar
Agujas suficientes para
seguir contando el tiempo.
Y cuando dijeron que debería retirarme sonreí,
Estuve tanto tiempo fuera
que todos creyeron que seguía dentro
enterrada en la carne,
apretada
junto al ángel exterminador
que baja,
huele el sacrificio
y luego lloriquea al final de un pasillo
(Inútil)
¿Qué es todo esto?
Pensé:
Ni siquiera se dieron cuenta que ya no estaba.
Pero antes no me importaba porque
Yo no sabía que ellos dirían lo que dicen
Ahora.
No me importaba porque yo despertaba temprano
y pensaba mucho,
y comía mucho,
y comía sin miedo.





LA PLEGARIA

Cierro los ojos, 
aprieto
(No contenderé más con el hombre)  
distiendo.
¿Señor, no me dejaras ser bella?
Abro los ojos,
levanto la lengua y hablo al cielo;
si me haces bella Señor,
prometo;
seré buena,
lloraré cuando peque, 
lloraré cuando luche para no pecar.
Uniré lo que se ha dislocado
alcanzaré gracia,
miraré de costado como Winifred Lenihan,
apretaré mis labios sobre los estómagos,
tendré otro nacimiento:
retrocederé mortal,
lo que es nacido de la carne
carne es.
Cierro los ojos,
déjame ser bella Señor,
suplicaré de cara al suelo
olvidaré la santa inquisición,
si me dejas ser bella un par de minutos señor
salvaré cientos de almas,
arrancaré el miedo de todos los pueblos,
déjame ser bella Señor
lo que dure una sonrisa,
dame de tu angustia
Déjame ser bella
y matare la vanidad,
déjame ser bella y
no pensare nunca más que no lo he sido.





NO PUEDO DORMIR

En realidad no tengo nada que esperar ahí, sabes. Me gusta la forma en la que tu boca se mueve. No tengo nada que esperar ahí. Veo borroso. Trato de recordar una frase que dijo Jattin en una entrevista con su psiquiatra: soñé que James Bond me invitaba a robar un banco comunista. Escribiría sobre ello, porque es hermoso. Pero quiero dormir.

Dos orgasmos, quiero reírme en la cara de alguien y besarle los ojos, quiero tener sueños con Bach, con James Bond, antiguas estatuas griegas.  Quiero pensar que la vida de quienes conozco es una película y que puedo tener acceso al movimiento de la cinta, sentarme tranquila a ver lo que me cuentan, un ejemplo claro es el viaje de André, proyecto sobre la pared de ladrillo pintado de blanco: Ella, sola, andando la carretera hacia un pueblo, interrumpida por unos hombres que se la llevan en un auto, la meten en un bar de prostitutas y borrachos en el que una chica le cuenta una historia sobre su padre muerto, su novio muerto, y su nuevo tatuaje, quisiera ver todo eso. Pediré a mis amigos que me envíen en sobre sellado y por correo certificado el filme de su fin de semana mirándose las puntas de los pies de reojo, con la voz en off de sus pensamientos.

Pienso: Podría leer la Cosmopolitan. Quiero el orden estricto y repetitivo de mi vida durante los últimos 5 años, quiero olvidar que cumpliré veinte años en seis meses. Quiero estar profundamente dormida en una sala de quirófano.

Soñaré los sueños de los viejos y los profetas. Quiero hacer feliz a quien he lastimado y tomar su herida quebrada en mi mano y besarla en silencio, convencerle que todo ha sido para su bien y disculparme, y ser perdonada, ser perdonada, ser perdonada (no eres la peor persona que he conocido en el mundo, no quieras creer en eso), lloro (no nos dejamos, estoy contigo, seguimos a la misma distancia, nos separan los mismos países). Quiero soñar nuevos sueños, y no un bombillo que brille, una luz, una luz en el campo, en la montaña, esa helada cordillera de donde bajaba un frio que comenzaba a matarme en la madrugada.

No quiero pensar en ese poema donde Jattin intervenía con su dulzura increíble. Sabes, quisiera, que alguien estuviera aquí, y la música no fuese tan emotiva, pero la he elegido yo, como ha sido mi elección, salvo el miedo, no tengo nada. Quisiera estar en ese país, el otro, el otro, ser una extraña, el otro, el otro lugar, la  otra ciudad, el otro país, ser la otra, la que fui ayer. No puedo dormir.




DESPEDIDA

El principal beneficio de una noche es que te deja esperar en silencio, es importante porque esas esperas son las más largas y caben muchas cosas en ellas. Mi gata y yo esperamos juntas, ella esperar morir, y yo espero una respuesta.

Las cosas se van de muchas maneras, algunas ni siquiera te las imaginas. Un día tu madre sale a las 5:00 de la tarde a comprar leche y no regresa, piensas que quizá esta en casa de alguna vecina, llamas a sus amigas cuando pasan las 10:00 pm y nadie sabe nada de ella, en la tienda no la vieron nunca, las cintas de seguridad no arrojan datos contundentes sobre una mujer de cabello castaño que mide 1,65 y tiene grandes ojos, nadie te responde nada sobre una madre sale a comprar leche y no vuelve a su casa. Hay cosas que mueren para ti, cosas que mueren y tú con ellas, y otras cosas, las importantes, solo mueren.

Miro para atrás, no dejo morir algunas cosas, veo caras a lo lejos que se aplastan contra mi vientre, quiero decir… tengo recuerdos muy antiguos y ancestrales. No quiero olvidar, por eso espero con tranquilidad ahora. Alguna gente suele aguardar en la desesperanza: Matar los arboles que pueden crecer dentro, ver para atrás y redefinir los recuerdos más tristes de la humanidad, abrir de nuevo los campos de concentración, asesinar a las mascotas amadas, perder el amor de tu vida, abrir la cicatriz de tu madre una y otra vez, fracasar siempre, mirar donde las cosas acaban y recrearlas de nuevo. Hacen bien, toserán hasta ahogarse en su saliva. Yo espero tranquila frente al ordenador. Miro a mi gata incapaz de morirse, con los ojos moribundos, lleva semanas enferma, deseando cosas que no puedo ver, soñando sueños como los de los viejos, mascullando dentro de sí cosas animales. Abrazo a mi gata, no te vayas a morir, le digo. Ronronea pero tras su ronroneo hay un segundo sonido que es como un dolor. Le acaricio la cabeza. La miro durante mucho tiempo, paro de esperar mi respuesta, estoy con mi animal ahora, aguardando su muerte para echarme a llorar. Morirá, su cuerpo helado será real, luego tendremos que enterrarla en posición vertical, como si fuera un gato chino, y no habrá ritos fúnebres, por la imposibilidad para mostrar respeto ante un animal tan joven, mi gata será sepultada en silencio, el Gong estará puesto del lado derecho. Sus enormes ojos felinos recorren la habitación, mareados, ella se oculta bajo una manta. Recuerdo que existe un cuento de Doris Lessing en el que se habla de gatos. Hay también un discurso en el que Doris Lessing solicita  a ciertas personas no olvidar el pequeño espacio de reunión de sus pensamientos, la soledad primera del sueño, la habitación de las voces, el primer poema que leíste. Mi gata maúlla. Recibo mi respuesta. Mañana haré que impriman la cara de mi madre en los cartones de las cajas de leche.





ESPECULACIÓN

Hay muchos poemas de amor
sí, créeme.
Todos son inútiles,
algunos magníficos, es cierto.
¿Los has visto?
qué sublimes son los poemas de amor,
cuánta maldita soledad.

Recuerdo recibir una llamada, miles de llamadas,
y cerca de 200 mensajes,
un hilo saliendo y entrando de la boca.

¿Has tenido aquella sensación?
Creo que le llaman bienestar, sí,
algo tan ridículo como una mano moviéndote el cabello
en una posición difícil pero desinteresada,
tú sabes, un pequeño gesto,
algo tibio, cálido,
una mano en tu cuello que presiona levemente:
Tadoma.
Y tú piensas, vaya,
parece que lo adoro.

Adoro todo aquello que es liviano
y emocional.
Adoro todo aquello que parece un animal indefenso

¿Qué quieres qué diga?
Está bien,
pero mira tú también mis manos y asegúrame que no moriré,
míralas,
mira nuestras manos
y jura por cristo que
la barca en la que vamos no se hundirá.

Es lo mismo si nadie habla nada,
tendremos aquella mirada,
¿Y eso es a lo que llamamos esperanza?
Sí.




ENTROPÍA

La primera escena es una madre llorando sentada en una cama, las manos vacías de la tristeza sumándose rápidamente a todo lo que es. La sangre, los pequeños coágulos de colores irrumpiendo en el espacio de la piel, la bondad obstaculizada por el horror.

La segunda escena es una chica llorando bajo la tristeza de dos cuerpos patéticos que se mueven sobre ella. La forma estúpida del amor es solamente el espacio entre la mentira de una promesa y un orgasmo. Pero no es eso el amor, sabemos que el amor esta hecho de aquellas cosas que no tienen nada que ver con el cuerpo.

Maquino un plan que fundamentalmente me permita salir. Amo mi pequeña cárcel blanca con entrada de rayo de luz a las 4:00 pm, y el ruido de los automóviles, los restaurantes. Quisiera encontrar la ternura de nuevo: un montón de flores que recubren el cielo con delicada tristeza. Buscare la planta que muere donde todo lo que adoras comienza, la desesperación de un feriado.

Hay demasiada angustia un día en el que no llegan noticias de nadie. El cerebro delimita el tiempo, los segundos a menor velocidad remueven la luz. Espero una imagen desconocida de la dicha, que se sobreponga de manera abrupta y bestial sobre mi propia piel, sobre las manos que recurren al sigilo, al silencio, la elipsis. Siempre tenemos el mismo sentimiento elaborado hace millones de años por una ruptura icónica en la mitad de la estepa africana, el imperio de las bocas cerradas.

La primera escena es un perro ladrando en África, un perro que siempre ha estado de pie con las fauces abiertas, un perro que está firme e inmóvil frente a una puerta cerrada. En su hocico revienta un pequeño colmillo blanco dentro de la oscuridad de su lengua. La primera escena de mi vida es un ruido imperceptible.




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